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Rau defiende la ética y Schöder el tecnosistema

Enrique Herrando Prat de la Riba

Sobre el discurso que dio Schröder de biopolítica: la clonación genética, la eutanasia, genética terapéutica, etc. Un debate entre médicos, filósofos y políticos.

File: Rau defiende la ética y Schöder el tecnosistema.pdf

Referencia

Enrique Herrando Prat de la Riba, “Rau defiende la ética y Schöder el tecnosistema,” accessed April 23, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2679.

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Title

Rau defiende la ética y Schöder el tecnosistema

Subject

El debate sobre biopolítica en Alemania

Description

Sobre el discurso que dio Schröder de biopolítica: la clonación genética, la eutanasia, genética terapéutica, etc. Un debate entre médicos, filósofos y políticos.

Creator

Enrique Herrando Prat de la Riba

Source

Nueva Revista 076 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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EL DEBATE SOBRE BIOPOLITICA EN ALEMANIA Rau defiende la ética y Schröder el tecnosistema PRESENTACIÓN por ENRIQUE HERRANDO PRAT DE LA RIBA l 18 de mayo el presidente de la República alemana Johannes Rau se dirigió a la nación con un discurso sobre biopolítica. No ha sido un Ediscurso más de un presidente que, por no entrar en otros temas más comprometidos, tocara uno aparentemente marginal. El prestigioso diario Frankfurter Allgemeine Zeitung comentaba que este discurso será en Alemania «el punto de referencia para todo debate posterior sobre la revolución biotecnológica». En los últimos meses, en la opinión pública entre el Rhin y el Oder, más candente que el futuro de Europa y la ampliación de la Unión ha sido el debate bioético. La intervención genética terapéutica, la práctica del diagnóstico preimplantatorio, que en Alemania está prohibido por el Embryonenschutzgesetz (Ley de protección de embriones), la clonación terapéutica y también la eutanasia han sido los temas más discutidos. El estatuto del embrión ha ocupado páginas y páginas del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Die Zeit, Der Spiegel, Die Welt y los demás rotativos. En este debate han intervenido primeras espadas de la filosofía como Robert Spaeman, Ottfried Höffe, Reinhard Merkel, Hans Joas o Bettina SchöneSeifert. También médicos y biólogos del más alto rango, empezando por el presidente de la Deutsche Forschungsgemeinschaft (equivalente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas español), el bioquímico Ernst Ludwig Winnacker y muchos jefes de departamento del prestigioso MaxPlanckInstitut. El debate bioético ha dado lugar a otro biojurídico, con las intervenciones de la Presidente del Tribunal Constitucional Jutta Limbach y el prominente constitucionalista Ernst Wolfgang Bõckenfõr, entre otras muchas. Para entender la polémica es necesario tener en cuenta que el Grundgesetzt (la ley fundamental alemana), que se aprobó en 1949 por plebiscito después de la Segunda Guerra Mundial, empieza (art. 1) con el reconocimiento de un absoluto respeto del derecho a la vida, basado en la dignidad inconmensurable que cada hombre tiene por ser hombre, desde el principio hasta el final de la vida. En dos ocasiones el Tribunal Constitucional ha aplicado este artículo 1 en sentencias, en las que rechaza la exclusión del embrión. No faltan juristas de rango que en un alarde de acrobacia argumentativa ofrecen interpretaciones menos rigurosas del Grundgesetz, que son a su vez rechazadas por la mayoría de sus colegas. El tema pasó plenamente del ámbito meramente ético y jurídico al político cuando, hace unos meses, Schrõder decidió situar la competencia biopolítica en la cancillería federal. El Canciller se propuso promover un debate público «sin anteojeras ni prejuicios prohibicionistas». Efectivamente, directa o indirectamente ha intervenido en ese debate con diversas medidas y con declaraciones que han culminado con la del 3 de mayo y que ha asombrado a muchos: «La ley no nos permite producir embriones para la investigación, pero no nos prohibe importarlos. Podemos por tanto importar embriones e investigar con ellos». La argumentación del Canciller ha sido fríamente económica, aunque él la ha calificado de ética social. El bienestar de la sociedad alemana exige la investigación con embriones, de otro modo Alemania perdería su competitividad en biotecnología, ha sostenido. Con estas declaraciones el debate ha llegado a su momento moralmente más crítico, amenazando incluso con inclinar la opinión pública hacia una biopolítica permisiva similar a la inglesa. Se ha dado prisa el Presidente en dar una respuesta rotunda: «Por supuesto que los argumentos económicos ocupan un lugar legítimo en el debate sobre la utilización del progreso médico». Velar por mantener puestos de trabajo y asegurar un nivel de vida estable es una obligación éticamente fundada. Pero es necesario dar a cada argumento el peso y la importancia que le corresponden en el orden moral. «Evidentemente estamos de acuerdo en que, lo que es éticamente insostenible, no puede admitirse por el hecho de augurar provecho económico», sostiene Rau. Y añade a continuación: «Los argumentos económicos no cuentan cuando se ve afectada la dignidad humana». Su rechazo del consecuencialismo utilitarista es contundente: «Creo que hay cosas que no debemos hacer nunca, cualquiera que sea el beneficio real o presunto que reporten». El argumento de Schröder de que si no lo hacemos nosotros los harán los demás lo califica llanamente de «capitulación moral, (...) que tampoco aceptaríamos en el caso del trabajo infantil, de la esclavitud o de la pena de muerte». El discurso de Rau ha causado sensación. Todos se preguntaban quién sería el que rompería el silencio después de sus contundentes palabras. El 22 de mayo lo hizo la ministra de Justicia Herta DäublerGmelin, también del SPD, como Rau y Schröder. Ella ya había declarado antes a favor de conservar el status quo. El 30 y 31 de mayo se debatió el tema en el Bundestag. La intervención de Schröder ha contrastado bastante con las que había hecho en los últimos meses. Schröder declaró que no pretendía modificar ni la Ley Constitucional ni la de protección de embriones. Retóricamente preguntó: ¿por qué no debemos plantearnos la posibilidad de abrir vías legales para proyectos de investigación de células madres, lo que sería un beneficio inmenso para las generaciones futuras? «La ética de curar y ayudar merece tanto respeto como la dignidad de la creación». También en los demás partidos han hecho mella las palabras de Rau. El CDU empezaba ya a plantearse posibles concesiones en relación con el diagnóstico preimplantatorio. Los Verdes están divididos. Todo parece indicar que, por lo menos por unos años, no va a haber en Alemania experimentos con embriones y tampoco un diagnóstico preimplantatorio. Aparte de la argumentación ética, muchos piensan que esto puede otorgar a Alemania la delantera en la investigación de células madres, ya que invertirá su enorme potencial científico en la investigación con células adultas, que es tanto o más prometedora que la de las células embrionarias. Este sería un reto que podría aceptar la investigación biotecnológica alemana en su carrera por el liderazgo en ese campo. En su discurso, Rau se enfrenta por último con el tema de la eutanasia. Critica la solución holandesa. Para el presidente alemán, la eutanasia no es una solución en absoluto aceptable para un problema real que atemoriza a muchos: el sufrimiento al final de la vida. Últimamente se han publicado en Alemania y Austria sondeos de opinión con resultados estremecedores: más del 75 % de la población está a favor de la eutanasia. Un estudio detenido de estos sondeos manifiesta claramente que las preguntas están planteadas de forma confusa, sin distinguir bien entre matar y dejar que la agonía siga su curso. La respuesta que Rau da a este problema es la de aprender a acompañar, consolar y ayudar al enfermo moribundo. No existe, hoy por hoy, el peligro de que en Alemania se vaya a legalizar o despenalizar la eutanasia. El fantasma de las campañas de eutanasia del nacionalsocialismo está aún muy presente en la sociedad alemana. Aunque Rau ha dicho que esto no debe ser la razón para rechazarla, no cabe duda de que políticamente es un freno importante, incluso para plantearse el tema formalmente. Por el momento, tanto en Alemania como en Austria ningún partido político tiene la intención de incluir la eutanasia en su programa. ¿Irá todo bien? Por un progreso a escala humana por JOHANNES RAU I Casi a diario, de modo vertiginoso, nos llegan noticias asombrosas que provienen del mundo de la ciencia y de la investigación. Precisamente son esas llamadas «ciencias de la vida» las que nos asombran, al mostrarnos ciertos ámbitos de la naturaleza en los que somos capaces de ganar terreno. Hacía mucho tiempo que los avances en Biología y Medicina no nos impresionaban tanto como hoy en día. Enfermedades que hasta ahora considerábamos invencibles, hoy nos parecen curables. Puede que podamos corregir los defectos genéticos.