Nueva Revista 119 > La paciencia como terapia africana

La paciencia como terapia africana

Alberto M. Arruti

Reseña del libro "Europa y el drama de África" de Carlos Robles Piquer.

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Referencia

Alberto M. Arruti, “La paciencia como terapia africana,” accessed April 17, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1806.

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Title

La paciencia como terapia africana

Subject

Libros de ensayo

Description

Reseña del libro "Europa y el drama de África" de Carlos Robles Piquer.

Creator

Alberto M. Arruti

Source

Nueva Revista 119 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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ENSAYOLa pacienciacomo terapia africanaALBERTOM. ARRUTIPERIODISTAfrica es el continente desconocido, del que menos hablan los medios de comunicación. La primera parte, de las dos en que se diviÁde esta obra de Carlos Robles Piquer, comprende diez grandes temas, enlos que se analiza la economía, la salud y la educación, las relaciones internacionales, los intentos de una posible integración supranacional, losderechos humanos, las constituciones de independencia y los ensayospara construir y estabilizar sistemas políticos democráticos. La segundaparte analiza las relaciones entre Europa y África.Son muchos los aspectos que llaman la atención del lector que desconoce la mayor parte de estas cuestiones. Uno de ellos es la esclavitud,que pervive pese a todas las legislaciones y las declaraciones. Según unestudio de National Geographic, el número de nuevos esclavos en elmundo se cifra en 27 millones. La mayoría de éstos se encuentran enÁfrica y se calcula en 13.000 millones de euros el beneficio anual deesta esclavitud. Otro gran problema es la conflictividad bélica. En 1997se produjeron en el mundo 144 conflictos violentos de los llamados «debaja intensidad»; de ellos, 48, exactamente la tercera parte, tuvieronlugar en África. En este momento, destaca la guerra sudanesa, por su duración y crueldad (dos millones de desplazados sólo en la región de Darfur). En el todavía reciente estudio del coordinador especial de las Naciones Unidas para África, se recuerda que el «África subsahariana hasido la región del mundo más afectada por los conflictos y las guerras»NUEVA REVISTA 119 · OCTUBRE 2008[ 161]Alberto M. Arrutique son «los mayores obstáculos a lapaz, la democracia, el crecimiento económico y el desa rrollo».No menos interesante es el capítulodedicado a la política, concretamente albuen gobierno, a la corrupción y a esafigura que se llama «hombre fuerte».Destaca la corrupción, en gran parte delos casos, no como un fenómeno ocasional, sino como un mal generalizado. Y,en ocasiones, la administración públicaEUROPAYELDRAMAy algunas grandes empresas privadas esDEÁFRICAtimulan la codicia del corruptor, quien,CARLOSROBLESPIQUERa su vez, mueve influencias más generales. Los reiterados informes de TranspaTaurus, Madrid, 2006426 páginasrencia Internacional demuestran que lacorrupción es planetaria, pero no esmenos cierto que, por ejemplo, en el año 2000, entre los diez Estadosmás corruptos aparecen cinco africanos. En la Carta del Atlántico de1941 se proclamó el derecho de cada pueblo a elegir la forma de gobierno bajo la que desea vivir. Y así surgieron las constituciones, donde la palabra constitución es casi sinónimo de independencia. Se dedica unaespecial atención a Marruecos y a Guinea Ecuatorial por sus particulares relaciones con España.En la segunda parte, donde se analizan las relaciones de África conla Unión Europea, el autor se muestra decididamente partidario deuna contribución cada vez más grande del viejo continente al desarrollo y a la estabilidad de África. Lo que no es óbice para que se reconozcan una serie de razones que conducen al pesimismo. Talescomo la industrialización fracasada, las tiranías que dañan por igual ala democracia y al desarrollo, la educación y la sanidad que no acaban de cumplir sus objetivos, la asfixia del ciudadano con el ordeneconómico vigente o los campesinos que, en bastantes circunstancias,viven como esclavos.NUEVA REVISTA 119 · OCTUBRE 2008[ 162]La paciencia como terapia africanaEs en el capítulo 21, que lleva por título «Las raíces de la esperanza»,el último del libro, en donde el autor expone su pensamiento. Que noes fácil la solución de tan graves problemas resulta evidente, pero seríainjusto no ser capaces de contemplar algunas razones para la esperanza.El objetivo tiene que ser la democracia, apoyada como garantía delconstitucionalismo.Las naciones de Europa, sobre todo articuladas en la Unión Europea,deben y pueden ayudar a África, que no hace tantos años fue, en granparte, colonia de esos países. «Pero no cabe engañarse: esa ayuda, quesin duda ha de ser mucho más generosa que la actual, será siempre complementaria del orden interior que los africanos deben poner en su propia casa. Pensar lo contrario es ofenderles con la presunción de su irremediable minoría de edad, lo que perpetuaría esa mentalidad colonialtraducida en la expresión de «la carga del hombre blanco». El autor expone diez conclusiones que califica de «aventuradas». Apostilla cadauna de estas conclusiones con un sustantivo. Así, por ejemplo, la pazaparece como prioridad; la educación y la salud, como cimientos; laprosperidad, como un derecho, y la paciencia como la mejor terapia.Y el autor concluye con estas esperanzadoras palabras: «El mundomás avanzado tiene que ofrecer a África no sólo su más generosa ayuda,sino un amor capaz de inspirar una paciencia prolongada y perseverante, aquélla que hizo el mundo y lo rige, según el conocido verso de unpoeta y diplomático mexicano».ALBERTOM. ARRUTINUEVA REVISTA 119 · OCTUBRE 2008[ 163]