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Liderazgo ético

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“Liderazgo ético,” accessed April 19, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/2587.

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Liderazgo ético

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Nueva Revista 128 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

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Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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174179 Liderazgo ético:Layout 1 21062010 13:48 Page 174LIDERAZGO ÉTICORafael AlviraC AT E D R ÁT I C O D E F I L O S O F Í A . U N I V E R S I D A D D E N AVA R R ARafael Alvira, en el prefacio al libro de Alfred Sonnenfeld Liderazgo ético, afirma algo que se olvida en nuestra ingenua obsesión por asegurar la honradez con normas administrativas: no hay control que sustituya a la conciencia.Nueva Revista agradece a Ediciones Encuentro su autorización para prepublicar este prólogo.A lo largo de la historia ha habido siempre tiempos de decadencia en los que, para salir de esas situaciones deplorables, se necesitaron líderes con grandeza de ánimo, personas convencidas de que la obra de renovación proviene del interior del hombre.Acordémonos de las despiadadas experiencias de la guerra del Peloponeso. Gracias a la superioridad espiritual de algunoslíderes atenienses fue posible superar la corrupción interior de la vida política de los Estados griegos y el odio mutuo yEJGU Z P [ M W P [ S X Y M · E F K174179 Liderazgo ético:Layout 1 21062010 13:48 Page 175aniquilador que alimentaba la fuente de esa corrupción. No en vano había sido este odio egoísta de todos contra todos el que, según el trágico relato de Tucídides, había llevado en la guerra a la justificación de todas las infamias y había destruido todos los sólidos conceptos de la moral.Uno de esos líderes con preocupación por el bien común era Isócrates, que en su discurso programático Contra los sofistas defiende intereses más altos que los de los diversos Estados. En esta obra insiste en la importancia de la educación de la juventud para que abandone sus intereses egoístas y mezquinos y pueda así tener grandeza de ánimo. Isócrates parte de la mala fama que los educadores tenían entre la mayoría de la gente, y les hace ver, con una retórica excelente, que han de educar a los hombres en la justicia y en el dominio de si mismos.También el periodo históricoliterario al que pertenece el gran líder Plutarco (50120 a.C) cae dentro de una época que ha sido calificada como de decadencia. Plutarco es un provinciano que se convierte en un genio universal por su magnanimidad, es decir, por el genuino compromiso, que el espíritu voluntariamente se impone, de tender a lo sublime. No se deja distraer por cualquier cosa, sino que se dedica a lo grande, que es lo que mejor le va. Plutarco ha pasado a la historia de un modo especial gracias a sus Vidas paralelas. En ellas hace un análisis muy vivo del carácter de aquellos hombres sinceros y honrados. Describe, por ejemplo, la autoridad de la que gozaba Catón, que se había granjeado gran honor no tanto por su elocuencia como, sobre todo, por su modo de vivir austeramente. «Se contentaba con cenas sencillas, una casa plebeya, y admiraba más no necesitar cosasU Z P [ M W P [ S X Y M · E F KEJH174179 Liderazgo ético:Layout 1 21062010 13:48 Page 176^ M Q M P T M T [ S W Msuperfluas que poseerlas [...]. Con razón, pues, miraban todos a Catón como un prodigio, al ver que los demás, debilitados por los placeres, no eran capaces de aguantar ningún trabajo, y que éste en ambas cosas se conservaba invicto, no sólo de joven y cuando aspiraba a los honores, sino también de anciano y canoso después del consulado y triunfo, como un atleta vencedor, que es constante en la práctica de sus ejercicios y se mantiene siempre igual en la lucha hasta la muerte» (Vidas paralelas).También hoy estamos presenciando varios signos de decadencia, por faltar esa grandeza de ánimo en personas ejecutivas que asumen grandes responsabilidades. Hacen falta, por lo tanto, líderes con generosidad y nobleza de espíritu que huyan de toda adulación y de posturas retorcidas. Líderes con una fuerte e inquebrantable esperanza, una confianza casi provocativa y la serenidad de un corazón palpitante. Líderes que no se dejan arrastrar por la confusión generalizada y, sobre todo, que no se doblegan ante las tentaciones de tener cada día más.Alfred Sonnenfeld, durante muchos años miembro y asesor de Bioética en el Comité Ético de La Charité, docente de Antropología y Bioética en la Universidad Humboldt de Berlín y, actualmente, profesor ordinario de la Universidad UNIR, nos acompaña en esta obra como en un viaje, de descubrimiento en descubrimiento, hasta llegar al origen de las acciones humanas; es decir, a su manantial o fondo endotímico, de donde sale el agua limpia y cristalina que siempre ha de estar presente para que la vida sea lograda. Con sus reflexiones antropológicas y éticas nos ayuda a introducirnos en aquellas dimensiones del actuar humano que definen alEJIU Z P [ M W P [ S X Y M · E F K174179 Liderazgo ético:Layout 1 21062010 13:48 Page 177T S O P W M R V ] Y S N Vbuen líder. Se trata, por tanto, de un viaje hacia adentro, allí donde tomamos las decisiones éticas que dan contestación al «para qué» de nuestro actuar, pues consideran al hombre en su totalidad compleja de microcosmos y no solamente bajo un aspecto sectorial.El autor nos enfrenta en esta obra a la realidad de que la economía es un elemento de la sociedad humana y no un engranaje de máquinas o un devenir de sucesos incontrolables. La sociedad está compuesta por personas, y las leyes que rigen la sociedad y los individuos influyen igualmente en la economía. El primero de esos elementos, o al menos el primero hacia la que el autor dirige nuestra atención, es que el orden de la sociedad humana pide que algunas personas tomen la misión de dirigirla. En la sociedad, y por tanto también en la economía, tiene que haber líderes.Constituirse en líder de una empresa no convierte al directivo en una suerte de superhombre. Durante mucho tiempo, demasiado, algunos han querido creer que la economía era una ciencia segura, casi exacta. Ahora tenemos el convencimiento de que la clave está en la persona y que los beneficios de las empresas dependen de la grandeza de ánimo en la conducta de sus líderes.El triunfo es indivisible, podríamos decir para resumir la propuesta ética de Sonnenfeld a los dirigentes de la economía. El ejecutivo no es una persona que sacrifica su humanidad personal para que triunfen los criterios de una mano invisible que nos exige siempre mayor productividad y promete mayores beneficios. El hombre necesita proponerse metas en la vida, pero trabajar más o ganar más no son propiamente metas si no sabemos en qué y para qué trabajamosU Z P [ M W P [ S X Y M · E F KEJJ174179 Liderazgo ético:Layout 1 21062010 13:48 Page 178^ M Q M P T M T [ S W My en qué puede ese trabajo mejorar el mundo.A la ética no le interesan sólo los principios y las intenciones, sino también los resultados, aunque no siempre salgan como se quiere. El bien no es algo abstracto que nunca llega a materializarse, sino algo presente en todas las acciones humanas, que transforma realmente al hombre generando en él virtudes y, con ellas, un bienestar concreto. La virtud hace fácil el obrar bien.Tampoco es la ética de virtudes que nos propone Sonnenfeld una diversión para cuando el ejecutivo tenga tiempo de ocuparse de sus asuntos personales, sino el presupuesto para dirigir magnánimamente a otros. Cuando el directivo influye sobre sus subordinados respetando su condición humana, no está renunciando a la productividad o a los beneficios que aparentemente obtendría si los explotara, sino al contrario. Además de lograr el bien que como persona le es propio, estará facilitando el camino para que todos en la empresa asuman sus funciones no como algo engorroso, sino como una vía hacia la excelencia personal del trabajo. Quien piense que ejercer con plena voluntariedad y virtuosidad el propio trabajo perjudica la productividad, no sólo desprecia la libertad y el trabajo de las personas a las que quiere dirigir, sino que debería plantearse seriamente para qué fin busca unos beneficios que en realidad resultan perjudiciales para todos.El ejecutivo corrupto, que explota a sus subordinados y engaña a los superiores o a los inversores que confiaron en él, no es simplemente alguien que se enriquece a costa de los demás, sino, sobre todo, alguien que se empobrece como persona.EJKU Z P [ M W P [ S X Y M · E F K174179 Liderazgo ético:Layout 1 21062010 13:48 Page 179T S O P W M R V ] Y S N VLa conciencia de que todos servimos a los demás, también a los que parecen estar protegidos frente a toda exigencia de responsabilidad, es un valor fundamental que podemos aprender en esta obra de Sonnenfeld. Ningún sistema de control puede suplir a la conciencia y a la libertad de que, por naturaleza, todos estamos dotados. Es hora de que nos convenzamos de que la ética no es superflua, y para ello hemos de persuadirnos al mismo tiempo de que la economía no es un juego, y menos de azar, sino un servicio.Alfred Sonnenfeld nos propone también un ejemplo, que quizás hoy a alguien pueda resultarle sorprendente, el de los santos, como muestra de alto grado de servicio. Decía Max Scheler, «el santo está auténticamente presente en sus discípulos y vive realmente en ellos». Quien siente la llamada a liderar debe tener la perspectiva suficiente para saber, en todo momento, que, por encima de los fallos propios o ajenos, puede alcanzar esa grandeza de ánimo sin la cual no hay liderazgo posible. ?U Z P [ M W P [ S X Y M · E F KEJL