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La génesis de Doctor Zivago

Miguel Castellví

El autor Boris Pasternak, autor de "El doctor Zivago" sufrió muchas injusticias por parte del gobierno soviético hasta el punto de querer suicidarse. Le concedieron el Premio Nobel de Literatura ya que su libro fue todo un éxito en Occidente.

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Referencia

Miguel Castellví, “La génesis de Doctor Zivago,” accessed March 29, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1230.

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La génesis de Doctor Zivago

Subject

De otras lenguas

Description

El autor Boris Pasternak, autor de "El doctor Zivago" sufrió muchas injusticias por parte del gobierno soviético hasta el punto de querer suicidarse. Le concedieron el Premio Nobel de Literatura ya que su libro fue todo un éxito en Occidente.

Creator

Miguel Castellví

Source

Nueva Revista 058 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

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La génesis de Doctor Zivago Presentación y traducción de [ MIGUEL CASTELLVÍ ] ace cuarenta años —exactamente el 23 de octubre de 1958—, la Academia sueca concedía el Premio Nobel de Literatura a Boris HPasternak. Su candidatura había sido presentada en 1954, pero la oposición del gobierno soviético impidió entonces que recibiera el galardón (se lo dieron a Hemingway, de lo que Pasternak se alegró mucho). La publicación en Occidente de El doctor Zivago en 1957 y su éxito mundial hizo que, un año más tarde, le concedieran el Nobel. La noticia del premio provocó una furibunda campaña contra Pasternak (el ideólogo del PCUS Suslov lo consideró un acto hostil contra la Unión Soviética y acusó a Pasternak de haber presentado de forma calumniosa la revolución de octubre; la resolución del Politburó ha sido descubierta en el archivo del PCUS y está publicada). La primera represalia fue contra su compañera Olga Ivinskaia. Le quitaron las traducciones, su único medio de vida. Pasternak se vio obligado a renunciar al premio y a publicar una carta de autocrítica en Pravda. Esto le produjo tal asco que quiso suicidarse, y se lo dijo a Olga el 27 de octubre. Pero ella consiguió que la campaña disminuyera de intensidad (las autoridades temían el escándalo internacional que podía producirse si el escritor llegaba a quitarse la vida). De todos modos, Pasternak fue expulsado de la Unión de Escritores, y los dos últimos años de su vida —murió el 30 de mayo de 1960, de un cáncer mal diagnosticado— vivió sometido a la estrecha vigilancia de la KGB. Antes de Zivago, Pasternak era ya uno de los mayores poetas rusos del siglo xx. El escritor Varlam Shalamov, que pasó catorce años en el Gulag, cuenta cómo Orlov —una de las víctimas de Stalin, la víspera de su fusilamiento, recitaba versos de Pasternak en su barracón del campo de Kolyma. Pero Zivago ha recibido juicios dispares. En Occidente fue un éxito de ventas, mientras que cuando salió en Rusia en 1988, el público se quedó defraudado; esperaba algo más picante de un libro prohibido durante treinta años. Tampoco los críticos estuvieron de acuerdo. Algunos lo compararon con la novela del XIX y en especial con Tolstoi, y les parecía una obra frustrada. Otros vieron en Zivago una especie de autobiografía, y algo de eso hay. Finalmente, hay quienes opinan que lo mejor del libro son las poesías de Zivago. Una gran luz sobre la novela de Pasternak proviene de una correspondencia (inédita en castellano) con su prima Olga Freidenberg, que recogemos parcialmente en las páginas siguientes1. En este largo intercambio epistolar, el escritor desvela la génesis de la novela, sus primeros pasos, y qué pretendía con su obra. Olga Freidenberg y Pasternak nacieron el mismo año (1890), pero mientras Pasternak vivió siempre en Moscú, Olga lo hizo en San Petesburgo (luego Leningrado), incluso durante el durísimo asedio alemán. Cuando tenían veinte años, pasaron juntos unas vacaciones en el Báltico, y allí nació una profunda amistad Pasternak llegó a enamorarse de su prima, pero ella lo veía sólo como a un hermano—. Olga le dio el empujón definitivo para que dejara la filosofía, que había estudiado en la universidad, y se dedicara a escribir. Ella, en cambio, se centró en la filología clásica, y fue la primera mujer rusa titular de una cátedra universitaria. Su último encuentro fue en 1935, pero hasta la muerte de Olga en 1955 mantuvieron un intenso intercambio epistolar sobre su trabajo, los poemas y libros de Pasternak, y la situación política (muchas de estas cartas las enviaban con personas de confianza). El 5 de octubre de 1946, Pasternak le anuncia que ha empezado su gran empresa, la novela en prosa Chicos y chicas, que abarcará del 1902 a 1946. En cartas sucesivas se ve cómo la novela va creciendo con un gran esfuerzo por parte de Pasternak. Para vivir traduce a Shakespeare y a Goethe y, cuando ha reunido suficiente dinero, se dedica a lo que considera su verdadera obra: Zivago. Tienen también gran interés los juicios de Olga Freidenberg sobre Zivago que leyó en manuscrito y lo que cuenta de la época de Stalin.