Nueva Revista 017 > Un atisbo del alma humana
Un atisbo del alma humana
José Miguel Ibáñez Langlois
Reseña del libro "Los cuatro amores" de C. S. Lewis.
File: La época de Carlos III-Un atisbo del alma humana.pdf
Número
Referencia
José Miguel Ibáñez Langlois, “Un atisbo del alma humana,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/3596.
Dublin Core
Title
Un atisbo del alma humana
Subject
Libros
Description
Reseña del libro "Los cuatro amores" de C. S. Lewis.
Creator
José Miguel Ibáñez Langlois
Source
Nueva Revista 017 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426
Publisher
Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.
Format
document/pdf
Language
es
Type
text
Document Item Type Metadata
Text
Tí tulo: «Los cuatro amores».
A u t o r: C. S. Lewis.
Edi tor ial: Rialp. Madrid 1991,
160 pp.
Precio: 1.250 pesetas.
Este libro no es un tratado
filosófico sobre el amor,
pero está colmado de intuiciones filosóficas, desarrolladas, eso sí, sin tecnicismos y en
un lenguaje llano y ameno, ai alcance de todo lector. Tampoco
es una obra teológica, aunque
está escrita sobre un sólido fundamento cristiano. Tal vez haya
que def inir su género en función
del genio inglés: profundamente
empírico, colmado de ejemplos
reconocibles, apegado a la tierra
y a la práctica y muy poco dado
a las generalizaciones latinas y
germánicas. La obra contiene
una filosofía y una teología del
amor subyacentes, que Lewis,
en su modestia intelectual, no se
sintió llamado a explicitar.
Se trata de cuatro amores en
los que se entrecruzan dos categorías formales: el amor de donación o entrega desinteresada y
el amor interesado que nace de
una necesidad, de una carencia,
de un vacío. Lewis comienza
por confesarnos que en todos
nuestros amores hay esa raí?, de
indigencia personal, y en todos
ellos, aun en los más altos y «desinteresados», hay una posible
patología, que Lewis desentraña
con implacable rigor, y en las
antípodas de los patólogos profesionales como Freud y los neofreudianos.
Los cuatro amores fundamentales de la condición humana
son, para el autor, el afecto, la
amistad, el eros y la caridad. El
más humilde, pr imi t ivo y elemental de los amores es el
«afecto», que prolonga en nosotros un factor animal mamífero
y encuentra su arquetipo en el
amor de padres e hijos, se prolonga en los lazos familiares.
El amor de amistad, más alejado de la naturaleza en cuanto
se funda sobre una elección, fue
tan exaltado por antiguos y medievales como postergado es
hoy en términos de amor. Por
eso este capítulo de Lewis toma
la forma de una rehabilitación,
Su espléndido elogio de ¡a amistad no le impide señalar sus patologías morales, sobre todo las
que proceden por exclusión de
los otros o por desprecio del
mundo exterior de los amigos: el
espíritu de capilla, de cenáculo,
de «aristocracia».
En cuanto al eros o amor de
la pareja humana, lo primero
que hace Lewis —y magistralmente— es precisar las relaciones entre Eros y Venus: entre
sexo y amor sexual. Le parece a
nuestro autor que el sexo se
toma hoy demasiado en serio,
con una seriedad obsesiva y trascendental que bordea lo ridículo. Lewis en torno al eros desarrolla el esbozo de una magnífica antropología de la sexualidad
y de la corporeidad humana.
Y por f in, la caridad, el amor
que procede de lo alto: pieza
clave porque los demás amores
—amores naturales— no son autosuficientes y no llegan del
todo a ser ellos mismos sin el
amor de Dios. Lewis describe
con una alta sabiduría no sólo la
fuerza del amor de Dios —su capacidad para hacernos amar lo
no «amable» naturalmente: el
leproso, el enemigo, el necio—,
sino sobre todo la manera como
ese A m or asume los amores humanos, los transforma y transfigura. sólo así les da —por conversión— la plenitud de su propia identidad.
José Miguel Ibañez Langlois es doctor en
Filosofía por la Universidad Complutense. catedrático de Literatura en la Universidad Católica de Chile y crítico literario.
A u t o r: C. S. Lewis.
Edi tor ial: Rialp. Madrid 1991,
160 pp.
Precio: 1.250 pesetas.
Este libro no es un tratado
filosófico sobre el amor,
pero está colmado de intuiciones filosóficas, desarrolladas, eso sí, sin tecnicismos y en
un lenguaje llano y ameno, ai alcance de todo lector. Tampoco
es una obra teológica, aunque
está escrita sobre un sólido fundamento cristiano. Tal vez haya
que def inir su género en función
del genio inglés: profundamente
empírico, colmado de ejemplos
reconocibles, apegado a la tierra
y a la práctica y muy poco dado
a las generalizaciones latinas y
germánicas. La obra contiene
una filosofía y una teología del
amor subyacentes, que Lewis,
en su modestia intelectual, no se
sintió llamado a explicitar.
Se trata de cuatro amores en
los que se entrecruzan dos categorías formales: el amor de donación o entrega desinteresada y
el amor interesado que nace de
una necesidad, de una carencia,
de un vacío. Lewis comienza
por confesarnos que en todos
nuestros amores hay esa raí?, de
indigencia personal, y en todos
ellos, aun en los más altos y «desinteresados», hay una posible
patología, que Lewis desentraña
con implacable rigor, y en las
antípodas de los patólogos profesionales como Freud y los neofreudianos.
Los cuatro amores fundamentales de la condición humana
son, para el autor, el afecto, la
amistad, el eros y la caridad. El
más humilde, pr imi t ivo y elemental de los amores es el
«afecto», que prolonga en nosotros un factor animal mamífero
y encuentra su arquetipo en el
amor de padres e hijos, se prolonga en los lazos familiares.
El amor de amistad, más alejado de la naturaleza en cuanto
se funda sobre una elección, fue
tan exaltado por antiguos y medievales como postergado es
hoy en términos de amor. Por
eso este capítulo de Lewis toma
la forma de una rehabilitación,
Su espléndido elogio de ¡a amistad no le impide señalar sus patologías morales, sobre todo las
que proceden por exclusión de
los otros o por desprecio del
mundo exterior de los amigos: el
espíritu de capilla, de cenáculo,
de «aristocracia».
En cuanto al eros o amor de
la pareja humana, lo primero
que hace Lewis —y magistralmente— es precisar las relaciones entre Eros y Venus: entre
sexo y amor sexual. Le parece a
nuestro autor que el sexo se
toma hoy demasiado en serio,
con una seriedad obsesiva y trascendental que bordea lo ridículo. Lewis en torno al eros desarrolla el esbozo de una magnífica antropología de la sexualidad
y de la corporeidad humana.
Y por f in, la caridad, el amor
que procede de lo alto: pieza
clave porque los demás amores
—amores naturales— no son autosuficientes y no llegan del
todo a ser ellos mismos sin el
amor de Dios. Lewis describe
con una alta sabiduría no sólo la
fuerza del amor de Dios —su capacidad para hacernos amar lo
no «amable» naturalmente: el
leproso, el enemigo, el necio—,
sino sobre todo la manera como
ese A m or asume los amores humanos, los transforma y transfigura. sólo así les da —por conversión— la plenitud de su propia identidad.
José Miguel Ibañez Langlois es doctor en
Filosofía por la Universidad Complutense. catedrático de Literatura en la Universidad Católica de Chile y crítico literario.