Nueva Revista 126 > El desarrollo digital

El desarrollo digital

José Luis González Quirós

Una visión de estos últimos veinte años de Nueva Revista desde el punto de vista tecnológico y del desarrollo de las nuevas tecnologías e Internet.

File: El desarrollo.pdf

Referencia

José Luis González Quirós, “El desarrollo digital,” accessed May 8, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1934.

Dublin Core

Title

El desarrollo digital

Subject

Veinte años de Nueva Revista

Description

Una visión de estos últimos veinte años de Nueva Revista desde el punto de vista tecnológico y del desarrollo de las nuevas tecnologías e Internet.

Creator

José Luis González Quirós

Source

Nueva Revista 126 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

Document Item Type Metadata

Text

VEINTE AÑOS DESPUÉSEl desarrollo digitalJOSÉLUISGONZÁLEZQUIRÓSCENTROSUPERIORDEINVESTIGACIONESCIENTÍFICASUno de los privilegios de la edad es, me temo, que aumenta bastante unacierta malicia no agresiva, rara virtud que ayuda a poner en su sitio algunas de las muchas cosas que han pasado en veinte años, y de las que unotiene conciencia. El tanguista decía que veinte años son nada, pero no hayque hacerle mucho caso, al menos si nos referimos a los que han transcurrido desde que don Antonio Fontán puso en la calle su Nueva Revista,con la colaboración de un escogido grupo de personas entre las que hetenido el honor y el privilegio de contarme.Son muchos los cambios que se han producido, por ejemplo, en el ámbito de la política, de la cultura o de la vida, en España y más allá, pero quisiera fijar esta mirada retrospectiva en algunas transformaciones que no seadvierten muy a primera vista, de las que puede decirse aquello que se atribuye a Descartes, larvatus prodeo, pues, aunque mucho se hable de ello,las telecomunicaciones y las tecnologías digitales se han hecho con nuestra forma de vivir y trabajar sin apenas sobresalto.Recuerdo que en una de las primeras reuniones del consejo de la revista, allá por 1989, alguno dio la nota porque, aunque no existían todavía los teléfonos móviles, ya había buscadores que acercaban el teléfonoa cualquier sitio en que estuvieras, aunque únicamente mediante un avisode llamada que requería acercarse a un teléfono convencional para aclarar el caso. Por supuesto, esos cacharros no sabían ser discretos ni eran capaces de ejecutar la melodía preferida por el usuario, se parecían más alos viejos despertadores que a los sofisticados aparatos que ahora manejamos. Sin embargo no tardaron en aparecer los primeros móviles de Moviline, la marca que usaba una acertada iniciativa de Telefónica de España, por entonces todavía compañía pública, para generalizar el uso deteléfonos móviles mediante tecnología celular que ya estaba operativo,75DICIEMBRE 2009JOSÉ LUIS GONZÁLEZ QUIRÓSaunque en reducidísima escala, desde la celebración de los mundiales defútbol en Madrid en el ya lejano 1982. En 1990 Movilineempezó su expansión comercial y ya en ese año se acercó a los 60.000 abonados. De cualquier manera, su crecimiento más fuerte tuvo lugar en 1995, año en quecasi alcanzó su límite técnico, establecido en un millón de líneas, con unaexcelente cobertura en cualquier lugar de España.Los móviles y los ordenadores han sido los dos objetos que han soportado buena parte de los tremendos cambios de magnitud y calidad quehan traído consigo las distintas etapas de un desarrollo tecnológico casiimperceptible en el día a día. Cuando empezó Nueva Revistalos ordenadores eran todavía una rareza, un mero instrumento de oficina, sin apenas aplicación a la vida de los estudiosos, los políticos y los periodistasque formaban el consejo de redacción de la recién salida revista. Prontoempezó a cambiar la cosa y se pudieron ver los primeros portátiles al hilode las tres grandes aplicaciones de la primera etapa de la informática deconsumo, el tratamiento de textos, la hoja de cálculo y las bases de datos.Por aquella época, anterior a Windows y con los Mac casi inexistentes enEspaña, los usuarios de PC debíamos ser unos expertos informáticos y, naturalmente, la gente con cosas más interesantes que hacer que aprenderse el funcionamiento de un sistema como MS DOS se apartaban de losPC con un gesto de suficiencia que, a decir verdad, entonces pudiera considerarse bien justificado. Yo, que ya era usuario de un PC cuando empecé a colaborar con Nueva Revista, me compré mi primer portátil en unviaje a Nueva York en las navidades de 1991, y recuerdo el orgullo conque lo llevaba a los consejillos que se celebraban en la sede de la revistaal comienzo de su segunda etapa, cuando la revista dejo de parecer unmagazín culto y se convirtió al formato que todavía mantiene, aunque entonces con un diseño bastante más espartano. En los primeros años noventa, sólo el añorado Alberto Míguez y yo usábamos esa clase de bicho(se admiten protestas en contrario), aunque pronto se nos unió, con unentusiasmo indescriptible, Alfredo Timmermans.Eran muchos los que presentían, sin embargo, que algo muy gordo seestaba preparando, y en las reuniones del consejo este era un tema muyfrecuente de conversación (casi siempre promovido por Alberto Arruti, Arturo Moreno o Eugenio Fontán). De hecho, los ejemplares de la revista de76NUEVA REVISTA 126EL DESARROLLO DIGITALlos primeros noventa contienen frecuentes alusiones a la importancia deCuando empezó Nueva Revistaloslos desarrollos tecnológicos en relaordenadores eran todavía una rareza,ción con los cambios sociales y conun mero instrumento de oficina, sinla cultura. Se empezó a hablar, porapenas aplicación en la vida de losentonces, de las famosas superautoestudiosos, los políticos y los periopistas de la información, un términodistas que formaban el consejo de reque se asoció siempre con las ideasdacción de la recién salida revista.de Al Gore, vicepresidente con Clinton, perdedor de la presidencia anteel segundo Bush en el 2000 y ahora convertido en una especie de managery de profeta de un ecologismo catastrofista bastante impresentable.Pero, como sucede casi siempre, al menos en esta clase de asuntos, lascosas no sucedieron como pensaban los políticos y las grandes compañías;el proyecto americano bautizado como NII (Infraestructura de InformaciónNacional) para buscar la interconexión de ordenadores bajo el control de lasoperadoras, dio paso a algo mucho mejor, a la Internet que conocemos.Sin embargo, algunas iniciativas americanas en esa línea, como CompuServe o America Online, tuvieron un cierto éxito (y aún continúan como marcas en la era de Internet); InfoVía, de Telefónica, fue la iniciativa españolay llegó a contar con cerca de 200.000 abonados. Para Telefónica fue un éxitoporque le permitió sustituir con ventaja ciertos servicios que se estaban quedando obsoletos, como Ibertex y los datafonos, pero, a cambio, le ocasionó problemas en la red telefónica que había sido diseñada únicamente parala transmisión de voz. Afortunadamente, frente a los intentos más o menosplanificadores, triunfó la arquitectura abierta de la Internet que conocemos,aunque su llegada fuese, paulatina y discreta.En España ha habido suerte con esta clase de cosas. Telefónica suposer, ya desde los lejanísimos tiempos de Barrera de Irimo, una compañíaatenta al progreso tecnológico y, aunque se haya preocupado, como es lógico, del interés de sus accionistas, quizá mejor, precisamente por eso,ha sabido estar siempre atenta y no dejarse superar por los cambios, enespecial cuando se ha sabido ver con claridad que éstos acabarían porser inevitables. Telefónica supo adaptarse a la competencia, dejar espaciopara los demás y mantener un liderazgo en el desarrollo de toda clase de77DICIEMBRE 2009JOSÉ LUIS GONZÁLEZ QUIRÓSsoluciones de telefonía, telecomunicaciones, tecnología e Internet. Infovía no duró ni un minuto más de lo necesario, y pronto se impusieron enEspaña los estándares abiertos de Internet con un nivel bastante alto decompetencia entre muy diversos proveedores.En 1996 el Partido Popular ganó las elecciones, y muchos de los miembros del consejo de redacción de Nueva Revistase incorporaron a puestospolíticos de relevancia. El PPtuvo una visión adecuada de la clase de desa fío que suponía el desarrollo tecnológico e impulsó decididamente el crecimiento de las telecomunicaciones y toda una nueva serie de servicios.Recuerdo perfectamente cómo en su discurso de investidura José MaríaAznar anunciaba una política de liberalización de las telecomunicacionesy la puesta en marcha de los instrumentos jurídicos que la impulsaran ygarantizasen. Ya en 1999, en un congreso sobre el futuro de Internet quepromovió Moncloa bajo la batuta de José Luis Puerta y Eugenio Fontán,Aznar pudo dirigirse al congreso por videoconferencia desde fuera de España. Eso, que entonces era todavía una pequeña proeza tecnológica lohago ahora cada noche desde mi casa para hablar con un hijo mío queestá en Chicago, de manera que ahora hablo más con él que cuando estaba en Madrid... ¡y sin coste alguno!La telefonía móvil ha sido, especialmente en España y en Europa, unade las puntas de lanza del progreso en las telecomunicaciones. Una vezque se pasó al sistema digital, y empezó la competencia entre marcas trasla liberalización, los móviles empezaron a orientarse a una convergencia,que parecía casi imposible, primero con el ordenador y luego con la conexión a la red. Las agendas de mano y los teléfonos entraron en un proceso de simbiosis que dio lugar a una extraordinaria floración de modelos, estándares y campañas que han hecho las delicias de los aficionadosy han causado una cierta desesperación a los escépticos. Se trata de unproceso que no ha concluido, pero, a día de hoy, la convergencia entre telefonía, agendas electrónicas e Internet es total. Se trató de un proceso contodas las características de una explosión: hacia 1996 se estimaba que enEspaña había lugar para dos o tres millones de terminales, cuando hoy elnúmero de líneas supera al de habitantes. Claro que el marketing fue imaginativo y muy agresivo: recuerdo una carnicería que, en Navidad, regalaba un móvil por la compra de un cordero.78NUEVA REVISTA 126EL DESARROLLO DIGITALPese a las más variadas reticencias, que en ocasiones se han disfraA comienzos de siglo estaba por llezado de curiosas pretensiones de eligar, no obstante, lo que a la larga vatismo cultural, tanto la telefonía móvila tener la mayor importancia, la concomo Internet han progresado en lostinua mejora de Internet y su portenúltimos diez años de una manera real toso crecimiento, hasta alcanzarmente apabullante, aunque no sin so cifras que marean.bresaltos y sin batacazos empresariales más o menos sonoros. Cuando lasredes de telefonía no eran todavía suficientemente flexibles, una empresainvirtió sumas astronómicas para lograr, por sí sola y mediante una extensaflota propia de satélites, una cobertura mundial. Tal vez se trate de uno delos fracasos más espectaculares de la historia de las telecomunicaciones elhecho de que esa iniciativa acabase por ser un completo desatino merceda las sucesivas y pequeñas mejoras de las distintas redes celulares y susacuerdos de roaming.A comienzos de siglo estaba por llegar, no obstante, lo que a la largava a tener la mayor importancia, la continua mejora de Internet y su portentoso crecimiento, hasta alcanzar cifras que marean. Además de unavance tecnológico, la extensión de la red ha puesto a prueba la resistencia y la creatividad de empresas e instituciones que, apenas unos añosatrás, hubieran sido totalmente incapaces de imaginar lo que se les podíavenir encima. La aparición de lo que se ha llamado la web 2.0, y el acceso casi universal a nuevas formas de relación, comunicación y comercionos está entregando un mundo enteramente distinto al tradicional, un espacio sin fronteras, por supuesto, y con un inusitado vigor para obligar atodo el mundo y a todas las actividades a adaptarse a sus posibilidades, ya sus exigencias.Nueva Revista, especialmente desde la incorporación de Álvaro Lucas,está tratando de adueñarse de las posibilidades de este nuevo entorno yha sido una de las primeras revistas en utilizar las posibilidades de una redsocial para mejorar la comunicación de la dirección con los colaboradoresy para dar a conocer las novedades de cada número.En mi opinión, lo que hemos visto es apenas un aperitivo de los cambios que están por llegar, y no somos todavía capaces de ver hasta dónde79DICIEMBRE 2009JOSÉ LUIS GONZÁLEZ QUIRÓSvan a llegar sus consecuencias en un sinfín de cuestiones. El hecho de quela red de redes vaya a vampirizar, aunque el término sea inadecuado, porque también habrá mejoras, toda la infraestructura clásica de comunicación, de información y, en último término, de cultura, no está seriamenteen discusión. Es algo que está pasando ante nuestros ojos y que, como esevidente, no está exento de riesgos, incluso graves. Pero la ola es imparable. Los periódicos en papel dejarán de existir, del mismo modo que handesaparecido los discos de vinilo; la televisión y la telefonía dejaran de sercomo son, la producción musical ya no es lo que era, la industria editorial se tendrá que transformar de arriba abajo, las bibliotecas perderán susentido original de reservorio para asumir funciones completamente distintas, etc.Habrá transformaciones en la forma de escribir y de leer, será un mundomuy distinto al que todavía gira, pero, al final, siempre habrá que contar conque existan personas que cuenten historias, pensadores que desmenucencuestiones peliagudas, testigos que den cuenta de lo que otros no han visto.La tecnología nunca ha matado el pensamiento, porque es uno de sus hijosmás fecundos y generosos. No hay nada que temer: podemos confiar enque esta empresa, que ya se acerca a su mayoría de edad civil, seguirádando que pensar, a nosotros y a los hijos de nuestros hijos, de formas nuevas pero en las que siempre latirá el espíritu con que la puso en marcha donAntonio, hace ya veinte años.80NUEVA REVISTA 126