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De Castelao a Atlántica

Juan Manuel Bonet

Sobre la historia de la pintura moderna de Galicia. El reconocimiento de los pintores gallegos ha sido lento.

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Juan Manuel Bonet, “De Castelao a Atlántica,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/3545.

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De Castelao a Atlántica

Subject

Especial Galicia

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Sobre la historia de la pintura moderna de Galicia. El reconocimiento de los pintores gallegos ha sido lento.

Creator

Juan Manuel Bonet

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Nueva Revista 020 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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Notas sobre la pintura moderna gallegaDE CASTELAO A ATLÁNTICAPor Juan Manuel Bonetrefiero al núcleo de artistas que se reúnen en La Peña, y que colaboraban asiduamente en la revista Alfar, como antes habían colaborado en sus predecesoras Vida Gallega yCasa AméricaGalicia. Ahí están, además de Ángel Ferrant, que entonces era profesor en aquella ciudad, Francisco Miguel, Luis Huici, Ramón Núñez Carnicer, Alvaro Cebreiro, a los que ocasionalmente se unirán, en las páginas de Alfar, los orensanos Manuel Méndez y Cándido Fernández Mazas. Todos estos artistas (enían mucho talento y estaban muy al tanto de las novedades foráneas y españolas, y algunos fueron estupendos xilógrafos. Pero ninguno terminó de cuajar realmente. El más importante, a mi modo de ver. fue Francisco Miguel, que ya en Vida Gallega citaba a Malevich,A historia de la pintura moderT na en Galicia ha sido una historia lenta y difícil. Ha habido en Galicia, a lo largo de este siglo. piniores excelentes, y de elloshablaremos enseguida, pero, más que en cualquier otra parte de España, ha costado trabajo la articulación de esos pintores, y su continuidad. Por de pronio, durante décadas, lo primero que tenía que hacer el artista gallego era marcharse. Marcharse, sencillamente, adonde le hicieran más caso, a una ciudad —o a un país— donde se pudiera vivir de la pintura. (Más el exilio de algunos de los mejores, después de la guerra civil).Se suele decir que el arte moderno gallego empieza con Alfonso Castelao. Eso es cierto, siempre que lo maticemos. Mientras Sotomayor o Francisco Llorens representan la continuidad del naturalismo académico en nuestro siglo, Caslelao encarna el realismo, un realismo teñido de ribetes expresionistas, y del bien conocido humor negro de este pintorescritor, que además anduvo metido en política. La visión de Galicia y de los gallegos de Castelao marca decisivamente a cuantos vienen después, y ello le confiere carácter de fundador, de faro. Inolvidables muchas de sus caricaturas, de sus tipos. Y sin embargo en el campo concreto de la pintura, llegado a un punto Caslelao no va más allá, o mejor dicho, se bate en retirada. Me refiero a su diario europeo de 1921, a las opiniones extremadamente antimodernas que ahí expone, a su alineamiento con las posiciones más retrógradas.La PeñaEl primer núcleo conscientemente moderno que surge en Galicia surge a comienzos de los años veinte, y en La Corana. MeAntón Patino. Marea Negra, 1988A visión de Galicia y de los gallegos de Castelao marcadecisivamente a cuantos vienen después, y ello le confiere carácter de fundadorque pasó parte de su vida en México, y que, al igual que Luis Huici, fue asesinado a comienzos de la guerra civil. Gracias a la exposición que César Amonio Molina le dedicó a Alfar, hun podido contemplarse algunos de sus sorprendentes cuadros marineros, entre «Nueva objetividad» y metafísicos.Maside, Seoane, LaxeiroTambién sobre la base de la asimilación de las novedades foráneas, pero con mayor peso específico, y con una clara voluntad galleguista de la que apenas encontramos huellas en Alfar, a lo largo de los años veinte y treinta se consolidó un núcleo de pintores que fue el equivalente, en este campo, de lo que en el campo literario se conoce como «generación Nos». En ese núcleo militaron Arturo Souto, Carlos Maside. Manuel Colmeiro, Manuel Torres y el jovencísimo Luis Seoane. El cubismo, CéEanne. Picasso, el expresionismo alemán, el novecenlo italiano: lodos estos nombres y escuelas encuentran su reflejo en la producción de estos pintores. Ya antes de la guerra civil, algunos habían alcanzado resultados muy notables, y pienso en las escenas portuarias de Souto, en las visiones rurales de Colmeiro, y sobre todo en Maside, tal vez el pintor más completo de todos ellos. Pero también en este caso las circunstancias serían poco favorables a estos artistas. Colmeiro, Soulo y Seoane (nacido en Buenos Aires) tuvieron que marchar al exilio, truncándose, hasta muchos años después, su contacto con una Galicia que, sin embargo, y como le sucedía coetáneamente a Castelao. siguió siendo para ellos su único horizonte.En el exilio bonaerense es donde cuajó la obra de Luis Seoane, un pintor muy dotaNUEVA REVISTA DICIEMBRE 1991ESPECIAL GALICIAERECENser subrayadas la calidad delapintura de Seoane, su capacidad de hacer compatibles su gusto por la Escuela de París (Picasso, Matisse, Lóger) y su nostalgia de la tierra perdida, identificada con los años del románico compostelanodo, que fue además grafisia. poeta, editor, y muchas cosas más, y que desde los años de su juvenil amistad con Cunqueiro, siempre buscó la compañía de los escritores. Merecen ser subrayadas la calidad de la pintura de Seoane, su capacidad de hacer comr patibles su gusto por la Escuela de ParísLub S K W M . Las mariscadoras, 1909 (Picasso, Matisse, Léger) y su nostalgia de la tierra perdida, identificada con los años del románico compostelano. Notable fue la voluntad reflexiva de Seoane. patente en numerosos textos, muchos de ellos dedicados precisamente a fijar el perfil de lo gallego en el arte.También es en Buenos Aires donde surge la figura simular de Laxeiro, un expresionista por libre, un pintor lleno de ecos popularistas, y. él también, románico a su modo, y cuya obra ha sido reivindicada por un artista de la joven generación como Antón Patino, que la considera como una referencia importante dentro del paisaje estético gallego.SurrealismoEl surrealismo, que orgánicamente no existió en Galicia, afectó tempranamente a varios artistas, entre los que destacan Manija Mallo. Urbano Lugrís y Eugenio F.Granell.Maruja Mallo, que también emigraría a Buenos Aires a consecuencia de la guerra civil, había sido compañera, en San Fernando, de Dalí. Su primera individual, en la que enseñó sus Verbenas, tan 27, y tan bien glosadas por Giménez Caballero, tuvo lugar en 1928 en los salones de Revista deOccidente. Estuvo unida a Alberti en la época de Sermones y moradas. En 1932expuso en París, en la Galerie Pierre, plataforma suUrbano Lugrís. Circulo Marino rrealista por excelencia, sus Cloacas y camNUEVA REVOTA DICIEMBRE 1991ESPECIAL GALICIA,pananos y sus Espantapájaros. En 1934 formó parte del efímero Grupo de Arte Constructivo, promovido por Torres García. Ya en Buenos Aires, donde Ramón Gómez de la Serna escribió un libro sobre su obra, realizó fantásticos perfiles de mujeres.A Urbano Lugrís, ya activo en la preguerra, más que el surrealismo propiamente dicho, le influyó la pintura metafísica. Cabría definirle como una suerte de Cunqueiro de la pintura, por lo mucho que le gustan la Edad Media y otras épocas remotas, los puertos, las ciudades sumergidas y también las tabernas. Una reciente exposición, que desgraciadamente no pudo verse fuera de Galicia, ha permitido fijar el perfil de este raro y muy gallego pintor.Eugenio F. Granell, en cambio, aunque también amigo de soñar mares, ha ejercido poco de gallego. Músico de formación, y muy dotado también para la literatura, a consecuencia de la guerra civil ha llevado una existencia errante (Francia, Santo Domingo, Guatemala. Puerto Rico, Estados Unidos). Su incorporación a comienzos de los años cuarenta al movimiento surrealista marcó el resto de su fantástica trayectoria. Su pintura, expuesta hoy con todos los honores, ha sido durante mucho tiempo muy mal conocida. Es una pintura llena de imaginación, cargada de intensidad poética, y de una gran viveza cromática.Después de la guerra civil. Galicia vivió en una situación todavía peor que otras regiones de España, En materia artística ello quiere decir que durante un par de décadas, si no más, apenas pasó nada digno de mención. La mayor parle de los artistas gallegos de cierto relieve marchaban a Madrid o al extranjero. Durante los años cincuenta, dan que hablar en la escena madrileña pintores como el sensible Constantino Grandío: como Manuel Mampaso, que fue uno de los primeros abstractos españoles, y cuyo cuadro Redes fue uno de los que causó sensación en la Primera Bienal Hispanoamericana de 1951; como José María de Labra, geómetra, y como tal incorporado al efímero movimiento «normativo». Algo más tarde, pero también en Madrid, nos encontramos con Reimundo Patino, pintor singular, y sin duda la persona, después de Seoane, que más ha reflexionado sobre e¡ arte moderno gallego; con el constructivista Luis Caruncho; con José Vázquez Cereijo. habitante de un mundo de ensueño, en el que conviven el terror y lo cristalino, lo surrcal y el recuerdo del mar gallego. Fuera de España destacan el espacialista Leopoldo Novoa, y Jorge Castillo, pintor dotado y versátil, de lo mejor que ha dado la nueva figuración española de los sesenta.ESPUÉS de la guerra civil, Galicia vivió en una situación todavía peor que otras regiones de España. En materia artística ello quiere decir que durante un par de décadas, si no más, apenas pasó nada digno de menciónRAS ese período de marasmo —y deindividualidades— el aldabonazo lo dieron, en los albores de la democracia, los artistas que en 1980 crearon «Atlántica»Tras ese período de marasmo —y de individualidades— el aldabonazo lo dieron, en los albores de la democracia, los artistas que en 1980 crearon Atlántica, entre los que destacan, además de los escultores Leiro y Mon Vasco, pintores como Antón Patino, Menchu Lamas, Antón Lamazares, Guillermo Monroy. Correa Corredoira, Rafael Baixeras o Manuel Moldes. Procedentes todos ellos del expresionismo (un expresionismo má_s abstracto en unos casos, más figurativo en otros), han enfriado luego sus obras respectivas. Para todos ellos cuenta mucho la realidad gallega, y la prueba está en las figuras popularistas —siempre el romanice^— de Menchu Lamas o de Leiro. en los Finisterres —siempre el mar— de Antón Patino o en las alegorías barrocas compostelanas de Moldes. Sin embargo, y aunque han desplegado una gran actividad dentro de Galicia, con ellos prosigue la historia de la emigración. Madrid acoge a Menchu Lamas y a Antón Patino. Nueva York a Leiro y a Lamazares.IndividualidadesEl hoy más inmediato, también protagonizado por artMas que se han marchado en su mayoría de Galicia, es, de nuevo, propicio a las individualidades, más que a los grupos. Las individualidades más interesantes son. a mi modo de ver, Xesús Vázquez, pintor culto, poundiano, y uno de Jos más importantes de la escena peninsular de los ochenta; Antonio Murado; el neometafísico José Manuel Calzada; Darío Basso; Berta Cáccamo; Cruz Pérez Rubido. Respecto de sus inmediatos predecesores de Atlántica (con los que Xesús Vázquez ha expuesto), llama por lo demás la atención lo poco que les preocupa Galicia como tema a estos pintores, si exceptuamos a Calzada, que últimamente ha sustituido a las arquitecturas del Madrid de la posguerra, los idílicos paisajes lucenses.Aunque hoy haya galerías, museos, revistas, algo más de coleccionismo, la Galicia del arte sigue estando, en buena medida, y como lo ha estado a lo largo de todo el siglo fuera de Galicia. En esta hora de universalismos, aunque algunos de los anistas de Atlántica han ahondado en sus señas de identidad, parece más difícil que nunca cernir el perfil de la pintura gallega, cada vez más incorporada a los circuitos nacionales e internacionales. •Juan Manuel BonM (París, 1ÍJÍ) es escritor y crítico de arle. Colaborador del diario ABC. Autor de La patria oscura» (1983). Café des exilés» (1990) y U ronda de los días» (1990).NUEVA REVISTA DICIEMBRE 1991