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Conocer a Galileo

Alberto Miguel Arruti

Reseña del libro Conocer a Galileo, de Antonio Mingote y José Manuel Sánchez Ron. Es una aproximación de la ciencia al gran público.

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Referencia

Alberto Miguel Arruti, “Conocer a Galileo,” accessed April 26, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/3057.

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Title

Conocer a Galileo

Subject

Ciencia

Description

Reseña del libro Conocer a Galileo, de Antonio Mingote y José Manuel Sánchez Ron. Es una aproximación de la ciencia al gran público.

Creator

Alberto Miguel Arruti

Source

Nueva Revista 117 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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o no es, la culminación de la revolución científica iniciada por Einstein en 1905. Este tipo de valoración no puede fundamentarse en hipótesis no comprobadas, ni en conjeturas no confirmadas, ni en las esperanzas albergadas por sus seguidores. Esto es ciencia, así que la veracidad de una teoría únicamente puede ser valorada apoyándonos en resultados». Por lo tanto, hay que distinguir «entre conjetura, pruebas y confirmación». Indudablemente, la presencia del LHC contribuirá a poner alguna luz sobre este conjunto de problemas tan complicado. Pero es evidente que la Naturaleza es algo muy difícil, cuya explicación es siempre histórica, en el sentido de Popper, que depende del tiempo en el que se produce la explicación. ALBERTO M. ARRUTI Conocer a Galileo A. M. A. A lo largo de cinco capítulos y de un apéndice, Antonio Mingote y José Manuel Sánchez Ron presentan un panorama de la ciencia en este momento histórico y pretenden aproximarla al gran público, al tiempo que demostrar que hoy no se es culto, si no se conocen los rudimentos de la ciencia y los protagonistas de la misma. En nuestra sociedad, se considera inculto, por ejemplo, a quien desconoce a Homero, Platón, Cervantes, Beethoven o Velázquez, pero, en cambio, no se considera inculto a quien desconoce a Galileo, Newton o Lavoisier. Esta obra no sólo consta de unos magníficos y sugerentes textos, sino que va acompañada de unos espléndidos dibujos, debidos al dibujante más genial que tiene la prensa de nuestros días. Los autores pretenden definir lo que se entiende por ciencia y las ventajas que ha producido a los hombres. Por ejemplo, hace muy pocos años, la vida de los humanos era mucho más corta que en la actualidad, las enfermedades eran más peligrosas y la más sencilla operación quirúrgica resultaba muy dolorosa. En el capítulo titulado «¡Vivan las Matemáticas!», donde se pasa revista a esta ciencia o forma del conocimiento. Por ejemplo, salen a relucir las tres geometrías, la de Euclides, la de Lobachevski y Bolyai y la de Riemann. Aparece Cantor y su teoría de los infinitos y se presenta la complicada figura de Gödel con su incertidumbre dentro de la certidumbre. En el capítulo tercero se analiza la problemática del Universo. Después de explicar el descubrimiento del fondo de radiación de microondas, debido a Penzias y Wilson, aparecen los agujeros negros y la figura de Stephen Hawking. En el capítulo cuarto emergen unas preguntas muy difíciles de responder. Hace unos 13.500 millones de años que comenzó la vida del Universo con un gigantesco estallido, con un «big bang», y ¿qué pasa con nosotros, con la materia de la que estamos formados o con la de los objetos estelares, incluida la Tierra? ¿De dónde proviene?, ¿cómo surgió? Y así la historia del Universo comenzó con una fase inicial, con una temperatura de 100.000 millones de grados Kelvin, en la que estaba formado por una «sopa» de radiación y algunas partículas elementales, tales como electrones y neutrinos y en una proporción mucho más pequeña, protones y neutrones. Al ir disminuyendo la temperatura, esta «sopa» se fue diferenciando. Surge después la química como una ciencia omnipresente, con la figura de Lavoisier. Y aparece el gran hecho del sistema periódico y los fenómenos electromagnéticos, de la mano de Faraday y Maxwell. Luego se estudian las figuras de Einstein y Planck, con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. Se dedica especial atención a Heisenberg, Bohr y Schrödinger. La física cuántica es un prodigio. Vivimos en un mundo poblado de objetos y artilugios imaginados y construidos gracias a lo que la física cuántica nos ha enseñado. Instrumentos tan cotidianos como células fotoeléctricas, aparatos electrónicos que utilizan dispositivos semiconductores, en los que los poderosos chips (cuyos componentes están integrados en una pequeña lámina de material, habitualmente de silicio) desempeñan un papel central. En un divertido dibujo aparecen los 40 principales de la ciencia, que van desde Gödel hasta Maxwell. Y en el dibujo se incluyen los dos autores del libro, con lo que de 40 pasan a 42. Probablemente, el capítulo más interesante es el quinto, en el que se aborda cómo será la ciencia en el futuro. Si alguien dijo que «el pasado es un país extraño», ¿qué decir del futuro? Se recogen las palabras de Michelson, premio Nobel de Física en 1907: «Las futuras verdades de la Física se deberán buscar en la sexta cifra de los decimales». Después de analizar los posibles éxodos planetarios y la clonación, los autores concluyen que «todo esto nos enseña la ciencia. No todos son hechos particularmente agradables, pero ya dijimos que lo que la ciencia da es conocimiento, no necesariamente alegría y felicidad. De lo que no cabe duda es de que da dignidad». En definitiva, un libro inteligentemente escrito, que nos divierte y nos hace pensar. ¿Qué más se puede pedir? ALBERTO M. ARRUTI