Nueva Revista 064 > Una historia cubano-española

Una historia cubano-española

Manuel Cardenal de Iracheta

Sobre un documento de la guerra perdida en Cuba por los españoles y ganada por los americanos, en 1898.

File: Una historia cubano española.pdf

Referencia

Manuel Cardenal de Iracheta, “Una historia cubano-española,” accessed April 19, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1400.

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Title

Una historia cubano-española

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Documento

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Sobre un documento de la guerra perdida en Cuba por los españoles y ganada por los americanos, en 1898.

Creator

Manuel Cardenal de Iracheta

Source

Nueva Revista 064 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

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Una historia cubanoespañola MANUEL CARDENAL DE IRACHETA familias canarias que fundaron N EL VERANO DE 1814, mi tataMatanzas en 1693. Llegó a ser dueño rabuelo Cosme Cardenal, que Ede una importante estancia cerca de ejercía la carrera de abogado en la ciudad y de un par de cientos de Valladolid y era perseguido por libeesclavos negros, pero luego, en 1870, ral por los esbirros de Fernando VII, formó parte de la junta de notables El Deseado, hubo de tomar rápidaque redactó el reglamento de la ley de mente una diligencia, acompañado abolición de la esclavitud. No fue de su esposa María Oscáriz, que se separatista, pero sí fundó en 1878 el hallaba en avanzado estado de gesPartido de Unión Constitucional1, tación, y exilarse. Cruzaron como luego autonomista, que si hubiera rayos la frontera con Francia y fuesido apoyado desde Madrid, habría ron a detenerse en Montaubán, sido la solución a los levantamientos donde mi tatarabuela dio a luz un de los separatistas y ni Céspedes ni niño varón, que fue luego mi bisaMartí habrían tenido éxito. En 1893, buelo. Poco después se embarcaMaura, Ministro de Ultramar, comron para Cuba a rehacer su vida. Tal prendió la razón que había tenido vez tenían allí parientes. De todas mi bisabuelo al alzar la bandera automaneras, en los finales de aquel año nomista y consiguió que las Cortes de 1814 no estaba Francia como Españolas concedieran la autonomía para quedarse en ella un emigrado a la perla de las Antillas. Pero ya era español tachado de doceañista. En tarde. En 1895, de nuevo se recrudeCuba se instalaron en la ciudad de ció la insurrección, ya descaradamenMatanzas. te apoyada por los norteamericanos. No debió irles mal. Su hijo (el Mi abuelo, Manuel Cardenal niño nacido en Montaubán, mi bisaGómez, nacido en 1846, fue un buelo), Manuel Cardenal y Oscáriz, joven rebelde y tuvo una vida accifue también abogado. De su padre dentada. Empezó rodando de mala heredó la energía en la vida y la afimanera por el mundo habanero. Se ción a la política. Casó con Andrea hizo, con horror de su padre, del Gómez, hija del Conde de Camariogrupo de los nenes de la acera del ca, perteneciente a una de las treinta Estado Mayor del Ejército durante la guerra de Cuba. cis, mujer muy bella, hija del MarLouvre (el Louvre era un gran almaqués de Figliasi, pero quedó viudo cén a imitación del parisino del muy joven al morir ésta en 1873 en mismo nombre). Allí, en la acera del el parto de su único hijo, el que en su Louvre del Paseo del Prado de La día sería mi padre, Manuel Cardenal Habana, se reunían para conspirar Dominicis2. contra España los jóvenes de buenas familias que comulgaban con Los abuelos de Matanzas se hiciela insurrección, los señoritos separaron cargo de la crianza del niño. tistas. El lo era. Era también gran Luego, el padre y el abuelo del niño deportista, maestro de esgrima, no riñeron y empezó el juego repetido muy alto ni fornido, pero sí excepdel robo de éste: el padre iba a la cionalmente fuerte (hoy lo habrían estancia de Matanzas, robaba el clasificado los boxeadores como un niño y se lo llevaba a La Habana; al welterweight), bello y calavera. De él poco el abuelo, añorante del nieto y se cuentan varias proezas divertidas sabedor de que éste no se hallaba en que muestran su valentía y su domibuenas manos, iba a La Habana, lo no de las armas. Había casado en La robaba de la casa del padre y se volHabana con Sacramento Dominivía con él a Matanzas. Así, mi padre se crió la mayor parte del tiempo padre, que era ya teniente de artilleen la estancia de su abuelo. Colinría en España y estaba recién casado, dante a ella se hallaba la magnífica fue destinado voluntario a la guerra, de los Torriente y la de los Márquez ya agonizante, de Cuba. Guerra que Sterling, que tenían hijos de la edad España llevaba con singular energía de mi padre y que luego tuvieron pero con mala técnica, escasos recuralgún papel en la alborotada política sos e insuficiente información. La cubana. Mi padre me habló muchas guerra no era ya sólo contra los mamveces de su vida feliz en aquella bises, los insurrectos cubanos, sino estancia. Cuando tuvo quince años, también contra la poderosa Repúblimi bisabuelo lo mandó a la Penínsuca de los Estados Unidos. Todos la para que estudiara la carrera milisabemos que la guerra fue desastrosatar. Unos años más tarde, cuando en mente perdida por los españoles y Cuba estalló la insurrección del 95, ganada —sin gloria— por los amerimuerto ya mi bisabuelo, mi abuelo canos. No es ésta la ocasión de hacer se hizo abiertamente insurrecto y se reflexiones sobre lo acontecido. A unió al bando de los mambises. mi padre le tocó la rendición del ejército español estando con su bateA principios del año 1898, cuanría en Santiago de Cuba. A los dos o do se formalizó la intervención tres días de la rendición, los yankees armada de los Estados Unidos, mi Ejército de operaciones en Cuba. Biblioteca Nacional, Madrid. dejaron entrar en Santiago de Cuba Mi padre se negó. Se sentía espaa un cierto número de tropas nativas. ñol. En España estaban su esposa Entre ellas entró un batallón de (mi madre)4 y yo, su hijo, a quien aún mambises que mandaba mi abuelo, no conocía, pues mi madre quedó que tenía entonces 52 años. En la embarazada cuando él partió para la calle, padre e hijo se encontraron. guerra. Mi padre decía que MatanMi abuelo conoció a su hijo; éste no zas, donde vivió su infancia, debió reconoció al pronto a su padre. ser el lugar del paraíso, tan bella la recordaba, pero su honor y sus amo—«¡Prisionero!»—, gritó mi abueres eran España y en España estaban lo a mi padre. Y se abrazaron lloransu esposa y su hijo. Creo que no voldo3. «Ahora te quedas aquí y tendrás vieron a verse mi padre y mi abuelo. grados en el ejército cubano. Es preciAlgunas veces se escribieron, pocas. samente lo que necesitamos, hombres valientes y competentes como tú». Málaga, 1971. NOTAS 1 Su biografía se halla en el Diccionario En3 Nota de Fernando Cardenal, hijo del autor. ciclopédico HispanoAmericano de LiteraSiendo yo muchacho y siendo ya viejo mi tura, Ciencias, Artes, etc. editado en Londres abuelo (Manuel Cardenal Dominicis, persopor W.M. Jackson, y también en la Enciclonaje de la historia que aquí se cuenta), éste pedia Espasa. me dijo que los hombres que cada uno respectivamente mandaba se abrazaron también 2 Mi abuela murió (y mi padre nació) en los unos a los otros. Sevilla, donde se hallaba el matrimonio, que estaba haciendo una gira de recreo de varios 4 También de familia cubana, nacida en Triaños por Europa. Mi abuelo y el niño regrenidad de Cuba, hija de un coronel de infansaron a La Habana tres años después. tería que había guerreado contra la primera insurrección cubana.