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Las migraciones interiores, cambios territoriales y demográficos

Rafael Puyol

El autor hace referencia a las migraciones internas, superados los años del intenso éxodo rural, ya no son lo que eran.

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Rafael Puyol, “Las migraciones interiores, cambios territoriales y demográficos,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/749.

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Las migraciones interiores, cambios territoriales y demográficos

Subject

Política y Sociedad

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El autor hace referencia a las migraciones internas, superados los años del intenso éxodo rural, ya no son lo que eran.

Creator

Rafael Puyol

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Nueva Revista 040 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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LAS MIGRACIONES INTERIORES. CAMBIOS TERRITORIALES Y DEMOGRÁFICOS Rafael Puyol Con frecuencia se oye decir que las migraciones internas, superados los años del intenso éxodo rural, ya no son lo que eran. Al menos eso no es verdad en lo que se refiere al volumen. En 1993 se movieron dentro de España casi 700.000 personas, una cantidad probablemente muy semejante al tota! de extranjeros que vive en el país, y la cifra más alta desde comienzos de los años 60, cuando empezamos a disponer de estadísticas oficiales directas, año por año. a todo el mundo sabe que somos un país de inmigrantes; que el balance entre las pérdidas por emigración y las ganancias por inmigración resulta positivo, aunque el volúmen de las entradas anuales sea todavía modesto y la magnitud de la colonia extranjera residiendo, legal o ilegalmente, en España, sea pequeña y, por el momento, asumible desde una perspectiva sociolaboral. Sabemos también que nos encontramos en la fase de despegue de nuestra recién adquirida condición de país de acogida. El futuro inmediato y el medio plazo, al intensificar las corrientes (no será posible evitarlas), crearán una nueva situación cuyos perfiles serán, sin duda, más problemáticos. Parece como si el conocimiento (imperfecto aún, pero cada vez mayor) de estos hechos hubiera hecho olvidar que el país sigue estando sometido a una intensa movilidad interior. Con frecuencia se oye decir que las migraciones internas, superados los años del intenso éxodo rural, ya no son lo que eran. Al menos eso no es verdad en lo que se refiere al volúmen. En 1993 se movieron dentro de España casi 700.000 personas, una cantidad probablemente muy semejante al total de extranjeros que vive en el país, y la cifra más alta desde comienzos de los años 60, cuando empezamos a disponer de estadísticas oficiales directas año por año. Sí es cierto que las migraciones interiores han experimentado cambios sustantivos en otros aspectos, fundamentalmente en las direcciones y en las características sociodemográficas de los protagonistas del éxodo. En este breve trabajo pretendo ofrecer información y algunas reflexiones sobre tres cuestiones básicas: las variaciones cuantitativas, las transformaciones territoriales y los cambios en la estructura demográfica de los desplazados. Emplearé para ello los datos de la estadística de variaciones residenciales más reciente (año 1993) y compararé sus resultados, que reflejan las últimas tendencias, con los correspondientes a 1974, final de una etapa de continuidad y preámbulo de un período de fuerte transformación (en todos los ámbitos de la demografía española), que se inicia a partir de 1975. La intensidad de las corrientes Las medias quinquenales (desde 1961 a 1993) de las personas que cambian de municipio de residencia (criterio estadístico para definir en nuestro país a una persona como migrante) fueron las reflejadas en el cuadro 1. Durante el período, 19611975, la media de los tres lustros diferenciados se mantuvo por encima de las 360.000 personas con variaciones no muy fuertes de un período a otro. En 1975 se modificaron las tendencias mantenidas hasta entonces. No solo se produjeron movimientos de menor envergadura, sino también cambios significativos en las direcciones. Los efectos de la crisis económica y la aparición del Estado de las Autonomías fueron factores no exclusivos, pero sí de alto poder explicativo, de la reducción inicial del volumen y. sobre todo, de la configuración de campos migratorios distintos. Sin embargo, a partir de 1986 las corrientes interiores vuelven a reavivarse, aunque se mantendrán los cambios operados en las direcciones de la etapa previa y se intensificarán algunos procesos igualmente iniciados con anterioridad. Así pues (y aunque una parte del incremento haya que achacarlo a la mejora de la estadística), hoy no se mueve menos gente que en los años 60, 70 u 80, sino más. Lo que ocurre es PERIODOS MEDIAS 196165 383.120 196670 360.284 197175 380.806 197680 366.659 198185 333.467 198690 532.312 199193 576.730 Fuente: INE y elaboración del autor. que la movilidad tiene componentes territoriales distintos y protagonistas con perfiles sociodemográficos diferentes. Las transformaciones territoriales Realizaré dos aproximaciones sucesivas (a las escalas provincial y regional) y complementarias. La situación de 1974 resume perfectamente las pautas mantenidas hasta entonces. Las migraciones interiores acusan una fuerte concentración en cuanto a los destinos y una mayor diversificación en cuanto a las procedencias. Hubo 15 provincias con saldos positivos y 35 con saldos negativos. Los focos tradicionales de la inmigración (Barcelona. Madrid y las dos provincias vascas litorales) absorbieron el 68% de los saldos positivos. Las demás provincias inmigratorias se localizaban básicamente en el litoral mediterráneo. En el interior y entre las 10 primeras sólo se incluían Álava, que por estos años sufre los efectos impulsores de las otras dos provincias vascas, y Valladolid. que además de ellos recibe los de Madrid. La España interior (las dos Castillas y Extremadura) y Andalucía suministraban entonces los contingentes migratorios más importantes. En 1975 se inicia el cambio en las direcciones que, en lo esencial, se ha mantenido hasta el presente. Veamos la situación que reflejan las cifras de 1993. Ante todo, un crecimiento del número de provincias con ganancias por inmigración (28) y un mayor reparto del saldo positivo global que en algunos casos resulta, en términos absolutos, realmente muy pequeño. En 1974, las 10 provincias con mayor saldo positivo por inmigración concentraron el 95,34% del saldo favorable; en 1993, sólo el 67,88%. En contraposición, se produce una mayor concentración del saldo negativo total. En 1974, las 10 provincias con mayores pérdidas por emigración concentraron el 62.96% del saldo negativo y, en 1993, casi el 90%. Ahora, desde un número reducido de áreas emigratorias (los antiguos grandes focos de inmigración que han perdido este carácter), se producen corrientes de retorno hacia los primitivos lugares de procedencia (muy diversificados tradicionalmente). De esta forma Barcelona. Madrid, Vizcaya, Guipúzcoa. Asturias, etc., han pasado a detentar el liderazgo de la emigración. Las provincias inmigratorias más importantes corresponden ahora al área mediterránea (que consolidan una situación adquirida antes de 1975). al archipiélago canario, y a provincias situadas en el entorno de Madrid (Toledo, Guadalajara) que experimentan los efectos impulsores de la capital. La España industrial, que con más intensidad sufrió los efectos de la crisis económica, ha dejado de ser la España inmigratoria. Las áreas que ahora reciben más inmigrantes están integradas por las provincias de economía terciaria predominante (especialmente las que tienen un cierto desarrollo turístico), las que poseen agricultura de calidad (Almería), o las que se sitúan en la periferia de las grandes áreas metropolitanas, que recogen una parte de las actividades y de las gentes que anteriormente se asentaban en tales espacios (demasiado congestionados o demasiado caros). Antiguas provincias con saldo negativo han pasado a tenerlo positivo, debido al regreso de viejos emigrantes, ya jubilados. Con ellos va su pensión, la cual representa una mejora de la renta (aunque no del capital, ni económico, ni humano) de las primitivas áreas de partida. Otras provincias emigratorias tradicionales aún mantienen esa condición (Avila, Burgos, León, Zamora. Cuenca, Palencia, Soria, Orense...), pero sus saldos negativos resulPROVINCIAS CON MAYOR CRECIMIENTO POR INMIGRACIÓN Y MAYORES PERDIDAS POR EMIGRACIÓN a) Provincias inmigratorias b) Provincias emigratorias 1974 1993 1974 1993 41 Salamanca Barcelona 1 Barcelona Tarragona 2 Madrid 42 Toledo Madrid Sevilla Toledo 43 León Vizcaya 3 Valencia 4 Vizcaya Alicante 44 Sevilla Guipúzcoa Ciudad Real León 5 Tarragona Murcia 45 6 Alicante 46 Cáceres Cádiz Guadalajara 7 Las Palmas 47 Granada Jaén Gerona 8 Las Palmas La Coruña 48 Córdoba Burgos Gerona 49 Jaén Huelva 9 Álava 10 Valladolid Sta.Cruz Teñe. 50 Badajoz Zamora Fuente: INE y elaboración del autor. tan muy pequeños debido al progresivo envejecimiento de la población. Con todo, el rasgo más importante en la evolución reciente de las migraciones internas es la importancia creciente que adquieren los movimientos intraprovinciales (y. por supuesto, intrarregionales). En 1974 representaron el 45% y en 1993. el 60%. Seis de cada diez personas que cambian de municipio de residencia, lo hacen sin salir de su propia provincia. En un principio, las migraciones intraprovinciales estuvieron nutridas sobre todo por el éxodo de las áreas rurales, hoy prácticamente agotado, hacia las capitales de provincia u otros núcleos urbanos que muchas veces se utilizaban como trampolín previo para movimientos a más larga distancia extraprovinciales, extrarregionales o internacionales. En la actualidad, las migraciones intraprovinciales más intensas se producen en las provincias más dinámicas, con redes urbanas de una cierta complejidad y en las que se da una relativa diversificación espacial de las ofertas de empleo, viviendas y servicios. En este sentido, los grandes focos inmigratorios tradicionales, aun cuando hayan perdido ese carácter, resultan bastante ilustrativos. Barcelona, por ejemplo, pasa de un valor de movilidad intraprovincial (sobre el total de entradas) del 22% en 1962 al 78,9% en 1993; y Madrid, del 12,8% al 66,5%. Y valores semejantes tienen provincias como Asturias (67%), Guipúzcoa (68%), Valencia (71%) o Vizcaya (70%). El examen de las migraciones por comunidades autónomas permite refrendar algunos de los cambios recientes de los trasvases internos de población. La primera constatación significativa es el elevado número de comunidades con saldos positivos (12), lo que confirma una relativa dispersión de las ganancias frente a una mayor concentración de las pérdidas. Antiguas regiones emigratorias, como consecuencia de los retornos yo una cierta reactivación de su economía apoyada en el sector terciario, presentan hoy saldos positivos. Es el caso de Andalucía, CastillaLa Mancha, Extremadura, Galicia o Murcia. Otras comunidades mantienen su carácter inmigratorio, como es el caso de la Comunidad Valenciana o Canarias. Y, como era de esperar, Cataluña (debido al papel emisor desempeñado por Barcelona), el País Vasco o Madrid, proporcionan los saldos negativos más intensos. Conclusiones La consideración de las direcciones y procedencias fundamentales permite llegar a estas conclusiones: 1) Cada comunidad autónoma es el destino principal de sus propios emigrantes o, visto de otra forma, el origen fundamental de sus inmigrantes. Ello pone de manifiesto la creciente importancia que adquieren los movimientos intrarregionales en lógica consonancia con el aumento ya señalado de la movilidad intraprovincial. 2) Aunque los trasvases interregionales han disminuido considerablemente, se mantienen los viejos campos de la migración extrarregional, aunque para algunas regiones haya cambiado el signo de los SALDOS MIGRATORIOS REGIONALES (AÑO 1993) * Comunidades Movimientos Salidas Llegadas % Autónomas Saldos intrarregionales cifras absolutas 100.529 Andalucía 104.80 6 +4.277 73.259 72,87 Aragón 17.564 17.028 +536 10.233 60,09 Asturias 14.609 9.717 14.430 179 66.51 Baleares 18.641 19.020 379 10.981 57.73 Canarias 31.101 33.962 +2.861 23.266 74,80 Cantabria 9.578 10.079 +501 6.748 70,45 CastillaLa Man. 28.642 32.471 +3.829 14.407 50,30 CastillaLeón 46.942 3.169 43.773 28.151 59,96 Cataluña 136.923 130.70 7 6.216 109.302 79,82 68.119 Com. Valenciana 63.688 +4.431 47.324 74,30 Extremadura 18.208 19.233 +1.025 9.597 52,70 Galicia 37.859 38.969 + 1.110 29.723 78,50 Madrid 101.243 94.881 6.362 63.053 62,27 Murcia 13.620 15.647 +2.027 7.503 55,08 Navarra 12.493 +982 11.511 8.123 70,56 País Vasco 37.492 32.193 5.299 23.767 63,39 Rioja 4.687 4.416 271 2.180 46,51 Fuente: INE. Migraciones. Año 1993 y Elaboración del autor. *Valores absolutos y % calculados sobre las procedencias. saldos. Así, por ejemplo, el segundo y tercer destino para los emigrantes andaluces siguen siendo Cataluña y Madrid: y estas comunidades constituyen el segundo y tercer origen de los inmigrantes (retornados en buena parte) hacia Andalucía. 3) La importancia que adquieren los movimientos entre algunas comunidades vecinas. Manifestaciones de ello son los desplazamientos entre Cataluña. Aragón o la Comunidad Valenciana, o los del País Vasco con Navarra y Rioja. Este hecho plantea el problema de la bidireccionalidad de nuestras corrientes internas, inevitable en ocasiones por circunstancias personales de los propios emigrantes o por razones de otro tipo, pero resultado otras veces de una auténtica desinformación y de la carencia de una política de planificación territorial que pudiera encauzar correctamente los desplazamientos. Los cambios de orientación de las migraciones internas han estado acompañados de algunas modificaciones de las características de las personas desplazadas. La comparación de los rasgos del período 196175 con los más recientes permite apreciar las semejanzas y diferencias. Antes, como ahora, se da un acusado equilibrio entre los sexos y una concentración de los emigrantes en las edades comprendidas entre los 16 y los 65 años (73,84% en 1993). Sin embargo, ha aumentado la participación de las personas de más de 65 años (jubilados que retornan) y, por estado civil, al predominio de los solteros, ha sucedido el de las personas casadas, lo que hay que poner en relación con el predominio de las migraciones a corta distancia, resultado en bastantes casos de un simple cambio de residencia que realiza toda la familia. Pero, sin duda, el cambio más significativo corresponde a las actividades de los migrantes. A la abrumadora presencia del peonaje agrario e industrial ha sucedido el de los trabajadores del sector terciario. El Estado de las Autonomías ha reducido la movilidad de los funcionarios que hoy se reclutan in situ. La multiplicación del número de universidades ha disminuido igualmente la movilidad estudiantil. Sin embargo, la intensificación de las migraciones intraprovinciales en áreas de red urbana compleja, y la mayor diversidad en la localización espacial de las actividades económicas y los servicios ha propiciado los trasvases, protagonizados básicamente por trabajadores del sector terciario y cuaternario que, a veces, se mueven por cambio de actividad, pero otras simplemente por traslado de domicilio. Las grandes áreas metropolitanas, escenarios destacados de una movilidad centroperiferia (Madrid, Barcelona, Valencia...), constituyen ejemplos significativos de estos desplazamientos.