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Un Cid joven y Campeador

Luis Núñez Ladevéze

Sobre las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, "El Cid Campeador", la obra clásica de teatro de Guillén de Castro "Las mocedades del Cid".

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Luis Núñez Ladevéze, “Un Cid joven y Campeador,” accessed April 20, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2565.

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Title

Un Cid joven y Campeador

Subject

Artes y Letras

Description

Sobre las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, "El Cid Campeador", la obra clásica de teatro de Guillén de Castro "Las mocedades del Cid".

Creator

Luis Núñez Ladevéze

Source

Nueva Revista 005 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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Las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, «El Cid», continúan vivas a través de la literatura española y del gusto de nuestro público, de cualquier época. La obra clásica, «Las Mocedades del Cid», de Guillén de Castro, acierto a los valores tradicionales, al mismo tiempo que se representa, renovada y ágil, en la acertada dirección de Gustavo Pérez Puig. UN CID JOVEN Y CAMPEADOR Por Luis Núñez Ladevéze on el estreno de Las mocedades del Cid, de Guillén de Castro, comienza el municipal Teatro Español de Madrid una nueva etapa de la ya larga historia de servicios prestados por su escenario al arte dramático. Durante mucho tiempo, el Teatro Español fue uno de los principales recintos del ambiente cultural de Madrid, innovador, experimental y, a la vez, profundamente clásico, intenso y «Retrato supuesto de Guillén de Casteatral. Teatro clásico y teatro tro, por Ribalta». moderno, así como la primera presentación de muchos nuevos vo director para representar un autores españoles, encontraron papel secundario e ilustrar al nueen el edificio de la plaza de Sanvo plantel de actores que ensata Ana el impulso necesario para ya la renovación y la dignificaalentar entre el público madrición de las artes representativas leño la afición a los productos en una época poco favorable a del ingenio inspirados por la valorar en su pureza el trabajo musa Melpémone. Después vino del actor. Sin embargo, en Las el aparatoso incendio que lo inmocedades del Cid se advertían habilitó durante varios años paese empeño y ese esfuerzo, el vira ser reinaugurado, ya muy engor de suscitar ante el público el trada la democracia. Tras la interés por la calidad de la interaparatosa marcha de Miguel pretación en sí misma. Juan Narros, se cierra una fase del Carlos Naya encarnó un Cid Español no presidida, precisaconvincente, juvenil y auténtico; mente, por la brillantez ni la caJosé María Rodero llenaba el espacidad de suscitar la vieja excenario con su sola presencia y pectación que antaño convirtió su voz de barítono; Lolo García a esta sala en un centro de enhacía del príncipe don Sancho cuentro cultural y de discusión un personaje real y verdadero; literaria. ¿Será capaz Gustavo Milena Montes conseguía transPérez Puig de devolver al Espamitir en la voz de doña Urraca ñol sus antiguos fulgores? los encontrados sentimientos de amor, celos, admiración y amisDel estreno de Las mocedades tad; Arturo López humanizaba del Cid podría razonablemente la dignidad real con un paternaesperarse que se recuperaran los lismo verosímil; Ana Torrent, viejos destellos perdidos. Había compensaba la debilidad del toambiente, ilusión e interés. Un no mediante el trabajo controviejo héroe de las tablas, el aclado de expresar simultáneator José María Rodero, retirado mente la lucha interior entre dos desde hacía varios años, volvía pasiones incompatibles: la lealal tablado persuadido por el nuetad al deber y las inclinaciones Para dar cuenta del cambio, amorosas. Todo funcionó como El Cid de Corneille constaba el buen mecanismo de un buen de cinco actos y Las mocedades artesano. La dirección de Pérez de Guillén, de tres. ¿Qué obra Puig, a la vez sobria y ligera, puede hoy representarse bajo pretendió deliberadamente aceresa condición? Pérez Puig optó car un texto antiguo a un especpor ofrecer una versión que restador moderno, que ya hace petase el metro original pero se adaptase al gusto actual. Y salió airoso, al menos ante el público, de la prueba. Supo desbrozar de la imaginación del autor clásico las posibilidades de un tratamiento moderno sin sacrificar por ello la capacidad expresiva aunque aplicando al máximo los recursos para explotar las secuencias de una acción dramática que se acercaba a una cadencia casi más cinematográfica que teatral. Su éxito procede de esa hábil conjugación de elementos no fácilmente combinables. El público agradeció ese tratamiento aplaudiendo entre escena y escena, reaccionando desinhibidamente tiempo ha perdido el hábito de el estímulo de una interpretación saborear los textos en su pureza convencida de sí misma y de un original. texto que supo condensar, sin Tal vez sea éste el problema desnaturalizarlo, la expresión de de fondo que ha de enjuiciarse los sentimientos y emociones junto al comentario del trabajo contradictorias de los distintos realizado. ¿Qué es lo que se vio personajes. El happy end del sobre el escenario? Evidenteoriginal se acomodaba muy bien mente se trataba de una obra alia las expectativas del espectador gerada, descargada de sus vesactual. A pesar de las concesiotiduras literarias, desprovista de nes, obligadas y bien adminisla autenticidad del testimonio tradas, Pérez Puig no dejó de primitivo. ¿Algo así como esas afrontar riesgos tan considerables versiones ligeras de las grandes como el de la escena de San sinfonías clásicas? ¿Algo así coLázaro, que ya fue suprimida mo la reducción del Himno de por Corneille por excesivamente la alegría de Schiller a la canción arriesgada y difícilmente aside la alegría de un moderno canmilable para el espectador de tante? Pero el problema con que aquella época. Claro está que se enfrenta el teatro es muy disGustavo Pérez Puig, asistido tinto del que afronta la música: por Alicia Pi, contaba a su favor el teatro es un arte en repliegue con Gil Parrondo, el creador de y declinante, el texto clásico es la escenografía, quien diseñó para mucho más enjundioso y literaesa escena literariamente muy rio que su evolución moderna; aligerada, en la versión moderna, el verso ha dejado de ser comtodo hay que decirlo, un artilupetitivo y los viejos cánones de gio simple pero eficaz y efectista. la preceptiva hoy resultan ininEn suma, una buena velada y teligibles. Ninguna academia del una precisa demostración de cómundo expresaría hoy sus Senmo adaptar el teatro clásico, sin timents como hizo la academia adulterarlo, a los gustos del esfrancesa, forzada por la dispupectador moderno. ta intelectual, cuando Corneille estrenó Le Cid, su inspirado traLuis Núñez Ladevéze es Catedrático sunto de Las mocedades de Guide la Universidad Complutense y pellén. riodista.