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Historia Nota de los modos espurios de historiar
Miguel Herrero de Jáuregui
Artículo en el que se hace diferenciación entre la novela histórica y el ensayo política, de cómo la palabra "Historia" forma parte de títulos monofráficos dedicados a la política.
File: Historia Nota de los modos espurios de historiar.pdf
Número
Referencia
Miguel Herrero de Jáuregui, “Historia Nota de los modos espurios de historiar,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1882.
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Title
Historia Nota de los modos espurios de historiar
Subject
Los métodos de la falsa historia
Description
Artículo en el que se hace diferenciación entre la novela histórica y el ensayo política, de cómo la palabra "Historia" forma parte de títulos monofráficos dedicados a la política.
Creator
Miguel Herrero de Jáuregui
Source
Nueva Revista 123 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426
Publisher
Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.
Rights
Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved
Format
document/pdf
Language
es
Type
text
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Historia Nota: de los modos espurios de historiarMIGUELHERRERODEJÁUREGUIUNIVERSIDADCOMPLUTENSEDEMADRIDHoy quedan pocas palabras sin contaminar y escasean los géneros puros.Cualquier librería española alberga siempre entre las novedades más vendidas lujosas ediciones que con «Historia» en el título se dedican al ensayo político más o menos radical. Y no sólo en los libros se advierte la perversión de «adquisición de conocimiento mediante observación» pues tales la etimología griega de la venerable Historia. La rapidez de Internety el gusto por la imagen animada frente al texto fomentan la confusiónentre información y opinión, en la historiografía como en el periodismo:un blog que sólo tenga datos objetivos suscita muchos menos comentariosy visitas (y con ello menos ingresos) que otro con una opinión que escandalice al hilo de una interpretación arbitraria del pasado remoto o reciente. Igual que una obra histórica documentada e imparcial vendemenos que un panfleto con poca información y muchos adjetivos.La novela histórica o el ensayo político son géneros autónomos en quecaben con plena legitimidad la ficción, la parcialidad y la utopía. No así enla Historia, que aspira a descubrir la verdad mediante el conocimiento objetivo de los hechos positivos. Esta es la clave de su irrenunciable caráctercientífico. Sin embargo, todos tenemos en mente obras con apariencia derigor, que apelan a fuentes y documentos para revestirse de ciencia, y sin26NUEVA REVISTA 123embargo oscurecen a sabiendas la verdad de los hechos en pro de unaagenda política o ideológica determinada. Esta falsa historia arraiga confuerza sólo en terrenos fértiles para la venta y la propaganda: el cristianismoantiguo es campo abonado para toda clase de inventos disfrazados de hipótesis creíbles; el conflicto de israelíes y palestinos vive bajo la permanenteadulteración consciente de la Historia por uno y otro bando; la antigua Leyenda Negra se recicla en Hispanoamérica, como puntal de programas políticos de reinvención de la identidad indígena, y equipara la conquista española a los colonialismos del XIXe incluso a los genocidios del XX, tandistantes y distintos en cantidad, calidad, intención y resultados; y la Historia de España se ve zarandeada como arma arrojadiza de facciones políticomediáticas a quienes muy poco importa el rigor y mucho la movilizaciónde votos y el negocio editorial. No hace falta dar nombres porque sobranlos ejemplos conocidos de esta historiografía espuria que florece en todos losrincones del espectro ideológico español e internacional.1Es el avance irresistible de la Historia Espuria o Notael objeto de laspáginas que siguen. Si un poeta antiguo lo cantase, diría algo así: Historiaera la hija de Pasado y Verdad, admirada de todos por su pureza y hermosura. Pero Pasado, frágil por naturaleza, tenía tres amantes (Fantasía,Mentira, Ignorancia) y engendró de ellas a varios hijos: Parahistoria, Pseudohistoria, Antihistoria. Eran seres deformes, monstruosos, que causabanrisa o espanto, reconocibles de lejos por sus cuentos increíbles, novelescos y necios. Servían de bufones en la casa común del Palacio de Memoria, y a todos alegraban con sus gracias. Pasado también engendró de unacuarta amante, Interés, a otro ser muy parecido a su hija legítima Historia:por eso la llamaron Historia Nota (N. del T.: el original griego del poemadice Nothe. El griego y latín nothos, raíz del español «noto», designaba alhijo ilegítimo, y por extensión a toda versión falsa de algo verdadero). Historia Nota era físicamente casi idéntica a su hermana, pero su alma era abyecta y odiosa. Durante un tiempo la excluyeron de la casa venerable deMemoria. Pero con la astucia que da la vileza, aliada con Beneficio y conAgresión, la Notohistoria se ha alzado en armas: ya la hermana bastardainvade la heredad de la legítima; ya saquea los campos del Pasado; ya incendia las casas de la Verdad; ya avanza hacia el Palacio de Memoria parahacerlo suyo.27JUNIO 2009MIGUEL HERRERO DE JÁUREGUIEL LARGO CAMINO HACIA LAOBJETIVIDADPero basta de teogonía imaginaria y volvamos a la realidad. Por supuesto nohay historia perfecta y totalmente imparcial. Las figuras de la alegoría sonarquetipos puros que no existen en la realidad, y el historiador más cuidadoso se proyecta aun sin quererlo en su obra. Pero la Historia científica siguedesde hace más de dos siglos una larga marcha hacia a la objetividad. Es unfin nunca completamente alcanzado, pero constantemente perseguido y avistado siempre de más cerca. Las notas al pie que apoyan las afirmaciones no2evidentes, el examen crítico de todas las fuentes en su contexto, la ausencia de valoraciones gratuitas, son instrumentos de objetividad que parten defundamentos clásicos desarrollados por la historiografía moderna en un progreso penoso y lleno de rodeos pero constante hasta hoy.Repasémoslo restringiéndonos a la época moderna. Frente a una Ilustración fundamentalmente ahistórica, fue en un primer momento el romanticismo, a la búsqueda de raíces con que construir y fijar las incipientesidentidades nacionales, el principal impulsor de la investigación histórica.Después el positivismo racionalista había de tomar el relevo y superar laaproximación romántica de la Escuela Histórica. Por ambas líneas, desdefines del XVIIIfue constante el proceso de depuración de elementos subjetivos en la consideración de los hechos. La lectura siempre amena de Edward Gibbon ilumina la distancia recorrida desde el principio del caminohasta hoy. Tucídides, con su búsqueda de las causas naturales de los hechos, y la Historia Eclesiásticade Eusebio, con sus cronologías y fuentesdocumentadas, fueron los modelos de los grandes alemanes, Leopold3Ranke y sus seguidores. Tal vez es la Historia Antigua el campo donde, porla distancia con nuestro tiempo y la repetida vuelta sobre un mismo corpusde fuentes, el rigor en el método se desarrolló con mayor perfección. Aprincipios del XIX, Barthold Niebuhr escribió una Historia de Romamodélica para su tiempo. Décadas después le seguía Theodor Mommsen, únicoganador, junto a Churchill, del Premio Nobel de Literatura por una obra historiográfica. Su Historia de Roma, considerada hoy obsoleta y antigua porsu marcada orientación procesariana y su proyección de la Alemania guillermina, fue sin embargo un nuevo jalón en la aplicación del método científico a la Historia. El último gran representante del romanticismo erudito, Johann Jakob Bachofen, estudioso independiente en Basilea, amigo y28NUEVA REVISTA 123HISTORIA NOTA: DE LOS MODOS ESPURIOS DE HISTORIARepígono de Savigny, protestó airada(e inútilmente) contra la fría positiviLa novela histórica o el ensayo polítización de la Historia que Mommsenco son géneros autónomos en queimponía desde la Universidad decaben con plena legitimidad la fic4Berlínción, la parcialidad y la utopía. No así. La poesía y la mística tal vezen la Historia, que aspira a descubrirestaban con Bachofen. Pero la cienla verdad mediante el conocimientocia positiva estaba frente a él, y triunfaba arrolladora.objetivo de los hechos positivos.Por unos años, al menos. Precisamente Alemania, donde más habíaflorecido la vida académica hasta los años treinta, asistió a la total sumisión de la Historia, como de todas las demás ciencias, a los objetivos y lamitología del Tercer Reich. Los ideales abstractos sustituían a los hechosdocumentados, y el adjetivo adquiría categoría ontológica, frente a sustantivos convertidos en huecas campanas. Si algunos académicos de la viejaescuela cedieron al halago y al miedo, muchos otros se negaron a caeren la trágica comedia de la historiografía nacionalsocialista. Su depuraciónen Alemania engrandeció por mucho tiempo en prestigio y calidad a lasfacultades americanas e inglesas que los recibieron.Tras la derrota de los nazis, las exageraciones y distorsiones del pasado que el mundo entero había presenciado sirvieron de contrapunto parafijar los criterios de objetividad con precisión nunca lograda hasta entonces. El periodismo y la divulgación aprendieron a separar información yopinión con una precisión que en Alemania aún hoy es ejemplar, inclusoen Internet (lo cual demuestra que tal separación es posible cuando hayvoluntad real). Y también en el mundo académico esta obligación de objetividad perdura hasta hoy, con todas sus imperfecciones. La subjetividades innata al conocimiento humano, y la Historia siempre se verá a travésde los ojos del estudioso. Pero es la voluntad de deshacerse de lentes quedesenfocan la que distingue al verdadero historiador del mero propagandista. Nada hace más feliz al primero que descubrir una nueva proyección de categorías contemporáneas que ha distorsionado hasta el momento la percepción de un hecho pasado. El segundo manipula a sabiendas elpasado para reforzar su opinión sobre el presente. La honestidad intelectual es la gran diferencia de la Historia con su hermana ilegítima.29JUNIO 2009MIGUEL HERRERO DE JÁUREGUILOS MÉTODOS DE LA FALSA HISTORIALa Historia Nota distorsiona conscientemente el pasado, lo cual no tienepor qué ser malo en sí mismo. Lo mismo hace la novela, el cine o inclusoel ensayo político o cultural. O la pseudo (o para) historia abiertamentefantasiosa, donde caben la magia, los seres de otro mundo, y las asociaciones ultrasecretas como factores de explicación del devenir histórico.Pero al contrario que estos géneros cuyo fin primordial es entretener uopinar, la Historia Nota no reconoce su perspectiva parcial y se presentaarteramente como un relato objetivo y real que sólo pretende informar.Para ello adopta sin rubor las formas de la ciencia histórica. Maneja algunas fuentes originales y bibliografía académica, y no suele incluir información abiertamente falsa y fácilmente refutable. Sin embargo, su orientaciónpartisana sesga conscientemente las fuentes, y presenta sólo una parte,mezcla las relevantes y las anecdóticas, las explica arbitrariamente, y lassaca de contexto cuando interesa a los objetivos del notohistoriador. Encuanto a la bibliografía, las interpretaciones contrarias se silencian o se denigran con tono de denuncia apologética más que con una discusión razonada de los datos. A veces estos trazos son groseros y fácilmente detectables. Pero hoy, en la barahúnda de publicaciones en papel e Internet,¿cómo debe el no especialista distinguir si un tema se trata o no con objetividad? ¿Cómo distinguir a una hermana de otra? Hay algunos criteriosútiles para ello.En primer lugar, la procedencia. La llamada revisión por pares da unacierta garantía de consenso científico en torno a una posición. Las revistas pertenecientes a instituciones académicas de prestigio darán escaso pábulo a la historia ideologizada o panegirista. Pero los artículos se ciñen generalmente a la investigación especializada, mientras que la divulgación,alta o escolar, se expande mediante el libro e Internet. También aquí laprocedencia da un dato clave. Los libros o artículos onlineescritos porprofesores de universidades reconocidas, o procedentes de tesis o estudios avalados por ellos, son en principio más fiables, con todas las debidas excepciones, que los que escriban freelancemás o menos ingeniosos, o autores conocidos por otras facetas que poco o nada tienen que vercon la investigación historiográfica. Está de moda criticar los defectos dela Universidad, muchas veces con justicia. Pero sostener su primacía en la30NUEVA REVISTA 123HISTORIA NOTA: DE LOS MODOS ESPURIOS DE HISTORIARjerarquía de los saberes científicosno es corporativismo. Es la realidad.Está de moda criticar los defectosEn segundo lugar, el tono del disde la Universidad, muchas vecescurso. La Historia Nota abunda encon justicia. Pero sostener su primaadjetivos y juicios de valor que prescía en la jerarquía de los saberescinden de la contextualización de loscientíficos no es corporativismo. Eshechos y los juzgan anacrónicamenla realidad.te. Al mismo tiempo, convierte lossustantivos, de objetos del consensocientífico, en caballos de batalla ideológica. Por ello se complace en extrapolar los ismosa todas las épocas sin matización. Decir, por ejemplo, «elfascismo rige España hasta 1975», tiene el mismo valor como dato histórico que «Platón era un machista», es decir, ninguno. El tono es mitificantey maniqueo. Como todos los agentes de la Notohistoria son buenos omalos en extremo, las comparaciones de cualquier situación con la Alemania nazi y la URSSde Stalin son recurrentes. También lo son las explicaciones conspiratorias que facilitan encontrar culpables. Pues la Notohistoria transforma las «causas» del viejo Tucídides en las «culpas» del JuicioFinal. Y así, de paso, lo que no aparece en las fuentes es legitimado derepente como aquello que las fuerzas del Mal han ocultado. ¿Dónde quedan entonces Ockham y su navaja? En el ostracismo de los ingenuos, ode los blandos, que prefieren la explicación más probable, lógica y fácil.Como desprecia la lógica, también ignora el tiempo. Las distincionesentre pasado y presente quedan difuminadas en la Notohistoria, como enel tiempo mítico. Y por ello, en vez de sobre hechos concretos, se discute en torno a un único verbo intemporal, «ser», que pertenece a la Metafísica mucho más que a la Historia. ¿Qué pueblo esnación? ¿Quiénes sonlosbuenos? El léxico pierde su valor científico a fuerza de adquirir connotaciones políticas e ideológicas. Son de sobra conocidas las mitificacionesque nacionalistas de diversa condición hacen con el pasado de los pueblos que pretenden liberar reinventando hasta el absurdo una Historiamuy respetable en su consideración objetiva. El patrón es invariable: todosflorecían en libertad hasta su injusta opresión. Otro ejemplo curioso deltono de la Historia Nota es la enfática afirmación, tan repetida, de que«España es la nación más antigua de Europa». Para empezar, ya se hable31JUNIO 2009MIGUEL HERRERO DE JÁUREGUIde 1812, de 1492 o de 589 (pues se proclama vagamente al hilo de todasestas fechas), tal primacía es de todo punto inexacta: basta pensar en la situación de Francia, entre otras, en cualquiera de estas épocas. Es igual:para la teleología notohistórica, más que las fechas o la geografía importamantener la vigencia de un tópico pueril. Pero además, reduce el estudiode la Historia a cargar a un adjetivo, «antiguo», de un valor ontológico rayano más en lo mítico que en lo racional. Como si la identidad de Alemania, Suecia o Croacia tuviera menos fuerza por su más tardía institucióncomo EstadosNación. Los mismos que repiten estos tópicos no tienen empacho en criticar que palestinos e israelíes se peleen por saber quién estaba antes en Palestina. Y es que el notohistoriador de su ámbito gusta deadoptar aires de imparcial severidad en otros terrenos que nada le conciernen y de los que poco sabe.Pero la ignorancia no es un obstáculo grande para la Historia Nota, alcontrario que para la hermana legítima. De hecho, tiende a abarcar muchos campos muy distantes en tiempo y espacio y a saltar de uno a otrocon ligereza trivial. Inunda las librerías con riadas de obras que hilan elAntiguo Egipto y la Guerra Civil, con oportunas y jugosas paradas en cátaros y templarios. Huye de la especialización, que debe quedar para losratones de biblioteca, eruditos sin vida que habitan entre apolillados pergaminos. Desprecia el esfuerzo silencioso, y los trabajos sin conclusionesdecisivas (es decir, arrojadizas). El tono de la Notohistoria es ostentosamente apasionado (y comercial), aborrece la nota al pie, y no piensa siquiera en conocer la lengua original de las fuentes que dice manejar. Esgeneralista en sus afirmaciones (de donde el ya mencionado gusto por losismos). Y todo lo valora, todo lo exalta o condena, todo lo somete a su juicio teleológico y universal.El último rasgo definitorio es la oposición permanente a un enemigototal. Como buen partisano, el notohistoriador gusta de la lucha callejeramás que del duelo de caballeros de un debate académico. Etiquetas como«historia comprometida» o el tan de moda «sin complejos» son indicios muyfrecuentes de que se pretende, no investigar o informar, sino «provocar» y«desafiar», palabras también muy en boga en nuestros días. Por eso necesita crearse un rival en su nivel, y estimulará con la cita precisamente a susequivalentes en otro bando, que la bipolaridad consustancial al maniqueo32NUEVA REVISTA 123HISTORIA NOTA: DE LOS MODOS ESPURIOS DE HISTORIARy al propagandista pronto convertiráen «el otro bando». Queden los «disLa Historia no debe caer en los vicutir, debatir, comprobar» para los incios de su hermana bastarda, y debeútiles académicos, irrelevantes porseguir produciendo investigación desu neutralidad, con su falta de distincalidad y divulgación alta y escolarciones nítidas y su exasperante «nosin perder un ápice de rigor, sin dees esto, no es esto». La Notohistoria,jarse seducir ni amedrentar.como los antiguos adivinos, tienemuy claro lo que fue, lo que es, loque será.¿Quiere esto decir que la Historia nunca debe valorar los hechos delpasado, sino simplemente enunciarlos como si fueran las etapas de la formación geológica de otro planeta? En modo alguno. La Historia tiene tantomayor interés cuanto más nos concierne, porque más nos importa conocer la verdad de esos hechos que sentimos nuestros. Pero precisamentepor ello debe separarse con mayor cuidado de la manipulación intencionada, de la agenda política, de la simplificación comercial.Y así, ¿qué puede hacer la verdadera Historia cuando la horda de espurios invade sus tierras? Poco, nada. Simplemente, no contagiarse de susmétodos, no descender a luchar con ella, como los caballeros no luchabancon rufianes. Nada le gusta más a un notohistoriador que entrar en lizacon un verdadero académico, que por un lado le legitima intelectualmente, y por otro es presa fácil de los navajazos dialécticos del bandolero, tandistintos a los de Ockham. La Historia no debe caer en los vicios de suhermana bastarda, y debe seguir produciendo investigación de calidad ydivulgación alta y escolar sin perder un ápice de rigor, sin dejarse seducirni amedrentar. La Historia Nota es flor de un día: aumentarán sus ventas;tronarán sus radios; se llenarán sus blogs de comentarios. Pero ese éxitopasa tan rápido como la situación concreta que le da razón de ser. La Historia, en cambio, es la obra para siempre, el ktema eis aieique proclamóTucídides y que perdura en el tiempo, como contribución, siempre perfectible, al conocimiento de la verdad.Queda un último argumento con el que algunos defienden la necesidadde la historiografía panfletaria. ¿Qué hacer si las propias ideas, creencias yopiniones son atacadas por la Notohistoria desde una posición contraria?33JUNIO 2009MIGUEL HERRERO DE JÁUREGUI¿Acaso no es lícito responder con las mismas armas? Aun ciñéndonos a unpuro criterio de eficacia a medio plazo, lo cierto es que servirse de los historiógrafos espurios es muy perjudicial para la causa que se quiere defender.Está probado hasta la saciedad, más allá de toda moralina, que la manipulación a la postre ensucia y desautoriza cuanto toca. Al final, toda Historia sirveal presente, con resultados benéficos o devastadores: y donde la Historia cauteriza y serena, la Notohistoria reabre las heridas del pasado; donde unallama al orgullo legítimo, la otra engendra odio al enemigo; donde una llevaal reconocimiento maduro de males pasados, la otra se obstina en perpetuar errores; donde una aclara, la otra enfanga y enturbia. No caigamos enlas trampas de la provocación y no usemos la Historia Nota como parapeto.Así dice el Libro de Job (13, 78): «¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por él engaño?». Nada que amemos necesita de nuestras mentiras, si es verdad. Y si no es verdad, no vale la pena sostenerlo.La Historia Nota es peligrosa sólo por su efecto de onda expansiva,porque acabe encenagando las tierras salubres. Aislada, se extingue pronto. No se la vence echándose en sus brazos ni copiando sus métodos,como a un péndulo impulsado de un lado no se le detiene empujandoen dirección contraria, sino dejando que se pare solo. Se combate la Notohistoria con el desprecio y el silencio, mientras se cultivan los géneroslegítimos: la ficción de la novela, la opinión del ensayo, el rigor de la Historia. Como tantas otras veces, una frase de Ortega resume la cuestión:«O se hace literatura, o se hace precisión, o se calla uno». NOTAS1El tercer sentido de «noto» es, según el Diccionario de la RAE, «bastardo o ilegítimo».2Las notas pueden servir para diversos propósitos aparte de la discusión erudita: dar legitimidad al texto, evadir la censura, disfrazar la falsa ciencia, etc. Cf. A. Grafton, The Footnote: ACurious History, Cambridge Mas, 1997 (trad. esp. Los orígenes trágicos de la erudición, Buenos Aires, FCE, 2005)3Cf. A. Momigliano, The Classical Foundations of Modern Historiography, Berkeley. 19914La polémica, relativamente poco conocida pero muy esclarecedora del debate entre historiografía romántica y positivista, es descrita por L. Gossman, Orpheus Philologus: Bachofen vs.Mommsen on the Study of Antiquity, Philadephia, 1983.34NUEVA REVISTA 123