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Liberalismo personal

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“Liberalismo personal,” accessed March 29, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2639.

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Liberalismo personal

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Nueva Revista 132 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

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Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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LIBERALISMOPERSONALY COMPROMISOPOLÍTICO DEANTONIO FONTÁNArturo Moreno GarceránMe gustaría dedicar mis primeras palabras a glosar la figura de don Antonio Fontán, al maestro, al amigo, a la referencia paradigmática e inexcusable del liberalismo polítiXX.coespañol en gran parte de la segunda mitad del siglo La influencia de don Antonio, ha sido muy relevante, tanto en la vida pública de nuestro país, en el ámbito de lasideas y los grupos liberales y, muy especialmente, entre losque un día fuimos jóvenes y continuamos siendo liberales.Recibimos a través de largas y lúcidas conversaciones ydel impulso a la participación activa y temprana en la acción política lecciones inolvidables y privilegiadas que tanto noshan ayudado en la política y en la vida.Se dio a todos y a cada uno. Dispensó a personas comonosotros que tuvimos la inmensa fortuna de conocerle unaamistad profunda, sincera, sin dobleces. Mantuvo siempresu nobleza de espíritu forjada a lo largo de una vida ejemplar y sostenida, tanto por su lealtad irrevocable a Españanueva revista· 132123arturo moreno garceráncomo por sus imprescriptibles convicciones morales y religiosas que le otorgaron la Fe necesaria para mantenersiempre, contra el viento y la marea, la Esperanza.La conciencia política de Fontán surgió siendo éste muyjoven (a los 26 años ya era catedrático de Filología Latinaen Granada). El sentido del deber, tan arraigado en el carácter de Fontán, la hondura de su sentimiento nacional,de su leal amor a España y una inquietud constante, reflexiva e intelectual, sobre la situación y el futuro de España son algunos de los elementos constitutivos de su patriotismo, indisociable a su persona y la razón última desus inagotables e incasables acciones políticas. España eraen los años cuarenta una nación enclaustrada en la dictadura de Franco, silenciosa, atrasada, dividida, aislada, sinhorizontes, y un futuro que se intuía sólo condicionadopor la evolución del régimen. Sin duda esta situación leconmocionó y agitó su conciencia política y nacional. Elpatriotismo de Fontán, así pues, tiene su raíz en la responsabilidad moral.Es evidente que el despertar político de Fontán no estuvo motivado por el apetito de poder, ni por el éxito social, sino por el afán de que España recuperase su dignidadpolítica. Habitó siempre en él un profundo sentido religioso de la vida, una ética cristiana, un espíritu donde la dignidad de los seres humanos es esencial. Donde el hombrelibre es el centro de la actividad humana (antropocentrismo), y ese fue el eje de su humanismo liberal. BaltasarGracián nos dice: «¿Qué importa que el entendimiento seadelante, si el corazón se queda?»; en don Antonio nuncase produjo esta escisión. No sólo por su conocimiento denueva revista· 132124liberalismo personal y compromiso políticola Antigüedad clásica, sino por su fe en el hombre, en elmarco de la sociedad y la cultura a la que pertenece. Enla acción humana de Fontán siempre hubo una profundaespiritualidad.Entre las muchas virtudes de Fontán la lealtad ha sidouna constante en su vida. Lealtad a sus más profundas convicciones, a sus ideas, a España, a la institución monárquica, a su familia y a sus amigos. Fontán poseía muchasde las virtudes romanas, diversidad de dones en un mismoespíritu. Desde su generosidad personal y desde el ejercicio de la libertad y de la humanidad practicó la tolerancia.También la buena fe, el cumplimiento de la palabra dada,el respeto a los valores religiosos, al legado moral de susancestros, la auctoritas, la dignidad, la prudencia, la templanza, la discreción, la independencia y la gravitaso unsentido de la importancia de los asuntos, que conllevabaresponsabilidad, seriedad, determinación y la exigenciapermanente de aplomo y serenidad. Fontán dijo en algúnmomento cuando dirigía medios de comunicación que estaba allí para «dar cumplimiento al sentido del deber, dedefender y practicar la libertad de prensa y de expresión».Es la primacía de la opción patriótica sobre la personal.Fontán, ante todo, era un hombre bueno y honrado, deuna irreprochable pulcritud moral en sus comportamientos y acciones, sin tacha alguna en su fecunda y larga experiencia. Dejó constancia de que el ejercicio de la bondad no es incompatible con la actividad política sino másbien la dignifica y fertiliza. Decía Thomas Jefferson que«la honestidad es el primer capítulo del libro de la sabiduría».nueva revista· 132125arturo moreno garceránLa libertad implica una clara opción por el bien, porque cada hombre es responsable de sus actos, es moralmente imputable, asumiendo cada uno el coste de susdecisiones. La libertad está en la esencia de la condiciónhumana. En el interior de las personas. De esa libertad interior de contenido eminentemente ético, desde su libredeterminación, desde el libre albedrío, Fontán elige su camino, es la libre decisión de un hombre decente, dotadode una gran integridad moral.La libertad en España, es decir, las libertades cívicas ylas personales, las más vinculadas a los derechos humanos,estaban en España en esos años, o prohibidas o amputadas, por lo tanto son las circunstancias históricas, las derivadas de la situación que vive su país y del régimen imperante las que condicionan su margen de actuación. Nuncaviene mal recordar que los derechos a la vida, a la integridadpersonal, a la libertad individual, a la libertad de circulación y asociación, a la libertad de pensamiento, a la libertad religiosa, a la libertad de prensa, etc., no gozaban delas garantías del ordenamiento jurídico.Dentro de este restrictivo marco Fontán ejerció la libertadpositiva, siguiendo la nomenclatura de Berlin manifestada enla capacidad y la voluntad de hacer algo en aquellas circunstancias; de acuerdo con los valores universales, de la Verdady del Bien, con el dictado de la razón, de sus conviccionesprofundas y de un entusiasmo limpio, inocente e infatigable.Parecen oportunas y aplicables las palabras de HannahArendt: «Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos».nueva revista· 132126liberalismo personal y compromiso políticoNo es fácil encontrar (aunque hubo también en esa etapagente muy admirable, entre otros el cardenal HerreraOria o Ridruejo) una persona tan multidisciplinar, o comodijo un amigo suyo, «poliédrico, pero sin esquinas», quecon tan buen sentido, con tanta generosidad y con tan incansable insistencia haya luchado, en tantos frentes, porla causa de la democracia y la libertad en España, comonuestro amigo. Tuvo reveses conocidos, honrados y fértiles fracasos, como el cierre del diario Madrid, pero nadieconsiguió restarle un ápice de su fe, ni de la energía necesaria para continuar persiguiendo los objetivos que se había trazado en beneficio de España. Siempre con fairplay,como si de un deportista de élite se tratase, sin rastro dehiel, con un permanente «cuanto mejor vaya España, mejor». Consiguientemente se empleó a fondo por lo que sepodía hacer en ese momento: más y mejor opinión pública, en estimular el debate, en reunir a personas comprometidas con el futuro de España, en apoyar a la Coronaen el exilio, en reforzar y prestigiar a la universidad, enfortalecer los cimientos de la opción democrática para España y en ir tejiendo las redes de personas y contactospara constituir, en su día, un partido liberal.Toda su actividad, ejercida de forma sutil, como obligaban las circunstancias, estaba orientada a la política. Porlo tanto el compromiso político de Fontán viene de muylejos, desde el día que decidió ejercer su libertad personalen un determinado sentido.Así, un año antes de ser catedrático de Filología (1949),ya empezó a colaborar con la revista Arbor—proyecto deCalvo Serer— que buscaba una renovación de las relacionueva revista· 132127arturo moreno garceránnes entre el catolicismo y la modernidad y trabajaba también en aquellos aspectos relacionados con la ciencia einvestigación que podrían ser útiles para el progreso deEspaña y la promoción social en un país depauperado.Pero es en el año 51 donde se ve con mayor claridad, lasintenciones de Fontán, las de trabajar en el campo de formación de la opinión pública, de empezar a construir unamoral pública y cívica nacional, de trabajar a España en susaceros, involucrando en el proyecto a universitarios, periodistas y profesionales. Con 28 años se convierte en editorde la Actualidad Españolay posteriormente, en 1954, enNuestro Tiempo de corte más intelectual, quizás un preludio de la Nueva Revistadonde ya Fontán habla de los valores históricos de la Nación Española, del patrimonio secular recibido por los españoles, del que somos responsablesno sólo de conservarlo, sino de acrecentarlo. Insistía Fontánen la capacidad de la nación para sintetizar las diferenciasirreconciliables, citando a la tradición asimiladora romana,como ejemplo de incorporación cultural. Insistía en la vinculaciónmás que milenaria de las gentes de España, que sehacía presente en las letras, la cultura, en la idiosincrasiade las distintas generaciones del pueblo español, como también la historia de su Estado.Fontán valoraba de Ortega, muy especialmente, su capacidad para centrar, como dirían los clásicos, «las realidades permanentes», y esto se ve también en Fontán, porejemplo en su actitud de permanente reflexión sobre launidad de España y su diversidad, una relación fecundade pulsiones centrifugas y centrípetas, de unidad y diversidad, de periferia y de centro.nueva revista· 132128liberalismo personal y compromiso políticoEse mismo año se va a Pamplona con el encargo deorganizar la Escuela de Periodismo. Desde ese terrenotrabajó sin descanso por la España consciente, es decir,aquella en que los ciudadanos tienen conciencia de susproblemas y se enfrentan con la realidad. Cada uno debeasumir la responsabilidad que le corresponde. Como enGrecia, donde los hombres eran protagonistas y responsables de la polis en que les había tocado vivir. Con Aristóteles la política estaba en el dominio de la ciencia moralporque tiene que ver con los fines últimos del actuar humano. Es la más alta opción moral de nuestras vidas. Noreprochaba a las personas de su generación la pasividadpolítica puesto que gracias a su esfuerzo, su capacidad ysu dedicación al trabajo convirtieron las estructuras deEspaña en las de un país moderno. Se estaba consiguiendo el objetivo de que España tuviera una clase media yuna sociedad civil. España se estaba preparando para elfuturo sobre una base firme. La sociedad, en su conjunto,estaba despertando.En ese sentido me ha llamado la atención poderosamente el artículo que en la Navidad de 1967, en el diarioMadrid, escribió Fontán titulado «No debe asustarnos elfuturo». Decía Fontán: «La libre y abierta discusión, labúsqueda de la verdad y del bien por todos los caminos,el derecho a equivocarse y el derecho natural a disentirsin más limite que el respecto a las libertades personalesde los otros, son la base moral de una sociedad moderna».«Los hombres de buena voluntad, a quienes se prometela paz, son los hombres de buena fe que libremente buscan encontrándolo o no, lo que le dicta a cada uno la intinueva revista· 132129arturo moreno garceránmidad de su conciencia». «Por eso en esta Navidad a todos los hombres de buena voluntad, a los que nos sigueny a los que nos combaten, a los que nos prestan atención ya los que nos ignoran, a los que nos entienden y a los quenos interpretan mal, les deseamos felicidad». «El quehacer nacional, en las condiciones históricas de la Españade hoy es esencialmente el trabajo y reclama el esfuerzoindividual y colectivo de todo el pueblo».Fontán aparece en este texto, después de veinte años decompromiso cívico con una actitud patriótica, libre, conciliadora, con la voluntad de siempre de unir («necesitamosel esfuerzo individual y colectivo de todos»), de construir(«el quehacer nacional es el trabajo de todos»), la tolerancia(«a los que nos siguen y a los que nos combaten»), la buenafe («actuar desde la intimidad de la conciencia») y tambiénel discurso de la libertad («la libre y abierta discusión comobase para resolver los problemas nacionales»). Ni insultos,ni descalificaciones gratuitas, ni quejas, sino altura moral,responsabilidad y firmeza en los objetivos políticos.Su forma de hacer y de decidir era muy abierta, se lopermitía su auctoritas, escuchaba y estimulaba la opiniónde los demás sin prejuicios, alentó siempre el debate, elrespeto a los demás, supo generar un clima de confianza,de diálogo, de naturalidad, de amistad, de fraternidad, deunidad, de optimismo y de compromiso con todos y diouna lección permanente de lo que es la voluntad vital deservicio y la voluntad de concordia.Seguía en un cierto sentido el método popperiano, deldebate permanente, de una crítica racional fundada y participativa,de aproximación certera a los problemas, de unanueva revista· 132130liberalismo personal y compromiso políticobúsqueda razonable de soluciones, de eliminación paulatina de las posibilidades y alternativas, de soluciones siemprependientes de comprobar con la realidad y la experiencia. Como en Popper, esto conduce a la visión reformista dela sociedad, a la apuesta decidida por los cambios graduales sin alterar bruscamente la organización social. El reformismo es también una aspiración moral. La transiciónfue un ejemplo de ello, como veremos más adelante.Desde el punto de vista político, las ideas y objetivosque presidieron la vida política de Fontán fueron: la reconciliación nacional, requisito imprescindible para unademocracia sólida y creíble, el restablecimiento de las libertades en el marco de una Monarquía Parlamentariacomo forma de Estado, y la modernización de España. Yaen 1966, en una conferencia en la Universidad de Toulouse, tuvo ocasión de manifestar que sus esperanzas políticas estaban centradas en el restablecimiento de la Monarquía, en la recuperación de la legitimidad dinástica yque luego ya encarnada en don Juan Carlos I fue el motordel cambio democrático. Sobre estas bases había que edificar el Estado Moderno.Los valores en los que se han fundamentado el compromiso político de Fontán han sido la cultura cristiana,el patriotismo español y el liberalismo político, los cualeshan sido elementos básicos de su actuación política y señas de identidad, por ejemplo, de Nueva Revista. La política para Fontán siempre fue contribuir a continuar la historia de España.De la misma forma le interesa de sobremanera el liberalismo porque éste se preocupa sobre todo de limitar elnueva revista· 132131arturo moreno garceránpoder de coerción de cualquier gobierno promoviendo las libertadesciviles, el Estado de Derecho, donde todas las personas son iguales ante la Ley. Porque el liberalismo se fundamentaen la democracia representativa, como forma degobierno y en la división de poderes, donde la capacidaddelos representantes electos para la toma de decisiones políticas se encuentra sometida al Parlamento y a las Leyes.Fontán pensaba y escribió que el reto histórico de sugeneración era «la modernización de España» y ésta exigía la colaboración de varias promociones de ciudadanosespañoles y ésta sólo sería posible si se produjera una reconciliación nacional al amparo de la restauración monárquica y mediante la implantación de un régimen de libertades públicas, sociales y personales.Fontán también propuso en 1975 tres grandes pactosque asegurar la pacífica y progresiva continuación de lahistoria española. Son el Pacto Social, el Pacto Político yel Pacto Nacional. Es decir acuerdo económicosocial,acuerdo de convivencia, de respeto a las reglas del juego(Constitución) y el pacto que ligase al Estado y las regiones. Decía que eran una necesidad nacional porque soldarían las líneas de fractura que ha conocido la experiencia española en su laborioso itinerario de los últimos cientocincuenta años.En el referéndum para la reforma política del año 76se muestra nuevamente Fontán, en un clima de divisiónde la oposición democrática (con una parte significativa dela democracia cristiana en contra), como un hombre sensato y pragmático que sabía muy bien cuál era el objetivoúltimo y la mejor vía para su consecución. Pide abiertanueva revista· 132132liberalismo personal y compromiso políticomente el «sí». Compartía el célebre discurso de Suárezante las Cortes franquistas defendiendo la reforma política y su espíritu. Resonaba en toda España el «vamos aelevar a la categoría política de normal lo que a nivel decalle es simplemente normal. Vamos a sentar las basesde un entendimiento duradero bajo el imperio de la Ley».«Acomodemos el derecho a la realidad, hagamos posiblela paz por el camino de un diálogo, que sólo se podrá entablar con todo el pluralismo social en las institucionesrepresentativas».En febrero de 1977 publicó un trabajo que se titulaba«De los partidos de hoy a las Cortes de mañana», dondeya preveía que el número de formaciones significativas yviables capaces de arrastrar una considerable asistenciaFPDL, donde militaba con Joaelectoral sería limitado. La quín Garrigues Walker, Joaquín Muñoz Peirats y otros, seUCD«patrióticamente y con realismo», comointegra en la dice Fontán en su artículo «Justificación del Centro»ABC,26 de abril del 77). El objetivo era compartido y(consistía en elaborar una Constitución democrática quetuviera una amplio consenso político.UCDganó las elecciones y Fontán fue presidente delSenado constituyente. Destacó Fontán por su talante integrador, en su importante discurso en el Senado al término de la sesión de aprobación de la Constitución del 78dijo que la Constitución, era la Constitución del consenso, y esto quería decir también de la concordia y la esperanza.UCD, después del triunfoEn el segundo gobierno de la electoral de 1979, a Fontán le encomendaron el difícil Minueva revista· 132133arturo moreno garceránnisterio de Administración Territorial que básicamente respondíaa la tercera fase del proceso autonómico.Fontán, que a lo largo de su vida política e intelectualhabía tenido como una de sus principales preocupacionesla unidad y la diversidad de España, procuró hacer un planteamiento «a la altura de los tiempos» (como diría Ortega) que consistía en la restauración de los Estatutos deCataluña y el País Vasco, vigentes en la Segunda República, adaptados a la nueva nomenclatura constitucional. Nofue entendido, lo cual, tal vez, hubiera evitado muchosproblemas, aunque nadie puede estar seguro de ello. DesUCD, por las ambiciones y las pripués vino la crisis de la sas de algunos y el inmovilismo de otros que condujeron alas disputas ideológicas de las familias incapaces de conUCDquedó atraciliar un programa común de gobierno. pada en su indefinición política, en la generalización de«políticas consensuales» típicamente centristas, cuando lossectores más relevantes de su electorado le pedían quegobernase con arreglo a sus ideas y su programa.En el Congreso de Palma, donde algunos de los aquípresentes trabajamos en la organización del sector crítico,se veía venir que el fin estaba próximo. Recuerdo la portada de la revista Cambio 16:«UCD la palma en Palma».Pero Fontán siempre tuvo palabras elogiosas «para unageneración de españoles que escribió una página brillantey digna de la historia española». Una generación de españoles que creó el ordenamiento y las instituciones que hicieron posible esa justicia política de la que hablaba Aristóteles, donde la libertad y la igualdad son valores superioresy esenciales de un régimen democrático y constitucional.nueva revista· 132134liberalismo personal y compromiso políticoPara terminar convendría precisar cuáles son las enseñanzas de este «Romano de la Bética», como le bautizó Miguel Herrero, de este «Héroe de la Libertad», como le reconoció el Instituto Internacional de Prensa, que puedanserútiles en este momento en España.España, después de treinta y tres años de democracia,es decir un tercio de siglo, se encuentra inmersa en unproceso de declive. Un mal ciclo político encarnado en laacción de un pésimo gobierno, a partir del 2004, ha precipitado, ha acrecentado y acelerado esta tendencia. No esobjeto de esta conferencia ni entrar en las causas, ni ensus exhaustivas consecuencias. Se trata, más bien, de sabiendo cuál es el diagnóstico final, cuáles de las leccionespolíticas recibidas de don Antonio ayudarían a afrontar losproblemas. En mi opinión:1. Los españoles somos continuadores del legado moral y político que hemos recibido de nuestros antepasados: España, su historia y su futuro. Tenemos eldeber de honrarlo y transmitir esos valores históricos, acrecentados, a nuestros descendientes.2. Hay que deslindar, en el ámbito político, lo importante de lo secundario. Prestando toda la atención ytodo el esfuerzo a lo necesario, a lo que va a ser duradero, lo que va a dar estabilidad y beneficios al futuro de la nación.3. Los debates políticos permanentes deberían sustituir a los monólogos políticos actuales, ensimismantee improductivos.4. El debate político se gana desde la argumentaciónfundada, la crítica racional, el diagnóstico objetivonueva revista· 132137arturo moreno garcerán4.sobrelos problemas y las soluciones convincentes.Todo lo demás, los insultos, las descalificaciones personales,las polémicas artificiales y vacías de contenido, son contrarias al juego limpio y justo, desvirtúanel sentido profundo de la función política, deterioran la realidad al no afrontarla y enturbian el climay las relaciones de los que están obligados a resolver los problemas de la nación.5. Mirar siempre al futuro. El pasado ya está sustanciado y es inamovible. El progreso de la sociedad seconstruye persuadiendo a la sociedad sobre las oportunidades que ofrece el futuro.No tengo dudas que la política profesional no es precisamente una confortable estancia en un balneario. Másbien la estancia en la política es un combate permanenteen la defensa de las ideas que fundamentan el compromiso político. Por eso, ante la situación que vive España enla actualidad, ¿qué nos diría hoy Fontán? Obviamente setrata de una cuestión interpretativa, pero ciertamente previsible, conociendo su pensamiento político.España hoy atraviesa una crisis territorial y de funcionamiento del Estado (fragmentación competencial, desequilibrios orgánicos o estructurales e ineficaz y costosofuncionamiento del Estado) y una crisis social (el 20% dela fuerza productiva del país está en paro y, así mismo,existe una dificultad para sostener el Estado del bienestartanto por la dimensión alcanzada como por la contracciónde los ingresos públicos). Evidentemente esta conjunción defactores, si dura en el tiempo y se radicalizan sus tendennueva revista· 132138liberalismo personal y compromiso políticocias constituiría una crisis política nacional de gran envergadura.Quizás, ahora Fontán nos diría que somos protagonistas y responsables, como en la polis griega, de la situaciónde nuestro país, en el tiempo que nos ha tocado vivir. Probablemente nos recordaría que España sigue siendo esaesperanza, por la que merece la pena luchar y desde suexperiencia y sabiduría nos evocaría que España ha aguantado en tiempos muy difíciles y que aguantará tambiénahora, a pesar del «gran optimismo sobre el futuro del pesimismo» existente.Tal vez nos hablaría que cada uno debe asumir la responsabilidad que le corresponde, desde su libre determinación y que el futuro no debe asustarnos porque en democracia somos dueños de nuestro destino como nación.España será lo que queramos todos los españoles que sea.Está en nuestras manos.Nos requeriría al esfuerzo nacional, nos llamaría al trabajo bien hecho, porque esta es ahora la cuestión prioritaria,nos exhortaría a actuar con altura, con buena fe y siemprecon sentido del deber.Sí, don Antonio, «a los que nos siguen y a los que noscombaten, a los que nos entienden y a los que nos interpretan mal», a todos ellos, hay que, desde la argumentación fundada y las soluciones solventes, integrarlos en latarea común, en el reto nacional que ahora tiene planteado España, y que es el proyecto de la España competitiva.Hace muchos años ya fue el reto de Fontán y de su generación, la modernización de España y por eso se movilizóde forma admirable; hoy el reto de nuestra generación ynueva revista· 132139arturo moreno garceránel de otras personas más jóvenes es el de movilizarse porla España competente. Para ello es necesario un grancambio de mentalidad, en toda la sociedad española. Sinsociedad competente, o lo que es lo mismo sin una España competente, no habrá España competitiva.Parece que la única posibilidad y la gran oportunidadde España, en un mundo globalizado y complejo es lacompetencia, la calidad, la excelencia de sus ciudadanos,de sus empresas y de nuestras instituciones públicas. Setrata de un proyecto duradero que debió empezar ya ayery que llevará largos años, pero puede dar una gran estabilidad al país. Se deberán conjuntar habilidades y capacidades, el rigor y la creatividad, pero saldremos adelante.Aprendimos también de don Antonio que a veces losproblemas se resuelven orientando la acción política a loque hay que hacer, a lo importante, no ensimismándonoscon los problemas que crean otros y que provocan inmediatez y excitación mediática.Será otra vez el afán de superación personal y colectivode nuestra nación el que nos permitirá eludir el proceso dedecadencia.Tuve la suerte de conocer a un gran hombre que ha tenido una gran influencia en mí. Siempre pude contar consu amistad, ayuda, simpatía, comprensión y humanidad, apesar de mis errores. Ayudaré a honrar su memoria consumo respeto y agradecimiento. Ahí estaré. Gracias. nueva revista· 132140