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La carretera

Jorge Bustos

Reseña de la novela La carretera, de Cormac McCarthy, premio Pulitzer 2007, que narra cómo sería la vida tras un holocausto nuclear a través de las desventuras de un padre y su hijo pequeño que cogen la carretera para emprender un penoso éxodo hacia el sur en una tierra reducida a escombros.

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Referencia

Jorge Bustos, “La carretera,” accessed April 26, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/3072.

Dublin Core

Title

La carretera

Subject

Literatura nortemericana

Description

Reseña de la novela La carretera, de Cormac McCarthy, premio Pulitzer 2007, que narra cómo sería la vida tras un holocausto nuclear a través de las desventuras de un padre y su hijo pequeño que cogen la carretera para emprender un penoso éxodo hacia el sur en una tierra reducida a escombros.

Creator

Jorge Bustos

Source

Nueva Revista 117 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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tura, alejado de poses y entregado a la expresión de su idea del ser humano, entre fatalista y esperanzada. Si alguien era capaz de describir con verosimilitud cómo sería la vida en el mundo tras un holocausto nuclear —argumento de La carretera—, ese novelista es McCarthy. El hecho de que esta obra haya merecido el Pulitzer en 2007 y haya alcanzado cifras de venta muy estimables esboza un futuro alentador para la literatura de calidad. Porque La carretera es una obra maestra como hay pocas entre las novedades editoriales de los últimos cinco LA CARRETERA o diez años, y no por nada ha merecido los elogios de Harold Bloom. CORMAC MCCARTHY La novela cuenta las desventuras de un Mondadori. Barcelona. 2007. padre y su hijo pequeño que cogen la carre224 páginas. tera y emprenden un éxodo penoso hacia el sur en una tierra que —sin que el autor lo explicite— acaba de ser reducida a escomientras queden escritores como Corbros por el temido cumplimiento del armagMmac McCarthy la idea de literatura gedon atómico. El cielo es una cúpula color está a salvo. La trayectoria de McCarthy ceniza y el clima un invierno permanente; (Rhode Island, 1933) se alza como espejo los árboles son corteza seca y los pueblos y de aquello a lo que deben aspirar los escriciudades montones de ruinas saqueadas; los tores de hoy y de mañana, como los de hombres son animales famélicos que se siempre: no a manufacturar productos vencomen entre ellos para sobrevivir y el pasadibles sino a dominar un arte difícil y a do de un mundo próspero sólo emerge ampliar desde la imaginación creativa los como sueño en sus mentes atormentadas. márgenes de la verdad antropológica. Quien En este ambiente, sólo el amor de un padre con Salinger y Thomas Pynchon constitupor su hijo —un amor sacrificado y homiye el trío maldito entre los narradores norcida, si es preciso— puede oponerse a la teamericanos ya clásicos —evitan con escrúdesesperación. Con una prosa de una efipulo maníaco la escena pública y la prensa cacia y precisión desconcertantes (que desde hace décadas— es sin embargo un recuerda mucho a Hemingway) y un domiautor extremadamente honesto en su escrinio abrumador del tiempo narrativo —contra lo que cree una vanguardia impostora, es muy difícil hacer un relato lineal y que jamás decaiga la tensión— el autor logra una parábola muy semejante a la que esculpió Daniel Defoe con su Robinson, sólo que desde filosofías históricas opuestas: si Crusoe era el Prometeo de la orgullosa civilización renacentista, capaz de llevar el progreso racional al salvaje, el padre sin nombre de La carretera es el exponente terminal del fracaso de la edad moderna, que se jacta de unos avances científicos que no han conBEAUMARCHAIS EN SEVILLA seguido humanizar la sociedad y que a la HUGH THOMAS postre, de hecho, la han destruido literalPlaneta mente. Como el pianista judío en la pelícuBarcelona, 2007, la de Polanski, la novela describe de cerca 200 páginas los días y las noches de esta familia que la madre dejó sola al quitarse la vida por pura desesperación. El hijo es la única razón del padre para seguir resistiendo, con una abneierreAugustin de Beaumarchais nunca gación que en varios momentos emparenestuvo en Sevilla, como tampoco WolfPta con la fe religiosa: la inocencia de un niño gang Amadeus Mozart ni Gioacchino nacido justo después del desastre nuclear Antonio Rossini. Jamás Giacomo Puccini funciona como símbolo de la presencia divillegó hasta el Japón y, en cambio, nos legó na en un mundo infame. Por otra parte, el una Madama Butterfly repleta de aromas niño reconviene con sencillez a su padre orientales. La imaginación es un vasto terricuando su cuidado paternal implica un daño torio al que se asoman las experiencias que directo a otros supervivientes, contributuvimos pero también aquellas que creíyendo así a mantenerlo en el lado de los mos tener alguna vez. Lugares que visita«buenos». mos, rostros que nos turbaron, sonidos que nos conmovieron. El libro es duro. Muy duro. Pero así como no hay lugar en La carretera para A tenor de sus obras posteriores, sobre la complacencia, sí lo hay para la catarsis todo las que le darían fama, Beaumarchais quedaría hondamente marcado por cuangenuina de las grandes novelas, que se proto vio y sintió en su viaje a España. Hijo duce cuando el escritor toca el núcleo terride un renombrado relojero, decide viajar ble y milagroso a la vez del corazón humaa Madrid para visitar a una de sus hermano. JORGE BUSTOS