Maastricht y la construcción de Europa

Maastricht y la construcción de Europa

Panorama

Sobre la incorporación de Noruega en la Unión Europea, los serios problemas institucionales y económicos que suponen. El Tratado de Maastrich.

Alfonso López Perona

Nueva Revista 034 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

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Maastricht y la construcción de Europa Por Alfonso López Perona la hora de redactar estas líneas, siguen en Bruselas las arduas negociaciones que deben culminar en el acceso de Noruega a la Unión Europea. Los serios problemas ecoAnómicos e institucionales que esta adhesión provoca ponen nuevamente de actualidad y cuestionan el futuro del Tratado de Maastricht como instrumento eficaz para lograr una progresiva y firme Unión Europea. El Tratado, que gozó en España de una entusiasta y casi unánime acogida por parte de las fuerzas políticas, resultó mucho más polémico en otras partes de Europa, y provocó una profunda división en los partidos y la opinión pública en países como Francia, Dinamarca o Gran Bretaña. Un grupo de miembros del Partido Conservador británico contrarios a Maastricht crearon la European Foundation, cuyo órgano de expresión es el European Journal. Sin duda, la European Foundation representa el enfoque británico tradicional en política exterior: prioridad a la conexión atlántica con Estados Unidos y relaciones privilegiadas con los países miembros de la Commonwealth. Su aproximación a Europa parte de un esquema librecambista ya ensayado por Gran Bretaña con la EFTA y de cooperación entre Estados soberanos, no de integración. Por más que estas posiciones defienden muchas veces específicos intereses británicos, que pueden no ser compartidos por otras naciones europeas, el European Journal plantea objeciones y dudas en torno a Maastricht que merecen una atenta consideración. En especial, cabe preguntarse junto con el European Journal qué futuro aguarda al Estadonación, cuando como es el caso de España, vamos hacia una administración que centralizará en Bruselas muchas de sus tradicionales competencias, teniendo en cuenta que éstas son ya residuales con respecto a las Comunidades Autónomas regionales, y qué control democrático podrán hacer los electorados nacionales del nuevo Leviathan europeo. Se recogen aquí tres artículos publicados por el European Journal en sus números de octubre y noviembre de 1993. El primero, del que es autor el diputado por el Partido Popular e historiador Guillermo Gortázar, analiza la tradicional resistencia europea a un poder hegemónico y centralizador (en este caso, la Comisión de Bruselas), dotada de amplísimos poderes y competencias por Maastricht. Como dice Gortázar, tanto el calendario, como el proceso e incluso el mismo concepto de construcción europea van en sentido opuesto al realismo, el progreso paso a paso y la naturaleza inherente de Europa. El autor enfatiza también el concepto de opinión pública nacional como poder constitucionalizado y como vía efectiva para fiscalizar a los gobiernos nacionales, frente a la inexistente opinón pública europea, aún inmadura y sin capacidad efectiva de control sobre la superestructura comunitaria. Por su parte, el banquero Ian Milne, autor de The Case Against Economic and Monetary Union, analiza la política exterior francesa bajo el prisma del Eje ParísBonn, las nuevas realidades geopolíticas que atenían contra esta alianza y la necesidad francesa de una Unión Europea acorde con Maastricht. Martin Howe, abogado y au* tor de numerosos artículos sobre el Tratado de Maastricht y el Derecho Comunitario, señala la rigidez del calendario conducente a la unión monetaria, relativamente indiferente a las circunstancias económicas de cada uno de los países miembros en medio de una severa recesión. Creemos que estos tres artículos aportan ideas sugerentes y representan una visión alternativa al europeísmo oficial. Con toda seguridad enriquecerán el debate público necesario sobre un tema aún poco conocido por la opinión pública española. íf