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Medios de comunicación: la revolución necesaria

Carlos Soria

De cómo la revolución digital está eclipsando a los medios de comunicación clásicos.

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Carlos Soria, “Medios de comunicación: la revolución necesaria,” accessed April 26, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1750.

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Title

Medios de comunicación: la revolución necesaria

Subject

La revolución de Internet

Description

De cómo la revolución digital está eclipsando a los medios de comunicación clásicos.

Creator

Carlos Soria

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Nueva Revista 125 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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Medios de comunicación:la revolución necesariaCARLOSSORIACONSEJERODELEGADODEINNOVATIONINTERNATIONALMEDIACONSULTINGGROUPEs como una galaxia viral, llena de agujeros negros. O un mar de escasasorillas. O una espiral que se mueve sin fin en torno a un punto cada vezmás lejano.¡Es… la revolución digital!En aras de esta revolución todos nos hemos vuelto un poco más locos.Se han derrumbado muchas certezas de largos años. El panorama delos medios de comunicación ha envejecido prematuramente. Las burbujasde las Dot com, o de los periódicos, o de las televisiones públicas hanhecho ¡crack!, llevándose por delante gigantes o enanos con pies de barro.El campo de la comunicación se ha llenado de ansiedad, desconcierto,olor a encrucijada y también de... bastantes cadáveres.La crisis económica mundial, con el derrumbe de la publicidad, la caídade las ventas y los beneficios de los medios, se ha sumado a este durojuego como otro jinete apocalíptico.Pero también esta convulsa situación —no conviene olvidarlo ni un segundo— puede ser el detonante de un renacimiento histórico, la inflexiónque cambie el sentido de la industria de los medios, la oportunidad deconstruir un nuevo escenario de la comunicación.40NUEVA REVISTA 125Las empresas de comunicación tienen, hoy, delante, esta alternativa:¡Revolución o muerte!La revolución está erizada de riesgos, aventuras y sustos porque hayque hacer el camino a golpe de nuestras pisadas. No hay modelos de carácter universal, sólo tendencias.La otra posibilidad es que los medios convencionales se hagan irrelevantes, desaparezcan comidos a dentelladas, languidezcan abandonados,o mueran de un infarto de indiferencia.DIAGNÓSTICO RÁPIDO DE LO QUE NOS PASAPongamos entre paréntesis la crisis económica mundial que —antes o después— irá cediendo en su furor. Miremos, sobre todo, a la revolución digital que es, en cambio, continua, más y más viva y omnipresente.Nos pasa que:1Todas las empresas de comunicación están llamadas a convertirse enorganizaciones multiplataformas, en turbinas informativasgeneradoras de contenidos escritos, audiovisuales y gráficos de información yentretenimiento, disponibles en todo tiempo —también en tiemporeal— a través de cualquier soporte y de la forma más eficaz y barataposible.2Lo global se ha transmutado en local y lo local en global, hasta configurar la nueva realidad de lo glocal.3La interactividad y la participación se han hecho paradigmas del nuevoescenario de la comunicación.4El concepto de noticia ha pasado a ser galáctico.5La materia prima de la información es ya commodity, fácilmente accesible en un marco de gratuidad generalizada.6Los actores de la comunicación se han multiplicado hasta el punto deque la sociedad puede interpelar a la profesión periodística y preguntarle: ¿Qué es ser hoy periodista?7Muchas empresas, medios y marcas han perdido lo que tenían de másvalioso —su credibilidad—, corrompidos por los sapos que chapo teanen los aledaños de la política o en el muladar del beneficio a cualquierprecio.41OCTUBRE 2009CARLOS SORIA8La información y el entretenimiento en tiempo real han dado unanueva dimensión al tiempo y al espacio de la información, la opinióny el entretenimiento.9El uso de los medios varía constantemente. Cada vez hay más usuariosque consumen — con absoluta infidelidad— una variedad heterogéneade medios, incluidos los gratuitos.10La invasión de los puros criterios económicos como ladirectriz de laactuación editorial, está convirtiendo con frecuencia en puro romanticismo el periodismo, la calidad, y la necesaria autonomía de redacciones y creativos.11El modelo imperante en la economía de los medios ha envejecido yestá lleno de achaques.12La organización actual de las empresas de comunicación se ha convertido en un dogal que estrangula demasiadas veces la creatividad, lacalidad y la rentabilidad.13Internet sigue alfabetizando progresivamente a nuevas generacionesque ya no necesitan para casi nada a periódicos y televisiones.14La estrategia de rebajar la calidad y la relevancia de los contenidos delos periódicos y televisiones, para intentar así detener la huida de lasaudiencias, acelera a medio plazo esa huida.DOS RANAS EN UN BARREÑO DE LECHEAsistimos a la clausura definitiva de toda una época y a la apertura más omenos titubeante de una nueva cultura de la comunicación. Los medios decomunicación, tal como los conocemos, o cambian o mueren.Nada es sencillo, no sabemos demasiado, y nos abruma, además, la oscuridad. Aunque la oscuridad, quizás, como reconoce el escritor mexicanoCarlos Fuentes, nos puede permitir pensar mejor: «Malebranche sólo podíaescribir con las cortinas cerradas. Demócrito se sacó los ojos para ser filósofo de verdad. Homero sólo ciego pudo ver el mar color vino. Y Miltonsólo ciego pudo reconocer la figura de Adán naciendo del lodo y reclamándole a Dios: devuélveme al polvo de donde me sacaste».Hay que luchar por encontrar las salidas como luchaban aquellas dosranas que a saltos — cada vez más desesperados— querían salir del barreño de leche al que habían caído.42NUEVA REVISTA 125MEDIOS DE COMUNICACIÓN: LA REVOLUCIÓN NECESARIAUna rana se dejó morir incapaz de salir de aquel infierno blanco, dulcey pastoso. Pero la otra siguió y siguió y siguió saltando en la leche hastaque, sin haberlo previsto ni querido, la leche se convirtió en mantequillay nuestra rana consiguió una base para saltar, salir y salvarse.Con este espíritu y con la humildad metodológica de la rana que fabricó mantequilla —sin saberlo ni pretenderlo—, quiero exponer algunasideas que optan decididamente por la revolución, y no por la muerte.UNA CUESTIÓN MUY DELICADAAntes que nada quisiera formular unas preguntas incómodas.¿Cuántos constructores de veleros asumieron la revolución de los nuevos barcos de vapor? ¿Cuántos constructores de coches de caballos protagonizaron la revolución posterior de los coches a motor? ¿Cuántos fabricantes de velas para alumbrar supieron incorporarse a la revolución de laluz de gas o de la luz eléctrica?Me temo que prácticamente nadie.La tecnología, con frecuencia, saca del mercado a los actores que nologran asimilar hasta el fondo las nuevas posibilidades técnicas o no soncapaces de quemar las velas, matar los caballos o apagar definitivamentela luz grasa para renacer en otros escenarios.¿Cuántos empresarios de la comunicación —de las empresas y medios convencionales— se han incorporado hasta el fondo a la revolucióndigital?De momento, tenemos algunos síntomas de mal agüero: bastantes nuevos jugadores de la revolución digital no proceden de los medios. Y entrelos jugadores que están en los medios clásicos, algunos han arrojado yala toalla, otros no quieren asumir más riesgos, y otros prefieren hacer cajay desaparecer…También hay una buena noticia. Hay un puñado, ¿de valientes?, quehan decidido luchar, hacer la revolución, sufrir, arriesgar, instalarse en elfuturo, liderar el cambio, ser pioneros de la reinvención de los medios,estar en el amanecer de la nueva cultura de la comunicación, esperar eltriunfo, triunfar…43OCTUBRE 2009CARLOS SORIATRES LECCIONES SIGNIFICATIVASEn los últimos veinte años, las idas y venidas de Internet y de la cultura digital en las empresas clásicas de comunicación nos han dejado, a mi juicio, tres lecciones:1. Internet no es un medio de comunicación.Al principio, se partió de labase de que sí lo era. Las empresas de comunicación se lanzaron —conun fervor místico pero con planteamientos financieros y comerciales muyendebles— a invertir con fuerza en Internet, entendido como un nuevomedio. Aquella euforia internetiana y la dogmática empresarial del momento generaron las burbujas de las Dot com, la ruina de muchas compañías yel miedo y la desilusión ante futuras aventuras digitales.Pero Internet no es un medio de comunicación más, como lo han sidola prensa, la radio o la televisión. Es mucho más que un medio. Internetes la madre de todos los medios de comunicación presentes o futuros, unamatriz digital que integra todos los lenguajes posibles, escritos, sonoros,visuales y gráficos de la información, la opinión y el entretenimiento.2. Las webs de las empresas de comunicación desintegradas y paralelas noson la solución.La presión de Internet sobre las compañías clásicas y laentrada de nuevos jugadores que no procedían de los medios tradicionales, volvieron a acercar la prensa y el resto de los medios convencionalesa Internet, esta vez con más prudencia y menos furor místico. Se desarrollaron así las webs de la prensa, la televisión, la radio o las agencias, configuradas en principio como operaciones paralelas y desintegradas de lasotras redacciones y gerencias convencionales, aunque con algunas sinergias. Pero la desintegración no resolvía el problema de la revolución digital y evidenciaba más problemas que soluciones.3. La integración offy onlinees el arranque del buen camino.Poco apoco se fue abriendo paso la idea de que las operaciones de Internet nopodían estar desintegradas del papel o de la radio y la televisión, ni seroperaciones paralelas.Se hacía preciso tener una visión global de la revolución digital y delritmo 247 (24 horas al día, 7 días a la semana, de información, opinión44NUEVA REVISTA 125MEDIOS DE COMUNICACIÓN: LA REVOLUCIÓN NECESARIAy entretenimiento, en múltiples soportes, formatos y plataformas, deacuerdo con las necesidades de las audiencias de las empresas de comunicación).El concepto clave fue entonces —con terminología que había acuñadomuchos años atrás Innovation— el de turbina informativa. Las empresasde comunicación son turbinas informativas, 24 horas, 7 días a la semana,refinerías de información y entretenimientoque trabajan con octanajes informativos diferentes en función de las necesidades del mercado.No es éste el momento ni el lugar apropiados para explicar cómo sehace todo esto. Basta señalar que se necesita un fuerte liderazgo, seducira la organización para que acepte la revolución, no forzar a nadie, entrenar, entrenar y entrenar, aliarse internamente con el tiempo y los convencidos y fijar bien la estrategia de esta revolución digital.ERRORES DE BULTO, LUCES, GRANDES PIEDRAS EN EL CAMINO YATAJOSLa integración offy online es el punto de partida pero no es la revolucióndigital.Se alcanzará la revolución, tal vez, si las empresas de comunicaciónganan además estas tres batallas: derrotar a los fundamentalismos delpapel y de Internet, no hacer la revolución digital desde el liderazgo y lasimple evolución del papel, la radio o la televisión. De esta forma la revolución acabará en agua de borrajas, y aliarse de forma comprometida conel periodismo puro y duro.1. Los fundamentalismos del papel e Internet.En el escenario borroso enque nos movemos, suelen florecer dos fundamentalismos igualmente peligrosos: el fundamentalismo del papel y el fundamentalismo de Internet.El fundamentalismo del papel mantiene con obstinación que el buenperiodismo, la información seria, sólo tiene cabida en el papel. Los genesde la calidad —dicen— son de papel. Internet sería para estos fundamentalistas, la barbarie, una garrapata de la redacción de papel, la insustancialidad, la suma de todos los pecados de juventud de la información.El fundamentalismo de Internet niega al papel todo presente y todo futuro, hasta profetizar —incluso con crueldad— la desaparición de los periódicos y sus derivados. Desde ese fundamentalismo los periódicos serían45OCTUBRE 2009CARLOS SORIAranchos de dinosaurios, corrales de analfabetos digitales, grasa, lentitud yarrogancia.Ambos fundamentalismos entenebrecen en igual medida el horizonte.Y ambas posiciones carecen de sentido porque tanto el papel como Internet están llamados a vivir, a convivir, a construir la revolución digital.2. Desde ninguno de los medios clásicos se puede liderar la revolución digital.El eje de la revolución pendiente es dotar de cabeza y de corazóndigitales a las empresas de comunicación, a las turbinas editoriales y comerciales del siglo XXI.No basta tener Internet. No basta tener una creciente cultura internetiana y digital. No basta haber integrado, más o menos, papel e Internet.La sangre, el sudor y las lágrimas de la hora presente están en acertara situar en los centros operativos de las empresas de comunicación a hombres y mujeres de alma periodística y cabeza y corazón digital.Dicho con otras palabras: desde un periódico es dificilísimo hacer larevolución digital, ni desde la radio o la televisión. Son tan fuertes las improntas y la cultura específica de cada uno de esos medios (el modo deplanear, de cubrir la información, los flujos de trabajo, los tiempos de acción, la forma de mirar la realidad) que —sin rechazarlo de plano, porque los milagros existen— resulta casi imposible liderar desde ellos el girocopernicano y global que se necesita.3. La revolución digital debe de comprometerse con el periodismo puro yduro.Si «en los cementerios —como ha escrito Juan Manuel de Prada—siempre es otoño», en las empresas de comunicación siempre debería deser primavera.Y siempre lo será si las nuevas empresas de comunicación nacidas dela revolución digital se alían y comprometen con el periodismo de siempre, de todos los tiempos.Quizás sea lo único que no puede ni debe cambiar. Y si en el caminoya recorrido se han perdido jirones del buen periodismo, entonces hayque recomponer la situación y volver al periodismo puro y duro.Por eso, las empresas de comunicación nacidas de la revolución digital necesitan, como siempre tuvieron los medios que han dejado huella,46NUEVA REVISTA 125MEDIOS DE COMUNICACIÓN: LA REVOLUCIÓN NECESARIAplanteamientos intelectuales, éticos y políticos claros, mucho más en estetiempo nuestro que en muchos aspectos representa una época de pensamiento débil.Todas las empresas de comunicación han de ser catedrales —grandeso pequeñas, de piedra, de ladrillo, de barro o de madera—, catedrales conalma, empeñadas en mejorar el mundo no sólo en describirlo.EPÍLOGOSobrevivirán las empresas de comunicación que tengan alma, cabeza y corazón digital, y se alíen con la calidad del periodismo puro y duro detodos los tiempos.Tienen un futuro difícil las empresas de comunicación que, ante la revolución digital, esperan a que el camino se haga obvio para copiar entonces lo que los demás inventen.Y están muertas las empresas que sigan sangrando sus periódicos, radios o televisiones hasta la extenuación, sin sensibilidad ni respuesta a larevolución conceptual y técnica que golpea las redacciones y gerencias detodo el mundo.Hay que reducir las cotas de miedo. Para saber si lo nuevo es bueno,escribió Ramón Pérez de Ayala, «no hay más que una prueba: aguardar aque deje de ser nuevo».Y actuar ¡ya, ahora! No pase lo que José Luis Alvite cuenta de aquel periodista al que no resultaba fácil vivir en aquella ciudad «en la que incluso el viento respetaba los semáforos, el cementerio llevaba dos años estancado y todo ocurría con tanta calma que daba tiempo a caramelizar elmármol para las estatuas».47OCTUBRE 2009