Nueva Revista 132 > Antonio Fontan humanista

Antonio Fontan humanista

File: Antonio Fontan humanista.pdf

Referencia

“Antonio Fontan humanista,” accessed March 28, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2624.

Dublin Core

Title

Antonio Fontan humanista

Source

Nueva Revista 132 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

Document Item Type Metadata

Text

ANTONIO FONTÁN,HUMANISTAAna Moure CasasLa muerte de Antonio Fontán creí yo que me iba a dejarsin palabras. Me refiero a que no quería hablar con nadiede que había muerto; en realidad,no quería pensarlo. Sinembargo, en la primera clase que di, muy poco despuésde su muerte, uno de los alumnos, don Francisco GonzálezValiente, me pidió en representación de sus compañerosque les hablase de Antonio Fontán, yles hablé de él ex totocorde. Ahora vuelvo a hablar de Antonio Fontán con el mismo sentimiento, en este acto de homenaje a su memoria.Al poco tiempo de su muerte llegaron varias cartas depésame al Departamento de Filología Latina de la Universidad Complutense, donde había sido catedrático durante años y después emérito, y a la Fundación Pastor deEstudios Clásicos, de la que era patrono. En todas se destacaba la pérdida del gran filólogo y en muchas se añadía,además, una nota de su personalidad: la educación exquisita y la amabilidad, que eran tan características de él. Mehicieron reflexionar sobre qué significaba para AntonioFontán esaeducación exquisita que sorprendía a los quefuimos jóvenes en el 68 y tanto relativizamos los buenosmodales.Creo que era algo que él cultivaba como un valor fundamental en la vida. Para Fontán, más allá de unanueva revista· 132116antonio fontán, humanistaserie de formas o formalismos, que también tienen su importancia, era un elemento que suavizaba la convivencia—tenía carácter político, por lo tanto— y que derivabadel amor a los demás, llámese philanthropiao llámesecharitascristiana. La afabilidad, que no llegaba a ser en élcampechanía, pero que repartía a todo el mundo y siempre —cuántas veces hemos comentado los amigos queFontán era un hombre que no conocía el rencor— y ladiscusión serena —también en los justos límitesde expresar sus opiniones con libertad, pero sin ofender a nadie— eran, en definitiva, una de las muestras visibles dela faceta política de Fontány una de las pocas muestrasvisibles de su faceta religiosa.Se añadía —creo yo en este perfil psicológico que meatrevo a hacer, autorizada por más de veinticinco años deamistad— un principio que seguía a rajatabla: no quejarse jamás de ningún mal propio ni de enfermedades, utilizando el sentido del humor, un fino humor sevillano, pararebajar sus males y mantener el optimismo en los demás—como aquello que tuvo el valor de decir en uno de losingresos hospitalarios urgentes de su última enfermedad:«Toda la vida cogiendoaviones, y ahora no hago más quecoger ambulancias»—. Ese sentido del humor, que jamásera a costa del otro, eltrato exquisitamente cordial y, porsupuesto, su talento y su trabajo absolutamente disciplinado dieron coherencia a su vida y le permitieron ser, como élquiso, un hombre polifacético al servicio del bien.Fontán, que quería a la gente, de distintas edades y dedistintos ámbitos, con la que se había ido encontrando endistintas etapas de su vida, era buen observador. Conocíanueva revista· 132117ana moure casasbien a sus amigos y, dentro de un respeto absoluto a lasideas del otro, procuraba mezclarlos hasta donde se dejaban, tendiendo puentes de comunicación entre ellos —elúltimo fueNueva Revista—, sobre todo entre los jóvenes,a los que sabía escuchar y en los que quería garantizar elfuturo de España. Y de manera parecida, en el mundo dela Filología, le gustaba tender puentes entre los hombresdel pasado y los de hoy.En la Filología Clásica mantenía el amplio espectro desu personalidad. Pertenecía a la generación de los grandesmaestros de la Filología Clásica. Su forma de trabajar enFilología se caracterizaba por el rigor metodológico, una disciplina férrea y un trabajo continuado, que recomendaba asus amigos como norma de vida: «Hay que tener siemprealgo que hacer, entre manos, pendiente», y añadía con sucaracterístico humor: «Un amigo mío acabó el trabajo queestaba realizando, ordenó todos sus papeles hasta el últimoy, al día siguiente, murió». También tenía un sano pragmatismo, como el que le llevó a publicar su trabajo sobre lospronombres latinos, basado en el entonces muy modernométodo estructural, coincidiendo con la fecha en que elThesaurusLinguae Latinae acababa de publicar la «I». Recomendaba a sus discípulos saber cambiar de actividad, notener una única dimensión sino buscar el ideal de la polypragmasia.Pero, sobre todo, tenía la idea clara de que la Filología no era sólo el estudio minucioso de las minucias. Nopertenecía —se lo oí a él— a esos filólogos a los que lo quemás les inquietaba del «Capitolio» era la cantidad de la «o».La Filología, en definitiva, no podía reducirse a contar patasde mosca, aunque también hubiera que hacerlo.nueva revista· 132118antonio fontán, humanistaAdemás, y después de eso, la Filología para Fontán tenía que caminar al lado de la Literatura, de la Filosofía,de la Historia sobre todo y de otros saberes que parecíanmás distantes. Él demostró que la Filología Clásica podíaestar muy cerca del periodismo, del mundo de hoy y, porlo tanto, de la política.Algunos ejemplos, creo, bastarán para ver su conceptode la Filología Clásica y su significado en ella.La obra filológica de Fontán comienza en el año 1948y todo sabemos que fue compartida con otras actividades,pero nunca fue abandonada. En el libro de homenaje quese le dedicó —Humanitas in honorem A. Fontán. Madrid,1992— con motivo de su jubilación académica, presentado por J. L. Moralejo y A. López Kindler, se recogían, sincontar tesis doctorales y memorias de licenciatura dirigidas, 268 publicaciones. En el nuevo homenaje que se leofreció en Nueva Revistacon motivo de sus 80 años había96 publicaciones más —filológicas y no filológicas—. Faltan por recoger los últimos cinco años de su bibliografía,del 2004 al 2009y sus inéditos, de los que ahora se ocupan sus discípulos, Luis Arenal, Eduardo Fernández y LuisPablo Tarín, por citar a los más jóvenes.Si el número de publicaciones es llamativo, lo es másla variedad de sus trabajos, incluso dentro de los propiamente filológicos y, todavía más, su regularidad: siguióocupándose de la Filología latina en los años del Madride incluso, aunque con mucha menor intensidad, en losde sus más altas responsabilidades políticas, que eranépocas en las que hacía reseñas de libros y dirigía tesisdoctorales.nueva revista· 132119ana moure casasRepasando la obra de Fontán se encuentran algunostrabajos de Lingüística. También hay un grupo de trabajosque pertenece a la disciplina más genuina de la Filología,la Crítica textual, como son los dedicados a los códices deSéneca en las bibliotecas de España, las anotaciones altexto de Martín de Braga y, de modo especial, sus correcciones y enmiendas al texto de Tito Livio, que desembocaron en la posterior edición de los primeros libros del AbUrbe condita, y en varias tesis doctorales.Fontán se ocupó también de preparar textos medievales en la Antología de Latín Medieval, que tuve el honorde firmar con él. Fue pionero en estudiar a los humanistas del Renacimiento y de otras épocas. Se interesó por laHistoria como saber político y publicó trabajos importantes sobre Retórica, una disciplina de la Antigüedad muypróxima al saber político actual. Y también se ocupó delos grandes escritores latinos, muchas veces hispanos y lamayor parte de las veces prosistas: Cicerón y Séneca, elhistoriador Livio, Marcial y Estacio, los libros de Plinioel Viejo sobre Hispania, Quintiliano, el emperador Constantino, san Agustín, Isidoro de Sevilla, Nebrija, Vives,Moro y un largo etcétera que llega al latinista Raimundode Miguel, autor del célebre diccionario latino español.Muchos de estos autores tienen como denominador común el haber estado comprometidos en las luchas políticas e ideológicas de su momento. Siglos más tarde Antonio Fontán, otro intelectual metido en política como ellos,podía comprenderlos mejor en su contexto histórico y asípodía subrayar la importancia de la ideología en la vida yen la obra de Cicerón,o que Isidoro de Sevilla había sidonueva revista· 132120antonio fontán, humanistael primero en llamar a España patria, y el primero en concebirla idea de Estado y de una constitución política primitiva, en el formato, para nosotros extraño, de las Actasdel IV Concilio de Toledo.La labor periodística y la vocación política de Fontántuvieron una repercusión positiva en su obra filológica.Para los latinistas, Fontán es autor de trabajos de filologíapura y dura escritos en la prosa ágil del periodismo, comoa él le gustaba reconocer. En el mundo del periodismo,Fontán hizo sin ninguna duda muchas cosas y muy importantes. Una de ellas —la anotaba Martínez Albertosen Nueva Revista(89, 2003)— fue plantear por primeravez su teoría de los géneros periodísticos, no desde unaperspectiva sociológica, como solía hacerse, sino comouna cuestión básicamente filológica.Los objetivos de su investigación filológica fueron leera los autores latinos en textos fiables y descubrir el significadohistórico de sus obras, cuál fue el papel de Hispaniaen la cultura antigua y en la posterior. En suma, el latínpara Fontán no fue una faceta añadida e independientedel resto de sus preocupaciones, sino totalmente coherente con su vida,y guiada por la misma ideología y losmismos principios. Él llevó a la práctica lo que dijo: «Hayque estudiar a los clásicos para aprender de nuestra propia experiencia y para observar cómo se desarrolló la libertad en Occidente».Y termino. Luis Alberto de Cuenca nos habló del munABC, yodosin Fontán. Cuando leímos aquella tercera de creo que muchos amigos de Fontán pensamos que habíaexpresado exactamente nuestro sentimiento. Por mi parte,nueva revista· 132121ana moure casasnada más que añadir si no fuera porque suelo hablar varias horas todos los días ante grupos de universitarios nomuy numerosos, pero muy convencidos de lo que voy adeciros. Como hoy tengo la suerte de estar con personasdel mundo político y del periodismo, amigos, como también yo, de Antonio Fontán, quiero pediros que defendáisla enseñanza de las lenguas clásicas en la formación de losjóvenes, porque, entre otras cualidades, facilitan el aprendizaje de otras lenguas y el conocimiento reflexivo de lapropia lengua española, que es nuestro primer instrumento de comunicación. Comunicación precisamente es lapalabraclave que da unidad a las tres actividades principalesde Antonio Fontán: universidad, periodismo y política.Son valores clásicos los que hoy estamos conmemorandoaquí en el recuerdo de Antonio Fontán, como el valor dela amistad o la admiración por el sabio, el hombre de bieny el buen ciudadano, como fue Fontán. No es un buen camino en la enseñanza eliminar el griego, después el latíny, al final, las humanidades. Hay que propiciar entre todos las circunstancias adecuadas para que puedan nacer ycrecer otros humanistas, otros «fontanes», con los que estemundogire mejor. nueva revista· 132122