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Más en torno a Carmen
José Miguel de Azaola
Sobre el mito de "Carmen" y las numerosas obras que se titulan con ese nombre y cuya trama suele ser muy parecida. Ya sean en teatro, lírico o no, en ballet, cine, pintura, etc.
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José Miguel de Azaola, “Más en torno a Carmen,” accessed November 4, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/574.
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Title
Más en torno a Carmen
Subject
Artes y Letras
Description
Sobre el mito de "Carmen" y las numerosas obras que se titulan con ese nombre y cuya trama suele ser muy parecida. Ya sean en teatro, lírico o no, en ballet, cine, pintura, etc.
Creator
José Miguel de Azaola
Source
Nueva Revista 031 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426
Publisher
Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.
Rights
Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved
Format
document/pdf
Language
es
Type
text
Document Item Type Metadata
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MAS EN TORNO A CARMEN Por José Miguel de Azaola as siguientes consideraciones en torno al mito de Carmen I tienen en cuenta, exclusivamente, los retratos que del JL_«personaje nos ofrecen Prosper Mérimée, su creador, y los autores de la ópera estrenada en París el 3 de marzo de 1875, sus universalizadores. Las numerosas obras que, titulándose Carmen o de modo parecido y desarrollando una trama igual o semejante, o bien tomándola por tema, han salido a la luz pública desde entonces, que pertenecen a muy diversos géneros y son de muy desigual calidad desde lo más excelso hasta lo más ramplón, deben ser tomadas como otras tantas interpretaciones (cada cual, dentro de su género y de su estilo) de ese mito que legaron a la cultura universal Mérimée por su lado, Bizet, Meilhac y Halévy por el suyo, en sus dos grandes creaciones. Las demás sean teatro, lírico o no, sean ballet, sean cine, sean pintura, escultura o música, sean comentario, ensayo, narrativa en prosa o cántico en verso, que de todo hay constituyen una larga serie de glosas que, sin duda, está todavía lejos de haber concluido.Varios extractos de lo que ha resultado ser el borrador del texto que figura a continuación, aparecieron en el catálogo de la exposición Carmen una ópera pintada por García Ergüin (Sevilla y Madrid, 19911992), reunidos bajo el título Lo demoníaco y su antagonista. uando se conoce algo más es probable que piensen de otro que superficialmente la vimodo; pues, como bien sabemos, Cda y la obra de Prosper los autores del libreto de aquélla Mérimée, se sabe hasta qué punto procuraron y muy hábilmente loes discutible calificar a éste de migraron mitigar mucho la crudeza sógino sin hacer importantes rey la sombría atmósfera del relato servas. Absteniéndome de entrar novelesco, adaptando en lo posiahora a esclarecer esta cuestión, lo ble lo violento y desgarrado de su que me parece difícil de negar es trama y de su prosa a las melinque incurrió en pecado de misogidrosas exigencias del público hania al encabezar su novela corta bitual de la Opéra Comique parisiCarmen con la siguiente sentencia na: sector social pacato en lo model oscuro autor tardohelénico Paral (en parte, con sinceridad; en ladas: Toda mujer es amarga [liparte, por hipocresía) y cuyos teralmente, es hiél]; tiene, sin principios estéticos no admitían embargo, dos momentos buenos: acciones sangrientas en el escenael uno en la cama; el otro en la rio. La inevitable e indisimulable muerte. Ahora bien: del mismo muerte de la protagonista a manos modo que se impone el rechazo de Don José en la escena final, del disparate que estas palabras causó escándalo (pese a que otros encierran, y que cabe discutir, comuchos escenarios operísticos esmo gesto de mal gusto, el de hataban, desde hacía tiempo, semberlas colocado en el frontispicio brados de cadáveres). de su obra (eso sí: verosímilmente, sin sospechar la celebridad que Tragedia disimulada a su relato le estaba destinada), así también es preciso admitir haLos libretistas Meilhac y Halévy, ciendo las salvedades de detalle especializados en el teatro frivolo, que toda esquematización requielimaron, suprimieron o trasformare que, en lo esencial, esa sentenron en varios pasajes las escabrocia viene como anillo al dedo, al sidades, los actos violentos y la atretrato que de la inmortal gitana mósfera tormentosa cargada de nos hace la novela. presentimientos funestos, evidentes en toda la novela, hasta tal Los conocedores de la ópera punto que, en los dos primeros acde Bizet que no hayan leído la natos, no hay en su libreto ni un atisrración de Mérimée, o que la habo de las calamidades que, sin emyan leído solamente por encima, bargo, están incubándose en la entraña de las escenas, a veces tiermienzo y no deja de serlo hasta el nas o apasionadas, a veces alegres final, salvo en muy breves y cony teñidas de pintoresquismo, a tados momentos, en el libreto de menudo cómicas o picarescas, o la ópera no se ensombrece de vebien en su agitación superficialras hasta que, a poco de comenzarocambolescas, que se suceden dedo el acto tercero, hay en la agreslante de la fábrica de tabacos y en te serranía (sin duda, la de Ronda) el interior de la taberna de Lilas un tenso diálogo hablado, lleno de Pastia. De tal modo que, a no ser amenazas y presagios funestos, por los mensajes severamente preentre Carmen y el celoso Don Jomonitorios que Bizet introduce en sé, al cual sigue el ambiguo trío la partitura (ya desde el preludio de las cartas, combinación de un del primer acto y, a continuación, dúo frivolo y alegre (de Mercedes en varios momentos cuidadosay Frasquita) y un aria macabra (de mente escogidos), ningún espectaCarmen) que en la música se hace dor diría que allí está gestándose densa marcha fúnebre. A contiuna tragedia. Y menos aún lo diría nuación, en todo el resto del acto el lector del libreto que no escuse vive la tragedia, con la única y chase la música. Tan sólo en el breve excepción de la escena de la verso final de la habanera enconbajada de los contrabandistas a la tramos un aviso breve, pero muy ciudad, que exhala picardía y optielocuente, cuando Carmen canta mismo. No obstante, en el duelo a si je taime, prends garde á toi! navaja entre Don José y Escantillo (si te amo, ¡ten cuidado! o no corre la sangre, si bien el anun¡ponte en guardia!); y es muy cio de la muerte (de varias muersignificativo el hecho de que estas tes) emponzoña ya el ambiente. palabras no se deban a los libretisEn el cuarto acto, a la puerta de la tas, sino a Bizet, autor de lo esenplaza de toros sevillana, desde el cial de la letra de la habanera (troprincipio mismo del preludio nos zo incorporado a la obra en el últienvuelven de nuevo la luz y la alemo momento) y que, al componer gría, los colores vivos, el jolgorio su música, lo hizo de manera que pintoresco y el entusiasmo triunfal la mezzosoprano y el coro repiten en torno al festejo taurino, que dela frase, alternativa e insistentejan súbitamente paso a la gravemente, hasta doce veces. dad del enfrentamiento final entre los dos protagonistas y su mortal desenlace; e incluso esta última Mientras que el ambiente es, escena estremecedora se nos preen la novela, sombrío desde el cosenta contrapunteada por otra (la los aduaneros mientras sus comde la corrida que está teniendo lupinches pasan el contrabando, gar al mismo tiempo), invisible aunque el entretenimiento se hapero perfectamente audible por el lla pudibundamente descafeinado espectador, llena de vitalidad creen la letra del divertido número ciente y que llega a la apoteosis del tercer acto? festiva en el momento preciso en que Carmen cae, herida de muerte, Hasta bien entrado éste, no se en el escenario. revela en qué grado el bandolerismo va aquí estrechamente unido Prostitución y crimen al contrabandeo que la gitana y sus compañeros practican: acEl libreto no disimula el libertividad esta última que quizá no tinaje sentimental de Carmen (Esfuera aunque ilegal moralmente cantillo habla, como de cosa sabicondenable en sí misma a ojos del da, de que los amores de Carmen público de la Opéra Comique (y no duran seis meses), pero sí su de más de cuatro profesores de práctica de la prostitución queipaTeología moral). Los contrabantente en la novela, sólo se percibe distas es cierto van armados; peconfusa e indirectamente en la ro ¿y su derecho a la legítima deópera, a través de frases o situafensa? Y en tantas operetas frivociones equívocas. las ¿no pululan, acaso, sables, arcabuces y escopetas que sirven paPor ejemplo, en el segundo acra matar, pero que no matan a nato, el teniente Zúñiga de quien es die a la vista del público? Es en evidente que no está enamoradaese mismo acto, cuando Don José va en su busca a altas horas de la reconoce haber dejado de ser un noche, como la cosa más natural; hombre honrado y Micaela acusa en el tercero, Escantillo se dice a Carmen de haberlo convertido dispuesto a pagar por conseguirla, en un infame; pero nada concrey no se sorprende hasta que Don to se dice en la ópera acerca de José le dice que el pago no será en atracos, asesinatos y otras fechomonedas, sino a navajazos; y ¿no rías: descrito todo ello, en cambio, cabe considerar una forma de por Mérimée con prosa sobria, prostitución encubierta el recurso fuertemente realista. En la novela, a los encantos propios de su sexo Carmen, además de contrabandear, para entretener y distraer pese a prostituirse, robar y practicar la los celos furiosos de Don José a hechicería, actúa como urdidora, El teatro lírico impone brevedad en la narración y los directores y editores no siempre son afortunados en la realización inductora, cómplice y encubridora baciones con el fin de que la interdel bandidaje con homicidios inpretación no dure más de la cuenta cluidos. (la cuenta de ellos, no la de la buena ejecución de la obra), o bien se Para darse cuenta y explicar reemplazan (aunque cada vez melas diferencias entre el texto de nos) por los recitativos que GuiMérimée y el de Meilhac y Haraud compuso al efecto y que (dilévy, no basta tener presente la necho sea con el respeto debido a su cesidad de adaptarse en alguna buen nivel musical y su satisfactoforma a las exigencias del público ria adecuación a la partitura de Bial que se destinaba la ópera, sino zet) son por su letra, en algunos también otros factores. El teatro, y pasajes, muy desafortunados, pues en especial el lírico, impone breadulteran o contradicen el contenivedad y concisión para que la redo del libreto, o suprimen frases presentación no resulte interminanecesarias para entender bien el ble; en este caso, la tragedia había argumento. Y así sucede con frede comprimirse tanto más cuancuencia que buena parte de éste to que se introducían o se alargaqueda escamoteada o falseada. ban las escenas alegres destinadas a frivolizar la obra en el escenario. A ello se suma el hecho de que, aun cuando los libretistas esEl diablo de la ópera cribieron largos diálogos hablados con numerosas citas literales de la El afán de quitar mecha, en la novela, estos diálogos, o bien sueletra de la ópera, a lo descarnado, lo escabroso y lo trágico de la nolen mutilarse por los directores esvela, afecta en cambio muy poco a cénicos y los editores de las grauno de los componentes más in¡Déjame, que estoy condenado! quietantes, interesantes y sugestiy apostrofa después a Carmen: vos de la fuerte y fascinadora per¡Te tengo, mujer condenada...!. sonalidad de Carmen. Componente subrayado y glosado por muEn el último acto, pocos sechos de sus numerosísimos cogundos antes de matar a la gitana, mentadores y que, en lo esencial el celoso amante le interpela: Por (sin perjuicio de matizaciones, salúltima vez, demonio: ¿Quieres sevedades y distingos en lo accesoguirme? y, ante la negativa de rio), hay que llamar demoníaco. ella y su gesto de arrojar al suelo una sortija que él le había regalado, la persigue navaja en mano diEn cuatro pasajes diabolizan Meilhac y Halévy a la gitana. Don ciendo: Pues bien, condenada... José está, en el primer acto, turbay la mata. En resumen, e incluso do por la provocación de Carmen, sin contar aquéllos en que se emque acaba de arrojarle una flor de plea la expresión condenada casia cuyo levísimo contacto con (que algunos juzgarán ambigua), su entrecejo le ha producido diceestos pasajes revelan con claridad el efecto de una bala; llega enbastante una característica del pertonces Micaela; y después de recisonaje que se acentúa aún más en bir de labios de ella el beso que su la novela. madre le envía, comenta tranquilizado: Yo iba a ser presa de quién sabe qué demonio; e incluso hallándose lejos, mi madre me deEl diablo en la novela fiende. Mérimée, independientemente de Al principio del acto tercero, su creencia o no en Dios y en el hay una disputa entre los dos prodiablo (y, sin duda, todavía menos tagonistas; él pregunta: ¿Eres el en éste que en Aquél), se limita a diablo, Carmen? y ella contesta describir una situación cuya protaescuetamente: Sí. La discusión gonista cree en la existencia de acaba cuando, habiendo reiterado poderes demoníacos y piensa haél la pregunta, Carmen responde: llarse poseída por uno de éstos o, Repito que sí; ya te lo he dicho. al menos, estrechamente vinculaY en el final de la misma jornada, da a él, mientras que Don José, al presentarse Micaela en busca de creyente asimismo en tales podeDon José, éste se aparta diciendo: res, está persuadido de que ella, o diable y, aunque este título exhala es una encarnación del diablo, o se tanta misoginia como la sentencia halla poseída por éste o en relaciones con él, y reconoce la influende Páladas antes citada, la obrita cia que el demonio ha ejercido soes en realidad una diatriba trucubre él mismo a través de Carmen. lenta y caricaturesca contra ciertos clérigos que, en su obsesión por evitar el pecado carnal, equiparan Para pintarnos semejante estalas féminas a Satanás. (Encabeza do de cosas, el novelista transcribe la comedia esta cita de Calderón las palabras de Don José (casi tode la Barca, reproducción de unas da la historia de la gitana no es, en palabras que el Demonio pronunla novela, sino un relatoconfesión cia, refiriéndose a Cipriano, en El del protagonista), añadiendo a vemágico prodigioso. Yo haré que ces alguna observación: así, en el el estudio olvides suspendido en capítulo segundo y a propósito de una rara beldad. El texto caldela hechicería que Carmen practica, roniano prosigue así: Pues tengo es el propio narrador quien la llalicencia de perseguir con mi rama servidora del diablo. bia a Justina, sacaré de un efecto dos venganzas. En El mágico, Une femme est un diable la bella Justina, a cambio de cuya conquista vende su alma al DemoYa antes de hacerlo en Carnio el estudioso Cipriano, conviermen, Mérimée había abordado el te a éste al cristianismo y acaba tema demoníaco; y, por cierto, vasufriendo martirio junto con él: rias veces, en escritos que obedeasunto tomado de la hagiografía cían a su vocación de hispanista. de san Cipriano y santa Justina, A los veintidós años (1825), y más o menos modificada por la lecuando aún no había puesto los yenda.) pies en la Península, leyó en un círculo de amigos unas comedias inspiradas por el teatro español del Es de notar que Mariquita, único personaje femenino de Une Siglo de Oro y editadas más tarde femme est un diable, posee alguformando parte del libro Teatro de nas de las características que, Clara Gazul (seudónimo éste de veinte años después, presentará la una imaginaria actriz andaluza, gitana Carmen: de su profesión, que el autor finge haber conocido no sé bien qué deciros... Canto, en Gibraltar siendo ella poco más bailo, toco las castañuelas, etcéteque una niña). Una de esas comera, etcétera; tiene veintitrés años dias se titula Une femme est un y su apariencia es comentada así presar las creencias más generalipor el fraile Antonio: Satán tomó zadas en el medio social donde se sin duda esa figura para tentar a desarrolla la acción. (Recordemos, mi bienaventurado patrón [San de paso, que su novela se sitúa en Antonio Abad] (lo que recuerda 1830: año de su primero y más estas palabras de Don José hablanlargo viaje por España, mientras do del atuendo de Carmen: en mi que la acción de la ópera, quizá país, una mujer vestida de ese mopor error o errata que, de serlo, do habría obligado a la gente a vendría de muy atrás, se nos dice santiguarse). Cuando Mariquita que se desarrolla en 1820: diferenmenciona al capitán OTrigger, cia, de todos modos, insignificanfray Antonio subyugado por los te). encantos de la moza le interrumpe: No hables de esos capitanes £1 Mefistófeles de Goethe ingleses..., no me gusta oírte hablar de ellos, y ella replica: ¿CeNo hizo otra cosa Goethe al loso ya?, lo que recuerda inevitacrear su propia versión del mito de blemente el amancebamiento de Fausto: mito nacido de la leyenda Carmen en la novela con el ofipopular que se forjó en torno al cial inglés de Gibraltar y los celos célebre doctor. En el Fausto goe que Don José tiene que reprimir theano, el concepto de lo demoentonces, así como los mucho más níaco responde (independienteexplicitados que siente al saber mente, aquí también, de las del esque ella ha bailado para irnos milicritor) a las creencias más generatares en Sevilla. Y las siguientes lizadas en la Europa del Renacipalabras de fray Antonio: Siemmiento y todavía, en gran medida, pre creí que la mujer es el instruen la de siglos posteriores. Para mento más seguro de condenainterpretar el mito de Carmen, reción, que puede utilizar el Maligsulta particularmente interesante y no. [...] Encontrarse con una mujer clarificadora la forma en que Goees más peligroso que encontrarse the precisa ese concepto. con un áspid ¿no nos conducen aunque por muy distinto caminoAl presentarse por primera vez a la misoginia de Páladas? ante Fausto revistiendo figura humana (hasta ese momento, ha reEl trato que Mérimée da al tevestido la de un peno), Mefistófema del demonio en sus obras de les se define a sí mismo como el imaginación consiste, pues, en exespíritu que constantemente nieCarmen es una especie de Mefistófeles con faldas de incontenible fuerza destructora te trata de destruir, y a menudo lo ga (der Geist der stets verneint) y consigue; pero, siendo incapaz justifica esa persistente negación pues su poder no es infinito de alegando que todo cuanto nace destruirlo todo, se dedica, cuando merece perecer [ist wert dass es menos, a negarlo todo. zugrunde geht]; por eso, sería mejor que nada naciera. Así, pues, todo eso que llamais pecado, destrucción [Zerstörung], en una paMefistófeles con faldas labra: el Mal, es mi elemento propio. De modo similar, cabe decir que Carmen lleva dentro consEl verbo perecer y el sustanciente o inconscientemente, pero tivo destrucción son, en estas inexorablemente una incontenible frases, los términos clave que pofuerza destructora. Por eso corre a nen de manifiesto la idea que una perdición segura el hombre Goethe se hacía de lo diabólico que cae en manos de este Mefistócomo algo esencialmente aniquilafeles con faldas, versión femenina dor y que se remacha al final, ya, del Mefistófeles goetheano. En la de la segunda y última parte de la novela no es Don José el único obra cuando Mefistófeles dice destrozado por su relación con haber tramado la aniquilación ella. Lo mismo le ocurre a su rom [Vernichtung] del género huma(marido según la ley gitana), el reno. El diablo que Goethe nos pinpugnante y sanguinario García el ta en su Fausto, si niega constanTuerto, así como al oficial inglés temente, es porque constantemenque vive con ella en Gibraltar, y en personaje bufo): viéndolo herido por los soldados que persiguen de quien se hace acompañar, con a la banda, Don José lo recoge y valioso bagaje y abundante dinero, trata de salvarlo mientras Carmen en un pretendido viaje a Ronda, so le grita que lo remate, de lo cual pretexto de visitar a una inexistense encarga el Tuerto disparánte hermana monja: viaje que no es dole en el rostro para impedir que sino la emboscada que Carmen le el cadáver sea identificado. tiende para hacerlo desvalijar y acabar simultáneamente con su vida y con la del Tuerto (sólo Mérimée suma a esta lista dos muere en ella el inglés; García proyectos de asesinato, que la giacaba de ser víctima de un navajatana concibe y prepara, pero que zo mortal de Don José). Y parecino llegan a realizarse. Uno es el da es la suerte del teniente que, del rico mercader malagueño con en Sevilla, acude con Carmen a quien ella se amanceba para hala casa de citas de Dorotea, cerle correr la misma suerte que al donde inesperadamente para amoficial inglés, y el cual salva la pebos aguarda Don José, simple lleja gracias a que Don José imposoldado después de su degradane a Carmen la ruptura de esa reción; reyerta al canto, y el soldado lación. En la disputa que mantiemata al teniente, no quedándole nen con tal motivo, Carmen amemás solución que desertar y, emnaza así a su amante: buscará un pujado por la gitana, hacerse conbuen mozo que haga con él lo trabandista (episodio trágico que mismo que él había hecho con el en la ópera se vuelve cómico al Tuerto. El otro asesinato frustradesembocar el enfrentamiento, do es el del propio narrador, atraíapenas iniciado, en el burlesco sedo por Carmen a la vivienda de cuestro del teniente por los comésta so pretexto de decirle la buepinches de Carmen(l). naventura, siendo Don José quien rechaza la incitación de ella a que lo mate para apoderarse de cuanto Además de estos crímenes provocados por Carmen y perpetralleva encima, y en especial de una dos, todos ellos, por Don José, hay sortija, a la que atribuye poderes sin duda otros muchos, de los cuamágicos; pero la gitana ha de conles el relato del protagonista al natentarse con sustraerle disimuladarrador de la novela sólo menciona mente un valioso reló. (Este comla muerte del contrabandista Reportamiento de Don José se debe, mendado (que la ópera convierte entre otras cosas, a la gratitud: el narrador había salvado una semamen al despedirse de Don José na antes al bandolero, de caer en tras de la primera noche pasada manos de la tropa.) Visto todo lo con él en casa de Dorotea, son cual, se impone la conclusión de también sobradamente expresivas: que, matando a Carmen, Don José Escucha, Joseíto, ¿no es verdad prestó un servicio preciosísimo a que te he pagado [el favor de persu rival, ya preferido por ella: el mitirme escapar]? Según nuestra jactancioso y caballeroso matador ley, no te debía nada porque eres Escantillo (en la ópera) o el lejano un payo; pero eres guapo mozo y y desdibujado picador Lucas (en me has gustado. Ahora estamos ya la novela). en paz [...] te aseguro, mi niño, que puedes darte por contento. Has topado con el diablo; sí, con el diablo, que no siempre es negro y no te ha retorcido el pescuezo. Fair play Aunque visto de lana, no soy cordero. Vé a ponerle una candela a Es interesante advertir que tantu majan [tu santa: por la Virgen], to el Mefistófeles de Goethe como que bien se la merece. Vámonos; la Carmen de Mérimée, permaadiós otra vez. No vuelvas a pennentemente movidos por una irresar en Carmencita, o hará que te sistible vocación aniquiladora, tiecases con una viuda pata de palo nen el gesto de honradez y juego [que acabes en una horca, viuda limpio, de advertir a Fausto y a del último ahorcado]. Don José, respectivamente, del peligro que van a correr si ceden a En la ópera no se dice nada su seducción. La forma en que equivalente antes de que Don José Mefistófeles hace su propia predeserte para seguir a Carmen al sentación con las palabras arriba terminar el acto segundo. La adreproducidas, es más que suficienvertencia que encierran las últimas temente clara para que el sabio e palabras de la habanera (si je inteligente doctor pueda darse taime, prends garde à toi), auncuenta de lo que le aguarda si poque repetidas con la insistencia ne su destino en las manos de perque ya he subrayado y reiteradas sonaje tan poderoso y tan firmemomentos después, al fugarse la mente decidido a utilizar sus pogitana al final del primer acto, es deres para satisfacer su insaciable demasiado ambigua para poner al afán de aniquilación. Y en la nodescubierto toda la peligrosidad vela, las siguientes frases de Cardel personaje del que hace falta en su asunto, clásica en su formaprotegerse. de una tragedia helénica. Fue al trasladarla al escenario, cuando el certero olfato profesioLo eternofemenino nal de Meilhac y Halévy introdujo en la trama y colocó en primer Pero protegerse ¿cómo? Cuanplano (además del torero rival de do lo demoníaco anda por medio, Don José, apenas entrevisto en la la mera naturaleza necesita, para novela y que le disputa en el esceresistirle, fuerzas de orden más alnario los favores de Carmen) un to. Un contrahechizo eficaz sólo antagonista visible capaz de opopuede encontrarse en esferas supenerse convincentemente a la gitariores a las naturales; es decir, en na, es decir, de darnos la imprelo sobrenatural. Una lucha a cuersión de que quizá consiga mover po limpio entre la gitana y Don la voluntad de Don José en direcJosé, entre los brujeóles encantos ción contraria a la marcada por la de ella y el temperamento inocenseducción de aquélla. Y así, a lo tón, impulsivo y vulnerable de él, largo de la ópera, se hace patente con sus apetitos y pasiones primaun combate, en el cual, lo mismo rios y su endeble voluntad, sería que en la escena final del Fausto demasiado desigual para ser integoetheano, el antagonista del deresante: la suerte está echada de monio es lo eternofemenino: ese antemano. Por eso, la fuerza apafactor que no sin razón sacaba sionante de la novela de Mérimée de sus casillas a Nietzsche y que, no se debe a que nos presente los contra las leyes de la lógica, obeavatares de una pugna de resultadiente sólo a una ley de amor, indo incierto, sino a que nos descriterviene a la manera de un deus ex be el avance inexorable, arrollamachina para salvar in extremis al dor, de un ímpetu destructivo, al condenado doctor, como también cual es evidente que nadie ni sisalva al Tannháuser de Wagner o quiera la propia Carmen, que es su al Tenorio de Zorrilla, entre otros desencadenante puede escapar. muchos. Ven bien los que ven en esta novelita una tragedia cargada de toAhora bien, hay una diferencia do el sentido fatalista que lo trágiimportante entre, por un lado, co poseía en la Grecia antigua. Se Fausto, Tannháuser y Don Juan trata de la novelación romántica (deudor este último, por cierto, en su versión zorrillesca, de Les ames che zieht uns hinan (Lo eterdu purgatoire de Mérimée) que nofemenino nos atrae [o tira de son salvados en las escenas finanosotros, nos arrastra, pero nunca les, una vez muertos y durante el nos empuja] hacia lo alto) dicen tránsito de sus almas al más allá, y los dos últimos versos del Fausto por otro lado el Don José de la de Goethe. Ese poder que así salópera, vivo todavía al concluir la va, se hace sentir en la ópera Carobra, de modo que el espectador, men a través de la joven campesilo más que puede hacer después na Micaela. Lo cual no quiere dede ver caer el telón, es esperar que cir que resida en Micaela. el protagonista, si es ejecutado como parece inevitable, morirá arrepentido, lo mismo que en la novela, en la cual la acción va más lejos y encontramos a Don José en capilla; y las señales que da en su Personaje angélico mensaje al lector, a través del narrador, permiten considerar muy La forma musical que Bizet verosímil si es que no segura su dió a las intervenciones de esta soredención final. prano (acompañamiento orquestal incluido) es lo más discutido y duLo eternofemenino no se ramente criticado de su partitura, identifica con el poder de atracaunque los juicios están enfrentación que la hembra humana ha dos: su lirismo parece a unos exejercido desde siempre y ejercerá cesivamente convencional y sensihasta siempre, horizontalmente, blero, mientras otros ensalzan su sobre el macho de su especie. Por delicadeza y su limpidez melódimucho que nos empeñemos en ca. Tanto el dúo con Don José idealizar esa fuerza atractiva, ésta (que entusiasmó al matrimonio será, en cualquier caso, lo tempoWagner) en el primer acto, como ralfemenino, perecedero por el aria en el tercero, denotan una esencia (o sea, noeterno), y al que fuerte influencia de Gounod que alude la conocida máxima francecontrasta con la muy diferente inssa cherchez la femme. Lo eterpiración de casi todos los demás no se sitúa, por su naturaleza misnúmeros musicales de Carmen. ma, en un plano más elevado, de modo que su relación con lo terreMicaela no es contra lo que no es vertical. Das EwigWeiblimuchos pueden pensar quien encama en la ópera lo eternofemevención que no se apoya en el texnino. Ni se halla este último auto de los libretistas, sino que lo sente de la novela, a pesar de no falsea. Hasta hace relativamente haber en Mérimée nada que se papoco, Carmen se representaba casi rezca al combate que libra en el siempre, fuera de Francia (y a veescenario la pugnaz aldeanita. Es ces, en Francia), cantándose esos posible que los libretistas la llamarecitativos para sustituir a los diásen Micaela precisamente por ser logos hablados, y ello ha contriel arcángel Miguel quien personibuido mucho a propagar el error. fica en la mente popular la batalla Lo más que Meilhac y Halévy pocontra el demonio; y en cualquier nen en boca de Don José (cuando caso, no pudieron hallarle nombre éste acaba de leer la carta materna más adecuado; pero no es en ella que la joven le ha entregado) es lo en quien reside lo eternofemenisiguiente: Sí, madre mía, sí: haré no salvador. lo que deseas... Me casaré con Micaela. Y, como hemos visto, ha El Fausto de Goethe estuvo dicho poco antes que es su madre enamorado de Margarita, lo misno Micaela quien, con el mensamo que el Tannháuser de Wagner je que le envía, lo libera del diabólo estuvo de Elisabeth; y el Don lico hechizo de la gitana que acaJuan zorrillesco, de Doña Inés. ba de conocer. El beso que da a la Nada autoriza, en cambio, a decir mensajera correspondiendo al que, que lo estuviese nunca Don José de parte de la madre, le ha dado de la muchachita que viene a busella, es un beso filial, para su macarlo en los actos primero y tercedre y para nadie más. ro de la ópera. Su dúo con ella no es el de dos enamorados; es, sin En cuanto a la aparición de la disputa, un dúo de amor, pero de muchacha en el tercer acto para amor maternofílial: todas las tertrasmitir al hijo pródigo la angusnezas de él van dedicadas a su matiosa llamada materna, sabido es dre, y todas las de ella son la proque provoca el rechazo rotundo de pia Micaela lo dice expresamenteéste, empeñado en permanecer el eco más o menos fiel de las que junto a Carmen, hasta que la menla madre le ha encargado trasmitir sajera le revela que su madre está a su hijo. Guiraud, en sus recitatimuriéndose, lo que, instantáneavos, hace decir a Don José que esmente, causa un cambio radical de tá enamorado de Micaela; pero lo actitud: Don José, sin vacilar un hace con una letra de su propia insegundo, sale corriendo con Micaela, no para compartir el destino hacia lo alto. Y en el cual ¿por de ésta, sino para recoger el últiqué no imaginar que hay un etermo aliento de la moribunda. nomasculino capaz de salvar a Carmen? En su pugna contra la MefistóPara hacer verosímiles las idas feles destructora, lo eternofemey venidas de Micaela, los libretisnino salvador se sirve de Micaela tas nos dicen, por boca de Don Jocomo instrumento; pero en quien sé, que la madre se ha trasladado encarna es en la madre, a la vez con la chica a un pueblo relativainvisible y presente como una mente cercano a Sevilla. Se enganueva artesiana en la ópera... y ñan, pues, los que piensan y son también en la novela. Sólo que, en numerosos que la mensajera lleel texto de Mérimée, nadie lleva ga, una y otra vez, de su Navarra sus mensajes, ni siquiera parece natal en contra de la verosimilitud haberlos, siendo su único instrumás elemental y merece ser sumento el recuerdo que de ella conbrayado* en contra de lo que explíserva su hijo, cuyo relato (hecho citamente se manifiesta no sólo en en la capilla donde aguarda su dos lugares del diálogo hablado propia ejecución) concluye con la (poco conocidos; pues, cuando no petición de que el narrador, al rese reemplazan por los recitativos gresar a Francia, pase por Navaen los cuales se ignora el traslarra, entregue a su madre la medado son a menudo víctimas de los lla que él lleva puesta y le diga cortes abreviadores del texto), sino que ha muerto, pero no en qué fortambién en dos pasajes cantados ma. ¿Llegó el narrador a tiempo? que no suelen suprimirse, pero en ¿Vivía aún la vieja cuando él pasó cuya letra pocos fijan su atención. si es que pasó por Navarra? La novela lo calla. Tal es el limitado alcance real En la ópera la madre muere del papel que desempeña la aldea(nadie lo dice, pero es evidente) nita vasca de falda azul y trenzas en el intervalo entre los actos terque le caen sobre los hombros; cero y cuarto. Tanto en ella como pues cuando los libretistas invenen la novela, su intervención retan el personaje ponen buen cuidadentora suponemos que eficazdo en que su apariencia corresponserá, de todos modos, vertical: da a estas palabras de Don José en desde ese plano superior, desde el la novela: pensaba siempre en mi cual lo eternofemenino nos atrae tierra y no creía que hubiese muchachas bonitas sin faldas azules y en nuestro idioma un vocablo hesin trenzas cayéndoles sobre los lénico que significa mensajero); hombros (parecidamente, y en lo y que, como buen ángel, es inoque a la primera aparición de Carcente, pero no cândida o ingenua; men respecta, leemos en el libreto dócil a la voluntad de quien la enla siguiente indicación: Entra vía e intrépida cuando lo requiere Carmen. Su vestimenta y su mael cumplirla. nera de presentarse son absolutamente las descritas por Mérimée La liberadora al relatar el episodio de la fábrica de tabacos). Es bien sabido que, a menudo, descubrimos en los personajes de El valor del papel de Micaela imaginación bastantes más o basestriba en hacer escénicamente vitantes menos cosas, o cosas difesible, dándole viveza e interés, el rentes, de las que sus respectivos antagonismo de las dos fuerzas creadores imaginaron y desearon que se disputan el hombreobjeto poner en ellos. Tal es la libertad que es Don José, tan robusto y de las criaturas artísticas respecto apuesto de cuerpo como frágil y de su creador: libertad tanto mamaleable de espíritu; protagonista yor cuanto más genial es éste, o masculino de la tragedia, pero no sea cuanto más riqueza y sugerenantagonista que esté a la altura de cias ha puesto en la personalidad la protagonista femenina, muy sude esas criaturas. Mérimée, Bizet perior a él. Si la mata, no es comy los libretistas envían, en la ópera batiendo contra su poder seductor, y en la novela, unos mensajes que, sino obedeciendo, a su propio pea sus lectores y sus espectadores sar, a la fuerza aniquiladora que de hoy, no les dicen siempre lo ella misma ha desencadenado y mismo que ellos querían decir, sique destruye a los dos. El arguno más, unas veces; menos, otras; mento central del mito, se enrio bien, algo distinto. Y el tiempo quece así en la ópera con las perique de ellos nos separa acentúa pecias del combate que, para deteestas diferencias, dando lugar con ner este avance, libra lo eternofefrecuencia a interpretaciones más menino sirviéndose de Micaela: que discutibles. personaje angélico no sólo por su nombre, sino además por la natuVarios de los innumerables raleza de su misión (ya que la paglosadores que ha tenido el mito labra ángel es la forma que toma de Carmen han visto en la formiEn medio de las ansias de libertad repetidamente proclamadas, Carmen se entrega a la fatalidad del destino dable gitana una personificación Las ansias de libertad de Caranticipada de los esfuerzos para limen en cuanto persona y su deseo berar sectores sociales marginafirme de ser única dueña de su dos, oprimidos o explotados, tales porvenir, son difícilmente concicomo los gitanos, el sexo femeniliables con la sumisión ciega, que no o la clase obrera. Y es verdad tantas veces manifiesta, a los menque, en la rica personalidad de sajes que la fatalidad le envía por Carmen, ciertos rasgos dan pie a medio de signos enigmáticos que tales interpretaciones, dado que es ella se precia de saber descifrar. mujer, que forma parte de una coEstá escrito, las cartas me lo lectividad gitana, que carece de han dicho, así lo he leído en los patrimonio y se emplea por breve posos del café, le había llegado tiempo como trabajadora y que, su hora y expresiones semejanademás de proclamar a menudo tes, que con frecuencia emplea, las excelencias de la libertad y su son lo contrario de la rebeldía propio afán de independencia, hacontra un destino impuesto desde bla y actúa obedeciendo tan sólo el exterior. Notoria es la seguridad al dictado de su realísima gana. absoluta con que anuncia que moPero no es menos verdad que, en rirá con Don José: ella primero, y sus palabras y en su conducta, en seguida él (por este orden riguabundan otros rasgos que dan moroso); y que es inútil intentar que tivo para que esas interpretaciolas cosas sucedan de otro modo. nes, brillante e ingeniosamente expuestas en algunos casos, resulten Por lo que respecta a su sed de menos convincentes que estimulibertad en cuanto mujer, resulta lantes y seductoras. por lo menos difícilmente compatibie con el ejercicio de la prostiCarmen, lo mismo que el mefistotución como medio no sólo de sufélico espíritu destructor acaba capervivencia material, sino de enriyendo en la autodestrucción, el quecerse, llevar una vida regalada mefistofélico espíritu negador cae y aportar considerables contribuconstantemente en la autonegaciones al negocio de su banda. ción. Casa mal, por otra parte, con las siguientes palabras suyas, dirigiSu aceptación de la fatalidad das en la novela a Don José: es, en todo caso, más plena y Siendo mi rom, tienes derecho a acentuada que su obediencia a la matar a tu romf (es decir, a la ley gitana. Y nada digamos de su propia Carmen), añadiendo: pero desprecio absoluto a la ley de los Carmen será siempre libre. Callí payos: robar a un payo no es ronació y morirá callf. Sería sumabar; mentir a un payo no es menmente discutible ver aquí otra cosa tir,... etcétera. Se manifiesta aquí que la identificación de la libertad una rebeldía que, incluso, puede con la pertenencia a una comuniser legítima contra la sociedad dad cuyas leyes se cumplen sumiopresora; pero el problema, en su samente a pesar de su dureza y del caso personal, es que Carmen trato cruelmente opresivo que distambién roba, miente y... etcétera, pensan a las mujeres. No me reen el interior de la colectividad gifiero, por supuesto, a las normas tana. Alardea de sinceridad, y es a efectivamente vigentes en el seno veces sincera (a pesar de esta frase de las comunidades gitanas andade Don José quien habla con coluzas hacia 1830, sino a las que nocimiento de causa en la novela: verazmente o no dice Mérimée No sé si dijo nunca una palabra que regían y eran obedecidas por que fuera verdad); pero miente a Carmen: únicas que a nuestro procada paso; por eso, al comienzo pósito interesan. del dúo final de la ópera el que concluye con su muerte, cuando Ante el conflicto entre su ansia asegura: Carmen nunca ha mentivisceral de libertad (en el sentido do, está diciendo, probablemente, de poder cumplir sin trabas todos la mayor patraña de su vida (sin sus deseos) y su aceptación del soengañar con ella a su interlocutor, metimiento a un destino inexorael cual sabe de sobra a qué atenerble y a las exigencias más crueles se). En cambio, en la novela y de la ley de su raza, diríase que, también inmediatamente antes de en la existencia y en la mente de ser herida de muerte, dice: Todavía podría volver a contarte una deración ni respeto a los demás, mentira, pero no quiero tomarme sean hombres o mujeres, amigos o ese trabajo. Se objetará que, sienenemigos, payos o calés, ricos o do payo Don José, el mentirle no pobres. es inmoral para ella; pero el bandido se hallaba desde hacía tiempo fuera de la ley (de la ley paya) forLa Don Juan mando parte de una banda dominada por gitanos, y en la que utilizaba el habla y se regía por las En este y en otros rasgos de su normas de éstos: cumplía, pues, la personalidad, hay una semejanza condición que ella le había imindiscutible con otro personaje puesto (si abrazas la ley de Egipmítico: Don Juan. Semejanza, en to...) para llegar a ser su rom; y, la que se ha insistido sin tener mual matar a García el Tuerto, hacho en cuenta entre otras cosasbía pasado estatutariamente, de la enorme diferencia de las situaser su minchorró (capricho, por ciones sociales respectivas (mujer, querido eventual), a ser su rom en vez de hombre, en un mundo con todas las consecuencias. No machista; miembro de una raza había derecho a considerarlo un marginada, en vez de privilegiado payo. aristócrata; nacida y criada en la estrechez, en vez de en la opulenCuando Carmen se rebela, no cia). Para Don Juan, tan favorablees casi nunca ni consciente ni inmente situado, hacer su realísima conscientemente, ni simbólica ni gana resulta muy fácil: tanto más, realmente en defensa de una cocuanto que es, como bien sabelectividad, sino a lo sumo la mos, joven, robusto, atractivo, asconstituida por la reducida banda tuto y diestro en el manejo de las de que forma parte; ni tampoco al armas. Y resulta tan curioso como servicio (ni siquiera involuntario, significativo, que estas dotes indiintuitivo; o meramente implícito, viduales del personaje estén en y sólo patente a posteriori) de nuestras mentes mucho más preunos principios válidos, cuando sentes que el factor decisivo que menos, para las personas de su es su posición social. En tales conmisma condición, sino en defensa diciones, su canto a la libertad en de su propio e individual interés y la ópera de Mozart es, en realidad, para hacer su real y personalísima un himno a su propia y arbitraria gana, caiga quien caiga, sin consitiranía sobre quienes lo rodean. Carmen, en cambio, cada vez los marginados y los oprimidos si concurrieran en su persona ciertos que trata de salirse con la suya o rasgos que no encontramos en sea, constantemente, se encuentra ella, pero sí en Don Juan, y si decon que no puede servirse de una jaran de concurrir otros, de los que fortuna material, una impunidad este último carece, por lo que tamlegal y una consideración social, poco él puede ser un Carmen de las que carece; ni de la libertad entre los explotadores, los privilede movimientos y la fuerza física giados y los opresores. propias de los varones, y tiene que esforzarse tremendamente para sacar todo el partido posible de sus Pero entrar en el detalle de esta ventajas personales: juventud, becomparación que no paralelo de lleza, astucia, dotes para el baile, ambos mitos, nos llevaría bastante la canción y las castañuelas, simmás lejos de lo que, por ahora, patía, labia, graciosa feminidadquiero ir.H Don Juan y ella están bien pertrechados para seducir, y seducen a muchas y muchos: esto, lo tienen en común, así como también el egoísmo y el espíritu impetuoso, inconsiderado, demoníacamente destructor, que lo devasta todo a su temible paso. Lo que ocurre es que, tanto él como ella, no se limitan a ser seductores, destructores y egoístas, sino que son también otras cosas; y esas otras facetas de NOTA: Las traducciones al espasus personalidades respectivas, ñol, de las citas de textos originalson las que no coinciden siempre, mente escritos en otros idiomas, son ni muchísimo menos, y los hacen todas ellas del autor. ser muy diferentes el uno del otro. l)Ví en 1982 una representación dirigida escénicamente por Ponnelle, en la cual el teniente moría a manos Con independencia de las cirdel soldado, como en la novela. La incunstancias sociales a que acabo congruencia del homicidio con la ligede aludir, y considerado cada uno reza chispeante de la música y la letra de ambos en el interior de su proque, sin la menor relación con él, se pio mundo, Carmen podría ser una interpretaban a continuación corpore insepulto, me resultó detestable. Don Juan entre los explotados,