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"Algunas cosas" de Antonio Fontán en el periodismo español

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“"Algunas cosas" de Antonio Fontán en el periodismo español,” accessed April 26, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1958.

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"Algunas cosas" de Antonio Fontán en el periodismo español

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Nueva Revista 127 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

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Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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«ALGUNAS COSAS» DE ANTONIO FONTÁN EN EL PERIODISMO ESPAÑOLCarlos BarreraPROFESOR DE HISTORIA DEL PERIODISMO.UNIVERSIDAD DE NAVARRAEn mayo de 2000 el International Press Institute eligió aAntonio Fontán como uno de los cincuenta «héroes de lalibertad de prensa en el mundo». Esta designación formaba parte de los actos conmemorativos del quincuagésimoaniversario de su existencia, y situó al periodista, políticoy catedrático sevillano como uno de los grandes del perioXX, junto a otras recodismo en la segunda mitad del siglo nocidas figuras como el italiano Indro Montanelli, el polaco Adam Michnik, la norteamericana Katharine Graham,el nicaragüense Pedro Joaquín Chamorro y el argentino Jacobo Timerman. Este reconocimiento internacional cubría, de algún modo y por elevación, la falta hasta entoncesde un reconocimiento similar en nuestro país. Fue el únicoperiodista español en aquella lista.Apenas un mes después, el Senado, del cual había sidopresidente durante la legislatura constituyente entre 1977y 1979, le dedicó un cálido y sentido homenaje. Como señaló la entonces presidenta de dicha Cámara, EsperanzaAguirre, «don Antonio Fontán es una persona que suscitanueva revista· 1277carlos barrerael más amplio consenso entre los más diversos sectores dela profesión periodística», y de ahí que se concibiera elacto como «una ocasión para que el Senado sirva de lugarde encuentro entre los principales editores, directores ycolumnistas de España». Y así fue. La extensa nómina deinvitados era una prueba fehaciente de que Fontán habíalogrado algo al alcance de muy pocos personajes públicosen la España de hoy. La pregunta surge entonces por sísola: ¿cuál fue su secreto para conseguir tal milagro, esdecir, tal grado de unanimidad en la adhesión?Aunque durante su dilatada vida compaginó, con distintos énfasis en unos u otros momentos, sus facetas como periodista, como político y como catedrático de Filología Latina, la etapa de su vida en que alcanzó mayor notoriedaddentro de la profesión periodística fueron indudablementelos cuatro años y medio en que dirigió el diario Madrid,entre abril de 1967 y su cierre por el gobierno de Franco el25 de noviembre de 1971. Desde septiembre de 1966 esacabecera, que venía editándose desde el final de la guerracivil, había tomado unos nuevos rumbos políticos bajo laorientación del intelectual valenciano Rafael Calvo Serer,aprovechando también los resquicios de mayor libertad queabría la nueva Ley de Prensa e Imprenta de 1966, obra delministro Manuel Fraga.Fontán se sumó primero al equipo editorial de esa nuevaetapa del Madridindependiente y aceptó el puesto de director que le ofreció Rafael Calvo meses después. Comoescribiría él mismo, aquel proyecto periodístico y políticoconstituyó «un largo viaje por los incómodos senderos dela discrepancia». Fueron incómodos porque recibió un totalnueva revista· 1278«algunas cosas» de antonio fontán en el periodismo españolde veinte expedientes administrativos por supuestas vulneraciones de la Ley Fraga, varios de los cuales acabaronen sanciones económicas y en un cierre de cuatro mesesen mayo de 1968, además de algunas querellas criminales,inspecciones, amenazas y otras presiones de diverso tipo.Las discrepancias tuvieron, pues, su precio pero Fontán,que no necesitaba del periodismo para vivir y por tantopodía soportar mejor esas presiones, fue la figura clave entorno a la cual se apiñó la nueva redacción que fue formando y los intelectuales y políticos que se fueron uniendo al proyecto.En pleno fragor del combate, apenas un año después dehaber sufrido la suspensión de cuatro meses, escribió Fontán en un documento interno de 1969 que el objetivo deldiario era «mantener una posición política moderna y democrática, independiente del Gobierno, crítica de las falsassoluciones y los falsos planteamientos del Régimen, claramente discrepante por razones morales y políticas». Ya después del cierre resumió en otro informe interno las «razones políticas» últimas de dicha medida: Madridera un diario«no alineado», «capaz de presentar alternativas», que«puede dar en cualquier momento sorpresas de tipo informativo [...] y artículos importantes», que no presentaba «lossignos habituales de adulación [...] ni de conformismo [...]habituales o frecuentes en otros periódicos»; y además, concluía, «es un polo de atracción de intelectuales y de periodistas (sospechosos, izquierdistas, no ortodoxos), fomenta elinconformismo y [...] nunca ofrece compensaciones».En aquellos tiempos en que la libertad resultaba difícilde entender para quienes no estaban habituados a ella, nonueva revista· 1279carlos barrerafaltaron las incomprensiones. Hubo sectores que pensaban—craso error— que el Madridera una pieza más al serviciode los tecnócratas de López Rodó, simplemente porqueaquel ministro de Franco, Fontán y Calvo Serer eran miembros del Opus Dei y, por tanto, «debían» pensar lo mismo enpolítica. Pero como era una realidad clara que en torno aMadridse aglutinaron personas de muy diversas tendenciaspolíticas, el influyente vespertino sindical Pueblo de EmilioRomero llegó a definir a Madridcomo una «empresa liberalreligiosamarxistabancaria», en un intento esquizofrénicode explicar algo tan sencillo como el fomento de la pluralidad y, en definitiva, el respeto a la libertad, como bases dela España democrática que había que construir.El final del diario Madrid, su cierre por orden del gobierno, tuvo como corolario la espectacular voladura de suedificio casi año y medio después, en abril de 1973: unaimagen que quedó como símbolo de la imposibilidad deejercer libremente el periodismo en un régimen autoritarioy dictatorial como el franquista. Aunque fue la empresapropietaria del periódico la que decidió la demolición,aquella «representación icónica» significaba, a los ojos detodos, la libertad de prensa cercenada. Hubo antes y después intentos y negociaciones para que el diario siguieraadelante, pero como ha escrito uno de sus redactores, Miguel Ángel Aguilar, «los trabajadores del Madridtransgredieron la ley de la gravitación laboraly decidieron que másvalía Fontán con honra que la continuidad en el empleocon vilipendio»; porque una de las fórmulas que se barajaban era seguir con el periódico pero con un director impuesto por el Ministerio de Información.nueva revista· 12710«algunas cosas» de antonio fontán en el periodismo españolEl carácter moderado, abierto y liberal de Fontán, enemigo de radicalismos, no respondía a ese prototipo de periodista «mártir» más cercano a la idea común de héroeque se suele manejar. Con su habitual discreción y humildad, calificó el premio recibido en el año 2000 como «unreconocimiento al esfuerzo profesional y político, y a ladignidad personal con que los periodistas de mi diario pugnamos por practicar la libertad de información dentro deun sistema político que apenas la permitía». Cuando la democracia se abrió paso, como explicó uno de los muchosescritores del Madrid, el sociólogo Amando de Miguel, fue«cada mochuelo a su olivo y unos se posaron en las ramassocialistas, otros en las comunistas, otros en la derecha,UCD».otros en la Aunque el diario Madridsuele estar en el centro, comoresulta lógico, de su biografía periodística, Antonio Fontánllevaba ya bastantes años metido de lleno en los afanes delmundo de la prensa. Nacido en Sevilla el 15 de octubre de1923, obtuvo la cátedra de Filología Latina en la Universidad de Granada en 1949. Desde joven se interesó por lavida pública y pronto comenzó a militar en los círculos monárquicos y liberales, y a escribir en diversas revistas y diarios. En 1952 fundó el semanario de información gráfica LaActualidad Españolay dos años después la revista culturalNuestro Tiempo, basados en fórmulas periodísticas con granéxito entonces en otros países occidentales. Fue uno de losprimeros cuatro accionistas, en 1956, de la agencia Europa Press. Entretanto había obtenido en la Escuela Oficialde Periodismo el carné de periodista que le habilitaba paraejercer la profesión. En 1958 puso en marcha el Institutonueva revista· 12711carlos barrerade Periodismo de la Universidad de Navarra por encargo desu fundador, San Josemaría Escrivá, convirtiéndose así enel primer centro de formación de periodistas a nivel universitario creado en España.En todas estas iniciativas Fontán puso ya de manifiestosu capacidad de liderazgo en el terreno periodístico, cualidad que le sería luego ampliamente reconocida en el diario Madrid. Supo formar equipos y hacerlos funcionar encircunstancias no fáciles: la tímida apertura para editar publicaciones periódicas a comienzos de los años cincuenta,la inexistencia de una tradición universitaria de enseñanzadel periodismo en España, la vaguedad y arbitrariedad delos límites de la liberalización de la opinión pública escrita de la Ley Fraga, etc. No suele ser demasiado conocidoque La Actualidad Españolay Nuestro Tiempofueron dehecho bancos de pruebas del futuro Instituto de Periodismo: la hoy Facultad de Comunicación de la Universidadde Navarra. En esas publicaciones reunió a periodistas yprofesores que formaron parte luego del claustro académico del instituto: Ángel Benito, José Luis Martínez Albertos, Pablo J. de Irazazábal, etc. En sus redacciones seenseñaba a hacer periodismo, se miraba a los ejemplosmás destacados del extranjero, se comentaba y reflexionaba acerca de la práctica profesional y de su enseñanza enuna especie de training in jobal estilo anglosajón.Uno de aquellos discípulos y al tiempo colegas suyos, elredactor jefe del Diario de Navarra, José Javier Uranga, resumió hace pocos años certeramente el espíritu de aquelnuevo centro universitario «[Fontán] sabía por experienciapersonal que los planes de la Escuela Oficial de Periodismonueva revista· 12712«algunas cosas» de antonio fontán en el periodismo españolAndrés Rábago, El Roto, ha dedicado a Antonio Fontán la ilustración publicada en la página de opinión del diario El País(301009)norespondían a un nivel de profesionalidad suficiente, yquiso incluir en los nuevos estudios de Pamplona una formación humanística universitaria, a tono con los centroseuropeos». Por eso dotó al instituto de un planteamientomixto en el que la formación intelectual tuviera un pesonueva revista· 12713carlos barreranotable al tiempo que se transmitían las necesarias destrezas profesionales que un periodista debía aprender. Variosmiles de periodistas salidos de las aulas de Navarra son deudores de la impronta que Fontán dejó como herencia.Humanista, periodista y político, mantuvo su proverbialcapacidad de convocatoria en la última de sus iniciativasperiodísticas, ya en plena madurez: el lanzamiento en 1990de Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, que ha comenzado ya su vigésimo año de existencia. Dos días antesde morir, entre otras palabras, dijo: «Dejo esta vida sin tristezas ni pesares, y con la alegría de haber hecho algunascosas». ¡Algunas cosas! Teniendo en cuenta que aquí sólose han referido y pormenorizado las relativas —y no todasen detalle— a su faceta periodística, juzgue el propio lector la calidad no sólo profesional sino también humana dequien ha sido, aunque él nunca quiso aparecer como tal,maestro de muchos profesionales y docentes de la comunicación.nueva revista· 12714