Nueva Revista 007 > Elliot y Olivares
Elliot y Olivares
José Luis Colomer
Reseña literaria de "El Conde Duque de Olivares. El político en una época de decadencia" por John H. Elliot
File: Elliot y Olivares.pdf
Archivos
Número
Referencia
José Luis Colomer, “Elliot y Olivares,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2531.
Dublin Core
Title
Elliot y Olivares
Subject
Libros
Description
Reseña literaria de "El Conde Duque de Olivares. El político en una época de decadencia" por John H. Elliot
Creator
José Luis Colomer
Source
Nueva Revista 007 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426
Publisher
Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.
Rights
Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved
Format
document/pdf
Language
es
Type
text
Document Item Type Metadata
Text
Si el nombre de Elliot era
ya familiar a muchos como
entusiasta de la causa española
en los estudios del siglo
XVI-XVII europeo y autor de
importantes ensayos (Imperial
Spain. 1469-1716 (1963); Europedivided.
1559-1598 (1968);
The Revolt of the Catalans
(1963); Memoriales y cartas del
Conde Duque de Olivares (1978-
1980); A Palace for a King
(1980); Richelieu and Olivares
(1984), la presentación de la
versión española de su monumental
biografía del Conde
Duque de Olivares (1986) le ha
valido un reciente homenaje
como máxima figura del hispanismo
internacional.
Culminan en este libro todos
los anteriores y muchos años
de larga documentación sobre
el personaje. Elliot cuenta en
los preliminares su estupor ante
la negligencia y la poca generosidad
con que la Historia
ha tratado al que estuvo durante
más de 20 años al mando
de una España todavía predominante
en el mundo, y el
olvido de una figura tan imponente
hasta que Cánovas del
Castillo lo rescató del montón
de condenas y de calumnias
que lo habían sepultado tras su
caída en 1643. Reconoce también
el mérito fundamental de
Gregorio Marañón en la recuperación
histórica de Olivares,
mediante su ya clásico ensayo
sobre ta personalidad del Conde
Duque. Faltaba, sin embargo,
una biografía política que
presentase al personaje en el
escenario nacional e internacional
de su tiempo: Elliot subtitula
su enorme estudio «El
político en una época de decadencia
» y emprende un análisis
de su mandato que apunta
siempre a tas intenciones de
Olivares, por lo que tienen de
reveladoras sobre los problemas
del poder y la política del
siglo XVII europeo.
El libro se basa preferentemente
en fuentes manuscritas
de numerosos archivos españoles
y extranjeros. Junto a los
testimonios de los cronistas de
la época y de los embajadores
en la corte de Felipe IV, especial
atención se presta a los escritos
del propio Olivares. A
partir de aquí, Elliot pasa revista
a las grandes líneas de un
proyecto de renovación nacional,
acompañando, en cada
caso, la exposición de los intentos
de reforma con el examen
de las causas que determinaron
su fracaso. Del mismo
modo, la prioridad otorgada
por Olivares a la política exterior
se corresponde con un minucioso
análisis de! desarrollo
de los asuntos españoles fuera
de la Península Ibérica. Elliot
se mueve con lucidez en los
distintos focos de conflicto,
sobre un complejo panorama
de guerras europeas contemporáneas
que la didáctica histórica
ha agrupado con la etiqueta
de los Treinta Años.
El retrato del Conde Duque
supera los límites de la actividad
política mediante el interés
por otros aspectos de la vida
del personaje. Así, el autor
subraya con particular insistencia
la filiación intelectual de
Olivares, sus amplias lecturas
y su gusto por la compañía de
hombres cultos. Frente a la
imagen del tirano tosco que
Marañón también combatió,
aparece en estas páginas dibujado
con trazo firme el protector
de las letras que forma en
torno de sí un círculo de adeptos
a su causa, una familia intelectual
que en diálogo con los
clásicos discute los problemas
de la política moderna: Alamos
de Barrientos, el Conde
de la Roca, Baltasar de Zúñiga,
Virgilio Malvezzi, Francisco
de Quevedo... Elliot reúne
datos preciosos para los estudios
literarios del siglo XVII
español y sus correlaciones
europeas, ai advertir en la
«Academia» de Olivares el parentesco
de una generación antimaquiavélica,
lectora de Séneca
y de Tácito a través de
Justo Lipsio, su editor moderno
y padre del neoestoicismo
europeo.
A la hora de hacer balance
de su carrera, destaca el biógrafo
lo estimable de su programa
de reformas: frente a la
escasa o nula previsión frecuente
hasta entonces —y tantas
veces luego—, estamos ante
el primer político que piensa en
términos globales. ¿Cómo se
explica entonces tan estrepitoso
fracaso? Si bien es cierto
que las circunstancias le fueron
adversas, Elliot atribuye una
parte de las causas a sus insuficiencias
como gobernante. A
pesar de su enorme capacidad
de trabajo, Olivares da con
frecuencia la impresión de luchar
contra lo imposible; junto
a la conciencia de lo prioritario,
revela una ingenuidad de
fondo, como si no adviniera el
alcance y la complejidad de sus
proyectos o decisiones: lo que
puede implicar, por ejemplo,
un bloqueo económico, o el
desplegue de tropas y flotas en
grandes espacios y poco tiempo,
Peca, en fin, de falta de
habilidad política en el tratamiento
de algunos problemas
como el grave levantamiento
de Cataluña en 1640, capítulo
en el que tanto Marañón como
Elliot lo culpan de haber querido
imponer a las regiones el
modelo castellano como obligación.
No resulta, con todo, negativa
la semblanza del valido de
Felipe IV, sino que la lectura
contagia la simpatía del historiador
por el personaje. No
por haber caído en desgracia se
le debe negar su excepcional
dimensión histórica. Elliot le
hace justicia en los estudios de!
Siglo de Oro con una obra fundamenta!.
José Luis Colomer es doctor en Filología
por la Universidad de Bolonia y
becario investigador del Departamento
de Literatura de la Universidad Complutense
ya familiar a muchos como
entusiasta de la causa española
en los estudios del siglo
XVI-XVII europeo y autor de
importantes ensayos (Imperial
Spain. 1469-1716 (1963); Europedivided.
1559-1598 (1968);
The Revolt of the Catalans
(1963); Memoriales y cartas del
Conde Duque de Olivares (1978-
1980); A Palace for a King
(1980); Richelieu and Olivares
(1984), la presentación de la
versión española de su monumental
biografía del Conde
Duque de Olivares (1986) le ha
valido un reciente homenaje
como máxima figura del hispanismo
internacional.
Culminan en este libro todos
los anteriores y muchos años
de larga documentación sobre
el personaje. Elliot cuenta en
los preliminares su estupor ante
la negligencia y la poca generosidad
con que la Historia
ha tratado al que estuvo durante
más de 20 años al mando
de una España todavía predominante
en el mundo, y el
olvido de una figura tan imponente
hasta que Cánovas del
Castillo lo rescató del montón
de condenas y de calumnias
que lo habían sepultado tras su
caída en 1643. Reconoce también
el mérito fundamental de
Gregorio Marañón en la recuperación
histórica de Olivares,
mediante su ya clásico ensayo
sobre ta personalidad del Conde
Duque. Faltaba, sin embargo,
una biografía política que
presentase al personaje en el
escenario nacional e internacional
de su tiempo: Elliot subtitula
su enorme estudio «El
político en una época de decadencia
» y emprende un análisis
de su mandato que apunta
siempre a tas intenciones de
Olivares, por lo que tienen de
reveladoras sobre los problemas
del poder y la política del
siglo XVII europeo.
El libro se basa preferentemente
en fuentes manuscritas
de numerosos archivos españoles
y extranjeros. Junto a los
testimonios de los cronistas de
la época y de los embajadores
en la corte de Felipe IV, especial
atención se presta a los escritos
del propio Olivares. A
partir de aquí, Elliot pasa revista
a las grandes líneas de un
proyecto de renovación nacional,
acompañando, en cada
caso, la exposición de los intentos
de reforma con el examen
de las causas que determinaron
su fracaso. Del mismo
modo, la prioridad otorgada
por Olivares a la política exterior
se corresponde con un minucioso
análisis de! desarrollo
de los asuntos españoles fuera
de la Península Ibérica. Elliot
se mueve con lucidez en los
distintos focos de conflicto,
sobre un complejo panorama
de guerras europeas contemporáneas
que la didáctica histórica
ha agrupado con la etiqueta
de los Treinta Años.
El retrato del Conde Duque
supera los límites de la actividad
política mediante el interés
por otros aspectos de la vida
del personaje. Así, el autor
subraya con particular insistencia
la filiación intelectual de
Olivares, sus amplias lecturas
y su gusto por la compañía de
hombres cultos. Frente a la
imagen del tirano tosco que
Marañón también combatió,
aparece en estas páginas dibujado
con trazo firme el protector
de las letras que forma en
torno de sí un círculo de adeptos
a su causa, una familia intelectual
que en diálogo con los
clásicos discute los problemas
de la política moderna: Alamos
de Barrientos, el Conde
de la Roca, Baltasar de Zúñiga,
Virgilio Malvezzi, Francisco
de Quevedo... Elliot reúne
datos preciosos para los estudios
literarios del siglo XVII
español y sus correlaciones
europeas, ai advertir en la
«Academia» de Olivares el parentesco
de una generación antimaquiavélica,
lectora de Séneca
y de Tácito a través de
Justo Lipsio, su editor moderno
y padre del neoestoicismo
europeo.
A la hora de hacer balance
de su carrera, destaca el biógrafo
lo estimable de su programa
de reformas: frente a la
escasa o nula previsión frecuente
hasta entonces —y tantas
veces luego—, estamos ante
el primer político que piensa en
términos globales. ¿Cómo se
explica entonces tan estrepitoso
fracaso? Si bien es cierto
que las circunstancias le fueron
adversas, Elliot atribuye una
parte de las causas a sus insuficiencias
como gobernante. A
pesar de su enorme capacidad
de trabajo, Olivares da con
frecuencia la impresión de luchar
contra lo imposible; junto
a la conciencia de lo prioritario,
revela una ingenuidad de
fondo, como si no adviniera el
alcance y la complejidad de sus
proyectos o decisiones: lo que
puede implicar, por ejemplo,
un bloqueo económico, o el
desplegue de tropas y flotas en
grandes espacios y poco tiempo,
Peca, en fin, de falta de
habilidad política en el tratamiento
de algunos problemas
como el grave levantamiento
de Cataluña en 1640, capítulo
en el que tanto Marañón como
Elliot lo culpan de haber querido
imponer a las regiones el
modelo castellano como obligación.
No resulta, con todo, negativa
la semblanza del valido de
Felipe IV, sino que la lectura
contagia la simpatía del historiador
por el personaje. No
por haber caído en desgracia se
le debe negar su excepcional
dimensión histórica. Elliot le
hace justicia en los estudios de!
Siglo de Oro con una obra fundamenta!.
José Luis Colomer es doctor en Filología
por la Universidad de Bolonia y
becario investigador del Departamento
de Literatura de la Universidad Complutense