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En busca de un nuevo modelo de enseñanza común
Javier Fernández del Moral
Artículo sobre la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación, organismo que agrupa a mas de trescientas facultades y escuelas de comunicación.
File: En busca de un nuevo modelo de enseñanza comun.pdf
Número
Referencia
Javier Fernández del Moral, “En busca de un nuevo modelo de enseñanza común,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2880.
Dublin Core
Title
En busca de un nuevo modelo de enseñanza común
Subject
Modelo de educación en comunicación
Description
Artículo sobre la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación, organismo que agrupa a mas de trescientas facultades y escuelas de comunicación.
Creator
Javier Fernández del Moral
Source
Nueva Revista 107 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426
Publisher
Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.
Rights
Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved
Format
document/pdf
Language
es
Type
text
Document Item Type Metadata
Text
TREINTA AÑOS DE FACULTADES DE COMUNICACIÓN En busca de un nuevo modelo de enseñanza común JAVIER FERNÁNDEZ DEL MORAL CATEDRATICO DE PERIODISMO ste mes de octubre de 2006 se cumplen treinta años de la creación Ede felafacs (Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación), un organismo internacional de carácter no gubernamental que agrupa en la actualidad a más de trescientas facultades y escuelas de comunicación, pertenecientes a diferentes instituciones universitarias de veintiún países de América Latina. En aquel momento, octubre de 1981, se constituyó la Federación agrupando cuatro Asociaciones Nacionales, las de Brasil, Colombia, México y Perú, país en cuya capital, Lima, se instaló la sede central con el reconocimiento del Estado peruano como Organismo de Cooperación Técnica Internacional. El número de facultades era entonces de setenta y dos, la mayoría de México, Brasil y Argentina, aunque también estaban presentes otros doce países: el anfitrión Perú, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Uruguay. En el momento de su constitución, los objetivos se orientaron fundamentalmente a la «contribución al desarrollo de la enseñanza de la Comunicación y de su práctica profesional, en sus diferentes áreas y especialidades». Especialidades que en algunos casos se definen y desarrollan en licenciaturas específicas de «Periodismo», «Publicidad y relaciones públicas» y «Comunicación audiovisual», como ocurre en nuestro país, siguiendo la tradición de las aplicaciones profesionales clásicas. El espíritu y los perfiles dominantes entonces de los integrantes de felafacs eran de tipo académico, de universitarios y de investigadoLa demanda de estos estudios res, manteniéndose en la actualidad es enorme en casi todos los paíesa misma cultura federativa. De ses, y algunos no quieren dejar todos modos, aunque la enseñanza de aprovechar el tirón saliendo de la Comunicación constituye el al mercado de la docencia con eje central de la actividad de felauna gran agresividad. facs, se tienen asumidas como líneas complementarias todas aquellas acciones o iniciativas que contribuyan a mejorar las especialidades de la comunicación desde la perspectiva del desarrollo integral en América Latina. Esta perspectiva ha hecho que felafacs cuente desde su nacimiento con el apoyo moral y económico de la Fundación Konrad Adenauer de la República Federal Alemana, y que la unesco la reconociera como organismo internacional en el año 1987, refrendando ese estatus por su Asamblea General. Desde entonces, muchas iniciativas de la Federación han sido apoyadas o secundadas desde la unesco. Durante la década de los años noventa hubo un acercamiento estratégico de cierta envergadura de la Federación Latinoamericana con España y las facultades de comunicación españolas, en un movimiento claramente encaminado a la constitución de una federación de carácter hispanoamericano, que vinculara la investigación y la docencia latinoamericana con la europea, y planteara modelos alternativos a los tradicionales y hegemónicos de corte anglosajón. Por aquel entonces, las facultades existentes en España eran ocho, pertenecientes a las siguientes universidades: Autónoma de Barcelona, Complutense de Madrid, La Laguna, Navarra, País Vasco, Pontificia de Salamanca, Santiago de Compostela y Sevilla. Veinte años antes, en los primeros años setenta, sólo tres universidades habían comenzado sus estudios de Periodismo: la Complutense de Madrid, la Autónoma de Barcelona y la Universidad de Navarra, cuyo Instituto de Periodismo creó y dirigió desde sus comienzos don Antonio Fontán. En esos veinte años, de principios de los setenta a los primeros noventa, en España se crearon cinco facultades de comunicación, todas ubicadas en universidades con cierta solera. La Facultad de la Universidad Complutense, que actuaba como coordinadora de la Asamblea española, se encargó de organizar un primer evento en España, en la localidad manchega de Almagro a principios de los años noventa, que constituyó un hito en ese acercamiento, y que fue seguido posteriormente en esa misma década por otros encuentros celebrados en países americanos, donde nuestras facultades fueron reconocidas en esa línea, para la consecución de la integración hispanoamericana. Hoy en nuestro país, las facultades de comunicación alcanzan ya el medio centenar y en muchas ocasiones pertenecen a universidades de muy reciente creación, tanto públicas como privadas. Aunque el fenómeno de la proliferación de universidades en España, sea peculiar de nuestro país (más del ochenta por ciento de todas las universidades españolas existentes en la actualidad tienen menos de veinte años), y no haya sido tan intenso ni generalizado en países de América Latina, sí podemos atribuir un cierto paralelismo en la creación de centros específicos dedicados a la comunicación. De hecho, esta progresión geométrica tiene los mismos síntomas y las mismas causas, aunque las consecuencias estén siendo muy desiguales. En felafacs se pueden considerar facultades universitarias alrededor de trescientas, que serían del rango de nuestro medio centenar de facultades españolas, pero si contabilizamos todas las escuelas de comunicación, el número sobrepasa el millar, con muy desproporcionados resultados, y algunas de ellas haciendo tan sólo hincapié en los aspectos prácticos de la formación, acercándose más al modelo español de la formación profesional que al universitario. La demanda de estos estudios es enorme en casi todos los países, y algunos no quieren dejar de aprovechar el tirón saliendo al mercado de la docencia con una gran agresividad. En este sentido todavía recuerdo un anuncio que emitieron por una televisión nacional en Colombia hace unos años, en el que se veía a un joven de rodillas, cara a la pared, con los brazos en cruz y sosteniendo varios libros gruesos en sus manos, mientras una voz en off decía: «Este joven tenía vocación para la comunicación audiovisual, quiso estudiar esa carrera y se matriculó en la universidad [...], hasta que descubrió nuestro centro». Aquí aparecía el mismo joven, rodeado de Se hace cada vez más urgente aparatos, con un fotómetro al cueconseguir los modelos acallo, dando instrucciones a un grupo démicos de tipo teóricopráctide ayudantes delante de varias cáco, correspondientes a las cienmaras, focos de luz fría y jirafas de cias experimentales, dotando sonido que subían y bajaban. a nuestras facultades de comuEsta realidad se ha dado y se está nicación de un estatus adecuadando con gran frecuencia en muchos países suramericanos, tratando do y una gran especificidad. de captar la atención de la enorme cantidad de jóvenes que se ven atraídos por alguna especialidad de comunicación, pero no podemos ni debemos despreciar o menospreciar este fenómeno que se está extendiendo demasiado y puede llegar a afectar a centros académicos de rango universitario. De hecho, en muchas ocasiones, algunas de estas escuelas de comunicación se ubican en estructuras académicas de rango superior. De todos los países de América Latina, sobresalen con mucho Brasil y México, como muestran los gráficos 1 y 2 adjuntos. HACIA LA INTEGRACIÓN Pero no solamente existe el problema de DE UN NUEVO MODELO la decantación excesivamente práctica de los estudios en comunicación. También se han producido excesos en los modelos universitarios de América Latina en relación con la falta de aplicabilidad o el exceso de carga teórica desvinculada de la realidad profesional de la comunicación. En muchas ocasiones, al contrastar los currículos excesivamente teóricos de algunas universidades con las necesidades profesionales, muchas empresas se veían obligadas a establecer sus propios centros de formación con titulaciones de carácter eminentemente práctico, creando sus propios másters o magíster en periodismo, publicidad o comunicación audiovisual. Así, entre los excesos de una teoría excesivamente alejada de las realidades profesionales, a veces abstrusa y en ocasiones grotesca y con GRÁFICO 1 Escuelas de comunicación ESCUELAS ESCUELAS BRASIL 348 REPÚBLICA DOMINICANA 10 MÉXICO 321 NICARAGUA 9 ARGENTINA 55 PARAGUAY 8 COLOMBIA 55 GUATEMALA 7 CHILE 54 COSTA RICA 6 PERÚ 32 PANAMÁ 6 ECUADOR 31 URUGUAY 5 BOLIVIA 29 CUBA 4 PUERTO RICO 16 HONDURAS 4 VENEZUELA 15 HAITÍ 1 EL SALVADOR 10 TOTAL 1026 Fuente: BID (2004) GRÁFICO 2 Gráfico por sectores de la escuela de comunicación tintes ideológicos marxianizados por la moda universitaria, y una práctiNuestro país no debería someca sin calado, sin sustancia, más certerse a imitar caminos o modecana a la formación profesional que los que no han demostrado a las exigencias académicas del ámninguna eficacia cuando se bito universitario, el modelo de las trata de definir itinerarios infacultades de comunicación en Latinovadores en esa nueva socienoamérica se ha debatido en muchas dad de la información. ocasiones entre extremos poco fecundos, sin avanzar a la velocidad y con la profundidad esperada cuando se constituyó la Federación. En España se planteó una problemática muy similar, pero sin embargo pese a todos los conflictos se ha mantenido un modelo del que ahora se esperan grandes resultados. En resumen, se trataría de implicar las líneas de desarrollo práctico con las especulativas teóricas específicas, admitiendo que exista un corpus científico de nuevo cuño sobre las ciencias de la información o la comunicación. De este modo, queda asegurado el nivel académico universitario, pero también se pueden abrir perspectivas de desarrollo práctico diferentes, innovadoras y orientadas a definir mucho mejor y más rápidamente la llamada sociedad de la información. En ese sentido, el modelo anglosajón dejó arrinconados los estudio teóricos sobre comunicación en departamentos o centros ajenos en los que se ubicó el llamado mass comunication research, mezcla teórica singular de sociología, semiología, lingüística, psicología y teoría de la información, sin que se haya producido ninguna relación con el journalism o el advertising, que se estudian en escuelas de tipo empírico poco universitarias, aunque en muchas ocasiones se incluyan en el organigrama de centros universitarios concretos. Así, ni la teoría puede fecundar ni iluminar los planteamientos profesionales, prácticos, ni la experiencia puede constituirse en cúmulo de conocimiento que por la vía del empirismo puede volver a la iluminación intelectual capaz de elaborar nuevos principios. Es, en definitiva, una condena a la esterilidad, al vacío, a la inanición científica. Es preciso, y se hace cada vez más urgente, conseguir los modelos académicos de tipo teóricopráctico, correspondientes a las ciencias experimentales, dotando a nuestras facultades de comunicación de un estatus adecuado y una gran especificidad, sin caer en ningunos de los errores que a veces se han cometido, de practicismo rampante, de especulación abstracta y a veces ideológica, o de considerar currículo fundamental el de las ciencias auxiliares. En este sentido resulta muy interesante preguntarnos si España puede aportar un modelo específico y diferenciado de docencia y de investigación de cara a la nueva integración universitaria europea del Espacio de Enseñanza Superior en estas especialidades, o si una vez más caeremos en el papanatismo de preferir los modelos foráneos aunque se trate de los estertores del viejo modelo anglosajón decimonónico, en el que se confunden libertad de información y libertad de expresión, y se prefiere seguir planteando a ésta como punto de llegada y no como punto de partida. Así, las realidades comunicativas relacionadas con la llamada responsabilidad social quedarían de nuevo agostadas y conceptos como los que aportaron la función pedagógica de los medios, el periodismo especializado o la televisión educativa, volverían a empequeñecerse o lo que es peor a instrumentalizarse como de hecho ha ocurrido en muchas de las líneas desarrolladas por facultades o departamentos de universidades españolas o latinoamericanas. Nuestro país no debería someterse a imitar caminos o modelos que no han demostrado ninguna eficacia cuando se trata de definir itinerarios innovadores en esa nueva sociedad de la información. Y un parámetro interesante si queremos entrar en el modelo integrador de la nueva Europa es el que marcan los programas de los llamados tercer y cuarto ciclo, es decir, los postgrados o másters, y los programas de doctorados. En este caso, las facultades latinoamericanas también han sido muy desiguales y marcan una tendencia en la que España debería tener mucha más presencia que otros países europeos o que los Estados Unidos. El análisis de la situación de estos programas, siguiendo los datos de la propia felafacs, es muy revelador, como marca el gráfico 3. Como podemos apreciar, vuelven a ser México y Brasil los países con mayor número de postgrados, tanto doctorados como maestrías, GRÁFICO 3 Programas de tercer y cuarto ciclo en América Latina I I Doctorado O Maestría Fuente: BID (2004) seguidos de Argentina. A gran distancia Chile, Bolivia, Perú, Venezuela y Puerto Rico, y algunos otros testimoniales como ese doctorado cubano. En definitiva, el XII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación que celebra felafacs ahora para conmemorar su trigésimo aniversario, debe servir para consolidar un camino lleno de dificultades pero factible, el de encauzar el nuevo modelo de enseñanza superior universitaria de ciencia experimental para la comunicación. España debe participar y unir nuestra experiencia a la suya antes de desembocar de forma precipitada en el modelo impuesto por Bolonia, que puede alejarnos de nuestra vocación, de nuestros logros y de nuestros hermanos de América. « JAVIER FERNÁNDEZ DEL MORAL