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La vida de los otros

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La vida de los otros

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Nueva Revista 129 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

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Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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FilosofíaLA VIDA DE LOS OTROSO LA CARTOGRAFÍAMINUCIOSA DELUNIVERSO TOTALITARIOIgnacio García de LeánizUno de los mayores misterios de la historia reciente es elextraño silencio que la reflexión política y la propia investigación de las ciencias sociales vienen manteniendo —almenos en Europa—sobre la genuina naturaleza del régimen totalitario que se derrumbó con el Muro el 9 de noviembre de 1989, silencio que aumenta si cabe ese «océanode indiferencia» que lamentaba Havel. Dicho misterio esúnicamente equiparable al enigma sobre las causas últimasde su inopinada caída que dejan a un acontecimiento talhuérfano de su necesaria comprensión, sabedores de que,como advertía lúcidamente Hannah Arendt acerca del siXX, «comprender la naturaleza del totalitarismo [...] esglo casi como comprender el corazón de nuestro siglo». Anteello, la tan laureada ópera prima del joven director colonésFlorian Henckel von Donnersmarck, La vida de los otros(Das Leben der Anderen, 2006), estrenada en nuestro paísnueva revista· 129226la vida de los otros o la cartografía minuciosa...con un año de retraso, nos ofrece una precisa cartografíade excepcional valor sobre los diversos estratos de la intrahistoria del ser humano en aquella Alemania del Este de1984 presidida por Erich Honecker, en una memorable película que alcanza la excelencia artística como culminacióndel auge del cine alemán de los últimos años.Dotado de una honda formación filosófica y antropológica que ha adquirido a sus treinta y cuatro años de edadtras haber cursado Filosofía, Política y Economía en Oxfordy que recorre la película toda desde el primer fotograma,Florian Henckel acomete la tarea de afrontar cabalmentela realidad cotidiana del dominio totalitario y sus consecuencias desde un escrupuloso respeto a la verdad histórica, precisamente aquella índole de verdad que era sistemáticamente falsificada por el régimen del bloque oriental.Para ello, el propio director, que poseía familia en la Alemania Oriental a la que visitaba de niño allende el Muro,hubo de realizar una prolija labor investigadora que le llevómás de cuatro años, aprovechando entre otras fuentes la progresiva apertura de los Archivos de la Stasi (abreviatura deMinisterium für Staatssicherheit, Ministerio para la Seguridad del Estado), que ocupan a fecha de hoy una cantidadestimada de 33 millones de páginas.«Para documentarme, acudí a muchos sitios en los quetodavía puedes sentir el espíritu del pasado, como el HohenschönhausenMemorial o el antiguo Ministerio para la Seguridad del Estado, hoy Archivo Nacional de Investigación enla Normannenstrasse, así como el Birthler Bureau y sus archivos. Los sitios pueden almacenar muy bien las emociones,y esas visitas a menudo me ofrecieron más cosas quenueva revista· 129227ignacio garcía de leánizalgunos de los libros, que, obviamente, también tuve queleer durante estos años y que los documentales que he visto. Sin embargo, fueron decisivas las conversaciones con testigos, desde el capitán coronel de la Stasi Wolfgang Schmidt,responsable del Grupo de Evaluación y Control de losHAXX», hasta prostitutas de la Stasi pasando por gente que«estuvo hasta dos años en un centro de detención de la Stasi.Traté de obtener tantas perspectivas como fuera posible yescuché muchas historias contradictorias, pero al final medi cuenta de que había llegado a tener una sensación muydefinida de esa época y de sus problemas».Todo este esfuerzo de comprensión otorga a la obra untamiz de verosimilitud histórica, restaurando esa verdad largamente ignorada, que el espectador percibe desde el momento en que el capitán de la Stasi Gerd Wiesler (UlricoMüche) recibe el encargo, a instancias del ministro de Cultura (Thomas Thieme), de investigar y grabar al escritor ypoeta Georg Dreyman (Sebastian Koch), verdadero hommede lettres mimado por el régimen y protegido por la admiración que le profesa la propia esposa del presidente, MargodHonecker. Todo ello transcurriendo bajo una omnímoda realidadque decora toda la obra: la presencia de la Stasi que,GPUy KGBsocomo la réplica más eficaz de las originales viéticas, se extendía capilarmente por todos los pliegues yrepliegues de la sociedad alemanooriental, a la manera deesa «gran organización invisible»que Kafka situaba premonitoriamente en El proceso.De hecho, los cálculos actuales más solventes estimanRDAllegó a tener en la décadaque la policía secreta de la de los ochenta, 91.000 empleados a tiempo completo, comnueva revista· 129228la vida de los otros o la cartografía minuciosa...Sebastian Koch y Martina Gedeck.Sony Picturesplementados por una red de informantes civiles (los deIM—Inoffizielle Mitarbeiter—) que rondabannominados los 300.000 colaboradores, lo que suponía una ratio de penetración de uno por cada cincuenta alemanes. Así, cuandoen la película reclutan a la novia de Dreyman, ChristaMaria (Martina Gedeck) como agente colaboradora merced ala explotación de su dependencia de los estupefacientes,y captan a la anciana vecina de Dreyman, Florian Henckelno hace otra cosa que poner en escena aquellas viejas técnicas psicológicas de la Lubianka soviética cuya taxonomíahabía elaborado ya el propio Solzhenitsynen páginas memorables.WIESLER O EL HOMBRE SIN ATRIBUTOS.LA SOMBRA DE IVÁN DENISOVICHEn la figura del capitán de la Stasi Gerd Wiesler (UlricoMüche) es donde la cámara del director fija el centro de intersección y confluencia de todos los demás personajes dela película. Desde la buhardilla que ha habilitado en la vivienda del dramaturgo —que recuerda tanto a la habitacióndel convaleciente James Stewart de Hitchcok en La ventana indiscreta (1954) como al estudio central de operacionesnueva revista· 129229ignacio garcía de leánizUlrico Müche. Sony Picturesdel Ed Harris de Peter Weir en El show de Truman (1998)—Wiesler concienzudamente escucha, registra y transcribecon rigurosa fidelidad los latidos de la vida pública y privaday del amor de Dreyman y su novia ChristaMaria. Antes hemos visto al mismo Wiesler dirigir a la perfección un interrogatorioen una celda de la Hohenschönhausen, la gélida central de interrogatorios de la Stasi, interrogatorio que servirácomo caso práctico para la formación de los candidatos dela policía secreta en su Escuela de Formación en Postdam,donde nuestro oficial les adiestra en el arte de interrogar alos enemigos sospechosos del régimen.Pero la mirada de Henckel nos muestra algo más que lamera ejecución policial: en última instancia la persona todade Wiesler vive, se mueve y actúa siempre ad extra, en unasuerte de alteridad forzada impuesta por la maquinaria burocrática, con esa peculiar equiparación entre función y persona tan cara a los gobiernos totalitarios. Una extraversióntal sólo puede presuponer una relación basada en la voluntad de poder, simbolizada en la película por los auriculares de Wiesler que sirven a dicho fin: la escucha aprehensiva de la vida del otro para confirmar la culpabilidad inconfesada de ese ser precisamente en tanto que otro. Y estanueva revista· 129230la vida de los otros o la cartografía minuciosa...inercia venatoria llevará al capitán —en la lógica infernalde la maquinaria burocrática de la policía secreta preanunciada por Kafka—a cobrarse cualquier pieza de individualidad singular que pueda atisbarse en sus dominios, en estecaso, todo lo que acontezca en la casa de Dreyman, con susidas y venidas. Pero a su vez el totalitarismo resulta un diosmuy celoso y siempre quiere más; así, en cruel ironía fáustica, el escrutador de las vidas ajenas se convierte por mediode la cámara de Henckel en un ser carente de atributos; nohay, ni cabe tampoco, intimidad ni ensimismamiento alguno en el funcionario y policía secreta cuya razón de ser estáal servicio de los dictados del Partido y de los interesesdel Estado, de quienes observaba ya lúcidamente HannahArendt en 1953 a propósito del nazismo y estalinismo:Los funcionarios del Partido y de la Policía Secreta [...]adoctrinados en la lógica de la ideología totalitaria se adaptan tanto a ser víctimas del régimen como a ser sus ejecutores: hacen superfluos a los seres humanos en su infinitanovedad y en su individualidad única.A través de este vivir del oficial de la Stasi que consisteen el mero asistir especularmente a la vida progresivamentemás verdadera y plena de Dreyman, con su arte, su afectividad y su círculo de disidentes, Florian Henckel nos va amostrar la consecuencia última del universo totalitario: elhombre rebajado a soledad pura y nuda, desarraigado y superfluo, con su pérdida aneja del propio yo y por tanto deun mí, según el decir de Steiner; Wiesler perderá su nombre para convertirse en el agenteHGWXX7. Y es que a lanueva revista· 129231ignacio garcía de leánizdestrucción de la polis en el Berlín Oriental, le seguiría actoseguido por medio del terror la aniquilación de las condiciones de posibilidad de la amicitia para finalmente acabarcon el yo, en una genuina abolición del hombre como habíaanticipado Solzhenitsyn al describirnos un día cualquieraen la vida de Iván Denisovich. Si el aislamiento de los disiRDA, como nos muestradentes extirpa la vida pública en la en la película el suicidio del humanista y líder de la disidencia Jerska (Volkmar Kleinert), la soledad de sus súbditosahogará cualquier conato de vida privada como testimoniala propia figura del capitán Wiesler. Así, en una secuenciacapital se nos muestra a nuestro oficial de la Stasi llegandoa su apartamento de un bloque impersonal de viviendas defuncionarios del ministerio para preparar solo su cena y acontinuación usar de los servicios de una prostituta del Ministerio de Seguridad. El comercio sexual ha de llevarse acabo rápidamente por exigencias de la planificación burocrática, en una clara evocación del fugaz encuentro carnalque Eliot había ya anticipado en su descriptivo fragmentode La tierra baldía.Y toda la despersonalización y el empobrecimiento emotivo de Wiesler que inunda esta primera parte de la película, se refleja —en un prodigio de representación soportadopor unos magníficos primeros planos—en el frío hieratismoque domina el rostro impávido del actor Ulrico Müchen: sinpersona, nos da en decir Florian Henckel, no hay en rigorrostro y sólo nos queda la faz inexpresiva propia del animal,o, por utilizar la más exacta metáfora política arendtiana, lamera presencia de un cadáver vivo.nueva revista· 129232la vida de los otros o la cartografía minuciosa...MENTIRA Y VERDAD: EL PROCESOY EL CASTILLOREDIVIVOS«No se necesita aceptar todo como verdadero, uno debeaceptarlo sólo como necesario». «Triste conclusión —diceK.—que hace de la mentira principio universal».La inferencia que hace Joseph K. en su proceso, es lamisma que rige los vastos dominios de la Stasi y se convierte en uno de los ejes centrales de la película. En el universototalitario que se nos muestra, ya no hay distinción entrerealidad y ficción, y por tanto el pensamiento dejar de guiarse por los conceptos de verdadero y falso, dando paso a esa«mentira vital sancionada por el poder» de la que ha hablaRDA. No cabe adaequatiodo Enzesberger a propósito de la intelectual alguna, ya que en rigor el Partido ha fabricado laverdad y, como el nazismo, es capaz de mentir la verdadmisma. Así comprobamos cómo en un universo de mistificaciones tales, se cumplirá fielmente el viejo principio de lalógica clásica: ex falso sequitur quodlibet, de lo falso se siguecualquier cosa, que explica la importancia que el puro alburtiene siempre en el devenir totalitario. Por eso, la razón indiciaría que les explica Wiesler a sus alumnos («quienes dicen la verdad pueden reformular las frases») para saber siun detenido es o no inocente, resulta tan arbitraria que haceRDApueda ser per se culpable o,que cualquier súbdito de la mejor aún, que termine siendo culpable.Por ejemplo, Dreyman ha de ser culpable, según el diktat del ministro, porque su existencia le impide gozar enteramente de ChristaMaria. El joven interrogado con que seabre la película aparece al término del interrogatorio definitivamente culpable gracias a la pericia inquisitorial denueva revista· 129233ignacio garcía de leánizWiesler que ha logrado que, exhausto, se confiese culpablepara poder descansar. El escandaloso número de suicidiosRDA—sólo superado por Hungría—es un heanuales en la cho que oficialmente no existe desde principios de los setenta y por tanto no puede ser mentado. Una informaciónde esa índole —esto es, fácticamente verdadera—no puede bajo ningún concepto traspasar el Muro, llegar a BerlínOccidental y ser portada de Der Spiegel. Y sin embargo seráprecisamente fabricando una mentira sobre la mentira, estoes, tergiversando las transcripciones de la reuniones deDreyman y la disidencia cómo Wiesler puede introducir finalmente en ese mundo alógico e irracional la seriedad delas leyes de la realidad.LA REDENCIÓN DE WIESLER: DEL HGW XX7AL CONCIUDADANO DE UNA REPÚBLICA LIBRELa redención de Wiesler no será posible si primeramenteDreyman no hubiese tomado paulatino partido por la disidencia a raíz de la muerte voluntaria de su maestro Jerskay optase por redactar subrepticiamente su J’accuse sobre elsuicidio en la RDApara Der Spiegel. En la evolución deDreyman se cumple fielmente aquella observación vividapor Havel:Una persona no es «disidente»sólo porque un día decide ejercer esta inusual carrera. Uno se ve involucrado porsu sentido de responsabilidad combinado con una seriecomplicada de circunstancias externas. Uno se ve arrojadofuera de las estructuras existentes y situado en un lugar enconflicto con ellas. Esto comienza como un intento por hanueva revista· 129234la vida de los otros o la cartografía minuciosa...cer un trabajo bien hecho para acabar considerado comoenemigo de la sociedad.En una secuencia memorable, Dreyman ejecuta la inéditaSonata de los hombres buenos en memoria de su maestro fallecido, y el capitán de la Stasi la escucha con sus auricularesdesde la buhardilla, como escucha el comentario que enalta voz hace el dramaturgo sobre las palabras de Leninacerca de la Appassionata de Beethoven y la Revolución. Enese instante, Wiesler accede a un mundo superior, a la comunidad de los hombres libres que comparten en un simposio de amistad la verdad, el bien y la belleza. Frente a lafealdad y mistificación del castillo kafkiano, el capitán dela Stasi decide en un golpe de libertad aceptar ese llamadarecibida, según palabras de Kafka «desde arriba». A partir deahí, la buena voluntad será el motor de sus acciones, voluntad que le llevará a cooperar obstinadamente con la posibilidad de que Der Spiegel pueda recibir y publicar el «InformeRDA. Y así Wiesler coDreyman»sobre los suicidios en la mienza a falsificar sus transcripciones de la reuniones deDreyman con su círculo, creando de este modo imaginativosu propia obra de ficción, escrita un día tras otro para sussuperiores: los investigados se reúnen porque están escribiendo una obra de teatro para conmemorar el cuarentaRDAen lugar del araniversario de la proclamación de la tículo mencionado para la prensa occidental.De este modo callado y persistente, aquel hombre abolido y sin atributos será capaz de redimirse e introducir liRDA, unabremente en todo ese mundo determinado de la cadena de acontecimientos libres propios de una causalidadnueva revista· 129235ignacio garcía de leánizoriginada en y desde la libertad y apoyada en la facultad deimaginar. Por medio de una volunta ya buena, tales actosvan a restaurar en su humilde grandeza los primigenios sentidos del verum, bonum y pulchrum, horadando a la postrela pesada liviandad del Muro. Y aceptando cabalmente sudestino final como humilde cartero de una república ya libre este anónimo bon citoyen dará en encontrarse con ellibro de Dreyman a él dedicado bajo su antigua identidad:«a HGWXX7. Con agradecimiento». Cuando el dependientele pregunta si lo quiere adquirir para regalo, responde conindisimulado orgullo y contento en su rostro recuperado:«No, es para mí». En la comunidad de los hombres libreses posible el tú, el yo y el mí, las personas tienen rostro, laobra de arte cobra existencia y cabe el agradecer.EPÍLOGOEl 20 de enero de 1989, ya investido preclaro doctor honoriscausa por la Universidad Complutense, Erich Honecker declaraba a los periódicos locales que «el Muro durará cienaños». Apenas once meses después caía éste como debieroncaer las murallas de Jericó, ante el asombro de sus centinelasy el embate de algunos hombres buenos. Y ahora, a modo deuna nueva versión del cuadro de Rembrandt, Florian Henckelnos ha mostrado como un grave cirujano Tulp desde su cátedra, otra magistral lección de anatomía sobre el cadáver deesto que fue filial del infierno en la tierra, ante cuyas entrañascobra realidad la sentencia vivida en otro Averno por Rousset:«Los hombres normales no saben que todo es posible».PUBLICADO EN NUEVA REVISTA N.º 110 (2007)nueva revista· 129236