Nueva Revista 061 > Luis Rosales
Luis Rosales
Luis Alberto de Cuenca
Poesía de Luis Rosales, incluido en uno de los cien mejores poetas de la lengua castellana.
File: Luis Rosales.pdf
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Número
Referencia
Luis Alberto de Cuenca, “Luis Rosales,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1298.
Dublin Core
Title
Luis Rosales
Subject
Poesía
Description
Poesía de Luis Rosales, incluido en uno de los cien mejores poetas de la lengua castellana.
Creator
Luis Alberto de Cuenca
Source
Nueva Revista 061 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426
Publisher
Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.
Rights
Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved
Format
document/pdf
Language
es
Type
text
Document Item Type Metadata
Text
LUIS ALBERTO DE CUENCA Luis Rosales NA DE LAS AUSENCIAS MÁS INJUSTAS en Umis Cien mejores poesías de la lengua castellana es, sin lugar a dudas, la de Luis Rosales (19101992). Me lo recriminaban la otra tarde unos buenos amigos en la cervecería Santa Bárbara. Yo les dije que no sabía muy bien por qué razón, pero el caso fue que el gran poeta granadino se me descolgó de la lista final, y que lo sentía de veras. Mis interlocutores no eran otros que Elena Cánovas, Félix Piñero y Ángel Guache, de manera que sus reproches no podían caer en saco roto. Félix se puso a recitar de memoria un soneto de Rosales, precisamente el que sirve de «zaguán» así lo llama el poeta a La casa encendida. Ésa es la pieza que ahora ofrezco, con ánimo de hacerme perdonar y con mucho, mucho cariño, porque tuve el honor de coincidir no pocas veces con Luis Rosales cuando éste no se había mudado aún al otro lado del espejo, y en todas ellas pude disfrutar de su ingenio, de su hombría de bien y de su simpatía. Transcribo el soneto del ejemplar de La casa encendida que perteneció a don Santiago Magariños (número 16.810 de su biblioteca), con dedicatoria autógrafa del maestro. La referencia bibliográfica completa es la siguiente: Luis Rosales, La casa encendida, con dibujos de José Caballero, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1949 (colección «La Encina y el Mar», número 4), página 19. TEMBLOR JUNTO A LA MEMORIA Si el corazón perdiera su cimiento y vibraran la tierra y la madera del bosque de la sangre, y se pusiera tu propia carne en leve movimiento total, como un alud que avanza lento borrando en cada paso una frontera, y fuese una luz fija la ceguera y entre el mirar y el ver quedara el viento, y formasen los muertos que más amas un bosque ciego bajo el mar desnudo el bosque de la muerte en que deshoja un sol, ya hacia otra tarde, su oro mudoy volase un enjambre entre las ramas donde puso el temblor la primer hoja...