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Lula en el laberinto

José Herrera

Artículo sobre la posición de Lula en Brasil en estos últimos años y los retos que se le presentan tras las elecciones.

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Referencia

José Herrera, “Lula en el laberinto,” accessed April 23, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2870.

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Title

Lula en el laberinto

Subject

Las elecciones en el Brasil de Lula da Silva

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Artículo sobre la posición de Lula en Brasil en estos últimos años y los retos que se le presentan tras las elecciones.

Creator

José Herrera

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Nueva Revista 107 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

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TRAS LAS ELECCIONES Lula en el laberinto JOSÉ HERRERA DIRECTOR ADJUNTO INTERNACIONAL DE FAES scribir sobre un acontecimiento futuro, incluso si se trata de algo Eque ocurrirá pocos días después, conlleva ciertos riesgos. Si lo escrito es sobrepasado ampliamente por la realidad, uno queda retratado ante el lector como un ingenuo. Si, por el contrario, la imaginación del que escribe se desborda ante las posibilidades de lo que está por venir, se corre el peligro de aparecer como un hombre superado por su propia fantasía. Cuando el lector se encuentre leyendo este artículo, se conocerán los resultados de las elecciones celebradas en Brasil. En mi caso, el cierre de la edición me obliga a plantear la hipótesis razonable de que Lula da Silva será reelegido presidente, mientras que Geraldo Alckmin, candidato de la coalición de centroderecha, obtendrá en torno al 30% de los votos, y la senadora Heloísa Helena, del Partido Socialismo y Libertad, alrededor del 10%. Si la campaña electoral se estuviera desarrollando con normalidad, los resultados finales no deberían diferir mucho de lo pronosticado antes. Pero hace apenas unas horas, el presidente de Brasil, abrumado por un nuevo caso grave de corrupción, se ha visto obligado a relevar, entre otros, a su director de campaña y presidente del Partido de los Trabajadores, Ricardo Berzoini. Aunque los votantes brasileños parecen resignados a la idea de que la corrupción forma parte esencial de su juego político, está por ver si consideran que el último caso destapado es la gota que colma el vaso de su paciencia. Lula se encuentra, desde su elección como presidente de Brasil en 2002, atrapado en un laberinto de luces y sombras. Nadie discute el mérito vital de un hombre nacido en una favela que gracias al esfuerzo, el trabajo, y la suerte, ha conseguido llegar a lo más alto. Pero eso no le exime de una responsabilidad que le exige tomar decisiones que en otros planos, como el económico, ha sabido adoptar. En el tortuoso laberinto del que debe salir caben tanto la ilusión popular de sus inicios y los buenos resultados económicos como los escándalos de corrupción y el deterioro institucional. El inicio de su segundo mandato enfrenta a Lula a un dilema, que le obliga a elegir entre el camino que antes emprendieron otras naciones exitosas o quedar prisionero para siempre de sempiternas amenazas que conderían a su país a un nuevo retroceso histórico. Este artículo pretende apuntar algunas de las claves que Brasil debe afrontar durante el nuevo mandato para poner luz sobre su futuro, ya que si Ortega y Gasset señaló que el principal problema de los españoles era «no saber lo que nos pasa», cabría señalar que, hasta ahora, el principal problema de Brasil ha sido «preferir no saber lo que les pasa». LOS PROBLEMAS DEL DÍA DESPUÉS Durante estos años se han puesto de manifiesto serios problemas estructurales que no son exclusivos de los gobiernos de Lula, pero que corren el riesgo de desbocarse en caso de que no se afronten con seriedad de manera inmediata. a) LA AMENAZA DE LA CORRUPCIÓN La corrupción es algo así como el sida de la vida política brasileña; se encuentra en todos los niveles, cada brasileño conoce algún caso, e incluso se toman medidas a pequeña escala para combatirla. Pero no deja de tener las características de una grave pandemia, que, de cuando en cuando, alarma al conjunto del país con la publicación de los nombres de nuevos afectados. Según el Informe Latinobarómetro 19952005, los brasileños son los ciudadanos de América Latina más decepcionados por el nivel de corrupción de sus representantes públicos, tanto por el número de casos relevantes como por el número de funcionarios implicados. Durante el primer mandato de Lula se han producido tres graves casos, los conocidos como «Mensalao» y «Sanguessuga», y el producido en plena campaña electoral. Merece la pena analizar brevemente la intencionalidad que movía dichas prácticas y el grado de implicación del entorno presidencial y del conjunto de la clase política. Los casos «mensalao» (mensualidad) y «sanguessuga» (sanguijuela) suponían, en pocas palabras, el pago de dinero negro a diputados y senadores de diferentes grupos políticos a cambio del voto a favor de las reformas de los servicio de correos, la concesión de licencias de juego y la compra de ambulancias con un precio muy superior al del mercado. Mientras que el primero costó la renuncia del vicepresidente de Brasil y hombre clave del PT, Jose Dirceu, el segundo ha sido la expresión manifiesta de que el conjunto de la clase política, independientemente de sus siglas, está implicada y que la corrupción es un fenómeno estructural. En el siguiente cuadro se recoge el número de diputados receptores del dinero negro, clasificados por caso y partido de procedencia: El tercer caso, descubierto durante la campaña electoral, es de naturaleza distinta, pues pretendía la compra, desde el entorno directo de Lula, de un vídeo en el que se implicaba a candidatos del psdb en diferentes escándalos. Pero lo relevante de este último caso es que afecta de forma directa a Lula da Silva, a través de sus tres más estrechos colaboradores: Ricardo Berzoiti (jefe de campaña del presidente y presidente a su vez del pt), Freud Godoy y Jorge Lorenzetti. En definitiva, los ciudadanos de Brasil asisten resignados a la evidencia de que quienes podrían acabar con la corrupción (presidencia y parlamento) son, precisamente, los principales beneficiados. Tal circunstancia, además de incrementar la desconexión entre instituciones y ciudadanía, abre un peligroso espacio para que un discurso populista, ajeno al mundo de la política con el reclamo de las manos limpias, tenga entrada en la política brasileña. Hay precedentes en otros países de la región. b) LA IZQUIERZA AMENAZADA POR LA IZQUIERDA El desencanto por la corrupción, pero sobre todo, por la negativa de Lula a promover reformas radicales, ha llevado el desencanto a la extrema izquierda que le votó en su primera elección. En ese contexto, la aparición en la escena política de un nuevo partido, escindido del PT, libre del «lastre reformista» de Lula, y heredero del discurso marxista radical, es un hecho a tener en cuenta para el futuro. La senadora Heloísa Helena encabeza el Partido Socialismo y Libertad, y ha combinado las denuncias contra Lula («jefe de un partido cuya cúpula es un grupo criminal») con propuestas del gusto de los grupos antisistema. Algunas de ellas son: la intervención total del Estado en la economía, la reducción drástica y por decreto de los tipos de interés, la ruptura con el capitalismo financiero, la reforma agraria radical, la suspensión del pago de la deuda externa, la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial y el apoyo a la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA). Esta última cuestión es la que puede terminar de acercarla a un Chávez que desconfía también de las tentaciones reformistas de Lula y que se muestra deseoso de integrar nuevos miembros brasileños al grupo de líderes de la izquierda radical con los que comparte intereses: Fidel Castro, Evo Morales, Ollanta Humala, López Obrador, Daniel Ortega y Nestor Kirchner, entre otros. Heloísa Helena ha recibido también, desde fuera de Brasil, el respaldo expreso de pseudointelectuales como Noam Chomsky, Ken Loach y Robert Brenner. Se trata de un grupo de influyentes nostálgicos del movimiento obrero y la lucha de clases, que en la ocasión anterior dieron su apoyo a Lula y que comienzan a sacar la cabeza de entre las ruinas del Muro de Berlín. c) LOS ADORABLES VECINOS Resulta paradójico que Brasil vea amenazado su liderazgo regional teniendo que aceptar retos como el planteado por países como Bolivia. Evo Morales firmaba hace poco un «decreto supremo» que nacionalizaba los hidrocarburos del país y perjudicaba, de manera muy especial, a la multinacional brasileña Petrobrás, que participa en toda la cadena productiva de petróleo y gas, controla cerca del 45% de los campos de extracción y posee las dos mayores refinerías del país. Es cierto que, ante el pulso planteado a las empresas brasileñas, Lula da Silva no se ha mostrado tan complaciente como su homólogo español, Rodríguez Zapatero, pero tampoco ha actuado con la autoridad que se espera del presidente de la quinta nación más grande del mundo, y cuyas inversiones representan cerca de 18% del PIB de Bolivia. Similares retos son los planteados por una Argentina que parece haberse adueñado de Mercosur, o por un Hugo Chávez cada vez más entrometido en los asuntos de la región. Lula parece sentirse más cómodo cuando cruza miles de kilómetros de distancia para sellar acuerdos con países como Sudáfrica, India, Rusia o China, pero no cabe duda de que deberá, durante su segundo mandato, atender a los incómodos vecinos de su misma familia política. d) LA DEMOCRACIA DE CRISTAL OPACO Se puede afirmar que la democracia brasileña es de cristal, por lo frágil, y de color opaco, por la dificultad de percibir lo que se mueve en sus entrañas. Si Lula quiere pasar a la posteridad como el presidente que cambió Brasil, deberá asumir en serio el compromiso de acabar con el espectáculo combinado de incumplimiento de promesas electorales, impunidad ante los escándalos de corrupción, transfuguismo del partido desde el día siguiente a la elección y cooptación del voto de los representantes públicos. Será difícil, teniendo en cuenta que las exiguas mayorías parlamentarias hacen cambiar de siglas a los diputados con la misma facilidad con cambian de ropa cada mañana. El sentido del recorrido es, casi siempre, el mismo: de los grupos de oposición a los grupos que apoyan al poder. Durante su primer mandato, la coalición de Lula, que comenzó con 218 diputados, finalizó con el respaldo de 370. EL CAMINO DE LAS LUCES Pese a lo anterior, no todo es negativo en las perspectivas de futuro de Brasil: Lula ha ganado un cierto reconocimiento internacional al garantizar la estabilidad económica mediante herramientas liberales. Su reto debe ser perseverar por ese camino y hacerlas sostenibles en el tiempo. Quienes dudaban de la capacidad de Lula da Silva para mantener las cuentas saneadas, han visto con sorpresa cómo era capaz de reducir el gasto público y la deuda externa, controlar la inflación, sanear la balanza comercial, manejar con soltura los tipos de cambio y crear la confianza necesaria para atraer inversiones y crear empleo. En definitiva, ha sabido dejar a un lado el círculo vicioso de las economías marxistas que confían todo al Estado, para apostar por el círculo virtuoso de las economías liberales que confían más en el mercado. Brasil luce hoy unos buenos resultados macroeconómicos, producto de las medidas de control económico, pero también de la favorable coyuntura internacional. Durante el período 20072010 hay que confiar en un manejo de la economía basado en los mismos criterios, en una coyuntura que, salvo sorpresas, no parece tan preocupante como la que tenía por delante tras su elección de 2002. Las reformas institucionales suelen ser difíciles de adoptar por los líderes políticos, porque aportan pocos votos. Pero son las que marcan la diferencia entre los hombres de Estado y los políticos coyunturales. Lula tiene la oportunidad de convertirse en el hombre que creó las instituciones brasileñas del siglo XXI, garantizando la libertad y el Estado de derecho. Son palabras grandilocuentes, pero ese mismo horizonte es el que miraron quienes crearon las instituciones de los países que hoy son los más avanzados del mundo. La composición de las cámaras legislativas va a ser clave para garantizar la viabilidad de las reformas propuestas. A Lula no le queda otra alternativa, teniendo en cuenta la presencia en el Congreso y el Senado de una mayoría formada por partidos de corte centrista y liberal, como el PMDB, PSDB y PFL, que moderar el fondo de sus reformas. Y en sentido contrario, este bloque mayoritario debe ser consciente de su peso real como elemento de estabilidad del sistema, cambiando apoyos parlamentarios por capacidad de influencia política, y no por dinero sucio, como ha venido ocurriendo anteriormente. Recordando que al escribir este artículo no se han celebrado las elecciones, e independientemente de los casos de transfuguismo que puedan alterar de forma significativa la configuración final del Congreso y del Senado, es bastante probable que el partido PMDB, miembro de la coalición de gobierno, se convierta el día de las elecciones en la fuerza mayoritaria en ambas cámaras. Si lo hace, por encima de PFL, PSDB y PT, contará con un número importante de ministros que han de servir de contrapeso a sectores más radicales del propio gobierno. Una vez que Lula tenga garantizada la estabilidad política y económica interna de su segundo mandato, la confianza internacional se convertirá en crédito político, tanto a la hora de buscar ejes alternativos que pasen por Rusia, Sudáfrica, India y China, como a la hora de mantener una privilegiada relación con la Casa Blanca, independientemente de quién termine siendo su inquilino en el futuro. El reto más importante para Lula pasa por alejarse del dogmatismo radical, para dejarse guiar por el sentido común y el pragmatismo. La izquierda latinoamericana parece volver a la subdivisión tradicional de los años setenta entre partidarios de reformas y partidarios de la revolución, aunque adaptada a los nuevos tiempos. Esa dualidad, que ha tenido su mejor expresión en liderazgos tan distintos como los de Ricardo Lagos en Chile y Hugo Chávez en Venezuela (ambos autodefinidos como socialistas), define caminos bien distintos. Teniendo en cuenta el rechazo que Lula ha expresado durante toda su vida por toda forma de abuso de poder y autoritarismo, no es descabellado pensar en sus futuros desencuentros con alguien como Chávez, que no duda en aplicar su talante autoritario para socavar las libertades de quienes le llevan la contraria. En ese contexto, el camino que adopte Lula tendrá importantes repercusiones en los equilibrios de poder en la región. En definitiva, Brasil tiene ante sí muchas amenazas, pero también la gran oportunidad de ocupar, de una vez por todas, el lugar que le corresponde en el mundo. La aplicación de políticas erróneas a lo largo del tiempo ha tenido como resultado un cierto retraso, que aún puede corregir. Los consensos recientes en política económica, señalan un camino que los líderes brasileños, con su presidente a la cabeza, deberían aplicar, con urgencia, a los ámbitos político e institucional. Sólo de ese modo podría pasar al olvido el tópico que, haciéndose eco tanto del carácter vitalista de los brasileños como de la dificultad para llevar a cabo sus proyectos, señala que «Brasil es el país del futuro... y siempre lo será». «• JOSÉ HERRERA