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Sorolla y Matisse, duelo de visiones de luz mediterránea

Jesús García Calero

De cómo en tiempos de crisis la cultura tiene un hueco en nuestros bolsillos, de ahí que varias exposiciones de autores como Sorolla o Matisse batan records de visitas.

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Jesús García Calero, “Sorolla y Matisse, duelo de visiones de luz mediterránea,” accessed April 20, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1920.

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Sorolla y Matisse, duelo de visiones de luz mediterránea

Subject

Actualidad en la cultura

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De cómo en tiempos de crisis la cultura tiene un hueco en nuestros bolsillos, de ahí que varias exposiciones de autores como Sorolla o Matisse batan records de visitas.

Creator

Jesús García Calero

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Nueva Revista 124 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

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Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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Sorolla y Matisse, duelo de visiones de luz mediterráneaJESÚSGARCÍACALEROPERIODISTAEn plena crisis, hay grandes exposiciones que baten récords, a pesar delos recortes presupuestarios por doquier, y permiten que los ciudadanospuedan disfrutar de obras que nunca antes habían viajado a España comolos paneles de la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York quepintó Sorolla y que han sido el centro de una gran exposición antológicaque podrá verse en Madrid hasta otoño. Toda una oportunidad para darseun festín de luz y delicadeza, que puede además completarse con la muestra que el Museo Thyssen dedica a la obra de Henri Matisse desde unaperspectiva muy poco vista, que refleja su maduración y su visión delmundo cambiante que le tocó vivir.En un mundo como el actual, la cultura ya no es sólo la excelencia quese decanta, lo que el tiempo nos reserva para sostener nuestra visión delmundo. Hoy, la cultura tiene el mayor desafío de ser útil, proactiva, de moverse y remover nuestras conciencias viajeras, que la aldea global agitacontinuamente con cientos de estímulos. Por ello, resulta más difícil sicabe encontrar una ocasión tan singular como la que ha unido a JoaquínSorolla y al Museo del Prado.91JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALERO92NUEVA REVISTA 124SOROLLA Y MATISSE, DUELO DE VISIONES DE LUZ MEDITERRÁNEAJoaquín Sorolla, Ayamonte. La pescadel atún, 1919. Óleo sobre lienzo.Nueva York, The Hispanic Societyof America93JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALEROEn términos puramente culturales puede hablarse de una deuda quepermite contemplar la calidad de un pintor en la casa de sus maestros, demanera que el Prado ofrece a Sorolla una suerte de consagración y puesta en valor de aquellos matices que por no interesar tanto al mercado odebido a que han permanecido siempre en un plano secundario no habían llegado al gran público. Porque de eso se trata, de poner en marchaproyectos de calidad y de un interés mayoritario en grandes institucionesculturales que, a su vez, dedican esfuerzos y no pueden dejar de dedicarlos a aspectos mucho más minoritarios de la historia del arte. Ademáscumple los sueños del pintor, que siempre quiso ver sus cuadros colgadosen sus nobles muros.LA MAYOR OPERACIÓN DE PATROCINIOLlegada al Prado, la muestra «Joaquín Sorolla» es algo irrepetible. Porqueen esta exposición se han reunido lo mejor de las colecciones públicas ytambién todas aquellas obras que, por estar en manos privadas, en el extranjero o en ambos casos, han sido vistas muy pocas veces por ese granpúblico que, sin duda, las demanda. Comisariada por José Luis Díez y Javier Barón —puede visitarse hasta el 6 de septiembre—, ha supuesto laconjunción de grandes esfuerzos y no menores medios. En un mundocomo el actual parecerían castillos en el aire sin el ejemplo de los grandes patrocinadores y mecenas que, a pesar de la retracción de la economía, arriesgan con grandes apuestas en las que tanto va de su política, desu patrimonio y de su prestigio en juego. Desde luego, el caso de Sorollaes uno de los más importantes, ambiciosos y brillantes proyectos de patrocinio que se han dado en España en las últimas décadas.Bancaja, una entidad lógicamente ligada a Sorolla por su ámbito principal de actuación, la Comunidad Valenciana, supo detectar a tiempo laimportante oportunidad que el destino les ponía por delante. Sabedoresde que la Hispanic Society iba a reformar su sede y, sobre todo, su biblioteca, inmediatamente mostraron interés por traer a nuestro país los paneles de Visiones de Españaque el pintor realizó por encargo de Archer Milton Huntington para la sociedad neoyorquina. El sueño del pintor habíasido que esas obras, que tardó catorce años en realizar y en las que, literalmente, se dejó la vida, fueran alguna vez vistas en el Museo del Prado.94NUEVA REVISTA 124SOROLLA Y MATISSE, DUELO DE VISIONES DE LUZ MEDITERRÁNEAJoaquín Sorolla, ¡Aún dicen que el pescado es caro!, 1894. Óleo sobre lienzo. Madrid, Museo Nacional del PradoEn ese sueño le acompañaba su mecenas, y al cabo de los años la generosidad de una entidad como la citada lo ha hecho posible.Durante una entrevista que el presidente de Bancaja, José Luis Olivas,concedió a ABC, pudimos conversar sobre las raíces del proyecto y también sobre su firme convencimiento a la hora de enfrentarse a un desafíocomo éste, una operación logística increíble, de seguros, transportes y restauraciones, con una itinerancia muy marcada por la geografía españolaque iba a llevar las obras, con variaciones, por grandes sedes culturalespara desembocar en la gran muestra del Prado, a la que se han sumadofondos de la más variopinta procedencia hasta juntar la colección canónica de un Sorolla que soporta la grave comparación con sus maestros de95JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALEROla escuela española. El éxito y la proporción de esta operación de patrocinio «marca un antes y un después para las instituciones financieras comoBancaja, sin ánimo de picar a nadie», según Olivas.El asunto es que, en la mente del patrocinador, la ocasión se dibujaba maravillosa. A pesar de que los rumores hablan de que la Hispanic solicitaba unmillón de dólares a quien quisiera llevarse temporalmente los paneles para suexposición, lo cierto es que Olivas puso énfasis no en el precio, sino en la duración del préstamo, según relata. Y así, Bancaja ha tenido dos años las obrasque, asociadas a su marca, ha ido exponiendo en proyectos que, con algunas variaciones, han viajado a las principales ciudades de España. La muestraalcanzó el millón de visitas antes de llegar a Madrid, a su paso por Sevilla, Málaga, Bilbao y Valencia, a donde retornará en otoño después de su paso porel Prado. Pero es que la expectación es tanta que el museo madrileño ha firmado un convenio para extender dos horas el horario de visitas a la muestrade Sorolla. Las colas circundan el Prado. En plena crisis, un proyecto demuestra el poder de atracción de la cultura en una sociedad moderna.RECURSOS CULTURALES EN EL PIBEl fenómeno merecería una profunda reflexión por parte de nuestras autoridades económicas, siempre reticentes a conceder al patrocinio el tratamiento fiscal que sí tiene en otros países de nuestro entorno. Como silos medios dedicados a la cultura por la sociedad civil no generasen recursos de los que las arcas públicas obtienen impuestos y beneficios en puestos de trabajo y otros recursos asociados al turismo y un sector en alza,como es el que engloba a las industrias culturales. Porque si nuestros paísdestaca en algo es como potencia mundial en cultura y parece que nuestros gobernantes aún desconfíen de aquellas realidades que generan crecimiento y conforman la marca España. ¿Cómo si no entender que durante años la dación en pago de impuestos haya sido un modelo mejoraceptado que la mejora de la fiscalidad del patrocinio y mecenazgo? La dación, por medio de la que una entidad paga impuestos con obras adquiridas o de su colección es una dispensa, una licencia que Hacienda concede. Pero aparte de una foto no genera más recursos.Sin embargo, la cultura, el ocio, el entretenimiento, son realidades cadavez más fundidas y difundidas, que han escalado hasta convertirse en el pri96NUEVA REVISTA 124SOROLLA Y MATISSE, DUELO DE VISIONES DE LUZ MEDITERRÁNEAJoaquín Sorolla, José Echegaray, 1905. Óleo sobre lienzo. Madrid, Banco de Españamer sector de la economía mundial. Para que engrosen el porcentaje del pibque aporta, por ejemplo, la industria cultural en Estados Unidos, es necesario contar con la sociedad civil. Ningún límite puede salvarse de espaldas aella. Olivas opina que «hay que buscar un equilibrio, aunque no sea éste elmomento económico más propicio. Porque ahorras dinero a la administración al rehabilitar o restaurar monumentos. Ayudas a promocionar una ciudad, un patrimonio, estás dando recursos turísticos a la sociedad y animando la actividad económica. Hacienda, qué duda cabe, debería valorarlo más».En opinión del presidente de Bancaja, en España «necesitamos una ley demecenazgo que regule beneficios y reconocimientos a las empresas queestén dispuestas a invertir recursos en promoción y desarrollo cultural, en elmás amplio sentido de la palabra. Las cajas de ahorros, caso concreto, no lohacemos buscando una contraprestación económica, sino reputación. Nobuscamos la desgravación fiscal, sino un retorno de prestigio, reputación yconfianza, que en el mundo financiero tienen muchísima importancia».97JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALEROJoaquín Sorolla, Paseo a orillas del mar, 1909. Óleo sobre lienzo. Madrid, Museo Sorolla98NUEVA REVISTA 124SOROLLA Y MATISSE, DUELO DE VISIONES DE LUZ MEDITERRÁNEASOROLLA. EL FERVOR DE LA LUZSea como fuere, y tras este exordio, debemos celebrar el resultado del empeño de Bancaja, la oportunidad del Prado y la aquiescencia de coleccionistas de todo el mundo que han realizado una exposición tan irrepetiblecomo apasionante en las salas de la ampliación de Moneo para nuestroprimer museo. Allí, para empezar, los paneles de las Visiones de Españasehan podido contemplar en una misma sala, en un montaje muy parecidoa su lugar original en la biblioteca de la Hispanic Society. Pero además depermitir que el público disfrute con estas visiones del pintor sobre las variaciones, lugares y ritos de nuestro caracter nacional, la muestra ha puesto muy de relieve algunos matices de Sorolla prácticamente desconocidos,además de muy poco reivindicados. Su compromiso social, por ejemplo,presente en obras como ¡Aún dicen que el pescado es caro!o Triste herencia, está muy alejado del repetido arquetipo del pintor de la playa y laJoaquín Sorolla, Desnudo de mujer, 1902. Óleo sobre lienzo. Colección particular99JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALEROluz. Sin embargo, como puede apreciarse, la luz será la principal preocupación del pintor incluso desde estas primeras obras, como elemento quesustancia su estilo veraz.Ese fervor por la luz de plenitud mediterránea preside la exposición,en todos sus matices, como no puede ser de otro modo. Arranca de esaetapa, de antes del cambio de siglo, cuando las escenas de pescadores,como La vuelta de la pesca, van configurando el universo de Sorolla.Coinciden además con su éxito internacional, que confirman la citadatela, Cosiendo la velay la célebre Triste herencia, premiada en el Salónde París. Pero de la mano del éxito llegaron rápidamente los encargosy en ellos el pintor no dejó de dar muestras de su gran factura, en retratos y escenas cotidianas, al tiempo que, según subrayan los expertos, su pincelada se hace más abierta y enérgica, lo cual enfatiza aúnmás el protagonismo de la luz en sus lienzos. En justa correspondenciacon los compromisos crecientes de su éxito, también comienza a aparecer una iconografía inspirada por su vida más íntima, una veta a la queel artista se aferrará con fuerza hasta el final de su carrera, como demuestra en el delicadísimo Madreque representa el apacible descansode madre y bebé.En el más de un centenar de las obras reunidas hay una colecciónde las obras maestras que conserva el Museo Sorolla de Madrid, que seencuentran entre las más conocidas y valoradas del autor, más obras decolecciones y museos de diversos países, incluso otras procedentes de laHispanic Society. Pero, como bien se ha destacado, es la presencia de lasobras fundamentales de Sorolla en el Prado la que permite confrontar alpintor con sus maestros. Así, el Desnudoevocador de la Venus del espejovelazqueña es el hito de la muestra en el que la influencia de su formación junto a los muros de nuestra gran pinacoteca queda patente. Sinembargo, la exposición también podría contemplarse como un juego deespejos en el que adivinamos perfectamente pequeños guiños velazqueños, en la disposición de retratos colectivos inspirados en Las meninaso en la vitalidad que muestran algunos de los modelos de retratos individuales.En cualquier caso, el recorrido por la muestra es cronológico y permite una comprensión general de la obra de Sorolla. Además, para el Prado,100NUEVA REVISTA 124SOROLLA Y MATISSE, DUELO DE VISIONES DE LUZ MEDITERRÁNEAJoaquín Sorolla, Sol de la tarde, 1903. Óleo sobre lienzo. Nueva York, The Hispanic Society of Americala excelente relación de la Hispanic Society con Bancaja ha permitidosumar otra decena de obras del pintor, entre ellas Sol de la tarde, la impresionante obra de madurez del artista que jamás se había visto en Españaantes. Queda patente también en la muestra la libertad que el valencianoalcanzó, en parte por su éxito arrollador, en parte porque se mantuvo fiela temas e indagaciones en la sensualidad, la luz, un universo mediterráneoy no ajeno a representaciones del cuerpo humano desde la Antigüedadclásica. Engarzado así en su propia tradición es como el pintor brilla conluz propia en el Prado.101JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALEROMATISSE Y LA ESENCIA DE LA PINTURAEl Museo Thyssen, mientras tanto, propone un recorrido menos conocido, menos indagado hasta el momento, comisariado por Tomás Llorens.Se trata del periodo de madurez de Matisse como artista, desde que se instala en Niza en 1917, hasta 1941. Entre su conocida etapa fauvista, anteriora 1917, y sus postrimerías, ya que moriría en 1953, el pintor se desarrollaen varias facetas que en esta exposición quedan patentes y que se resumen en una reflexión sobre la esencia de la pintura.Matisse llega a Niza con la voluntad de alejarse de la Gran Guerra yde imprimir un giro profundo a su trayectoria, ya por entonces muy reputada, tal vez para sobreponerse a un éxito que no le permitía concentrarse en la investigación pictórica. Desde el mismo motor de la modernidad que representan Baudelaire y Mallarmé, el pintor decideabandonar los grandes formatos, que él mismo denominaba «decorativos», con el fin de adentrarse en los significados y dimensiones de lamirada del artista y del espectador.Reflexiona sobre sensaciones que le provocan el color y el volumen delos objetos cotidianos, de la realidad que lo rodea, adquiriendo así unaprofundidad en la experiencia de los motivos que plasma en el cuadroque sólo puede definirse como intimidad. Pero, a un tiempo, y productode esa reflexión tan lúcida, ni renuncia a la autonomía ni se permite determinadas concesiones. Huye de la perspectiva y del claroscuro tan queridas por Cézanne —en la muestra hay un cuadro suyo, fruto de la largaamistad entre ambos pintores— y también se concentra en unos pocosmotivos en los que sumerge sus elucubraciones.La ventana como escenario, como arbitrio representativo de la tradiciónpictórica desde el Renacimiento y como artificio adherido al hecho artístico definen estas primeras indagaciones. Aparecen así habitaciones vacías,o con figuras femeninas, en el entorno de esa luz mediterránea. A la luzno la trata con fervor, sino como la «claridad plateada» que otorga esa intimidad del pintor con las cosas, esa expresividad teatral que el lienzo supone. A diferencia de las visiones de un Sorolla, Matisse trata de realizar untrabajo más relacionado con las preocupaciones estéticas de su tiempo. La ventana o el balcón marcan la distancia con el horizonte, al tiempo que102NUEVA REVISTA 124SOROLLA Y MATISSE, DUELO DE VISIONES DE LUZ MEDITERRÁNEAHenri Matisse, Interior con funda de violín, 19181919. Óleo sobre lienzo. Nueva York, Museo de Arte Moderno103JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALEROHenri Matisse, Odalisca con pandereta, 19251926. Óleo sobre lienzo. Nueva York, Museo de Arte Moderno104NUEVA REVISTA 124SOROLLA Y MATISSE, DUELO DE VISIONES DE LUZ MEDITERRÁNEAla mirada del pintor se extravía entre los objetos de los espacios que representa. Muebles, flores, figuras, tratados con idéntica intención y el mismocuidado. Es la influencia de Van Gogh, Cézanne, Gauguin...LAS ODALISCASLa figura femenina es el verdadero bordón de todo el periodo y su relación con el pintor se va depurando a lo largo de toda la etapa de Niza.Desde aquellas primeras figuras concentradas, hasta el retrato de Margarita dormidao las mujeres leyendo y durmiendo en un abandono en elque reina esa precisa intimidad del pintor con los espacios y los objetos,pasamos al cuerpo desnudo. Porque los desnudos cobran pronto un protagonismo muy diferente en la serie celebérrima de las odaliscas, en lasque la corporeidad del cuerpo femenino, a menudo en ademán erótico,contrasta con el agobiante colorido bidimensional del entorno. Telas,adornos, joyas, espejos, arabescos no subvierten este valor absoluto y carnal de su reflexión pictórica, concentrada en la forma, para cuya representación alterna los lienzos con dibujos que marcan el camino hacia la intimidad con este tema central.Por las mañanas, en la ciudad costera, Matisse solía pintar a sus modelos en el estudio, mientras que por las tardes dibujaba reproducciones deestatuas de Miguel Ángel. Pero el periodo de Niza es muy amplio y lógicamente también registra las variaciones en estilo e intención para el artista. Si hubiese que definir un sentido a la evolución registrada en estosaños habría que hablar de esencia. Esencia pictórica, a pesar de que elritmo de trabajo se ralentizase y también a pesar de los viajes y los encargos que le ofrecen la oportunidad de realizar obras de muy distintas dimensión y finalidad. La danzao la escultura Desnudo de espaldas IVsondos ejemplos de un retorno temporal a las obras de carácter decorativo,la primera de ellas fruto de un ambicioso encargo.Pero Matisse no pierde el hilo y continúa indagándose, y se decantalentamente por el dibujo esencial, la delgada línea musical que en la serie«Tema y variaciones» se convierte en el mayor hito de pintura de intimidad que el artista produce, sencillo y emocionante, con el corazón pendiente de esa «línea sonora, vana y monótona» que dibuja un busto femenino, pero que al mismo tiempo renuncia al volumen y a sus dones105JULIOSEPTIEMBRE 2009JESÚS GARCÍA CALEROHenri Matisse,Temas y variaciones. Tema B: Variación 1, 1941.Carboncillo sobre papel.Montpellier, Museo Fabreferaces de erotismo y profundidad. Variaciones y obsesiones muy esenciales para el pintor en el momento en el que el mundo vuelve a girar porsenderos de gloria trágica con el ascenso de los totalitarismos, la Gran Depresión y las tensiones sociales y raciales que desembocarán en la Segunda Guerra Mundial.Pero son esas series de dibujos sencillos y únicos los que cierran elXX, aquel queperiodo de madurez de uno de los mayores artistas del siglohabía conocido en París en 1906 a un Picasso diez años más joven que ély en el que de inmediato reconoció a otra figura central y contrapuestade aquel mundo pictórico que él representaba.En definitiva, esta exposición del Museo Thyssen, que podrá visitarsehasta el 20 de septiembre, ofrece la oportunidad de conocer a uno de losgrandes pintores de la época de las vanguardias y su intenso e interesante proceso creativo de madurez.NOTAImagen de la portada: Fragmento del cuadro de Sorolla El bote blanco. Jávea. Óleo sobrelienzo. Colección particular.106NUEVA REVISTA 124