Nueva Revista 091 > Un justo sufriente babilonio: Ludlul Bel nemeqi
Un justo sufriente babilonio: Ludlul Bel nemeqi
Federico Lara Peinado
Breve análisis de la narración titulada "Ludlul Bel nemeqi" constituye el poema de caracter sapiencial más largo de la novela babilónica.
File: Un justo sufriente babilonio. Ludlul Bel nemeqi.pdf
Número
Referencia
Federico Lara Peinado, “Un justo sufriente babilonio: Ludlul Bel nemeqi,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/252.
Dublin Core
Title
Un justo sufriente babilonio: Ludlul Bel nemeqi
Subject
Literatura y sabiduría
Description
Breve análisis de la narración titulada "Ludlul Bel nemeqi" constituye el poema de caracter sapiencial más largo de la novela babilónica.
Creator
Federico Lara Peinado
Source
Nueva Revista 091 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426
Publisher
Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.
Rights
Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved
Format
document/pdf
Language
es
Type
text
Document Item Type Metadata
Text
LITERATURA Y SABIDURÍA (VI) Un «justo sufriente» babilonio: Ludlul Bel nemeqi Introducción, notas y traducción de F E D E R I C O LARA PEINADO Con la excepción de algunas epopeyas y varios mitos mesopotámicos, la narración titulada Ludlul Bel nemeqi («Quiero alabar al Señor de la sabiduría») constituye, hoy por hoy, el poema de carácter sapiencial más largo en lengua babilónica. En su origen, constaba teóricamente de 480 versos, de los cuales han llegado hasta nosotros tan sólo una tercera parte, repartida en cuatro tablillas. Lo conservado proviene de una treintena de «manuscritos» tablillas de arcilla localizados en distintos lugares de la antigua Mesopotamia (Assur, Babilonia, Sippar, Nínive, Sultantepé). Este hecho nos habla de la importancia y difusión que alcanzó este poema. FINALIDAD El Ludlul Bel nemeqi hubo de traducir, sin duda, la visión política de los monarcas absolutos de tiempos babilónicos (los reyes eran amos y señores de sus subditos), así como las nuevas concepciones jurídicas, para las que la justicia debía entenderse no como un favor sino como un derecho. Ambas realidades obedecían al sutil intento de averiguar la razón del mal que se hallaba presente en la sociedad, y que era entendido más como «mal de sufrimiento» que como «mal moral». Aunque parezca extraño, esto ya preocupaba a los hombres en la temprana fecha de principios del tercer milenio antes de Cristo. Al mismo tiempo, el Ludlul Bel nemeqi intentaba transmitir a los espíritus cultivados la idea de que la felicidad y la desgracia que experimentan los individuos tienen su origen en los planes divinos, unos planes que la pobreza intelectual de los humanos es incapaz de comprender. De ahí que a las desgracias físicas, morales y materiales se les sumase este tormento suplementario: saber que los planes divinos se hallaban tan lejos de los hombres como lo estaba el fondo de los cielos. EL PROBLEMA DEL MAL Una de las grandes cuestiones consistía en intentar explicar cuál era la causa del sufrimiento de los hombres, cuando éste, sin justificación aparente y sin un agente que lo causara, se abatía sobre ellos. En tiempos súmenos, en ningún momento sus pensadores implicaron a los dioses, pues entendían que a los mismos no les preocupaban lo más mínimo las miserias de unas criaturas que ellos mismos habían creado para que les sirvieran en todo. Sí, en cambio, pensaron en la existencia de otros entes, también divinos, pero de menor rango (especie de «demonios», espíritus y fantasmas), capaces de causar desgracias. A todos ellos, que podían ofender arbitrariamente, impulsados por su carácter hostil, les atribuyeron los numerosos males que afectaban a los seres humanos. Pronto, sin embargo, los sumerios idearían una adecuada «terapéutica mitológica», con fundamentos religiosos, que cristalizaría en lo que hoy entendemos como magia y exorcismo. Con la llegada de nuevos pueblos acadios, asirios y babilonios la problemática del mal sufrió un profundo y significativo cambio. Los agentes del mal continuaron, siendo los mismos, pero se entendían ahora como instrumentos de los dioses cuando éstos se hallaban irritados por las ofensas de los hombres. En consecuencia, la infracción de alguna norma divina, por insignificante que fuera, era siempre causa de un castigo. O dicho en otros términos, el castigo existía porque previamente se había producido un «pecado» (arnu), una falta (khititu) o un simple acto hostil (gillatu), cometido por el hombre en contra de los dioses. En un poema sumerio titulado El hombre y su dios, leemos: «Jamás una madre trajo al mundo a un hijo destinado a permanecer sin pecado». A fin de hacer frente a los constantes males y desgracias, traídos por los demonios y las fuerzas maléficas por orden de los dioses, se establecieron, frente a la vieja «terapéutica mitológica» sumeria, algunas ceremonias y liturgias, algunas de ellas muy complejas, en torno a las grandes divinidades (Enki, Shamash y Marduk). A partir de ahí, los ritos fueron especializándose contra todo tipo de calamidades, que sobrevenían, según era creencia, por violar algunos de los miles de preceptos y prohibiciones atribuidos a los dioses. La obsesión por averiguar cuál era la causa de que la enfermedad o la miseria entre otros males se hubiesen cebado en el hombre, acabaría por plasmarse en significativas obras literarias de carácter sapiencial. Junto a ellas, proliferaron también amplias compilaciones de exorcismos para hacer frente a la infinita variedad de «pecados» que anidaban en los humanos. PRINCIPALES TEXTOS SAPIENCIALES Además del Luãul Bel nemeqi, han sobrevivido unas pocas obras centradas en la problemática del doliente sin causa, del hombre que sufre y se queja á su dios y que al final es escuchado. Entre ellas podemos recordar las conocidas como El hombre y su dios, redactada en sumério, de apenas ciento cuarenta versos; y la denominada Versión antigua del Justo sufriente, en acadio y de unos cien versos. Ambas obras, anónimas, se remontan a finales del tercer milenio precristiano. Un texto más tardío, de época cassita, conocido técnicamente como PBS I, 135 y a fechar entre los siglos XVIII y XII a.C., pero con muy claros antecedentes sumerios, recoge un monólogo en el que un «justo sufriente» habla de la humillación y del desprecio que experimenta, si bien no los achaca a los dioses. Mucho más importante que estos últimos es el denominado Poema acróstico (conocido también como Teodicea babilónica o Diálogo de un sufriente con su amigo), texto de casi trescientos versos, que habría que fechar hacia el 1000 a.C., y en el cual conversan en tono filosófico un hombre afligido y su amigo sobre el problema del mal. Curiosamente, el hombre afligido acabará aceptando su situación y el amigo atribuirá las injusticias a los dioses. Todos estos textos y algún que otro menor (RS. 25.460 de Ugarit, por ejemplo), que tratan directa o tangencialmente el problema del mal, constituyeron un trasfondo cultural muy rico que cristalizaría en el genial y extraordinario Libro de Job, drama, como se ha dicho, «con muy poca acción y mucha pasión»; y en donde se cuestionan de modo directo la imagen de Dios y la esperanza del justo, atenazado por una calamidad no merecida. BREVE ANÁLISIS DEL El poema babilonio presenta una sencilla ludlul bel nemeqi estructura, que comprende varios bloques temáticos, en los que se van acumulando diferentes circunstancias que sobrevienen a un personaje, en principio de conducta intachable. La serie de detalles que se van enumerando contribuyen por su realismo a hacer más verídica, mucho más creíble para el lector el relato, y por lo tanto más cercano a él. LOS PROTAGONISTAS Sin entrar en el análisis del dios Marduk, objeto primero y último del poema, el protagonista principal es un tal ShubshimeshreShakkan, quien, tras pronunciar un himno introductorio y a lo largo de un monólogo, va narrando las desgracias que le sucedieron de modo incomprensible. Aunque todo hace sospechar que tal personaje es únicamente de cuño literario, debe señalarse que con tal nombre se conoció a un gobernador que vivió en tiempos del rey cassita NaziMaruttash (13071282 a.C.). A partir del significado semántico de su nombre («¡Shakkán, hazme rico!») es probable que, si se acepta su historicidad, el citado ShubshimeshreShakkan hubiese sido un alto funcionario, al mismo tiempo terrateniente y rico ganadero, que en un momento concreto de su vida padeció una grave enfermedad que le puso al borde de la muerte. Junto a él se citan, por sus nombres propios, a dos de sus amigos, llamados Laluralimma y Urnindinlugga. Ambos aparecen en el momento de crisis aguda del protagonista y además en circunstancias oníricas. Casi nada se sabe de ellos. El primero era originario de Nippur, y hubo de ser un importante sacerdote purificador. El segundo, natural de Babilonia, era exorcista. < Dios Abu (?) (detalle); Tell Asmar, primera mitad del tercer milenio a. C., Museo de Bagdad LO QUE NOS CUENTA EL POEMA Las cuatro tablillas contienen un monólogo a través del cual el protagonista hace un repaso de su vida, recordando que se ha convertido en víctima de los dioses. Ya en la primera de ellas ShubshimeshreShakkan se queja de sus desgracias y explica con sumo realismo lo que le ha ocurrido. Ha sido abandonado por su dios personal y por sus otros protectores divinos (diosa y espíritus tutelares). A continuación, ha perdido también la confianza de su rey, la de los otros cortesanos e incluso la de su propia familia y la de sus amigos. Queda, pues, en la más absoluta soledad. Su vida ha quedado reducida a dolor y llanto. En la segunda tablilla vuelve a recordar sus desdichas. Y a pesar de acogerse a los adivinos, intérpretes de sueños y exorcistas en busca de una respuesta, nadie puede explicarle el origen de sus males. A partir de ahí, y presa de un total abatimiento, comienza a cuestionarse si las prácticas religiosas, la fidelidad a los dioses o la honradez sirven para algo. En su desesperación llega a decir que lo que parece bueno a uno mismo, quizá sea un ofensa para su dios. Nadie entiende la voluntad de los dioses. Después de reconocer la infinita distancia que existe entre los dioses y los simples humanos, centra su discurso en las enfermedades que le afectan desde la cabeza hasta los pies (cefaleas, convulsiones, dolores de estómago, infecciones, parálisis). Se halla a las puertas de la tumba, sin que nadie pueda descubrir la naturaleza de sus males físicos. Sin embargo, en la tablilla tercera, la suerte de ShubshimeshreShakkan cambia súbitamente. Gracias a tres sueños en el segundo sería objeto de un exorcismo mediante el Agua de la Vida, sus desgracias desaparecen. Y en sentido inverso a como había sido castigado, irá siendo liberado de sus males (todos sus órganos, enumerados minuciosamente, recuperan sus funciones). A continuación también quedan resueltos todos sus problemas de tipo social. Su sentida gratitud le hará entonar, en la cuarta y última tablilla, un himno de glorificación a Marduk, su liberador, invitando, como persona agradecida que es, a todas las gentes a alabar a dicho dios y a difundir su gloria por la totalidad del cosmos. La acción de gracias se completa con una peregrinación al Esagil, el gran templo babilonio. Y ante cada una de sus puertas, como en un verdadero rito de paso, el sufriente reencontrará las gracias perdidas. LA LECTURA ÚLTIMA El anónimo autor de este poema (¿o tal vez fue ShubshimeshreShakkan?) intentó remarcar cómo las desgracias que implícitamente incumbían a los dioses eran, sin embargo, debidas a las faltas que podía cometer una persona y que por ello se hacía merecedora del abandono de las divinidades. Aunque la rectitud y la honestidad adornaran a un babilonio, los dioses podían castigarle con las más terribles penas, sin que el sufriente conociera el motivo. Esta incongruencia reflejaba la incompatibilidad de la voluntad divina con la ética humana. Y este era el problema, por supuesto: por qué había de sufrir una persona justa. Obviamente, además, los babilonios entendieron que, a pesar de la pequeñez humana, los dioses mostraban misericordia con los humanos y que, cuando lo creían conveniente, podían suspender tales castigos y sustituirlos por la prosperidad y la felicidad. Nunca los dioses y esa era la gran esperanza abandonarían a sus criaturas, los «cabezas negras». Bastaba con esperar con paciencia el retorno de la benevolencia divina. También esa es la lectura última del Ludlul Bel nemeqi bajo tres presupuestos: fatalismo, resignación y paciencia. FEDERICO LARA PEINADO BIBLIOGRAFIA ESENCIAL G. R. Castellino, Testi sumerici e accadici, Turín, 1977. R. Labat, Les religiom du ProcheOrient asiatique, París, 1970. W. G. Lambert, Babylcmian Wisdom Literature, Oxford, 1975 (reimpr.). J. Lévéque, Sagesses de Mésopotamie, París, 1996. . H. P. Müller, Das Hiobproblem. Seine Stellung uivi Entstehung ¡m Alten Orient un im Aitón Testament, Darmstadt, 1978. i J. B. Pritchard (ed.), Ancient Near East. Texts relacing to the Oíd Testament, Prirtceton, 1974 (reimpr.). ¡ A. Seri, «Ludlul Bel nemeqi», Estudios de Asia y África, 105, XXXIII, 1. México, 1998, pp. 163 ss. LUDLUL BEL NEMEQI i Alabaré1 al Señor de la sabiduría, al dios sensato, que se irrita por la noche, pero se calma llegado el día. A Marduk2, Señor de la sabiduría, el dios sensato, que se irrita por la noche, pero se calma llegado el día, 5 que con su furia envuelve todo como un día de tormenta, pero cuyo soplo es agradable como la brisa del amanecer. Su cólera es irresistible, su irritación es un diluvio, su corazón es misericordioso y su mente dispuesta al perdón. Los cielos no pueden soportar el [...]3 de sus puños, 10 pero su mano es cordial, ayuda al desesperado. Marduk, los cielos no pueden soportar el [...] de sus puños, pero su mano es cordial, ayuda al desesperado. TABLILLA 1 i Alabaré al Señor de sabiduría4, U5 43 Mi dios me abandonó, desapareció (en su Montaña)6, mi diosa partió, se fue de mi lado, 45 se apartó el espíritu Shedu1 que estaba a mi lado, se separó mi espíritu Lamassus que buscó a otro. 1 Quien habla es ShubshimeshreSliakkan, persona central del poema, citado más adelante. 2 Dios nacional de Babilonia, hijo de Ea y de Damkina. En los textos mesopotámicos se antepone al nombre del dios o ente divinizado el signo dingir a modo de determinativo, signo que en este y en otros casos omitimos. 3 En el texto, musahhir, participio de saharu («volverse», «cambiarse». Algunos estudiosos lo consideran un hapax legomerxm. Otros traducen «el choque de sus puños». 4 Verso de los colofones de diversas copias. 5 Desde aquí y hasta el verso 40 el texto, muy incompleto, es de imposible traducción. 6 Esto es, se retiró a la torre ^iqqimatu de su templo, distanciándose del sufriente. 7 Espíritu protector que equivalía a la fuerza vital de una persona. También, como dios subalterno, vigilaba las entradas de templos y palacios. 8 Espíritu protector femenino, a modo de ángel guardián. Vigilaba también el acceso de templos y palacios. Fue arrebatada mi dignidad, ensombrecido mi ánimo, mi esencia se desvaneció, mi protección desapareció, los presagios de horror9 me afligen. 50 He sido expulsado de mi casa y por las afueras he errado sin rumbo, las visceras de mi presagio están confusas, inflamadas siempre10. Según el presagio del adivino y del intérprete de sueños12 mi rumbo no está definido13, lo que se dice en la calle es de mal augurio para mí14. Cuando me acuesto de noche, mi sueño es terrorífico, 55 el rey, carne de los dioses y sol de sus pueblos, tiene contraído su corazón, difícilmente puede ser calmado. Los cortesanos profieren injurias15 contra mí, se reúnen, conjuran e incitan calumnias. Cuando el primero dice: «Le haré derramar su vida», 60 dice el segundo: «Le haré quitar su cargo», y el tercero se expresa así: «Me apoderaré de su posición», arguyendo el cuarto: «Allanaré su casa», y señalando el quinto: «¡Derríbalo de su oficio!», mientras el sexto y el séptimo persiguen a mi16 espíritu Shedu. 65 La banda de los Sibitti17 ha agrupado sus fuerzas, y como una tempestad, sin piedad, semejante a [...]18, 9 Es decir, presagios negativos. 10 Al hallarse inflamadas, las visceras del animal sacrificado impedían la «lectura» o interpretación de los presagios que se podían deducir de las mismas. 11 El baru o adivino era un sacerdote experto en presagios, que deducía de cuanto observara. 12 El shailu era el sacerdote que interpretaba los sueños (oniromante). 13 Al no estar definidas las respuestas de los omina, es decir, al fracasar el adivino y el oniromante, el caso era incurable. 14 Cfr. Job, 17, 6. El augurio de la palabra percibida casualmente en la calle constituye un ejemplo de adivinación cledónica. 15 La palabra telitu significa «oración». En este contexto puede traducirse por «injurias», esto es, palabras murmuradas en sentido negativo. 16 El sufijo posesivo que acompaña a la palabra Shedu es de tercera persona: shu = «su». Aquí es preferible la primera persona. 17 Los siete demonios malignos. Para tal banda demoníaca, vid. el Poema de Erra. 18 Sigue un hapax ¡egotnenon: urikish. son sólo una carne, son una sola boca l9; sus corazones se exacerban contra mí, se encienden como llamas, y conciertan contra mí calumnias y mentiras. 70 Han cerrado mi noble boca con bridas y mis labios que se movían libremente para hablar se han vuelto como mudos. Mi grito sonoro se ha reducido al silencio, mi cabeza erguida se ha curvado hasta el suelo. El pánico ha debilitado mi corazón vigoroso, 75 a mi ancho pecho un luchador novato le resiste y mis brazos, antes tan fuertes, han quedado paralizados ambos. Yo, que solía a caminar como un noble, he aprendido a arrastrarme20. De dignatario que era me he convertido en un esclavo y a pesar de mi numerosa familia me he convertido en un marginado. so Cuando camino por la calle, las orejas se levantan21, y si entro en palacio, los ojos miran de soslayo. Mi ciudad me mira con enojo, como a un enemigo22, y mi país se muestra hostil como contra un enemigo. Mi hermano se transformó en un extranjero 85 y mi amigo se transformó en un criminal y en un demonio. Mi furioso compañero me denuncia, mi colega constantemente afila sus armas y mi buen amigo pone mi vida en peligro. En la asamblea, públicamente, me maldice mi esclavo 9o y ante la gente, mi esclava me ha calumniado23. Cuando un conocido me ve, da un rodeo, mis parientes me tratan como si no fuera de su misma carne. 19 Aunque cada uno de los Sibitti tenía una función concreta, de hecho actuaban como una unidad. 20 Cfr. ]ob, 29, 710; 2 125. 21 Se levantan para escuchar o para prestar atención al sufriente, abandonado por su dios. 22 Cfr. Jofc, 30, 915. 23 Cfr. Job, 19, 1319. Para el que habla bien de mí, se abre la tumba, pero el que me difama es puesto en primera fila 95 y al que profiere injurias contra mí un dios lo ayuda. El que exclama «¡Piedad!» encuentra rápidamente su muerte, y al que grita sin razón su espíritu Shedu lo protege. No tengo a nadie que camine a mi lado, no veo a nadie que me ayude. Entre cadenas y hierros está aherrojado cuanto me pertenece 100 y los bueyes [...]24. De mis campos hicieron desaparecer los gritos de los segadores y silenciaron mi ciudad como a una ciudad enemiga. Mi cargo se lo hicieron tomar a otro e hicieron celebrar el oficio de mis ritos a un extraño. 105 El día es suspiro y la noche lamento, el mes es ofuscamiento, el año es calamidad. Gimo la totalidad de mis días como una paloma25 y en lugar de cantar me lamento en voz alta. Mis ojos se muestran empapados de lágrimas 110 y la abundancia de las mismas queman mis párpados26. Sin descanso, los temores de mi corazón han ensombrecido mi rostro y el terror y el espanto han puesto lívida mi piel, 24 El sentido de este verso es oscuro. Algunos especialistas lo dejan sin traducir o lo traducen a medias (W. G. Lambert). 25 0^.1.50105,38,14. 26 Cfr. Job, 16, 16. 27 El resto del texto (w. 113120) está dañado. TABLILLA II De aquel año al siguiente ya había pasado su término normal2S. Si miro hacia atrás no veo más que desdicha sobre desdicha. Mi mala suerte crece. ¡No encuentro la prosperidad! He clamado a mi dios, pero no ha mostrado su rostro29, 5 he suplicado a mi diosa, mas no ha levantado su cabeza30. Ni el adivino en su examen ha encontrado explicación, ni el intérprete de sueños, en su libación, ha puesto en claro mi caso. Imploré al espíritu Zaqiqu31, pero no abrió mi entendimiento32 y el exorcista33, mediante su ritual, no aplacó la ira divina contra mí. 10 ¡Qué situaciones extrañas por todas partes! Si miro hacia atrás hay persecución y desgracia. Como el que no ofreció regularmente libaciones a su dios y como el que no invocó a su diosa en la ofrenda de alimentos, como si no hubiese inclinado mi rostro o mi postración no fuese vista, 15 como a quien de su boca faltan súplicas y oraciones, como el que dejó de celebrar los días santos y despreció las fiestas mensuales34, como el que fue negligente y desdeñó los cultos a los dioses, como el que no enseñó a su gente reverencia y veneración, como el que sin invocar a su dios hubiese comido su comida33, 20 como el que abandonó a su diosa por no haber llevado la ofrenda de harina, 28 Este verso deja entender que el sufriente había sobrevivido un año. 29 Cfr. Job, 23, 3. 30 Cfr. Job, 30, 20. 31 El Zaqiqu («soplo», «espectro») era un espíritu fantasmal. El nombre también designaba al dios de los sueños y a un adivino experto en meteorología. 32 En el original acadio: «no abrió mi oído». 33 Se trata del masluna^hu sacerdote especializado en encantamientos y rituales tendentes a conjurar las influencias maléficas. 34 Fiestas cshesh. Aunque en su origen la fiesta era mensual, luego llegó a celebrarse hasta cuatro veces al mes (H. Limet). 35 Se alude a la comida reservada al dios. como quien se vuelve frenético y olvida a su Señor, como el que, frivolamente, ofreció a su dios un juramento solemne. ¡En verdad, como ese hombre soy tratado! Pero, al contrario, yo he sido fiel a la súplica y a la oración; la oración fue para mí sabiduría y el sacrificio mi obligación. 25 El día consagrado a los dioses era la alegría de mi corazón y el día de la procesión de la diosa era para mí beneficio y ganancia. Rezar por el rey, ¡esa era mi alegría! Y su acompañamiento musical era un deleite sobreañadido. Enseñé a mi país a cumplir con los ritos de mi dios, 30 y enseñé a honrar el nombre de mi diosa. ¡ Instruí en ello a mi gente! La gloria de mi rey la hice similar a la de un dios y enseñé a la muchedumbre a reverenciar al palacio36. ¡Ojalá supiera si esas cosas le agradan a mi dios! Pero lo que le parece bueno a uno mismo, ¡para su dios podría ser una ofensa! 35 Y lo que para el corazón de uno es desagradable, 1 ¡para su dios podría ser bueno!37 ¿Quién entiende la voluntad de los dioses del cielo? ¿Quién conoce la decisión de los dioses de las profundidades?38. ¿Dónde aprendieron los humanos el comportamiento de los dioses? El que ayer estaba vivo, hoy está muerto39, 40 el que hace un momento estaba triste, se alegró de inmediato, el que hace un momento cantaba una alegre canción, un paso más adelante gime como un plañidero. Como en un abrir y cerrar de ojos, su condición cambia. Cuando están hambrientos son como cadáveres, 45 cuando están saciados, rivalizan con sus dioses, en la prosperidad hablan de ascender al cielo, cuando sufren se quejan de descender a los infiernos. 36 El vocablo ummanu admite los significados de «muchedumbre», «tropa» y «ejército». Este verso también podría traducirse como «y enseñé a los soldados a reverenciar el palacio». 37 Cfr. Job, 37, 15, 23. 38 En el original, Zananzu, dioses del inframundo. 39 Cfr. Job, 27, 19; 34, 20. ¡He meditado en todo eso, sin comprender su significado! Y a mí, el miserable, la tempestad me arrastra, 50 una enfermedad debilitante ha caído sobre mí, un viento destructivo sopló desde el horizonte. El mal de cabeza40 se levantó del mundo subterráneo41, el malvado espíritu Shulu42 salió de su Apsu43, el UtukkuH, irresistible, fue hecho salir del Ekur45, 55 la Lamashtu46 descendió de la Montaña47, junto con la crecida del mar, vino el viento frío48, la languidez me hace palidecer como al verdor de la tierra49. Todos estos males, al mismo tiempo, se han echado sobre mí; han aplastado mi cabeza y apretado mi cráneo, 60 ensombrecieron mi rostro, inundaron de lágrimas mis ojos, tomaron mi cuello, debilitaron mi nuca, golpearon mi pecho y azotaron mi seno, atacaron mi carne, me causaron convulsiones. En los rincones de mi estómago encendieron fuego, 65 perturbaron mis entrañas y deformaron mis órganos; haciéndome despedir flema, infectaron mis pulmones, infectaron mis miembros, sacudieron la grasa de mi vientre, abatieron mi alta estatura como a un muro, 40 Se asimila a la enfermedad diu. 41 Designado aquí como ersetu, nombre que se aplicaba al hemisferio inferior, esto es, al infierno. La expresión Ersetu la tari equivale a «país sin retorno» (K. Tallqvist). 42 El espíritu o demonio Shulu era el causante de la tos. 43 Abismo primordial de agua, mansión del dios Ea (Enki). El mundo subterráneo (Ersetu) se situaba aún más abajo que el Apsu. 44 Nombre de un demonio especializado en atacar el cuello. También existían Utukku benéficos. 45 «Casa de la Montaña», nombre del templo del dios Enlil en la ciudad de Nippur; tal nombre se aplicaba asimismo al infierno. 46 Espíritu femenino maléfico, que atacaba a embarazadas y niños pequeños. Se ie podía hacer frente mediante conjuros y amuletos específicos. 47 Esta Montaña (shadu en el original) alude al mundo infernal. 48 Para W. G. Lambert, «vino el calambre» o entumecimiento 49 Muy sugerente la interpretación que hace G. R. Castellino de este verso: «La impotencia abrió la tierra (para salir de los infiernos) junto con la hierba». doblaron mi robusta figura, como a un junco, 70 y como una planta de pantano he sido derrumbado, de cara al suelo. El Aíu50 se vistió con mi cuerpo como si fuera un vestido y el sueño me ha envuelto como una red. Mis ojos miran fijo, mas no ven, mis oídos se han abierto, pero no oyen. 75 La parálisis se apoderó, de todo mi cuerpo, la conmoción cayó sobre mi carne, la inmovilidad tomó mis brazos, la debilidad cayó sobre mis rodillas51 y mis pies, antes tan ágiles, se han detenido. 80 Un golpe me ha herido, me ahogo como un hombre hundido, la marca de la muerte cubrió mi cara. El intérprete de sueños me menciona, pero no respondo. «¡Ay!», llora la gente, pero yo he perdido la conciencia52. Una mordaza está puesta en mi boca 85 y un cerrojo cierra mis labios, mi puerta está cerrada y se ha taponado mi fuente53, mi hambre se prolonga, mi garganta está seca. Cuando se sirve el grano yo lo trago como hierba mala, y la cerveza54, vida de la humanidad, me repugna. 90 Además, con ello, se prolonga mi enfermedad. Por falta de comida, mi apariencia desmejoró, mi carne está flácida, mi sangre se ha secado, mis huesos aparecen fuera, están cubiertos sólo de piel, mis tejidos están inflamados, golpeados por la enfermedad uriqtu55. 95 He guardado cama como si fuera una prisión y salir es sólo gemidos, y mi casa se ha convertido para mí en un calabozo. 50 Un demonio especializado en atacar el pecho. De noche, según los exorcismos, se apoderaba de los seres humanos. 51 Cfr. Job, 17,1. 52 Esto es, «ya no existo». 53 En el original, rruxshqu, «lugar de beber». 54 En el texto, Sirish, diosa titular de la cerveza. En Mesopotamia se conocieron diferentes tipos de cerveza, de acuerdo con sus componentes y su calidad. 55 Enfermedad desconocida. El vocablo uriqtu de hecho es un hapax legomenon. Mi carne es como un grillete que inmoviliza mis brazos, en mis propias cadenas están paralizados mis pies, los golpes fueron dolorosos para mí, la herida es profunda; 100 el látigo que me marcó estaba lleno de espinas, el aguijón que me traspasó estaba lleno de puntas56. Todos los días el perseguidor me persigue57, ¡durante la noche no me deja descansar ni un instante! A donde me vuelvo están desechos mis tendones58, 105 mis miembros están descuartizados, esparcidos aparte. Pernocto en mi propio estiércol como un buey, me revuelco en mi propio excremento como un cordero. Mis síntomas59 atemorizaron al exorcista y mis presagios confundieron al adivino, no El exorcista no descubrió la naturaleza de mi enfermedad y el adivino no fijó el término de mi mal. Mi dios no vino a ayudarme, no tomó mi mano, mi diosa no fue misericordiosa conmigo, no vino a mi lado. Mi tumba está abierta y está listo mi ajuar funerario. 115 Antes incluso de morir, los lamentos para mí ya habían terminado. Todo mi país dijo de mí: «¡Qué injustamente lo han tratado!». Cuando escuchó eso el que desea mi mal, su rostro se iluminó, cuando la que desea mi mal se enteró, su corazón halló regocijo. Pero conozco el día en que para toda mi familia, cuando, en medio de mis amigos, Shamash60 tenga piedad61. 56 Cfr. Sal., 22, 17. 57 Cfr. Job, 16, 714. 58 O, si se quiere, «mis nervios, al estirarse han quedado sueltos» (M. García Cordero). 59 En el original, saqiqu. M. García Cordero piensa en la artritis. W. G. Lambert lo traduce con el genérico «enfermedad». 60 El sol. Era el titular de la justicia, hijo de Sin y de Ningal y venerado específicamente en Sippar. 61 Los vv. 119120 son de difícil traducción. Vid. un paralelo a nuestra versión en Job, 19, 2526. Estatua de Kurlil, Tell Obeid, primera mitad del tercer milenio a. C., British Museum > TABLILLA III Su mano era pesada, yo no podía soportarla, el miedo que de él tenía era terrible, [...], su rostro está furioso, su voz era un huracán, [...], su andar era [...], su [...]. 5 He perdido la conciencia, la enfermedad grave a mí no [...], día y noche gimo del mismo modo. En el sueño y la vigilia, por igual, estaba afligido. He aquí que un hombre joven, de extraordinario físico62, 10 de espléndidos miembros, con vestidos nuevos, que en la madrugada [...], cubierto de esplendor y vestido de terror63 se me apareció, se paró sobre mí. Lo vi y mi carne se paralizó, 15 me dijo: «La Señora me ha enviado, [.]». Ellos callaron y no [...] 20 [...]<*. Por segunda vez vi un sueño65 y en mi sueño que vi durante la noche había allí un remarcable sacerdote ramku66 que sostenía en su mano una vara de tamarisco:67 25 «Laluralimma68, que vive en Nippur, me ha enviado para purificarte». Luego roció sobre mí el agua que traía, 62 Cfr. Job, 4, 1321. 63 Melammu y Puluhtu. Los fenómenos designados con estas palabras equivalían, respectivamente, a una luz sobrenatural positiva y esplendorosa y a una irradiación que podía ser devastadora o protectora, según los casos (E. Cassin). 64 Verso con algunas trazas cuneiformes. Se ignora el contenido de este primer sueño. 65 Shuttu, «sueño», en el sentido de «ver una visión». En sumerio y acadio no existe el verbo «soñar». 66 Sacerdote encargado de las purificaciones. 67 Con tal vara se rociaba con agua a las personas que precisaban una purificación. 68 Se trata del nombre cassita de un sacerdote de Nippur, enviado como ayuda del sufriente. pronunció el encantamiento dador de vida y me frotó el cuerpo. Por tercera vez vi un sueño. 30 En el sueño que vi durante la noche había una joven de apariencia humana, de delicados rasgos, una reina de [...], semejante a un dios. Entró y se sentó [...]: «Pide mi liberación [...]69». 35 «No temas dijo ella yo [...], cualquiera que sea el sueño que se haya visto». Ella dijo: «Que sea liberado de su gran sufrimiento, quienquiera que durante la noche haya tenido esa visión»70. En el mismo sueño se apareció Urnindinlugga71, el babilonio, 40 un joven barbudo, con turbante en su cabeza, un exorcista, portando una tablilla: «Marduk me ha enviado, y a ShubshimeshreShakkan72 le traigo prosperidad. De sus puras manos traigo la prosperidad». 45 Marduk me confió en las manos de su enviado. En la madrugada envió el mensaje y mostró la señal de su favor a mi gente. En el mal que se prolonga [...], mi enfermedad cesó rápidamente, mis cadenas se rompieron. 50 Después de que el ánimo de mi Señor se calmó, cuando el corazón de Marduk, el misericordioso, se apaciguó, cuando hubo acogido mis súplicas [...], su radiante bondad concedió el perdón. Y me dijo: «Liberado sea quien tanto sufre». 69 En el original, qiba ahulapi, «pide misericordia». 70 La joven del sueño pronuncia el ahula(tu (¡misericordia!) del sufriente, liberándolo así de su mal. 71 Nombre del sacerdote exorcista, enviado, según el sueño, por Marduk al sufriente. Sin duda, hubo de ser conocido o amigo. 72 Nombre del personaje central del poema, cuyo significado es «Shakkan, hazme rico». Tal nombre juega con lo que le trae el exorcista: prosperidad. Shakkan, dios de la campiña, era el titular del ganado. 55 [...] para hacer resonar [...] [...] para glorificar [...], [...] mi culpa [...] [...] mi castigo divino [...]. [...] mi ofensa [...] 60 e hizo que el viento se llevara todas mis culpas [...]. REVERSO SI 55 (Q)74 4 Él me aplicó su encantamiento que hizo ceder mi falta. 5 Condujo al Viento maligno75 hasta el horizonte, llevó el mal de cabeza al seno de los infiernos, hizo descender a su Apsu al espíritu Shulu malvado, al Utukku irresistible lo hizo volver al Ekur, venció a la Lamashtu, la expulsó a la Montaña, hizo volver al viento frío a la crecida del mar, IO arrancó la raíz de la debilidad como si fuera hierba. Al mal sueño, que desemboca en mi insomnio, lo hace disipar como al humo que llena el cielo. ¡Ay! ¡Qué desdicha! [...]. Las condujo como lluvia tormentosa; [...] al Más allá. Al persistente dolor de cabeza que pesaba como una piedra de molino 15 lo arrojó como al rocío nocturno y lo alejó de mí. Mis ojos estaban velados, estaban cubiertos con una mortaja, que él arrojó a 3.600 leguas76 y así iluminó mi visión. A mis orejas, que estaban tapadas y obstruidas como las de un sordo, 73 Verso prácticamente desaparecido. Los vv. 62 a 67 están perdidos. 74 Texto proveniente de la tablilla de Sippar (sólo reverso). Faltan los versos del comienzo. 75 Se trata del imhulu o Viento del sur, creído maléfico. Sobre los siete vientos creados por Marduk, vid. el Enwna elish. 76 En el original, síiar bera: 3.600 horas dobles. Cada hora doble equivalía a una distancia de 10.692 kilómetros (A. Pichot). les quitó su sordera77 y me devolvió el oído. 20 A mi nariz, que tenía obstruida su respiración por la fiebre, él calmó su afección y ahora respiro libremente. De mis labios, que estaban secos y habían tomado [...], expurgó su terror y desató su atadura. A mi boca, que estaba cerrada y le era difícil la fluidez, 25 él la lustró como si fuese un objeto de cobre y [...] su suciedad. De mis dientes, que estaban apretados y al mismo tiempo contraídos, él abrió sus cerrojos y descubrió sus raíces [...]. A mi lengua, que estaba anudada y no podía conversar, él le removió sus residuos y ahora mi habla es clara. 30 A mi laringe, cerrada y obstruida como por un bocado, le restableció su sonido y ahora suena como una flauta. A mi garganta, que estaba inflamada y no dejaba pasar los alimentos, le sacó su hinchazón y abrió sus trabas. A mi [...], que [...] 35 [...] sobre [...] [...] que estaba velado como [...] REVERSO K 3291 (G)78 ¡0 El intestino grueso que, debido al hambre, estaba vacío y trenzado como una cesta, ahora recibe comida y toma bebida, c) A mi cuello, que estaba débil y doblado de raíz, él lo fortaleció como si fuese una montaña y lo erigió como una columna. c) Hizo mi físico como el de un hombre de fuerza perfecta, 77 En el texto, amiru, tapón (de cerumen). 78 Texto del fragmento de la Biblioteca de Assurbanipal de Nínive. Los versos conservados se numeran alfabéticamente (letras au) para su identificación. hizo cortantes mis uñas como para el prurito de la sarna79. g) El quitó la debilidad y enderezó su [...], mis rodillas que estaban ligadas [...] como el pájaro busu. ¡) La estructura de mi cuerpo [...], él quitó mi gangrena y limpió su pus, k) hizo iluminar mi apariencia sombría. A la orilla del río80, donde se decide los juicios de las gentes81, m) me raparon mi frente y fui liberado de la marca del esclavo82, [...] piedad. o) Liberado, ¡transito por la vía KunusukKadru!83. Aquel que faltó al respeto al Esagil84, ¡que aprenda de mi ejemplo!85. 4) Quien puso una mordaza en la boca del león que me estaba devorando fue Marduk, pero fue Marduk quien despojó de su honda a mi perseguidor y desvió de mí su piedra! [...r. TABLILLA IV Mi Señor, [...] mí. Mi Señor me tomó. Mi Señor me fortaleció. 79 Verso (f) de difícil traducción por ser susceptible de sentidos muy hipotéticos. 80 Naru, «río». Esta palabra se halla precedida del determinativo dirigir («dios»). Los ríos Eufrates y Tigris fueron considerados divinidades en relación a las ordalías del agua. 81 Esto es, las ordalías (hursum). Quien tenía que someterse a la ordalía del agua debía sumergirse en el río en presencia de las autoridades. Si salía ileso del río se le consideraba inocente. 82 La marca del esclavo y signo distintivo de su condición consistía en la presencia de un específico mechón de cabello (abuttu). La supresión de tal marca está utilizada aquí de modo metafórico. Vid. el Código de Hammurabi, arts. 226227. 83 Vía procesional de Babilonia. El nombre significa «Inclínate tú, impetuoso» (E. Unger). 84 «Casa de la cabeza excelsa», nombre del templo de Marduk en Babilonia. 85 En el texto, «que lo experimente de mis manos». 86 Otros tres versos (letras su) muy fragmentarios. Mi Señor me ha hecho revivir. 5 Me rescató de mi fosa, me sacó de la destrucción, me extrajo [...] del río Hubur87, [...] tomó mi mano. Aquel que me golpeó, 10 Marduk, él me ayudó88. El golpeó las manos de quien me golpeó, Marduk hizo caer sus armas, él [...] al león, mi U89 Los babilonios vieron cómo Marduk devolvía la vida90 30 y todas las regiones exaltaban su grandeza. ¿Quién dijo que él vería a su Sol?91 ¿Quién pudo pensar que caminaría todavía por su calle? ¿Quién sino Marduk puede devolver vida a la muerte?92 Aparte de Zarpanitu93, ¿qué otra diosa otorga vida? 35 Marduk puede devolver la vida en la tumba, Zarpanitu sabe cómo salvar de la destrucción. Dondequiera que esté la tierra y se extiendan los cielos, dondequiera que Shamash brille y Girra94 arda, dondequiera que el agua fluya y el viento sople, 40 criaturas que Aruru95 modeló en arcilla, esos seres dotados de vida, que caminan, tantos mortales cuantos sean, ¡que todos glorifiquen a Marduk! U96 87 Nombre del río que conducía a los infiernos. Piénsese en el Aqueronte de los clásicos. 88 Marduk, que había castigado a ShubshimeshreShakkan, es también quien le perdona y ayuda. 89 Los vv. 15 a 24 de las tablillas de Assur han desaparecido. 90 Esto es, «vieron cómo Marduk me había restituido a la vida». 91 Es decir, «alguien podría haber dudado de que yo vería otra vez la luz del día». 92 Los vv. 3133 enfatizan en primera persona la sorprendente recuperación de ShubshimeshreShakkan. 93 Esposa de Marduk y diosa principal de Babilonia. 94 Dios del fuego. 95 Diosa madre que, de acuerdo con algunos mitos, modeló a la humanidad a partir de la arcilla. Tal diosa tuvo otros muchos nombres. 96 Sigue una laguna textual. Yo, que descendí a mi tumba, volví a la Puerta del Sol naciente97, Y en la Puerta de la Abundancia, me fue dada la abundancia, so en la Puerta del Lamassu, Lamassu se aproximó a mí, en la Puerta del Bienestar, encontré el bienestar, en la Puerta de la Vida, se me otorgó la vida, en la Puerta del Sol Naciente, fui contado entre los vivientes, en la Puerta de los Signos Claros, mis presagios se hicieron muy claros, 85 en la Puerta del Perdón de los pecados, fueron absueltos, en la Puerta de la Interrogación, mi boca interrogó, en la Puerta del Fin de los Suspiros, finalizaron mis suspiros, en la Puerta del Agua Pura, me rociaron con agua pura, en la Puerta del Reencuentro, con Marduk me reencontré, 90 en la Puerta de la Plena Opulencia, besé el pie de Zarpanitu. Con la súplica y la oración no dejé de implorar delante de ellas. Deposité incienso fragante delante de ellas, entregué ofrendas y dones, montones de regalos, sacrifiqué toros grasos, degollé borregos engordados, 95 hice libación tras libación de cerveza dulce y de vino puro98. Al Shedu y al Lamassu, deidades tutelares de los muros del Esagil, les alegré sus espíritus mediante libaciones. Con excelentes manjares les hice regocijar sus corazones. El umbral, el pestillo, el cerrojo, las puertas, IOO [...] aceite de sésamo, mantequilla y grano abundante, [...] los ritos del templo. [...] 2003 © Edición y traducción al castellano, Federico Lara Peinado. 97 En el original, el nombre de esta Puerta del Esagila está perdido. Todas las puertas citadas a continuación están escritas en sumerio. Ante ellas el sufriente ha reencontrado una gracia perdida, gracia que coincide con el nombre de la puerta. 98 La cerveza en cuestión era del tipo kurunnu, mezclada con miel. El vino puro citado era de la clase karanu ilu. 99 Esta tablilla hubo de tener ciento veinte versos. Tal vez el fragmento K 3291 G pudo haber sido el final de la tablilla IV (J. Lévéque).