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Malinconia

Enrique Andrés Ruíz

Acerca de la crítica al libro Malinconia de Jean Clair, situada en la época de la Segunda Guerra Mundial.

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Enrique Andrés Ruíz, “Malinconia,” accessed April 19, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1367.

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Title

Malinconia

Subject

Críticas

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Acerca de la crítica al libro Malinconia de Jean Clair, situada en la época de la Segunda Guerra Mundial.

Creator

Enrique Andrés Ruíz

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Nueva Revista 063 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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Cuando se acercaba, en su edición de le petit Nicolás. Prefirieron, como 1999, la fecha de inauguración de siempre, fijarse en algo de más gorARCO, la polémica ya estaba servida. dura, de más madera, y se agarraron a Francia iba a ser el país invitado, y el la supuesta provocación con que el comisario encargado de la selección, comisario había herido el orgullo el joven crítico Nicolás Bourriaud, español cuando declaró que de Pirien declaraciones previas al desemneos abajo el arte actual era un lánbarco, había manifestado que la guido, trasnochado e incomunicado pujanza del panorama artístico franreflejo de la actividad creadora que cés se debía, acaso por primera vez, a tiene lugar en los focos verdaderauna actividad artística volcada sobre mente relevantes para el arte de hoy. la internacionalidad de sus propuesLo malo es que a nadie se le oculta tas. Bourriaud, cuando se vio obligaque, tras la Segunda Guerra Mundo a justificar la selección de las dial, Francia no detenta ninguna galerías participantes, no tuvo otro mayoría ni minoría de acciones en remedio que apelar a la defensa, que esa empresa, Vanguardia S.A., y que esas salas habían llevado a cabo, del el aburrimiento que ahora nos puereciente arte francés en la escena dan producir Daniel Burén o el internacional. Con todo, los suplerecuerdo de la influencia psicoanalímentos de los diarios que gustan tica y marxista del discurso pictórico periódicamente de suscitar entre del Louis Cane o del Viallat de los nosotros espejismos de enfrentaaños setenta todavía es menor que el mientos, tan espurios como desinproducido por el marchito contiformados, no vieron motivo de debanuismo vanguardista de la escena te en esos aspectos de la identidad artística dibujada por Bourriaud. artística, del internacionalismo del La lástima es que la voluntarista arte contemporáneo, de la vitalidad visión de Bourriaud escamoteara, vanguardista o cualquier otro de los como no pudiera ser de otra manera, abordados por los argumentos de lo que de vivo y crucial tiene hoy, si no la práctica artística, sí el debate sido tomado pronto por un ensayo crítico sobre el arte contemporáneo eminentemente político o, al menos, que se refleja en los ensayistas franpor una reflexión de política cultural, ceses, pero de esto tampoco parecían en todo caso histórica. El propio saber nada nuestros diarios más proautor da pie para ello y, después de clives a las despistadas polémicas todo, las reflexiones estéticas están culturales. en el país de encima vinculadas a un ámbito crítico de resonancias primePues bien, si hay una obra y una ramente políticas o sociológicas, que personalidad de verdadero interés en es como decir lo mismo. De hecho y la reflexión europea sobre el arte para el común, la nostalgia parece actual, en su caso hecha a partir de estar allí defendida por Clair, o por la una implacable revisión de la histoposición liberal y antiestatalista de ria más legalizada del arte del siglo XX Marc Fumaroli, y el progresismo y de su manual de tópicos, son las de moderno por el director de Le Monde, Jean Clair. Nada más pronunciar su Philippe Dagen, y su postura más que nombre, y más si se hace elogiosaambigua sobre el arte de nuestros mente, el comentarista será muy contemporáneos. Así es que resulta probablemente tachado de conserbastante sencillo encontrar el resuvador, incluso de reaccionario, y se men de La responsabilidad del artista deducirá que es algún defensor de la —a cargo, claro, de quienes desde tradición figurativa, del oficio de luego se encuentran mucho más própintar y de la innegociable y permaximos de la sociología política que de nente actualidad de la pintura. Se la afición o del hábito artístico (aquí dirá eso como si ambas cosas resultacasi nada se les ha perdido)— ran inseparables y, en cierto modo, es haciendo pivotar el libro entero en la existencia o no de esa juntura sobre el capítulo segundo en el que donde se asienta el meollo de la disClair desentraña la vinculación del cusión suscitada por el director del futurismo y el expresionismo con la Museo Picasso de París. Así ha ocuretórica que prestó cobertura al rrido, por ejemplo, en no pocos de horror totalitario de nuestro siglo, los comentarios escritos a partir de la sea nazi o bolchevique. publicación en España de su libro La responsabilidad del artista (Las vanNo me parece, sin embargo, que guardias entre el terror y la razón), el la repercusión última de los ensayos primero de los suyos traducido entre de Clair deba ser examinada mediannosotros. En más o menos farragosas te el análisis de si esa circunstancia reseñas y críticas, el libro de Clair ha histórica es verdad o no, y ahí se de un oficio sometido a aprendizaje, agotara su impecable denuncia. Su no eran sino sacrilegios. «Semejante intención no es exclusivamente hishistoria no es, desde luego, la Historiográfica, e incluso en ese aspecto toria», como dice Clair, pero el sería muy difícil rebatir los hechos hecho es que el arte contemporáneo sobre los que se apoya. Antes de La resha sido entendido, y todavía lo quieponsabilidad. .., que Gallimard publicó re seguir siendo, como una reconsen 1997, Jean Clair había reunido, trucción, sostenida sobre intereses con el título de Maíinconia. Motifs ideológicos, que ha primado las innosatumiens dans lart de ientredeuxvaciones, las derivaciones y las guerres, muchas de sus aportaciones excentricidades sobre la identidad de dispersas en catálogos y revistas dediuna tradición vinculada al arte del cadas a la tradición figurativa de un pasado. En la tal actitud subyace un arte contemporáneo poco coincientendimiento de lo moderno hiposdente con el descrito y prescrito por tasiado en el concepto de progreso el vanguardismo institucionalizado indefinido y rupturista, y ése es el prio, por poner un ejemplo, con el mer tópico que se encargó Clair de patrón de la modernidad elaborado deshacer, con tan sólo evocar la verpor el MOMA neoyorkino. A través de dadera raíz de la reflexión moderna, estos ensayos, algunos tan célebres no otra que la acepción dada por Baucomo los que acompañaron la expodelaire a ese sentido del tiempo que sición Les Réalismes, entre révolution nada tiene que ver con el progreso, etréaction (Centro Pompidou, 1980) «esa religión de imbéciles y perezoo el dedicado a Giorgio De Chirico y sos», sino con la melancolía de quiecontenido en el catálogo de la muesnes, en permanente conflicto y sin tra preparada por Clair para el mismo complacencia ninguna, buscan el centro en 1983, el desenmascaraperdido equilibrio entre el vértigo miento de la supuesta inocencia que de la caducidad y la eternidad invoemparejaba progresismo político con cada por el deseo. Sea como fuere, la vanguardia artística se apareció ya modernidad a la que nos ha habituacomo una perturbación —y entondo la vanguardia artística olvidó un ces, muy valiente perturbación— de día esa raíz, ese ansia desesperada de la perversa calma en que se asentaarmonía, y prefirió heredar el irraban los pilares de un arte contempocionalismo romántico, negando así ráneo de discurso único y excluyente. la pertenencia a la actualidad (si Para ese arte, cualquier evocación de esto fuera posible hacerlo) de lo que la figura, de la representación, de la no caminase, por el sendero de una disciplina, de una tradición central o Los ensayos de Clair han optado revolución sin fin, hacia el logro de por escarbar en el montón de ruinas un nuevo lenguaje de pureza químivertido en la escombrera del siglo y ca, a duras penas articulado por una han encontrado, sin embargo, los especie de artista convertido en libérestos, todavía vivos, siempre actuarrimo y sumamente ingenuo creador les, de una tradición, de una centraabsoluto. Digo a sabiendas ingenuo lidad. Pero, ¿qué tradición? Ese es el por recordar el término con el que los único punto en que a mi juicio se barrocos llamaban a quienes se hallapuede discutir a quien —para los que ban exentos de responsabilidad fiscreen que estos escritos hablan sólo cal. De toda responsabilidad, deberede historia del arte moderno o de su mos decir para referirnos al tipo de contexto político— dirigiera la disartista destilado por el discurso de la cutida (reaccionaria, se dijo) Bienal vanguardia, incluida la que se debe a de Venecia de 1995. La suya sería la la memoria, la que se debe al oficio, la de un neoclasicismo melancólico que se debe al lenguaje. bastante devaluador del precio por Y así es como los ensayos de Jean el que se mira lo que la vanguardia Clair apuntan, más que a la revisión de del siglo XX debe al espíritu de la icoestudios históricos, a la acuciante noclastia romántica y nórdica. En cuestión actual de la práctica artística esa tradición resultarían fundadoras legitimada por un arte contemporálas figuraciones de entreguerras, los neo convertido en género. Oficial y metafísicos italianos, los pintores de poderoso, ¿por qué sigue gozando ese la Neue Sachlichkeit alemana, la posdiscurso de una aureola de insumisión? guerra inglesa de Freud o de Auer¿Por qué las preferencias, los gustos, bach y algunos puntos solitarios y siguen desencadenando polémicas oscuros para el conformismo teórico ideológicas, como si no supiéramos de como Bonnard o Balthus. Los fasciantemano el plato que nos van a servir nantes, subyugantes ensayos que en el mantel sobre el que se dice de un Clair ha dedicado a De Chirico, sus artista o de su obra que son radicales o páginas sobre Carrà, sobre Sironi, es subversivos? Es muy probable que una pena que deban aún justificarse. la irresponsabilidad del artista que Es como si cada vez que alguien todavía se llama de vanguardia se habla de rappel à lordre o de un gusto corresponda con la nulidad de su reapor el bel mestiere tuviera que cargar lización, con la afasia de quien hace con la responsabilidad (la que no se tiempo hizo taínda rasa de los lenguaexige a los ingenuos) de lavarse de la jes históricos. Y de ahí su aceptación y sospecha de, no sé, intolerancia, su promoción, de su inanidad. en un momento en que, sin embargo, autoritarismo, falta de respeto por el no parecía estar en ella la vida. mestizaje cultural, por la diversidad sexual, por el multiculturalismo La clave melancólica se hace étnico, y a saber cuántas cosas más... fecunda para el entendimiento de lo Como digo, una crítica consecuenmás solapado de nuestra modernidad te hacia Clair debería estar dirigida artística. En los estudios de Jean a la composición de hitos con los Clair, como lo ha sido en no pocos de que su neoclasicismo parece querer Giorgio Agamben o, en España, en afirmarse. Pero no al honesto y ese estupendo libro de María Bolaaguerrido empeño por vindicar una ños que se titulaba precisamente tradición sin la que, ciertamente, la Pasajes de la melancolía, debiera resulpintura no es nada (claro, que eso tar, además, disuasoria para quienes poco importa para quienes, previasientan la urgencia de asociar orden mente, no es nada la pintura). Y y antimodernidad. La trágica barbamenos a su certero rastreo de nomrie de nuestro siglo ha tenido su bres y obras que quisieron (aunque representación, a veces su profecía, debamos olvidar para ello la picarespor medios estrictamente pictóricos, ca chiriquiana) cargar con la respona pesar de que la destrucción y el sabilidad del tiempo. Para ese tipo de terror siguieran, como pensaba Karl artista, olvidado durante décadas en Krauss, a una previa destrucción del la oscuridad del pudor y la humildad lenguaje. El problema de la explicade su oficio (entre nosotros, el de ción melancólica es, como siempre, Gaya, el de Xavier Valls y el de no el de reducir pintura a iconografía, menos de treinta jóvenes pintores porque la vida de la pintura no conespañoles de este fin de siglo), el siste, digámoslo así, en la subordinaorden, el sospechoso orden, no tenía ción al significado de sus imágenes. ni tiene nada que ver con la cómoda Pero esto no debe insinuar merma a instalación en la academia sino con la un puñado de páginas que concretaterrible batalla melancólica de intenmente nos hablan del momento en tar decir algo con un lenguaje que que la pintura cargó con la responsadebía afrontar la nietzscheana «solebilidad «de afrontar en lo sucesivo la dad de los signos», que debía enfrenradical extrañeza de lo real frente a tarse a la representación de la realidad su posible representación», o»