Nueva Revista 097 > Una reflexión sobre la izquierda española

Una reflexión sobre la izquierda española

José Luis González Quirós

Reseña del libro "Siniestra. En torno a la izquierda política en España" de Héctor Ghiretti

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José Luis González Quirós, “Una reflexión sobre la izquierda española,” accessed April 25, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/312.

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Title

Una reflexión sobre la izquierda española

Subject

Libros

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Reseña del libro "Siniestra. En torno a la izquierda política en España" de Héctor Ghiretti

Creator

José Luis González Quirós

Source

Nueva Revista 097 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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document/pdf

Language

es

Type

text

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para referirse al sistema soviético, ocultaba la auténtica realidad de un «capitalismo monopolista de Estado». El posicionamiento de la mayoría de los intelectuales orgánicos y de los pensadores relacionados con los partidos era categórico: en el plano económico, la socialdemocracia debía aspirar a una economía de mercado que tolerara algún tipo de regulación estatal, y que sirviera de sustento a los sistemas de redistribución y asistencia conocidos como Estado de bienestar. La realidad del sistema capitalista había mostrado su materialidad contundente frente a los etéreos y nebulosos sueños de la sociedad sin clases y la propiedad colectiva: no habría economía moderna posible fuera del capitalismo. Los partidarios de !a democracia radica! tardarían algunos años más en reconocer que su proyecto tenía tan pocas oportunidades corno el socialismo. Después de soñar con una revolución tecnológica que traería los medios materiales aptos para convertir a los países enteros en Una reflexión sobre la izquierda española José Luií González Quirós Héctor Ghiretti ha dedicado un esfuerzo sostenido a estudiar la naturaleza conceptual de las ideas de izquierda, fruto del cual ha resultado un respetable número de páginas en libros y revistas especializadas. En esta ocasión, nuestro autor se fija en las peculiaridades que estas ideas han adquirido en la reflexión de autores españoles, tanto apologistas como críticos. El lector descubre o confirma en este libro la impresión de que, pese a la autoproclamación de la izquierda como opción racionalista y crítica, son llamativamente escasos los intentos de análisis conceptual que los pensadores de izquierda han hecho sobre lo que ellos mismos piensan. Al parecer basta con proclamarlo, sin que sean necesarias mayores precisiones. Esta constatación, y la prueba de que hay tantas izquierdas como personas que se proclamen izquierdistas, es uno de los dones que procura la lectura de este ensayo de Ghiretti. asambleas deliberativas y legislativas virtuales, de concebir ámbitos ideales de comunicación libres de dominio, de imaginar una reconciliación entre los poderes separados por el liberalismo y de esperanzarse en la democracia como vía natural hacia al socialismo, tuvieron que rendirse ante la evidencia de que no habría democracia moderna posible que no fuera liberal. De este modo, el orden político y económico mostraba su elasticidad máxima al ímpetu transformador de la izquierda. Democracia liberal y capitalismo marcaban dos límites infranqueables, reforzados por una firme solidaridad recíproca que provenía, tal como mostró Joseph Schumpeter, de responder a lógicas similares. Es claro que la izquierda no había estado ausente en la génesis de los sistemas políticos y económicos del mundo moderno; después de todo, ni el capitalismo ni la democracia liberal fueron obra del Antiguo Régimen, de la aristocracia o de los pensadores contrarrevolucionarios, sino de la primera izquierda El primer capítulo expositivo lo dedica el autor a analizar la contraposición entre el supuesto racionalismo de la izquierda y el tradicionalismo mítico de la derecha, tal como aparece en boca de algunos intelectuales o en los escritos de la tilósofa Esperanza Guisan y, sobre todo, del periodista José Antonio Gómez Marín, mostrándonos cómo se trata de una contraposición que tiene mucho más de retórica que de lugar ideal para la distinción con la derecha. En un segundo capítulo, el más extenso del libro, HÉCTOR GHIRFTTI se analiza detenidamente la posición de Gustavo SINIESTRA. EN TORNO Bueno que ha dedicado a esta cuestión una serie de A LA IZQUIERDA POÜTICA escritos, mundanos pero bastante académicos, espe£N ESPAÑA cialmente a partir de 1994 Las distintas posiciones Eunsa, Pamplona, 2004 que ha adoptado Bueno al respecto le parecen interesantes y significativas a Ghiretti aunque se distancia política de la historia —la burguesía—. Sin embargo, ta] como explicó JeanChristian Petirfils, la cristalización del nuevo orden había transformado a las viejas izquierdas en las nuevos derechas. LA CRÍTICA COMO PRAXIS SUSTITUTIVA Apenas diez años después, muchos intelectuales de izquierda europeos se preguntaban qué había quedado de las esperanzas del 68. El reclamo era muy comprensible, porque si el espíritu de la revuelta estudiantil se mantenía vivo en algún sitio, era entre los espíritus ilustrados, en los claustros universitarios y en el mundo de la cultura en general. Pero el divorcio entre crítica y praxis era casi radical, definitivo. El proceso había comenzado mucho antes, con el conflicto entre marxistas y anarquistas. Años más tarde, la polémica entre Lenin y Rosa Luxemburgo mostraba las líneas fundamentales del enfrentamiento: del tono laudatorio que el filósofo asturiano ha obtenido en ciertos medios de la derecha para apreciar en su obra, sobre todo, el mérito de haberse planteado seriamente cuestiones que los más dan por favorablemente resueltas. Ghiretti estudia también las aportaciones del politólogo Víctor Pérez Díaz acerca de la contraposición entre izquierda y derecha y se detiene en la cuestión de la «crisis de identidad» de la izquierda en España a consecuencia del abandono del marxismo y del baño de poder político real que supuso el gobierno socialista en 1982, tal como es analizada por Mercedes Cabrera, Ramón Cotarelo, Ludolfo Paramio, Miguel Ángel Quintan illa y Ramón Vargas Machuca, en un libro colectivo de 1993. Estas lecciones de !a experiencia no sólo se tradujeron en la continua reideologización puesta en pie por los peritos del PSOE sino que, en un plano más académico que político, han dado lugar a una reflexión sobre la me i ancolia de la izquierda (Serra Gímenez y García Selgas) que le parece a Ghiretti uno de los planteamientos más sugestivos sobre la evolución reciente de estas cuestiones, o las ideas sobre la «tercera izquierda» de Mendiluce {que no han sido acogidas con entusiasmo entre al izquierda, digamos, de siempre). praxis revolucionaria versus crítica ideológica. En 1931, Walter Benjamin componía un breve pero magnífico escrito sobre la melancolía de la izquierda: un estado anímico abúlico, abismado en una invencible e interminable cavilación, motivada por una experiencia de pérdida irreparable (y mayormente imaginaria), que nacía de no poder obrar la transformación radical de la realidad que se había propuesto como meta. El alma oscurecida del izquierdista melancólico se desbordaba en negros ríos de tinta, en críticas acerbas a la realidad en su conjunto, al orden existente y a las miserias de la revolución en la práctica. Contemporáneamente, un brillante ideólogo marxista italiano concebía una forma alternativa de praxis política: Antonio Gramsci mostraba la vía cultural de revolución social. El red esc ubr im iento de Gramsci por parte de la izquierda tendría que esperar no sólo a la muerte de Stalin, sino también a la liquidación de su herencia ideológica. Por su parte, tos izquierdistas radicales franceses de la década Nuestro autor dedica un amplio espacio a analizar el pensamiento de Dalmacio Negro y a su caracterización de cierta derecha moderna como una izquierda envejecida: la derecha actual es una izquierda que se rebeló contra el orden establecido y que ha dado lugar a un orden nuevo al que ya no se opone y al que pretende atenerse. De esta manera se abre paso a la idea de Ghiretti de que la izquierda es menos una doctrina específica que una identidad política, un modo de comprender la política y de actuar en ella. La izquierda puede por ello renunciar a su vocación revolucionaria sin que se altere grandemente su significado, porque es perfectamente capaz de sustituir la revolución violenta contra el orden establecido por una democratización radical de toda la sociedad (aunque sea, habría que añadir, al no pequeño precio de rendirse ante el capitalismo, eso sí, para tratar de controlarlo desde el Estado yo desde el partido). La izquierda es en realidad una cosmovisión peculiar según la cual no hay un orden propio en la realidad, y el que hay debería ser depuesto. Sólo el desierto y la anarquía se liberarían en tal caso del beneficio de la acción política de la izquierda. de los cincuenta, con Henri Lefebvre a la cabeza, creaban la Internacional situadonista e inauguraban eí movimiento de critica de (a vida cotidiana. Tanto el gramscismo como el situacionismo francés —movimientos de izquierda política de orientación cultural— aún mantenían como punto de fuga la ansiada revolución social. Pero el derrumbamiento del ideal revolucionario tiene un efecto verdaderamente liberador en la izquierda. Ya no está obligada a concebir un orden social alternativo ni a definir una praxis política transformadora. Se desembaraza definitivamente del comercio con la realidad. Liberada del confinamiento de la acción política, la crítica sigue hacia arriba (o hacia abajo, según se mire), en su espiral destructiva y desenmascaradora. DESDE LA CULTURA CONTRA TODO ORDEN Se inaugura así una nueva fase de ia izquierda. A partir de este momento, su praxis se desarrolla en el plano de las ideas, tos símbolos, las creencias y las tradiciones: la cultura. Cubre ühiretti sostiene, pese a esa universalidad negativa de la izquierda, que existen variaciones nacionales en la forma de ser de izquierdas y compara brevemente el caso español con el francés y el italiano La izquierda española es menos compleja y más militante que la francesa y más genérica que la italiana, que se define más en términos igualitarios. El libro es de 2004 pero puede parecer ya antiguo si nos fijamos en el comien10del último capítulo*. Consolidadoel régimen institucional democrático, en marcha ya un proceso de desarrollo económico cada vez más pujante y habiendo encaminado una política exterior exitosa, no sólo en términos de aumento de la influencia internacional, sino también en capacidad de integración regional y mundial, las sombras espectrales que amenazaban hasta unas décadas a la nación española parecen remitir y desaparecer definitivamente». No obstante el optimismo del diagnóstico, que me temo ha sido desmentido por los hechos recientes, Ghiretti dedica el último capítulo de este libro a analizar la siempre sorprendente alianza de la izquierda con los nacionalismos fragmentarios. Su análisis es, en realidad, un espectro de propósitos que va desde el desengaño y la denuncia respecto de la situación insuperable del oprimido —la «conciencia de las cadenas», como ha explicado BernardHenri Lévy— a la corrosión por vía crítica de toda institución, costumbre, ley o jerarquía que implique cualquier forma de sumisión, exclusión, obediencia o desigualdad. En una palabra, el orden social en general: familia, Estado, empresa, iglesia, sociedades intermedias, etc. La acción de la izquierda cultural contemporánea opera sobre un presupuesto implícito que está en el origen de la izquierda histórica, pero que sólo actualmente ha sido llevado hasta sus últimas consecuencias. Sólo después de comprobar que todo orden alternativo al dominante, por muy promisorio que sea y bien concebido que esté, es ante todo y fundamentalmente orden —y por ello perpetúa formas de opresión y sumisión— la izquierda mantiene sus ideales libertarios e igualitarios luchando contra la idea misma de orden, de cristalización de un sistema rígido de relaciones sociales compuesto por instituciones, hábitos y jerarquías. una discusión de las ideas expuestas en el conocido libro de César Alonso de los Ríos sobre la izquierda y la nación. Dado el punto de vista de Ghirettt, su diagnóstico ha de ser muy distinto al de Alonso de los Ríos: la izquierda se suma al nacionalismo porque éste supone una objeción al orden dominante, mientras que la continuidad de España como nación soberana es la expresión suprema de ese orden. Desgraciadamente para nosotros es posible que Ghiretti tenga algo de razón y que esa sea una desdichada peculiaridad de la izquierda española, un problema del que carecen en ottos pagos de mayor fortuna o seso. Pese a tratarse de un estudio muy pormenorizado y riguroso, el libro se lee con la facilidad de un ensayo más general. En su favor hay que apuntar que las numerosas notas estén a disposición del lector a pie de página; en su contra, que los editores no hayan hecho e! esfuerzo de dotarle de un índice onomástico que habría sido de gran utilidad para quienes se adentren en sus páginas. JÓSE LUIS GONZALEZ QUIROS