Nueva Revista 118 > Tipologia presidencial

Tipologia presidencial

Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín

Sobre los políticos norteamericanos y su diversidad a lo largo de la historia.

File: Tipologia presidencial.pdf

Referencia

Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín, “Tipologia presidencial,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1679.

Dublin Core

Title

Tipologia presidencial

Subject

El futuro presidente de Estados Unidos

Description

Sobre los políticos norteamericanos y su diversidad a lo largo de la historia.

Creator

Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín

Source

Nueva Revista 118 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

Document Item Type Metadata

Text

FUTUREFOR PRESIDENTTipología presidencial LEOPOLDOCALVOSOTELOIBÁÑEZMARTÍNDIRECTORDELMÁSTERENRELACIONESINTERNACIONALESDELINSTITUTODEEMPRESAfinales de noviembre de 1963, pocos días después de que el tejanoLyndon Johnson sucediera al asesinado Kennedy en la presidenciaAde los Estados Unidos, el famoso periodista radiofónico y escritor Alistair Cooke recibió en su despacho de Nueva York el siguiente telegramadel director de un periódico británico: «Apreciaría mucho un artículosobre Tejas como contexto de Johnson. Stop. Cowboys, petróleo, millonarios, grandes ranchos, tosquedad general, mala educación, etc.».Alistair Cooke, nacido y educado en Inglaterra, pero nacionalizadonorteamericano, era ya por entonces un excelente conocedor de los Estados Unidos y un experto en los matices y los desencuentros de lascomplejas relaciones culturales entre Europa y Norteamérica. Su delicadeza le llevó a rechazar el encargo. «Mi artículo —nos cuenta—tendría que haber demostrado que el director estaba equivocado de principio a final». ¿Mala educación, los tejanos? Al contrario, tenían finosmodales llenos de una vieja cortesía, que sin duda era de raigambre hispánica. Y en la región tejana del río Pedernales, de donde era originario Johnson, los ranchos eran pequeños y no había ni petróleo ni millonarios.Alistair Cooke tenía, entre otras habilidades, la de utilizar anécdotaspara introducir categorías. Siguiendo esa misma técnica, cabe decir quesi aquel director de periódico inglés se equivocaba al caracterizar a los tejanos, acertaba en cambio en el planteamiento general de su encargo. Enefecto: el background, el contexto geográfico, cultural y religioso de lospolíticos norteamericanos, ha tenido siempre una extraordinaria importancia a la hora de conocerlos y valorarlos. A lo largo de una campañaNUEVA REVISTA 118 · JULIOSEPTIEMBRE 2008[ 21]Leopoldo CalvoSotelo IbáñezMartínelectoral, los creadores de opinión utilizan ese contexto como un eje decoordenadas que permite juzgar a los candidatos y predecir las reaccionesque tendrán ante los distintos problemas de la cosa pública. Más tarde,el mismo background servirá para explicar conductas y decisiones adoptadas por el candidato elegido. Así, en el caso de Johnson, su negativa aretirarse de Vietnam venía impuesta, según algunos observadores, por elsentido tejano del honor (Texan honor): no quería ser el primer presidente de los Estados Unidos que perdía una guerra.La necesidad de establecer las coordenadas vitales de los políticosnorteamericanos se concibe fácilmente teniendo en cuenta la gran diversidad que recorre los Estados Unidos de parte a parte desde su fundación y que no ha dejado de aumentar con el paso del tiempo. Esa diversidad es, en primer lugar, territorial. El federalismo norteamericanoresponde a la profunda descentralización originaria del país. Washington DC nunca ha sido como París o Londres, ciudades dotadas de un espíritu capitalino tan potente y prestigioso que en él se disuelven las particularidades locales de los representantes políticos que acuden alparlamento nacional. La diversidad religiosa tiene también mucha importancia. Norteamérica fue siempre la tierra prometida del protestantismo en sus diversas ramas, pero el catolicismo y el judaísmo no tardaron en incorporarse.Si a lo anterior se añade el talento y el gusto de la civilización angloamericana por la biografía y la semblanza, a nadie podrá sorprender queel retrato regional, cultural y religioso de los políticos sea en EstadosUnidos un subgénero literario imprescindible, sobre todo en periodoelectoral. Merece la pena hacer un recorrido, aunque sea breve y parcial, por las vicisitudes y la evolución de esa galería de retratos que nosha legado el periodismo norteamericano. En el principio había dosgrandes viveros de personajes, uno al sur y otro al norte: la aristocraciade plantadores virginianos y la teocracia de origen puritano de NuevaInglaterra. Notables virginianos fueron cuatro de los primeros seis presidentes de los Estados Unidos. Entre ellos destaca la figura fundacional de Washington y la distinción intelectual de Jefferson, redactorde la Declaración de Independencia, y de Madison, principal autor deNUEVA REVISTA 118 · JULIOSEPTIEMBRE 2008[ 22]Tipología presidencial la Constitución norteamericana.El background, el contextoSin embargo, la vieja clase domigeográfico, cultural y religiosonante del estado de Virginia resultóde los políticosprácticamente aniquilada durantenorteamericanos, ha tenidola Guerra de Secesión.siempre una extraordinariaMás longevas fueron las clasesimportancia a la hora dedirigentes de Nueva Inglaterra,conocerlos y valorarlos.cuyo centro estaba en Boston,Massachusetts. A ellas pertenecieron John Adams y John Quincy Adams, padre e hijo, segundo y sextopresidentes de los Estados Unidos. Un subconjunto particularmenteexitoso de esta élite fue el de los llamados «brahmanes» de Boston, untrenzado de familias tradicionales encabezado por los Cabot. Entrelas mejores piezas de nuestra galería está la crónica que H. L. Mencken, quizá el periodista americano más influyente del primer tercio delsiglo XX, hizo de la convención republicana de 1920, presidida coneficacia, superioridad y desdén por Henry Cabot Lodge, gran patriciobostoniano que por entonces se acercaba al final de su carrera detreinta años como senador por Massachusetts. Su nieto, Henry CabotLodge Jr., fue candidato a la vicepresidencia con Nixon en 1960.Pero, como es sabido, aunque el político que ganó aquellas elecciones también procedía de Massachusetts, no pertenecía a la vieja castabrahmánica, sino a una nueva dinastía católica e irlandesa; se llamaba John F. Kennedy.En realidad, el declive de la clase política originaria de los trece estados fundadores de la Unión comenzó en 1828, con la elección de Andrew Jackson, el primer presidente de más allá de la cordillera de losApalaches, que entonces marcaba la frontera oeste de los Estados Unidos. Jackson fue también el primer populista que ocupó la Casa Blanca;la etiqueta populista, nueva entonces, se aplicaría después a una largaserie de políticos norteamericanos. Uno de los más famosos (y tambiéninsuperablemente descrito por Mencken) fue William Jennings Bryan,tres veces candidato a la presidencia por el partido demócrata entre finales del siglo XIXy principios del siglo XX, y secretario de estado conNUEVA REVISTA 118 · JULIOSEPTIEMBRE 2008[ 23]Leopoldo CalvoSotelo IbáñezMartínel presidente Woodrow Wilson. Gran orador y movilizador de masas,W. J. Bryan se identificó como nadie con los ambientes rurales del sur ydel medio oeste de los Estados Unidos, recelosos de la América urbanay con una vida cotidiana muy marcada por una interpretación severa yliteral de los textos bíblicos.La lista de personajes, cada uno de ellos con su latitud y longitud territorial y cultural, podría seguir. Pero es tiempo de que proyectemoseste sistema de clasificaciones sobre los candidatos que concurren alas elecciones a la presidencia de los Estados Unidos en noviembre de2008. John McCain, el candidato republicano, es ciertamente un casoespecial, pero no se escapa del sistema. El hoy senador por Arizona eshijo y nieto de almirantes y ha servido durante veintidós años en la Armada estadounidense, de los cuales vivió cinco y medio como prisionero de guerra en Vietnam. McCain nació en la zona norteamericanadel canal de Panamá y ha escrito que su familia «no estaba arraigada enun lugar, sino en la cultura de la marina». En suma, es un político salido de las fuerzas armadas. No se han dado muchos casos en la historianorteamericana, pero sí muy ilustres: la lista empieza nada menos quecon Washington, y continúa en el siglo XIXcon Ulysses S. Grant y enel siglo XXcon Eisenhower. El tipo no es muy frecuente, pero está biendefinido.Quien sí se escapa de todo sistema taxonómico es el senador por Illinois y candidato demócrata, Barack Obama. Oigamos primero lo queél dice de sí mismo. «Tengo un nombre raro y un backgroundexótico,pero mis valores son esencialmente americanos. Mis raíces están en lacomunidad afroamericana, pero no me limitan». «Creo que si podemos decirle al mundo: “Tenemos un presidente en la Casa Blanca quetiene todavía una abuela que vive en una cabaña a orillas del Lago Victoria y tiene una hermana que es medio indonesia y está casada con uncanadiense de origen chino”, la gente pensará que ese presidente va acomprender mejor lo que pasa en sus vidas y en sus países. Y tendránrazón». Hay en estas palabras una declaración que contradice la tesisque aquí se sostiene sobre lo inclasificable del personaje: «Mis raícesestán en la comunidad afroamericana». Sin embargo, a la vista de laNUEVA REVISTA 118 · JULIOSEPTIEMBRE 2008[ 24]Tipología presidencial biografía del senador Obama, cabe dudar de que esas raíces sean muyprofundas.En efecto, Barack Hussein Obama nació en 1961 en Honolulu(Hawai) de un padre keniata de familia musulmana y una madre norteamericana blanca originaria del estado de Kansas. Su padre abandonóla familia cuando el niño tenía dos años y su madre se volvió a casar conun indonesio, con lo que Obama vivió en Yakarta hasta los diez años.Después volvió a Honolulu con sus abuelos maternos y allí terminó suenseñanza secundaria en 1979. Su educación superior tuvo lugar sobretodo en la Universidad de Columbia (Nueva York) y en la Facultad deDerecho de la Universidad de Harvard. Entre Columbia y Harvard,Obama pasó tres años (19851988) dirigiendo un proyecto de «desarrollo comunitario» en el South Side, un distrito pobre de Chicago. Sinduda, durante aquel periodo entró en contacto con la comunidad afroamericana, pero lo cierto es que sus años formativos discurrieron muylejos de esa órbita étnica y cultural.Una conexión tardía con Chicago y con la comunidad negra americana no desdibuja lo esencial de su biografía que, como él mismo dice, secaracteriza por el exotismo. Cabe decir que esa biografía es fruto de la granascensión de los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX.Cuando un país deviene en gran potencia mundial, ocurre un doblemovimiento: se proyecta sobre el mundo y recibe en su seno al mundo,lo que acaba transformando las trayectorias vitales tradicionales de susciudadanos, cuyas biografías se van salpicando de elementos foráneos.Así le ha ocurrido a Barack Obama, y esos elementos resuenan favorablemente, sin duda, en muchos rincones del planeta. Pero, sobre todo,su exotismo le permite escapar de las intrincadas clasificaciones quehan regido la vida política norteamericana hasta nuestros días y dirigirse de manera mucho más libre y directa a todos sus conciudadanos. Ellole convierte —la combinación es formidable—en un símbolo de la globalización y en un candidato postamericano, es decir, distinto de la?América que hasta ahora hemos conocido. LEOPOLDOCALVOSOTELOIBÁÑEZMARTÍNNUEVA REVISTA 118 · JULIOSEPTIEMBRE 2008[ 25]