Nueva Revista 129 > Como modifican

Como modifican

File: Como modifican.pdf

Referencia

“Como modifican,” accessed April 25, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1712.

Dublin Core

Title

Como modifican

Source

Nueva Revista 129 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

Document Item Type Metadata

Text

Ciencia y tecnología¿CÓMO MODIFICAN LASTELECOMUNICACIONESLOS COMPORTAMIENTOSSOCIALES?José Luis González QuirósPOR INEVITABLE QUE SEA NUESTRO INTERÉS POR LA «ÚLTIMAGENERACIÓN» DE TODOS LOS HALLAZGOS TÉCNICOS, ES PRECISO AL MISMO TIEMPO GANAR ALGUNA VEZ DISTANCIA RESPECTODE LOS ACELERADOS FENÓMENOS SOCIALES, PARA OBSERVARLOS DESDE UNA PERSPECTIVA QUE LOS PONGA EN CUESTIÓNBAJO UN PUNTO DE VISTA INTELECTUAL. JOSÉ LUIS GONZÁLEZQUIRÓS PROPONE, EN PRIMER LUGAR, UNA CONSIDERACIÓNHISTÓRICA Y FILOSÓFICA SOBRE LA NATURALEZA ESPECÍFICA DELAS TECNOLOGÍAS, QUE DEJARÁ PASO, EN SEGUNDO LUGAR, AUN BREVE CATÁLOGO DE SUS MÁS NOTORIOS IMPACTOS EN ELTERRENO CULTURAL. CONVIENE, POR ÚLTIMO, DETENERSE ACONSIDERAR, COMO LO HACE EL AUTOR DE ESTE ENSAYO, SI DELAS REFLEXIONES QUE HABITUALMENTE HACEMOS SOBRENUESTRO PRESENTE Y FUTURO CABE DEDUCIR ALGUNA CONCLUSIÓN MORAL. ESTE TEXTO FUE PRESENTADO EN EL ENCUENTRO SOBRE TELECOMUNICACIONES ORGANIZADO POR ELIESE, EN MADRID, EN MAYO DE 2000.nueva revista· 129140¿cómo modifican las telecomunicaciones...?Cuando se pregunta por el cómo, se presupone normalmente el qué, pero, pese a ello, con gran frecuencia éste senos olvida. Los «cómo» invitan a la acción, los «qué» sonmás indescifrables, y así viene a suceder que las frondosasramas de los «cómo» tapan el oscuro bosque de los «qué».Nuestra atención tiende a fijarse en los medios y en las novedades, en el negocio. No está mal que así sea, pero siguiendo el consejo horaciano«misce stultitiam consiliis brevem; dulcis est desipere in loco», conviene de vez en cuandomezclar con lo sensato un grano de locura, como si no sólonos interesara el cómo, sino también el qué y sus porqués.Hay, además de este telón de fondo, una razón adicionalpara subrayar las últimas novedades con detrimento delas cuestiones más esenciales en temas de este tipo. Si, sobretodo, nos preguntamos por el «cómo» es porque la tasa decambio es más fuerte de lo que podemos asimilar, porquenos preocupa el futuro, y porque, en el fondo, aunque oscuramente, nos inquieta la idea de que podamos estar trayendoalgo que tal vez no deberíamos haber traído. Es lo que leocurre necesariamente a quien se siente participante enuna carrera que no tiene final preciso, que no sabemos muybien adónde nos lleva.Voy a referirme, con la brevedad que el caso requiere,a los tres mencionados órdenes de cuestiones —los «qué»y los porqués— relativas a las nuevas tecnologías de la comunicación.LA TÉCNICA CLÁSICAY LAS TECNOLOGÍAS DIGITALESLas diferencias esenciales entre la técnicaarte sobre lasque meditó Aristóteles y la tecnología desarrollada en elnueva revista· 129141josé luis gonzález quirósmundo occidental a raíz de la ciencia moderna se puedenexplicar con facilidad atendiendo a tres contraposiciones:A1) La técnica supone la preexistencia de una finalidadque la justifica, es decir, resuelve problemas previos.A2) La tecnología crea, sobre todo, posibilidades nuevasy, al hacerlo, rompe la distinción inmediata entrelo superfluo y lo necesario, creando así nuevas necesidades y exigencias.B1) La técnica es un medio, es elegible y optativa.B2) La tecnología es un bien, no está subordinada, sinoque subordina y obliga.C1) La técnica clásica cobra su sentido en un entornoque le es previo.C2) La tecnología crea su propio entorno, se hace absoluta.Por ello suele decirse que las tecnologías digitales sirven aunas posibilidades que están muy por encima de las necesidades previamente sentidas por los usuarios. Si se pregunta para qué van a servir los nuevos servicios de telefoníaUMTS, la única respuesta que se encontrará es que podránusar servicios que se creen precisamente porque se ha deUMTS. Ahora bien, si estocidido desarrollar esa tecnología es verdad, no es toda la verdad, y las verdades deben procurarse enteras.No es verdad, en primer lugar, porque cualquier tecnología surge siempre de procesos finalistas, aunque luego losdesborde; pero ese desbordamiento, como es obvio, tampoco está exento de intención: se trata de batir a la competencia, cosa, al parecer, útil donde las haya. De manera quenueva revista· 129142¿cómo modifican las telecomunicaciones...?si nos obligamos a hacer algo sólo por el hecho de que puede hacerse (la gente que sube al Everest suele decir que lohace porque estaba ahí) es porque, además, hay premio.Por lo tanto, lo más que podemos decir con seguridad esque las tecnologías nos aportan la sorpresa, pero una sorpresa que nos es demandada por un mercado que está ávidode novedad, que la demanda y la paga como tal.EL IMPACTO DE LAS TECNOLOGÍAS DIGITALESLas tecnologías que configuran específicamente la llamadaSociedad de la Información modifican no sólo la relacióndel hombre con su entorno natural (la muerte de la distancia de la que ha hablado Cairncross, la preeminencia de unespacio lógico sobre el espacio físico, la ruptura del nexoentre representación y cosa que es propia de lo inmediato, etc.), sino, sobre todo, el mundo tecnológico previo, laprimera envoltura de la naturaleza que habían efectuadolas técnicas de la sociedad industrial. Esta segunda envoltura digital dota al sistema tecnológico de un carácter fuertemente antiintuitivo, profundiza la pérdida del sentido yvalor de la realidad que es típica del homo faber (que, en realidad,se fabrica sobre todo a sí mismo) y tienden a poneren manos del usuario el acceso a sistemas complejos mediante interfaces muy simples (tocar botones) que ocultanabsolutamente sus principios de funcionamiento (manualde usuario frente a comprensión de la tecnología que se usa).En concordancia con ello suponen, igualmente, una eliminación del esfuerzo (físico, por supuesto, pero también intelectual: los usuarios de un sistema operativo que se base eninstrucciones comprendían el cómo y el porqué de aquéllas;nueva revista· 129143josé luis gonzález quiróslos usuarios de un entorno gráfico no precisan de explicaciones), tanto el que sería preciso para procurar la comprensióndel funcionamiento de algo (para manejarlo sabiendo lo quehacemos) como, sobre todo, el esfuerzo necesario para obtener el acceso. Todo ello es, por supuesto, muy razonable,pero lo que hay que subrayar es que tiende a configurar a todas esas tecnologías, por tanto, más como mercancías deconsumo que como herramientas cuyo uso se comprende.INVERSIÓN Y CONSUMO DESVINCULADOSDEL CÁLCULO COSTEBENEFICIOEl éxito en la puesta en marcha de todas estas tecnologíasexige siempre una apuesta más o menos razonable por un estado de cosas que aún no está en condiciones de ser usadainmediatamente. Lo que implica que, en muy buena medida,las inversiones particulares y de la mayoría de las empresasse han de apoyar no en razones, sino en impulsos. De ahí laimportancia de las herramientas de marketing, porque lasverdaderas novedades escasean. El peso de la obsolescenciaplanificada en esta clase de bienes no puede descansar enfactores físicos de desgaste (que son casi despreciables), sinoque ha de apoyarse en la fantasía del consumidor, en el vigorcompulsivo de una moda de mercado. Todo ello requiere lapresentación de este universo como un ámbito de progresoilimitado y continuo en el que perder el tren es una amenazapermanente, de ahí la exacerbación de la competencia ydel crecimiento de los mercados como valor económico básico, en detrimento de la calidad y especificidad de los productos, por ejemplo. Así hemos podido asistir a la paradojade que una empresa que no mejora la calidad de sus serviciosnueva revista· 129144¿cómo modifican las telecomunicaciones...?básicos puede, sin embargo, atraer más inversiones y subirsu valor en la Bolsa por el hecho de que se adentra en terrenosde presente incierto, pero fuertemente cargados de magnas presunciones en un futuro impreciso.SOCIEDAD DE LA IMAGEN FRENTEA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTOLa información disponible a efectos del conocimiento teórico venía creciendo de manera espectacular desde el siXVIII. A partir de ese momento se hicieron toda clase deglo esfuerzos por sistematizar la información disponible (enciclopedias, revistas especializadas, planes de estudio). Conla llegada de las tecnologías de la información se ha facilitado enormemente la dispersión y la multiplicación de lossoportes disponibles. La información se ha convertido enuna mercancía de circulación barata, pero se ha multiplicado de tal modo que los sistemas clásicos de selección, clasificación y almacenamiento están superados. Se trata, si somosoptimistas, de un mal que pudiera ser pasajero, puestoque podrían ponerse en práctica nuevos métodos capacesde introducir de nuevo un orden racional en ese gigantescomagma informacional. Pero, mientras tanto, el fenómenoha facilitado el agravamiento de enfermedades ya de suyomuy presentes en nuestro mundo: la confusión de la información con el saber, la pérdida del sentido de la verdad,la equiparación del simulacro con lo verdadero, la indiferencia frente a lo inmediato y su confusión con formas delo virtual. Por todo ello, además de por varias otras razonesque sería pretencioso acometer con brevedad, nuestra sociedad puede definirse mejor como una sociedad de la imanueva revista· 129145josé luis gonzález quirósgen (donde imagen debe ser entendida en contraposición arealidad) que como una sociedad del conocimiento.TECNOLOGÍAS DE LA MENTEEl conjunto de avances que trae consigo el crecimiento ycomplicación del mundo de las telecomunicaciones hace quenuestra identidad se desespacialice (puesto que podemosactuar virtualmente en cualquier lugar del mundo, siendo irrelevante el lugar real en el que estemos, mientras estemos adecuadamente conectados y soportados), que pierda importanciael complejo de espaciotiempo y materia que ha sido la basede nuestra identificación y de la identidad de cualquier clase de seres y objetos. Las tecnologías clásicas (energéticas, mecánicas, etc.) proporcionan formas de potenciar el alcance ylas posibilidades de nuestro cuerpo. Las tecnologías digitalesnos deslocalizan, nos abstraen de nuestro cuerpo y amplificanel espacio de acción de nuestra voluntad, de nuestra mente.CONSECUENCIAS CULTURALESEs un hecho que las tecnologías (en un sentido amplio) hancambiado la vida del hombre sobre la tierra tanto al menoscomo cualquier otro factor y seguramente más que cualquier otro. Las tecnologías son el fruto de la inteligencia ensu desvelamiento de las posibilidades que nos ofrece la estructura no obvia de la naturaleza: al leer más profundamenteen ella, al alterarla, hemos sido nosotros los alterados. Estehecho nada dice contra la humanidad, es compatible conel mandato bíblico de «creced y multiplicaos y dominadla tierra», es decir, es perfectamente asumible por una delas más profundas y eficaces imágenes del hombre, la quenueva revista· 129146¿cómo modifican las telecomunicaciones...?nos proporciona la religión. Pero es evidente que, al hacerloasí, el hombre se está escogiendo, se está haciendo en unaforma que es difícilmente reducible a la naturaleza. El hombre es también historia, es una criatura de sí mismo.La tecnología ha permitido la masificación, el crecimientode las poblaciones y ha traído consigo la pérdida de tradicionesy la psicología del hombremasa, caprichoso, ignorante y hedonista. Con ello se ha roto el equilibrio entre minorías y pueblos, y se ha desvencijado todo el delicado sistema de equilibrios culturales inspirado en las instituciones tradicionales.La tecnología ha sido un instrumento al servicio de lacristalización de los deseos por oposición a las prácticas deadaptación y ajuste a las pautas sugeridas por una ideacoherente del entorno natural. El hombre se ha hecho capaz de imaginar cualquier cosa como posible: desde el cambio de sexo a la inmortalidad. Ni los límites y señales dela realidad ni la atención a la palabra de Dios parecen frenarle. La tecnología cataliza los deseos, hace intolerableslas limitaciones, fomenta quejas de señoritos insatisfechos.La tecnología ha contribuido máximamente al desencantamiento del mundo al reducirlo a un sistema de partículas ya un mero código informacional que siempre se tiene poralgo optativo, artificial en el fondo. Nada es nada a título propio; todo es cambiable en cualquier otra cosa. La tecnologíaha servido para minar el respeto a la relevancia de la realidad, a la vieja idea de que las cosas son lo que son independientemente de lo que se piense de ellas.La fuerza de la tecnología es, en todo caso, tan grandeque invita a la utopía, a la esperanza de acabar con los males del hombre (aboliendo la muerte) y, por el contrario, insnueva revista· 129147josé luis gonzález quiróspirafervientes rechazos en quienes quieren seguirse aferrandoa visiones de la realidad más ingenuas y cálidas (es elcaso de los ecologistas y los «neoludditas»).UNA CONSIDERACIÓN MORALLa gran pregunta que ha de hacerse cualquiera que participeen el desarrollo de la sociedad tecnológica es la siguiente:¿sirve todo esto para algo más que para ganar dinero? Porimportante que esto último sea, sería necio olvidar que sino avanzamos hacia una sociedad más exigente en lo moraly en lo intelectual, el progreso se verá acompañado, cadavez más, de un peligro que no sabremos cómo combatir.Al evaluar el desarrollo y la implantación de una tecnología hay que tener presentes, al menos, tres planos: el de suposibilidad natural (lo que incluye condiciones en el ordendel ser y necesidades en el orden del conocer), el de la intención y el designio (a veces, el mero proseguir investigando,ese resto de curiosidad primigenia que hay en todo cuantohacemos y por tanto en toda tecnología), y el de la energía(los costes y las derivadas de distinto orden) necesaria paraponer en marcha cualquier máquina, lo que debiera incluirla toma en consideración de una serie de necesidades quevan desde las exigencias de conocimientos y tecnologías previos hasta las consideraciones éticas y económicas.Necesitamos de una ética de los negocios y de una respuesta ética a los planes y desarrollos tecnológicos, si no queremos perder completamente de vista el sentido de nuestravida, la posibilidad de elegir nuestra forma de instalación enel mundo y entre las cosas. La inercia del crecimiento tecnológicotiende a hacernos creer que el único criterio concebiblenueva revista· 129148¿cómo modifican las telecomunicaciones...?para determinar si algo se ha de hacer o si no merece la penael empeño acaba siendo, suponiendo que sea posible, el análisis de costes, porque partimos de la base, muy discutible,de que se ha de hacer todo lo que pueda ser hecho, de modoque, si algo puede hacerse se hará, sin que importe ni poconi mucho el sentido que la acción tenga.Existe el riesgo de olvidar nuestra capacidad de hacerpreguntas, de confundir el progreso como valor con cualquier cambio suficientemente rápido. En especial, deberíamos tratar de que, aunque sea difícil llegar a saberlo conseguridad, el lugar al que nos dirigimos tenga, al menos, algoque ver con aquel que deberíamos haber escogido previamente. Podemos olvidarnos de esa precaución y de esa constatación porque hemos llegado a creer que gobernamos unvehículo tan perfecto que puede eximirnos de la decisiónsobre el destino del viaje. BIBLIOGRAFÍA BÁSICAEvandro Agazzi, El bien, el mal y la ciencia. Las dimensiones éticas de la empresacientíficotecnológica, Tecnos, Madrid, 1996.Javier Echeverría, Los señores del aire, Destino, Barcelona, 1999.José Luis González Quirós, El porvenir de la razón en la era digital, Síntesis, Madrid, 1998.Nicolás Negroponte, El mundo digital, Ediciones B, Barcelona, 1995.José Ortega y Gasset, Meditación de la técnica, Revista de Occidente, Madrid, 1977.Neil Postman, Tecnópolis, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 1996.Philippe Queau, Lo virtual. Virtudes y vértigos, Paidós, Barcelona, 1995.Ignacio Quintanilla, Filosofía para ingenieros, Noesis, Madrid, 1998.Howard Rheingold, La comunidad virtual, Gedisa, Barcelona, 1996.Theodore Roszack, El culto a la información, Crítica, Barcelona, 1988.Sherry Turkle, La vida en la pantalla, Paídós, Barcelona, 1997.PUBLICADO EN NUEVA REVISTA N.º 72 (2000)nueva revista· 129149