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El tomate y la soberanía nacional

José Luis Palma Fernández

Sobre los recientes enfrentamientos entre agricultores franceses y españoles que han demostrado que el tomate es capaz de unir a todos los españoles en defensa de una causa común.

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José Luis Palma Fernández, “El tomate y la soberanía nacional,” accessed April 26, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1064.

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El tomate y la soberanía nacional

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Panorama

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Sobre los recientes enfrentamientos entre agricultores franceses y españoles que han demostrado que el tomate es capaz de unir a todos los españoles en defensa de una causa común.

Creator

José Luis Palma Fernández

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Nueva Revista 052 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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al primogénito gaullista con una sogaullismo. Nadie se prive de perebrina de Keynes. Con todas sus dugrinar como quiera a Colombeydas hamletianas, quizá Balladur LesDeuxEglises, pero con alguna pueda organizar otra estrategia libeestrategia sólida contra el paro y la ralconservadora que suplante de voluntad explícita de aligerar el lasuna vez por todas los vetustos atractre insostenible del Estado. Valentí tivos de aquella arca perdida del Puig. El tomate y la soberanía nacional La solidaridad nacional bien puede descansar a veces sobre elementos humildes. Los recientes enfrentamientos entre agricultores franceses y españoles han demostrado que el tomate es capaz de unir a todos los españoles en defensa de una causa común. En esta ocasión, esa causa ha sido la del tomate, un producto modesto pero de grandísima calidad que ha venido a mostrar las excelencias del campo español. frente a palmarias injusticias. La claifícilmente hubiera podido ve está en el tomate. llegar a concebir Bodino Dque el principal basamento Cuando las plataformas digitales de sus teorías sobre el poder supremo y las guerras de telecomunicaciones y omnímodo que encarnaba la sobehan mostrado la auténtica faz de ranía nacional fuera a descansar socuestiones imcomprensibles y ajenas bre un humilde tomate. a toda intelección humana (al marEn momentos de crisis de identigen de las pugnas de poder que se esdad sobre quiénes somos, de qué forconden tras todo ello), la agricultura mamos parte, qué queremos y hacia vuelve a manifestarse en toda su dónde se nos lleva, el ufano tomate magna y asombrosa sencillez como se erige en la explicación de que sialgo tangible y evidente a los ojos de gue existiendo un vínculo subyacentodos. Producimos más tomates, mete que muchos habían olvidado. Hay jores y más baratos, ¿no es eso comalgo que permanece por debajo de la petitividad? ¿Por qué molesta a otros hojarasca y hay algo que nos agrupa que seamos capaces de ejemplificar trinas jurídicas agrarias, la propia deel paradigma europeo con nuestra nominación de mercado hace más remás tradicional capacidad agraria?, ferencia a los productos del campo ¿resulta que el campo va a ser quien que a los demás artículos que luego, en su reconocida humildad manifiessobre los cimientos rurales, han llete su intrínseca grandeza? gado antes de ayer. El tradicional alejamiento de la En un acentuadísimo período de ciudad respecto al campo ha venido a diez años, la España rural ha sido sadar un vuelco de sorpresa cuando los cudida por una conmoción de dimenmás preclaros corifeos de la modersiones descomunales que impresionidad telemática (por supuesto, urbanaría a cualquier responsable de polínistas) han descubierto que donde ticas públicas o privadas, por corto somos de verdad competitivos es de vista que fuese. fuera de las urbes. Los campos espaDe una agricultura tradicional ñoles (o algunos de ellos) son los auque, ocupando casi el 75% de la poténticos protagonistas de una revolublación activa a principios del siglo ción silenciosa que ha terminado por xvni aún empleaba el 50% hace apepasmar a los pseudointelectuales de nas cuarenta años, se ha llegado a dominical de fin de semana que mauna proporción cercana al 8% en la nifiestan reiteradamente su ignoranactualidad. De una muy escasa capacia respecto a lo agrario y rural. cidad tecnológica en los años 50, se Mucho de lo anterior tiene que ha pasado a una más que envidiable ver con la Política Agrícola Común. potencia científica e investigadora en Otro tanto nada desdeñable tiene reel campo hortícola. De una tradiciolación con la competitividad de Esnal aversión a las exportaciones, se paña en ciertas producciones europeha llegado nada menos que a exporas. Precisamente, y sobre todo, en tar más de 800.000 millones de peseaquéllas que más se asemejan a la vitas en productos hortícolas el pasado da financiera: las producciones hortíaño. Y, por encima de todo, es precicolas, capaces de regirse por reglas so señalar nuestros mejores activos más cercanas a una bolsa de contrafijos: la combinación de un extraortación que a un mercado al modo dinario clima con ubérrimas plantaclásico. ciones de vanguardia. El auténtico Mercado Común Europeo es el agrario. Lo demás son Todo lo anterior, sin ser secundaañadidos que han aprovechado las rio, cede ante el principal elemento sendas rurales. De la misma forma productivo: los agricultores. Tras una en que el núcleo del Derecho Comudolorosa reconversión humana que nitario está construido sobre las docha propiciado una gran salida de trarar tan magro resultado para tan mobajadores de la cadena productiva desto ejemplar de la familia de las primaria, no es menos cierto que éssolanáceas. Puede que, más cercano tas se han tecnificado, organizado y en el tiempo, Joaquín Costa hubiera agrupado en entidades capaces de sido capaz de entender mejor lo que responder a la demanda global de era competir en Europa. Lo que sí es prestaciones que requiere la sociedad cierto es que nuestros tomates, nuesde servicios y consumidores que nos tra horticultura en particular y otras rodea. Un lema podría simplificar alzonas de nuestra agricultura en genego difícilmente simplificable: ya no ral son un ejemplo que debe ser sehay que producir más, hay que proguido no solo en las escuelas de ducir mejor. Y no lo estamos hacienAgrónomos, donde ya se les conoce do nada mal. muy bien, sino en las mejores EscueDe la optimización de los factolas de Administración de Empresas, res productivos, la adecuada combidonde tienen los merecimientos pronación de capital humano y financiepios del comerciante hecho a sí misro, la utilización responsable de los mo que apabulla a los más preclaros medios científicos y la consideración científicos neoliberales de salón. creciente del respeto al medio ambiente es de donde sale la estrella de Cuando en agricultura se ha pasala última manifestación de la soberado de las fincas mejorables a las exnía nacional: el tomate. Pero no es un plotaciones agrarias prioritarias, del tomate cualquiera: es una combinaaumento de producciones a las cuoción de calibre adecuado, grosor justas de producción y al abandono de to, riqueza de contenidos alimentitierras, del fomento agrario al desacios y capacidad de resistencia al rrollo rural y del simple productivistransporte y de perdurabilidad en el mo a la protección del medio amalmacenamiento. En términos embiente, parece que algo tan negativo presariales, es una muestra de eficacomo las campañas contra nuestro cia y eficiencia. Y, claro, desde la tomate favorito pueden venir a depura teoría económica, lo que a nomostrar que no lo estamos haciendo sotros nos beneficia a otros les perjutan mal. Y, de paso, que seguimos tedica. niendo algo que nos sigue uniendo frente a terceros, que nos hace una Ni Virgilio en sus Geórgicas, ni sola voz para protestar contra los Columela en sus doce libros de La comportamientos lesivos e injustos agricultura, ni Alonso de Herrera en que no esconden sino impotencia y su Agricultura General, ni siquiera falta de habilidad y destreza (ya sea Jovellanos en su Informe sobre la geográfica o humana) para alcanzar Ley Agraria hubieran podido aventupuede que muy especialmente) late lo que nosotros ya poseemos. En esa la soberanía. José Luis Palma Fersolidaridad nacional, aunque sea en nández. torno al modesto tomate, también (y Tres reglas para leer bien en verano Los peligros del verano no se reducen a las medusas, las riadas o los encierros de San Fermín. También los libros pueden causar daños irreparables. A menudo uno se ha sentido un perfecto imbécil a la vuelta de vacaciones por haber elegido mal a sus compañeros de viaje. curre y sucede como dicen el momento en que elegimos leerlos, los nuevos cultos que, por y entre las épocas del año el verano las prisas o por malos consees la más exigente, la más susceptiOjeros, no terminamos de acertar. Reble. De ahí la emoción. cuerdo un verano en una playa de La primera regla para decidir las Valencia intentando hincarle el dienlecturas de verano es precisamente te a la novela de Buzzatti El desierto ésta: no te fíes de las apariencias de los tártaros. Cada vez que la (que vas a tener tiempo, que es el abría, el sofoco del sol ¿dónde estamomento de leer cosas largas, que ba la luna de Valencia a esas horas?cualquier cosa de evasión sirve, que se multiplicaba por dos en las págiun clásico se adapta bien al calor). nas de Buzzatti, desérticas y buenísiTen en cuenta las circunstancias físimas, pero inadecuadas al momento. cas: la sed, la desgana, el Tour, los Otra vez, convaleciente de una hepamosquitos. Conócete a ti mismo y titis en pleno agosto, no se me ocupregúntate qué funcionó otras veces rrió otra cosa que elegir El pabellón y qué no. No pruebes por probar: vedel cáncer de Solzhenitsyn: la hepatite a lo seguro. tis ya vencida se fue transformando La segunda regla deriva, en realien un preocupante conjunto de síntodad, de la primera: escoge páginas mas de un tumor recóndito y ruso paque te transporten a escenarios conra más señas, que me hizo dejar estrarios a los que te encuentras. Si pantado la novela a las cien páginas. estás haciendo un crucero, por ejemHay libros que tienen mala suerte por plo, no leas nada del Titanic, sino