Nueva Revista 065 > Himnos tardíos

Himnos tardíos

Miguel Veyrat

Reseña del libro "Himnos tardíos" de Jaime Siles.

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Referencia

Miguel Veyrat, “Himnos tardíos,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1425.

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Title

Himnos tardíos

Subject

Libros

Description

Reseña del libro "Himnos tardíos" de Jaime Siles.

Creator

Miguel Veyrat

Source

Nueva Revista 065 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

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HIMNOS TARDÍOS Jaime Siles I Premio de Poesía Generación del 27 Colección Visor de Poesía 1999 86 páginas La polémica acerca de si la esencia las sanísimas reacciones juveniles precede o no a la existencia y vicever—al menos la más aireada—, frente a sa —que pelotea entre las figuras de los vicios generados por la utilización Heidegger y Sartre, y sus añadidas sigde la poesía como arma de combate, nificaciones políticas—, resulta insupor las diversas sectas literarias nacifrible, por no decir estúpida, además das del enfrentamiento del año 36. Y de inútil, entre poetas: en su raíz se alegra especialmente que sea uno de sitúa la riña tabernaria de los últimos ellos quien realice ahora mismo esa años entre adeptos a la esencia o la tarea imprescindible y clarificadora, experiencia, al conocimiento o la en un momento en que todo invita a literalidad anecdótica. Si el poeta es hacer resúmenes y listas al rescoldo «el que mira»(Gide, Le traite du Narde reavivadas sectas, y muy poco a ásse, 1893) y el que nombra, aquél sacar conclusiones útiles para seguir que «intenta reintegrar el tiempo caminando más allá del siglo que se humano en el tiempo sin tiempo» apaga: quiero creer que ésta es una de (Jacobo Muñoz, ponencia en El Escolas circunstancias que ha movido a rial, julio de 1999), ese poeta aquí y los jurados del Premio Generación ahornes Jaime Siles (Valencia, 1951) del 27, a otorgarlo a Himnos tardíos en quien con sus Himnos tardíos, tiene la su primera edición, zanjando de paso valentía de cerrar su fin de siglo poétila falsa polémica entre poetas al coroco, dando vida a esa conclusión. nar al homo viator (G. Marcel) que se hace usando el verbo —la esencia—, Alegra que ese poeta sea uno de al caminar cantando —conociendo, los protagonistas —Nueve Novísimos en suma— su experiencia vital. (Castellet, Barral, 1970)—de una de El recorrido intelectual (catederna como en Semáforos, semáforos drático de Latín en la Universidad (Premio Loewe 1989), Siles siente de Valencia y de Letras Hispánicas que tiene que desnudar la palabra y en en la de SaintGall, Suiza) y poétiHimnos tardíos, desconfía del lenguaco, a través de los libros escritos y je y afirma que no está el poema en la los premios obtenidos con ellos por oscuridad del lenguaje, sino en la de Jaime Siles, puede servir de interela vida». sante soporte al lector que quiera En la misma información citada, comprobar por sí mismo lo manifesel propio poeta justifica también el tado en estas líneas. Su libro Canón, título elegido del siguiente modo: que recibió el premio «Ocnos» en «responde al aspecto más descarna1973, representa la preocupación prido del recorrido vital que he querido mordial por conocer e interpretar la contar y para ello he utilizado la eleGénesis de la Luz (1969), cuyo conocigía de verso libre como soporte. Pero miento utilizará más adelante para no la elegía como nosotros la ententratar de situarla en el mejor ángulo demos, sino la que está a medio posible, estableciendo el punto de camino entre la germánica y la latifuga necesario para calibrar los ritmos na, que para mí sería el himno, que donde se ilumina y fragua la creación no es precisamente la canción, sino literaria: una especie de desolación de la quimera, para expresarme en términos de Cernuda». La luz es un ave que se quema, que se inflama encendida, que se Nos adentramos en Himnos tarnace díos, no sin advertir que la necesaria del carcaj de la noche, saeta en la sobriedad de la información periodísdistancia tica antes leída puede hacernos caer en una trampa. Cuando el poeta afirtraspasando los anquilosados ma —por cierto, en algunos de los nervios de lo oscuro. mejores versos del libro— que «no está el poema en las oscuridades del Después de transitar «por la poesía lenguaje, sino en las de la vida», acierpura—informa el diario El País citanta al denunciar la práctica de algunos do a la agencia Efe (28.6.99, pag. 39) clérigos del mester, que emplean al dar noticia del libro—, intelectual, un lenguaje voluntariamente oscuro minimalista como en Música del agua queriendo pasar por hondos. (Premio de la Crítica 1983) y posmoSiles habla de «desnudar» el lenhallarse «nel mezzo del cammín». guaje, no de «oscurecerlo», pues su De otro modo, sorprendería que hondura la encuentra el poeta en la pidiera perdón al «lector, por lo que investigación de todos los significaescribo, por lo que he escrito y lo que dos que aun el más humilde signifiescribiré», sabiendo así mismo a tracante encierra. Será colocándolos vés de su voz que: —una vez más— bajo la mejor luz, para mejor ver con claridad, donde Otoño es el lenguaje del yo hacia el buen juglar alcanzará la naturalisu pérdida, dad expresiva de la lengua para donde no caen las hojas sino el hallar el poema entre las «oscuridaser del pensar. des de la vida». Y en este sentido Ya no quedan conceptos sino daría lo mismo que el poeta invocacosas. ra épicamente la proximidad de un Ya no queda sino el desnudo sol taxi para correr hacia la amada, que y este tosco vivir a la intemperie, el fulgor del rayo para fundirse en la mientras por el espejo de la llama amorosa. mente pasan Al margen de las tendencias, imágenes de uno cada vez más la última poesía de Siles, apartada borrosas voluntariamente de los temas y la y una idea de todo cada vez más forma habituales del autor, pero no fugaz. amputada de su tradición, sorprende sobre todo por lo inhabitual del tono En esta misma claridad mental estrielegiaco —asociado voluntariamenba el interés y la valentía que yo he te al dolor cernudiano, gemido forsentido filtrarse tras la emoción con malmente en La Desolación de la Quique están escritos los Himnos tardíos. mera—, en nuestra literatura última, El poeta se enfrenta a todas las dudas excepción hecha quizás del gran formales y existenciales que aquejan poeta malagueño José Infante. a todo escritor sincero que quiere poner en claro quién es él entre Pero Jaime Siles no se halla en otros hombres, qué es el en el tiemuna selva oscura —aunque El grito po, qué cosa pueda ser su propio arte de Edward Munch presida la cubiercomo razón válida para aproximarse ta del libro—, sino que ve muy nítia conocer algo de todo ello y cómo se damente el hasta ahora presentido construye y comunica la metáfora resplandor del claro del bosque, al Pero el Siles filólogo salvará de de la vida, que permanecerá ignoranuevo al Siles poeta, cuando la diritta da hasta que él la ponga en claro vía parezca, sólo parezca, smarrita, ya sobre el papel, bien diferenciada de perdida: «Lo que debo al latín son las siempre inertes cosas. muchas cosas. Para empezar, mi senQuiero recordar en este momensación de lengua, tan diferente a la to una inteligente reseña del último ilusión del habla, y la idea que todo Steiner, escrita en estas mismas págilenguaje es —y es sólo— un acto de nas (Nueva Revista, n9 61, Febrero, pensar... que construye, sobre soni1999) por Enrique Andrés Ruiz, en dos puros, la arquitectura de una la que el crítico nos comunica que identidad». En pocos versos podría ningún verdadero judío debe acepdarse una aproximación más exacta a tar un territorio propio, un genius lo que es —o debería ser para algunos loci, una figuración del tiempo, del de nosotros— la poesía: quizá añadir espacio de Dios, y su misión es la de ese «total olvido de sí cuando se escuvagar eternamente, la de errar, la de cha lo que ni tan siquiera se sabía convertir su vida en una inacabable estar aguardando», como diría Zamerrata. Su Templo destruido se ha brano y podría firmar Teresa de Jesús. convertido en Libro. Su Dios no se ha encarnado en un hombre, sino en Porque tras darnos cuenta de su un Libro: «Es en este sentido, nos recorrido, Siles que conoce bien los dice Andrés Ruiz, en el que Steiner versos de Brodsky en Gorbunov y no puede ser un humanista, un liteGorchakov: «De ahora en adelante, rati». El Siles cristiano, cuyo Dios sí y como siempre después de una vida se ha encarnado en un hombre a trasucede, comienza la eternidad», sabe vés de la palabra, puede clamar por que la eternidad, el tiempo sin tiemel significado, por la afirmación de po, empieza siempre en el presente: la vida, por la humanidad: la zarza allí donde se halla la libertad del no es tautología. La poesía se halla poeta, que no es solamente quien conen un tertium quid, territorio intercibe y escribe materialmente la poemedio, iluminado por el fulgor que sía, y quien hace contingente el tiemviaja hacia el sentido, y en el que po, y además medido, y habitable, sólo parecemos extraviados: y escrisino también quien la lee y la recibe: bimos, por ello, libros, continuamente, intentando conocer, nomEn esa nada pura brando, nombrando. donde vive el poema estar como de tránsito, patinete? ¿Acodados a la barra de un de viaje, de fiesta, de visita. pub, en la habitación de hotel de Estar como de paso sábanas húmedas y olorosas a luna como se está en el yo. recién resuelta? ¿En las enloquecidas Vivir en el poema carreras de moto cruzándose a ruleta el otro lado del poema. rusa, repletas las seseras de polvo Vivir la vida del poema blanco? ¿En el también blanco escrien el continuo tránsito del yo. torio monacal inundado de luz, o en la discoteca rapera, atronada de dramas, ojeras y pobreza? El poeta ha llegado ya al lugar que presentía: detrás de la luz aparente Todos corren la carrera, cons—del otro lado—, está la verdadera cientes o alienados: los poetas, desde iniciación, y a ella se llega como al que existen —siempre— han probaGrial, o la Flor Azul que evocaba do todas las vías, desde el peyote a la magistralmente Novalis o nuestro oración. Solamente llegan quienes, Luis Alberto de Cuenca en Por fuerempuñando el signo, tienen los ojos tes y fronteras, matando primero a claros, el corazón sincero, y no les varios dragones, volando o caminanasusta volar ni caminar sobre ascuas. do sobre las aguas. Pero, ¿en qué? ¿En Y viven para contarlo. taxi, barco, a caballo, en tren AVE o miguel veyrat