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Nació inglesa la novela contemporánea

Gabriel Insausti

Sobre las reediciones y novedades literarias inglesas más destacadas: tres novelas importantes de teatro, fábula y prosa histórica.

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Referencia

Gabriel Insausti, “Nació inglesa la novela contemporánea,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2693.

Dublin Core

Title

Nació inglesa la novela contemporánea

Subject

Narrativa extranjera

Description

Sobre las reediciones y novedades literarias inglesas más destacadas: tres novelas importantes de teatro, fábula y prosa histórica.

Creator

Gabriel Insausti

Source

Nueva Revista 076 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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NARRATIVA EXTRANJERA ¿Nació inglesa la novela contemporánea? En un tiempo en el que la novela abandona sus restricciones de antaño para fundirse en un abrazo experimental con otros géneros, Gabriel Insausti comenta las reediciones y novedades literarias inglesas más destacadas: tres novelas que flirtean con descaro —no exento de éxito— con géneros tan dispares como el teatro (Tom Jones), la fábula moral (El vicario de Wakefield) o la prosa histórica (Middlemarch). del teatro a la novela El día en que las autoridades cerraron los teatros británicos, allá por 1737, hicieron un gran favor a la literatura: el hasta entonces brillante dramaturgo Henry Fielding (17071754) se vio obligado a pasar a la novela, ese género flexible, recortable y pegable, de extensión ilimitada, con tantos escenarios como pacten el autor y la imaginación del lector, con absoluta independencia de la regla de las tres unidades y con una indeterminación formal suficiente para dar cabida a la digresión ensayística, a la dramatización de las réplicas o al verso; esa «escritura total» o meltingpot literaria a la que Schlegel y Novalis augurarían el protagonismo en la modernidad. La reciente edición de Debate nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la gestación de este género moderno por antonomasia. Tom )ones, cuya primera edición data de 1749, es una novela fluvial cuya extensión —800 páginas— hace pensar en ese nuevo género literario auspiciado por los suplementos: la lectura veraniega. En ella Fielding, coincidiendo con las ideas asociacionistas y con el impresionismo errático de Sterne, cumple con creces su declarado propósito de entrar en cuantas digresiones se le ocurran, adelantando en ocasiones la novela de ideas con rla inevitable lejanía de su fecha. ¿La historia? Los padecimientos, errores, andanzas e infortunios del protagonista que da título al libro: una suerte de picaro a la inglesa, hijo de padre desconocido y abandonado por su madre en manos del magnate de la región, empujado a la rivalidad con el sobrino de su benefactor y aprisionado entre las dos candidatas que se lo disputan, Molly y Sofía: un mundo a medio camino entre el Defoe de Moií Firtruicrs y el Dickens de Oíiver Tuist o David Copperfield, lleno de hijos ilegítimos, padres severos, niños expósitos, mujeres desvalidas y anagnórisis finales; sólo que donde Defoe hace intervenir a una cierta justicia poética y donde Dickens baña la atmósfera con su edulcorada piedad, Fielding hace gala de un humor sardónico y una falta de empatia que se ensaña a gusto con los personajes. Quizá lo más interesante de Tbm Jones —aparte de ocasionales chispazos de ingenio, situaciones grotescas dignas del mejor Quevedo y descritas con encomiable viveza, cierta querencia n este libro los lectores volvemos a Eencontrarnos con la voz, esta vez romanizada, de! joven de gran experiencia, y muchas veces premiado, escritor Insausti. En él, el poeta va tratando, uno por uno, los temas esenciales de la literatura clásica: el arte frente a la naturaleza, la exaltación de la juventud, el deseo y la violencia, la verdadera sabiduría y la sabia ignorancia, el destino y la muerte. Pero sabe incorporar a esa voz htrraciana una visión moderna, donde la ironía más CUTIMOS DÍAS DE SABINIA elocuente y pomposa se mezcla con el Gabriel Insausli humor más campechano; así, por ejemEditorial PreTextos plo, al tratar el casi sagrado tema de la Valencia, 2000, 65 páginas amistad para los romanos, exalta las por estructuras narrativas de origen inequívocamente bíblico, la tendencia a un alegorismo heredero de Bunyan y visible en los nombres parlantes {Mr. Allwurthy, Sophia, Mr, Square, Mrs. Honour) y el esquematismo de las interrelaciones, con preferencia por las oposiciones bimembres— sea ese narrador omnisciente y omnipotente, arbitrario y tornadizo, que tanto penetra en la psicología del personaje como calla sus pensamientos, tan pronto salta adelante varios años como regresa al pasado, fragmentando las distintas tramas paralelas con total libertad. Por lo demás, más que el conflicto social o la lucha del individuo contra el ethos dominante característicos del XIX, el lector avisado encontrará aquí un siglo XVlíl bastante reconocible a pesar de la desfiguración: la indagación de la «naturaleza humana», el panegírico del «alma bella», la obsesión por la educación (con sus peleas, admoniciones y castigos), la condena del matrimonio apalabrado, etc. propuesto»—, en donde los quince versos horas, las fiestas, las batallas, las vidas comque tiene cada uno de los cincuenta y un partidas, pero acaba aclarando a su interlomegalíticos poemas sólo se ven entorpecicutor: «Que esto no nos baste, qué desgrados por alguna que otra cita, y por el subtícia». Junto a desplantes de este estilo tulo y dedicatoria de alguno de los poemas. conviven en los poemas, en pertecta Comentaba el poeta Miguel dOrs, en frase amistad, versos absolutamente memoraampliamente citada y que, por cierto, probles («Detesto ta embriaguez dé Ja memocede de una reseña de 1994 que le dedicaba ria», La desgana invencible del incrédual propio Insausti, que del laberinto de la lo», «La hermosura nos hace duraderos») y poesía de la experiencia sólo se podía salir adjetivos contundente («honores suculenpor medio de la experiencia de la poesía: tos», «altos enigmas», «gélidos tratados», ese propósito es el que ha intentado llevar «flechas sediciosas»), que dan al texto gran a cabo Gabriel Insausti en este poemario, frescura y la luminosidad del mánriol. Hay donde hace realidad los proféticos augurios mucho de ejercicio literario en este libro, dorsianos de bace siete años. como reconoce la honestidad del propio JAIME GARCLAMÁIQUEZ autor —«De este oficio verbal que me he GOLDSMITH El vicario de Y LA FÁBULA MORAL Wakefield (1766) es una novela muy distinta: de la omnisciencia pasamos al narrador intradiegético; de la acidez a una ingenuidad en tono de tabula moral, salpicada de exempla y con un propósito ético explícito; de ta torrencialidad de Tom Jones a una estructura muy básica (comienzo idílicodentgraciónexaltación y restitución) pero efectiva: la historia del vicario, su no muy avispada esposa y sus poco ilustrados cinco hijos, en progresiTOM JONES vo e irrefrenable infortunio provocado por su propia torpeza y por la malicia de su vecino Henry Fielding Thcmhill, atraviesa vina sucesión de capítulos Editorial Cátedra de gran cohesión interna y al mismo tiempo perLetras Universales fectamente integrados en la serie del conjunto, Madrid, 1999, 1216 páginas con una pausada y bien repartida intensidad que desemboca en un desenlace climático o apoteósico. Quizá lo que cabe reprochar a la trama sea precisamente su excesiva linealidad, ajeno a toda digresión y casi predecible incluso en la aparición final deus ex machina del benefactor, que alivia las desgracias del vicario. Pero, claro está, moralidad más ingenuidad es igual a previsibilidade Por lo demás, y aparte de un sabio alegato contra la vanidad y el culto de lo exterior, en la mejor tradición puritana, El vicario de Wa¡<efíeld tiene momentos de sutil comicidad en el uso de la perspectiva, pasajes de logrado lirismo (incluyendo la única balada que escribió Goklsmith) y un diálogo vivo y rápido con ocasionales calidades poéticas, como el uso del estribillo. UNA NOVELA HISTÓRICA Pero sin duda la reina de esta trinidad de obras británicas es Middít;march (18711872). una ambiciosa panorámica social del mundo rural y previctoriano de la Inglaterra de 1829, que sobresale por encima de Vani ty Fair, Bíeak House o Wives and Dauguers (de en qué posición deja a las escritoras de la generación anterior, mejor ño hablar). Middlemarch es ante todo, y pese a las apariencias, una novela histórica: en el momento en que transcurre la acción, George Eliot contaba apenas con nueve años de edad; se trata por Canto más de la reconstrucción de un mundo en parte desaparecido que de una rememoración personal a lo Proust. ¿Cuál es ese mundo. El de una sociedad a punto de entrar en las reformas de los años treinta, con la emancipaft VICARIO DE WAKEFIELD ción de los católicos y los cíissenters, la abolición de la esclavitud, la aparición del moOliver Goldsmith vimiento de Oxford y la regeneración de la Editorial De ha te Iglesia de Inglaterra, etc. De hecho, si en algo triunfa Mtddíemarci es en la descripción de un Madrid, 2001 Zeiígeist en el que conviven la primera revolución industrial, los incipientes socialismos y cristianismos utópicos, el pensamiento germanóñío y crítico de Car] y Je y Arnold y el inminente utilitarismo de Mili y Benrbam (en cuya revista, Wesiminster Ketieu, se inició Eliot en la literatura tras abandonar su formación metodista). De hecho, los personajes se comparan con Hooker, citan a Milton, frecuentan tertulias de las que es asiduo Wordsworth, comentan a Burton y emulan los experimentos opiáceos de De Quincey: algunas de las referencias literarias más importantes de la Inglaterra de 1830. Toda la novela está construida sobre las historias paralelas de Miss Dorothea Brooke y Miss Rosamond Vincy, sus respectivos pretendientes, Casaubori y Lydgate, sus dudas y sus «afinidades electivas». Predomina claramente el punto de vista femenino, en un mundo que se distingue del de Tom Jones en que los caballeros trabajan, pero dónde la única oportunidad que tiene una mujer de prosperar sigue siendo el matrimonio. Miíiaiemarch es un ejercicio estilístico impagable en el que la prosa de Eliot alterna observaciones de gran perspicacia con un psicologismo profundo y un estudio exhaustivo del medio social. Tal vez demasiado exhaustivo: el lector puede llegar a tener dificultades para situar a todos los personajes que desfilan por sus páginas. Pero, además, Middlonarch incurre en una suerte de «realismo espiritual» que culmina el proceso iniciado un siglo antes y anunciado por Fielding: «es una capacidad mucho más útil —dice en Tom Jones— la de prever las acciones MIDDLEMARCH de los hombres a partir de su carácter que la de deducir su carácter partiendo de sus acciones». George Etiof Este principio, aplicadoa un género mucho más Editorial Alba propicio e inmediato que el teatro, como es !a [Colección Clásica MaiorJ novela, supone una inversión de la poética arisBarcelona, 2000 totélica: la narración como mimesis de praxis, la doctrina de la prioridad de la acción sobre los personajes. Así, empujada por el énfasis protestante en la interioridad y su desconfianza ante las obras exteriores, por el intimismo romántico y su exacerbación del yo, la novela moderna se ve empujada a la construcción de la historia a partir de la definición de los personajes, a concebirla como proyección de su carácter. Lo que se gana en sutileza y penetración psicológicas se pierde en motivación y precisión del mecanismo causal de la trama; lo que se pierde en claridad se gana en la nueva problematicidad de un narrador despojado definitivamente de omnisciencia y neutralidad ante aquella realidad única y natural. De ahí a la construcción perspectivista de Henry James hay un paso, o» CARRIEL INSAUSTI