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Los cientificos somos gente honrada

Alberto M. Arruti

Reseña literaria de "Las mentiras de la ciencia. ¿Por qué y cómo engañan los científicos?" por Federico Di Trocchio.

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Alberto M. Arruti, “Los cientificos somos gente honrada,” accessed April 26, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/926.

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Title

Los cientificos somos gente honrada

Subject

Libros

Description

Reseña literaria de "Las mentiras de la ciencia. ¿Por qué y cómo engañan los científicos?" por Federico Di Trocchio.

Creator

Alberto M. Arruti

Source

Nueva Revista 046 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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ja dama Porvenirista, Bonet compleSemejante voluntad visual anima el ta el ciclo creativo del reseñado proexquisito trabajo de Alfonso Melénporcionando referencias biobibliodez y Andrés Trapiello, encargados gráficas que llegan hasta hoy, de forde la edición, en la selección y comma que su investigación no solo quebinación de los tipos, la elegancia de da acotada sino holgadamente agotalos materiales y la belleza de las ilusda. La abundante información tiene traciones. rigor y amenidad, alterna la anécdota Zoco de ideas, prodigioso cineray el dato preciso con incontables rema de las costumbres y la sensibiliferencias a peripecias vitales y acondad de una época que aún palpita, tecimientos vividos, trascendidos por historia de sus mejores hombres, de la voluntad creadora del momento y sus más apasionantes figuras, brillanel destino artístico de sus protagoniste archivo de la memoria artística, tas. Se han rescatado innumerables ¿qué mejor forma de despedir el siaspectos, muchos inéditos, de los isglo que leer este diccionario como mos la densa nómina de personas las páginas de una estimulante avenconsultadas da fe de unas fuentes no tura? Juan Antonio Olmedo. siempre librescas y, lo que es más de agradecer, se han relacionado entre sí. Del ingente campo estudiado literatura, cine, teatro, pintura, esLos científicos cultura, arquitectura, medios gráfisomos gente cos, periodismo Bonet dispone las piezas con la delicada curiosidad de honrada un coleccionista. Federico Di Trocchio Abrir las páginas de este diccioLas mentiras de la ciencia. nario es recordar, más allá de la sim¿Por qué y cómo engañan los ple función de vivienda, la dimensión artística de viejos edificios y científicos? asistir al cambio del panorama urbaAlianza Editorial no en las grandes ciudades españoMadrid, 1995,469 págs. las; oír el rumor de las modernas tertulias en que se cocinaron centenares de obras; acercarse a las discusiones n nuestro siglo, la valoración de los despachos y las redacciones y el concepto que se tenía de donde fueron proyectados manifiesEla ciencia han sufrido una tos y revistas; visitar innumerables importante transformación. Los progalerías de arte, museos magníficos. gresistas del siglo xix llegaron a pensar, en un alarde de optimismo, marfil, anhelando encontrar la verque la ciencia acabaría con todos los dad, ha desaparecido. Y, además, esmales que padecía y había padecido to ha sucedido siempre. Lo mismo la Humanidad, que de alguna maneentre las grandes figuras, que entre ra podría traer la felicidad a la pobre las medianas y las pequeñas. Igual y doliente Humanidad. Esta idea se que ha pasado en todas las épocas, ha desvanecido. Después de las exha sucedido en todos los países. plosiones atómicas y de las posibiliLos ejemplos son innumerables. dades de las guerras química y bacAlgunos de los que menciona Di teriológica, nadie se atrevería a sosTrocchio resultan particularmente tener aquel optimismo que, por lo escandalosos. Además, se han promenos, se nos antoja ingenuo. Pero ducido en las ciencias duras. Inclulo que nadie negaba era la honradez so, en la Física, considerada como el intelectual de los científicos. Estos paradigma de la verdad y la racionaaparecían como auténticos apóstoles lidad. Los experimentos fundamende la verdad, de una verdad solo altales con los que Galileo hizo callar canzable por la aplicación del métoa los científicos aristotélicos, y que do científico, es decir, por la conjunen el colegio nos señalaron como los ción de la observación experimental, ejemplos más perfectos del método debidamente contrastada, y por el experimental, no se realizaron japensamiento racional y, cuando fuemás. Los conocidos experimentos ra posible, elaborado de una forma del barco y de las piedras lanzadas matemática. desde la torre de Pisa se encuentran hoy muy cuestionados. El primero En este siglo, los estudios sobre es nada menos que la base del llamahistoria de la ciencia han aumentado do principio de relatividad de Galien calidad y en cantidad. La historia leo (es decir, los fenómenos físicos de la ciencia se ha consolidado cose producen idénticamente, tanto si mo una auténtica disciplina, gracias se desarrollan en tierra firme como al rigor y al método de sus cultivasi lo hacen en un barco en movidores. Y la idea de que los científimiento, con la condición de que éste cos han buscado, y buscan en la acse mueva según una trayectoria rectualidad, la verdad y nada más que tilínea y uniforme). Parece complela verdad, se ha desvanecido. Los tamente seguro que Galileo no realicientíficos son como los demás zó jamás ese experimento. También hombres. Se mueven, en multitud de es dudoso que Galileo lanzara las ocasiones, por egoísmos, por intereconocidas piedras desde lo alto de la ses y por prejuicios. La idea del torre de Pisa para comprobar que, científico encerrado en su torre de tiende a corromperse. Porque así es, pese a su distinto peso, llegaban al y así ha sido siempre la condición suelo con la misma velocidad. humana, en la que están incluidos toSi pasamos a los tiempos moderdos los hombres: los científicos y los nos, los ejemplos se multiplican. Peque no lo son. Alberto M. Arruti. ro las motivaciones de estos últimos fraudes son distintas. Mientras que en tiempos pasados se trataba, sencillamente, de satisfacer la vanidad El humor libre humana, en nuestra época se mueven poderosos intereses económicos. Anthony Ashley Cooper Desde la Segunda Guerra Mundial, III Conde de Shaftesbury la investigación científica y tecnolóSensus communis. Ensayo gica se ha convertido en una forma sobre la libertad de ingenio y de poder. Este se mide con tres fachumor tores: el ejército, la economía y el Estudio, traducción y notas de desarrollo tecnológico. Ahora se traAgustín Andreu ta de conseguir dinero para financiar PreTextos investigaciones, proyectos e instituValencia, 1995, 224 págs. ciones, o por el mero afán de lucro, gracias al cobro de patentes. Y el fraude científico se ha hecho habitual. Hasta el extremo de que el goo todas las épocas permiten bierno de los Estados Unidos nomel mismo grado de libertad bró, en 1981, una comisión encargaNde pensamiento ni facilitan da de investigar los engaños y falsipor igual la creatividad ideológica. ficaciones que se cometían en el Y la causa de las barreras a la creaárea de la investigación biomédica. tividad no hay que buscarla precisaMás tarde, en 1990, comenzó a funmente en la negación de las libertacionar una comisión de Ciencia, Esdes públicas. Los periodos históripacio y Tecnología encargada de llecos autoritarios pueden ofrecer vías var a cabo investigaciones en poside supervivencia en la rebeldía políbles casos de fraude y de vigilar el tica. Resultan mucho peores a efeccomportamiento de los científicos tos de creatividad esos momentos de norteamericanos. gran concentración orgánica de esfuerzos y voluntades, en los que los Resumiendo: podemos afirmar horizontes de expectativas aparecen que, cuando en una actividad humatan claros a los espíritus coetáneos na entran el poder y el dinero, o amque nadie es capaz de contradecirbos factores a la vez, esa actividad