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Leer o no leer

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“Leer o no leer,” accessed April 19, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2667.

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Leer o no leer

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Nueva Revista 130 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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214219 Leer o no leer.qxp:Layout 1 23409 13:50 Página 214José Manuel Mora FandosLeer o no leer. Sobre identidaden la sociedad de la informaciónMadrid, Biblioteca Nueva, 2010, 96 págs.Autorrecensión deJosé Manuel Mora FandosESCRITORNo piensen que están ante un ensayo académico. No.Llamémoslo entonces una toma de temperatura. Cuandouno quiere aclararse consigo mismo, y confía en que la escritura puede ser un buen camino, no desea perder ciertacalidez. Le parece que perderla sería perderse. Pero eso deescribirse sin perderse, quizás le ponga al indagador queescribe en la tesitura de tener que improvisar novedades,incluso un género de escritura a la medida, a la medida dequién y cómo se es. Esto inquieta un poco: de entrada,puede ser difícil escapar de ese pensamiento que establece una relación directa entre un montón disperso de apuntes y su deriva hacia una pulida reflexión impersonal. Quizás hemos llegado a pensar que ese texto abstracto es lameta, cuando se quiere reflexionar sobre la verdad de algo,y que unos lectores abstractos, como intelectos separadosque van libando ideas de cáliz en cáliz, son sus receptoresnaturales. Esto es una exageración, claro.Para mí se trata de ver, de ver otra vía para ver, sin perder la temperatura. Hace poco escuché una anécdota muynueva revista· 130214214219 Leer o no leer.qxp:Layout 1 23409 08:14 Página 215leer o no leerdivertida: una niña de seis años, un auténtico torbellinoen el aula, de repente guarda un sospechoso silencio: estáhaciendo un dibujo. El profesor se acerca con alivio, y lepregunta intrigado: «¿Qué estás dibujando?». Y la niña:«Un dibujo de Dios», y el profesor: «Pero si nadie ha visto a Dios», y la niña: «Pues lo van a ver enseguida». Elmayor aprendizaje de la escritura de Leer o no leerha sidola experiencia de ver con palabras lo que de entrada no esfácil de ver, pero está. Y hace falta una buena carga dedesprejuicio e ingenuidad, entrar en considerables pérdidas de pudor, para confiar en la posibilidad de esa visión.Hacerse niño. No voy a disculparme por ponerme unpoco paternalista y dar consejos —al fin y al cabo es loque hacen con toda naturalidad los niños antes de entraren la edad adulta—, así que ahí va: deberíamos buscaruna visión más audaz, al menos un propósito de ver lo quede entrada, por algún motivo, no es fácil de ver. Ver, enbuena medida, es un querer ver. Y un confiar en el ver.En Leer o no leer, quise ver lo que, a lo largo de casitoda mi vida, he hecho con la lectura, y lo que la lecturaha hecho conmigo. Comprenderán ahora un poco mejorpor qué esta reserva hacia la palestra académica: estamoshablando de identidad. Ese misterio que no se ventilasimplemente escribiendo inteligentemente sobre roles sociales, constructos, género, comunidades, tradiciones...aunque algo haya de todo eso. Yo quería pasear por esasregiones íntimas vedadas al ensayo académico, y hacerlosin sensación de transitar por el lado oscuro de la cerca,presa de la incomunicación, el idiotismo o la privacy; sinocon la confiada y cálida intuición de que lo que surgieranueva revista· 130215214219 Leer o no leer.qxp:Layout 1 23409 08:14 Página 216josé manuel mora fandosserviría para comunicar con alguien. Por eso se abrieron ala escritura los portillos de los campos literarios y las metáforas ondearon sus pañuelos. Así que encontrarán bastante literaturaen las páginas de este libro.Leer o no leer: el eco hamletiano del «ser o no ser»quiere maridar el asunto de la lectura con el de la identidad. Para mí la relación es tan innegable como unas cosquillas. Y el proceso clave de esta química es el de la lectura. ¿No es sospechoso que en los programas de estudio,en los temarios, en la pedagogía, hablemos tan poco de lalectura mientras no paramos de hacerlo sobre libros? Quéfácil es caer en el fetichismo del libro —sobre todo porlas inercias comerciales y mediáticas—: los grandes libros, los clásicos, los fundamentales, lo que no te puedesperder, los más vendidos, los top ten, los premios Nobelde literatura... No soy un crítico externo al sistema, ni unokupa de la cultura. Reconozco los hechos de civilización,agradezco y me beneficio del buen trabajo de los buenosprofesionales del mundo del libro y de la comunicación, yquiero contribuir a las excelentes tradiciones que contribuyen a lo mejor de nosotros. Pero me gusta señalar el siguiente fenómeno: al terminar de leer, devolvemos el libroa la estantería, mientras que la lectura que hicimos nosacompaña. Y no como el loro sobre el hombro del pirata.La lectura es metabolismo, bromatología, digestión, finalADN. Nos hace. Como la mancha de chocolate Lindt,mente una buena lectura queda para la eternidad.¿Cómo puede ser esto? Ya hace tiempo que cuandose quiere ensalzar el valor intelectual de un autor se dice:«Véasesu innegable modernidad, para los esquemas denueva revista· 130216214219 Leer o no leer.qxp:Layout 1 23409 08:14 Página 217leer o no leersu tiempo». Así, Hammurabi con su talión era modernidad pura, Sócrates un modernista un tanto pesado parasus conciudadanos, Benito Jerónimo Feijoo un modernocon hábito... Pues yo quiero dar un paso más y reivindicarla postmodernidad como la última novedad en valor intelectual, y presentar a un postmoderno innegable, Gregorio de Nisa, que vino a decir algo tan fuerte, y con estilo—que es lo que más interesa—, como: «A través de nuestras acciones, somos padres de nosotros mismos». Escierto que no escribió «progenitor», que no distinguió entre A o B —tampoco los protomodernos aprobarían elexamen de un temario de modernidad actualizado—, perosu «innegable postmodernidad» le viene de esa relaciónentre acciones e identidad, libertad y persona, relacióncon uno mismo y felicidad. Bien, pues la lectura es unaacción muy poderosa, con la que nos hacemos hijos denosotros mismos.Cuántas decisiones, reflexiones, conocimiento personal, supone y al mismo tiempo provoca la lectura. No haynada más prochoice. Qué leemos, por qué, cuándo, cómo,para qué, orientados por quién, con quién compartimos lalectura, qué exigimos al libro, qué esperanzas traemos aeste diálogo, qué acciones provoca, a qué decisiones puede empujar, qué queremos encontrar en la relectura, sinuestro modo de leer conecta con una tradición concretade modo de leer...: un puñado de preguntas que hacenidentidad.Vuelvo a traer mi condición de profesor —no puedoevitarlo—: invisibilizamos esta fuerza identitaria de la lectura en la educación. Hacemos creer que la lectura obenueva revista· 130217214219 Leer o no leer.qxp:Layout 1 23409 08:14 Página 218josé manuel mora fandosdece en resumidas cuentas al mecanismo de una máquina expendedora de refrescos: los libros como productosperfectamente manufacturados, al alcance del consumidor, con tal de que se accionen los procedimientos pertinentes. Si no gusta un sabor, se pulsa el botón de al lado.Si leer es una técnica que se enseñó en los primeros cursos de primaria, así que, ¿por qué volver sobre ello, cuando nuestro objetivo principal es transmitir a los alumnostantos contenidos, adiestrarlos en tantas competenciaspara ser competitivos en el mercado laboral?Vale, pero, por cierto, ¿dónde queda la educación entodo esto?; cariño, ¿dónde te has dejado al niño?En Leer o no leerhe seguido una senda principal: ladimensión narrativa de la identidad. Al terminar de escribir fui entendiendo que estaba realizando una venganza yuna liberación. El tema de la identidad narrativa ya hacedécadas que campó por los ámbitos académicos; pensadores tan solventes como Paul Ricoeur, Alasdair MacIntyre o Julián Marías enseñaron a ver esta dimensión quetrasciende la biología en biografía. Pero el sistema académico tantas veces tiene el efecto perverso de impedir lasalida de conocimientos hacia el resto de la ciudadanía;parece como si, conseguidos los objetivos intraacadémicos, no quedaran fuerzas o voluntad para hacerlo. Asíque, como el Zorro, había que robar a los ricos para dárselo a los pobres. El sentido de la dimensión narrativa de laidentidad me parece algo sumamente poderoso —sensatamente entendido—, que debe ser liberado en medio delos fluidos comunicativos y educativos para contribuir auna mejor visión de nosotros mismos. Y es en la lectura,nueva revista· 130218214219 Leer o no leer.qxp:Layout 1 23409 08:14 Página 219leer o no leerdonde se pueden descubrir infinitos ejemplos y analogíasde nuestro modo de ser con el modo de ser de una narración. Por esta razón, una de las cuatro secciones del librolleva el título «De libros y maletas», y en otra, «De lo leído», he vuelto a esos textos cálidos que han tenido que vercon mi identidad: La Ilíadade Homero, Antígonade Sófocles, Las cartas a Luciliode Séneca, Las confesionesdeSan Agustín, Shakespeare, El Principitode SaintExupéry, las intrigas de Agatha Christie, los Cuatro cuartetosdeT. S. Eliot, tantas páginas de Josep Pla... En «Historia antigua» retorno a las brumas infantiles de mi aprendizajede la lectura, hasta la adolescencia. Y en «Ritos» descubrolo que el modo de leer dice sobre uno mismo.Al terminar de escribir Leer o no leer—en ese momento en que has de hacer un resumen para el envío a laseditoriales y luego para los medios de comunicación—,constaté analógicamente para mi libro la verdad de lo quedecía Rousseau que pasaba con las cartas de amor: que alcomenzar a escribirlas no sabes qué vas a decir, y al terminarlas no sabes qué has dicho.Bien, quizás sí tengo una cosa clara, un tanto paradójica: solo escribes con satisfacción de lo que conoces bien,y que la manera de saber lo que conoces bien es poniéndote a escribirlo. Y si se da esta condición, lo normal esque lo escrito funcione térmicamentecon los lectores.nueva revista· 130219