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La sociedad civil en el siglo XXI

Ignacio Buqueras y Bach

Sobre la I Conferencia Mundial sobre la Sociedad Civil en el siglo XXI, que tendrá lugar en Madrid en mayo del 2000, abordará los temas siguientes: gobernabilidad y democracia, protagonismo ciudadano, los medios de comunicación social y educación.

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Referencia

Ignacio Buqueras y Bach, “La sociedad civil en el siglo XXI,” accessed April 19, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1385.

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Title

La sociedad civil en el siglo XXI

Subject

Universal Concreto

Description

Sobre la I Conferencia Mundial sobre la Sociedad Civil en el siglo XXI, que tendrá lugar en Madrid en mayo del 2000, abordará los temas siguientes: gobernabilidad y democracia, protagonismo ciudadano, los medios de comunicación social y educación.

Creator

Ignacio Buqueras y Bach

Source

Nueva Revista 064 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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LA SOCIEDAD CIVIL EN EL SIGLO XXI IGNACIO BUQUERAS Y BACH N EL MES DE MAYO DEL 2000 tendrá lugar en Madrid la I Conferencia EMundial sobre la Sociedad Civil en el siglo XXI. La Fundación Independiente, institución organizadora del evento, viene fomentando desde su creación, en 1987, la toma de conciencia y la participación activa de los ciudadanos en los complejos problemas de la sociedad civil. En esta ocasión, el encuentro internacional está abierto a dirigentes políticos, académicos, creadores de opinión pública y ciudadanos, lo mismo que gobiernos, administraciones públicas y partidos políticos, dispuestos a aceptar la sociedad civil como una clave fundamental en las democracias del siglo XXI. La Conferencia mundial de mayo del 2000 será precedida por dos Conferencias Regionales preparatorias, una en París en septiembre de 1999, y otra en Miami a finales de octubre, en la que se abordarán los temas siguientes. GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA: RETOS DEL SIGLO XXI La globalización es —hoy por hoy— una realidad en el área económica, pero no en el plano del poder. Las grandes multinacionales se mueven con agilidad y sin excesivas limitaciones. Sin embargo, las Naciones Unidas y, más concretamente, su Consejo de Seguridad, acreditan cada día su crisis permanente y su incapacidad de acción. El desprestigio de los altos organismos internacionales en el área de los Balcanes y en Irak, por ejemplo, son trágicos exponentes de una situación insostenible. Las mismas instituciones reguladoras del proceso económico —Bretton Woods, Banco Mundial, FMI— han sido desbordadas por el proceso de globalización. La I Conferencia Mundial sobre la Sociedad Civil en el siglo XXI debe abordar en profundidad las nuevas situaciones, desde una perspectiva en la que el hombre debe continuar siendo la medida de todas las cosas. La democracia no es ni puede ser sólo de los partidos políticos, cuyas luchas, tantas veces al margen del interés general de los ciudadanos, llegan a convertirse en un problema para la democracia. La sociedad ha de alcanzar elevadas cotas de participación y conseguir una nueva gobernabilidad que no se circunscriba a las relaciones entre el poder ejecutivo —los gobiernos— y el poder legislativo —el Congreso y el Senado—, ni a la mera acción del Ejecutivo. Debe ser ampliado el número de participantes en el proceso político, porque fortalecer la sociedad civil es la única forma de consolidar el juego democrático y de librar del entredicho tanto las decisiones políticas como el prestigio de los gestores de la cosa pública. PROTAGONISMO CIUDADANO El protagonista de la democracia no es el Estado, como no es el mercado el protagonista de la libertad. El gran protagonista de la democracia debe ser el ciudadano, expresión pública de la persona vinculada a su comunidad. Para fortalecer la democracia, sistema de gobierno extremadamente débil y complejo, es indispensable desarrollar políticas democráticas que promuevan ciudadanías participativas en las áreas del poder. Sólo su ejercicio enseña a ser demócrata, y sólo participando se es verdaderamente ciudadano. La democracia es el fruto de un largo aprendizaje y de un diario ejercicio. La democracia como cultura tiene que ver con el comportamiento cotidiano, con las costumbres y con la forma de entender el mundo, de percibirse a sí mismo, y de relacionarse con los otros. Por eso el desarrollo de la ciudadanía debe ser prioritario. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL El director de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, ha escrito: «Los medios de comunicación han ampliado la dimensión planetaria, el medio ambiente del hombre: han conducido a la «instantaneidad» de la vida colectiva; han conmocionado todos los estilos de vida, los horizontes personales y las expectativas individuales. A mi juicio, por la amplitud y la profundidad de su influencia sobre el espíritu de los hombres, constituyen el fenómeno más importante —en el plano social— de la historia de la humanidad» (Mañana siempre es tarde, Madrid, 1987). Por otra parte, si la acción y la influencia de los medios de comunicación social en el cambio operado en la sociedad española lo enmarcamos en estos últimos veinte años, nos encontraremos con que los medios no sólo han reflejado la realidad social, sino que al mismo tiempo han actuado de «motores» del cambio, al difundirlo, apoyarlo y, en muchos casos, incitarlo. España precisa de una sociedad civil más vertebrada, más articulada, más dinámica, que es lo mismo que una ciudadanía más participativa, más asociativa, más solidaria y más democrática. Para ello precisamos que los medios de comunicación sean hoy como lo fueron en el pasado, en el momento de la transición política, los impulsores del cambio. Hoy deben abrir mucho más sus páginas, sus micrófonos y sus pantallas a la sociedad, animándola, impulsándola y motivándola a despertarse, a sacudirse paternalismos y a asumir sus reponsabilidades. EDUCACIÓN La riqueza de un país está mucho más vinculada a la cualificación de sus hombres que a los recursos naturales de que dispone. Por eso, la educación que se imparte en un país establece la calidad de sus ciudadanos. La necesidad de una educación permanente no sólo resulta indispensable para estar al día en el progreso científico y tecnológico, sino también para lograr el enriquecimiento cultural, profesional y ético de los individuos. La formación del profesorado, a todos los niveles, es la piedra angular del edificio educativo. Federico Mayor Zaragoza escribe en el libro ya citado: «Educar para participar activamente en la cosa pública, participar por sí mismo, escogiendo libremente entre opciones. Esta es la función de la educación: hacer posible una participación amplia y profunda del ciudadano. Esta es la irremplazable acción de la educación en beneficio de la democracia: participo, luego existo. El hombre no es si no es educado, si no sabe contemplar las diversas opciones que se ofrecen y escoger libremente aquéllas que considera más adecuadas». I CONFERENCIA MUNDIAL SOBRE LA SOCIEDAD CIVIL EN EL SIGLO XXI El encuentro que se celebrará en Madrid en mayo del 2000, con sus dos fases previas en este año 1999, no pretende resolver los grandes problemas sociales, pero sí emprender un decisivo camino sin retorno en favor de la defensa, el fortalecimiento, la potenciación y la proyección de la sociedad civil en el mundo entero. La Declaración que debería emanar de la I Conferencia Mundial sobre la Sociedad Civil en el Siglo XXI debería atenerse a los siguiente principios: 1 • Los ciudadanos son los verdaderos protagonistas de la democracia. 2 • Los Estados precisan de una verdadera reconstrucción democrática, sustentada en los ciudadanos. 3 • La reconstrucción de la vida pública se cimentará en una decisiva educación para la participación política. 4 • La educación para la participación política debe hacer especial hincapié en los derechos y las obligaciones individuales, en un ambiente de pleno respeto a todas las libertades, especialmente a la libertad de expresión; debe también conducir al fortalecimiento de los derechos inviolables de la persona y de los valores de la vida en comunidad. 5 • La descentralización política y administrativa; la modernización de los parlamentos y de los gobiernos; la democratización de los partidos políticos; la verdadera representatividad de diputados y senadores, elegidos en cada circunscripción por su personalidad y no sólo por las siglas del partido al que pertenecen; la plena vigencia de las organizaciones autónomas y el reconocimiento de la naturaleza multiétnica y pluricultural de nuestras sociedades deben ser objetivos insoslayables que debemos defender. 6 • El Estado necesita de una reconstrucción democrática bajo unos principios de austeridad, responsabilidad y profundas convicciones éticas; promover un gran cambio: el de la civilización de la guerra por la civilización de la paz, que debe fundarse en el permanente ejercicio de los principios de justicia, libertad, igualdad de oportunidades y solidaridad; la educación, el cambio de determinadas costumbres y la creación de instituciones fundadas en los principios democráticos son premisas necesarias para impulsar la libertad. 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