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Proyectos para España

Alejandro Llano

Reproducción de una serie de artículos del filósofo Alejandro Llano.

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Alejandro Llano, “Proyectos para España,” accessed April 16, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1755.

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Proyectos para España

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Reproducción de una serie de artículos del filósofo Alejandro Llano.

Creator

Alejandro Llano

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Nueva Revista 125 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

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Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

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es

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Proyectos para EspañaEl texto que a continuación se expone es el planteamiento general de unaserie de artículos que el filósofo Alejandro Llanose dispone a escribir enlas páginas de los próximos números de Nueva Revista. El motivo de estasección es el deseo de proporcionar a los españoles algunas ideas sobre «qué hacer» en España en estos momentos de desconcierto político, cultural y social.¿OPTIMISMO O PESIMISMO?«Se da por supuesto que cualquier tiempo pasado fue peor, porque seguimos creyendo en el dogma del progreso continuo e irreversible con unafirmeza que nos envidiaría el más radical ilustrado de finales del XVIIIocomienzos del XIX».Nada hay más políticamente incorrecto que el pesimismo. Pocas actitudesestán peor vistas. Los agoreros, profetas de desgracias, son siempre mal recibidos. Es más, la primitiva costumbre de matar al mensajero sigue estando plenamente al día. Según ha demostrado René Girard, nuestra sociedad practica el sacrificio del chivo expiatorio con mayor frecuencia delo que era usual en otras épocas, sólo que lo hace por procedimientosmás sofisticados y menos visibles.Se da por supuesto que cualquier tiempo pasado fue peor, porque seguimos creyendo en el dogma del progreso continuo e irreversible conuna firmeza que nos envidiaría el más radical ilustrado de finales del XVIIIo comienzos del XIX. Se supone que, por mal que parezcan ir las cosas,siempre acontece una especie de soterrado avance mecánico hacia logrosnunca antes alcanzados. Por eso mismo, lo que menos se perdona a lospesimistas es que el paso del tiempo acabe por darles la razón. Y esto es,13OCTUBRE 2009ALEJANDRO LLANOprecisamente, lo que está sucediendo en la España actual. Hemos tenidomalos gobernantes, pero nunca hemos tocado el fondo con tanto estruendo como lo han hecho José Luis Rodríguez Zapatero y sus sucesivos gobiernos, cada vez peores. No estaba previsto y, por ello, no sólo resulta difícilmente aceptable, sino que nos pilla sin balas en la recámara, sin unplan B, sin proyectos de recambio.Como algunos pesimistas son los únicos que previeron la actual crisis,a ellos parece corresponder la responsabilidad de proponer nuevos caminos. Si tan clarividentes fueron para anticipar un futuro que ya comienzaa ser pasado, también lo serán —se arguye— para proyectar un futuro quepronto se hará presente. Si, tal es el caso, sus augurios se han quedadocortos, porque la realidad supera a sus más oscuros pronósticos, se les comienza por acusar de que algo falla en su visión de las cosas. Se les reprocha entonces la ausencia de soluciones positivas en sus apreciaciones dela realidad social. «Haces buenos diagnósticos, pero no tienes proyectos:¡cambia de discurso!». Tienen así una doble carga: al diagnóstico certero seañade la tarea de la articulación de salidas viables para una situación improseguible.Tanto el ademán de hurtar la mirada hacia lo que anda mal como la incapacidad de ofrecer soluciones para la crisis proceden de una miopíacomún. No se puede —ni se quiere— ver más allá de lo que está a pocospalmos de la propia cara. Miopía a la que se une no pocas veces el astigmatismo, que desdibuja los contornos de las cosas: perfilarlos demasiadoes señal de dogmatismo. Lo que se aprecia por doquier es la falta de radicalidad, la tibieza en el pensamiento y en la acción. Se nos ha prevenido tanto contra los extremismos que, al cabo, nos parece que buscar elconsenso —aunque sea en el error— es el bien supremo. Pero el acuerdono es garantía de verdad ni de eficacia. En tiempos de grandes tensiones,quizá sea conveniente buscar ante todo la conciliación. Pero lo que estábien para un momento excepcional, no es el temple que de ordinario serequiere. No pocas veces el acuerdo no es un consenso racional, basadoen buenos argumentos, sino un consenso fáctico, forzado por imposicióny aceptado por conformismo.14NUEVA REVISTA 125PROYECTOS PARA ESPAÑARIGOR Y CORAJE«Si la España actual está ayuna de proyectos se debe sobre todo al generalizado modo de pensar superficial y conformista».Las carencias de nuestra clase política son indudables. Las mínimas condiciones de formación intelectual, entereza de carácter y nivel ético no sonfáciles de encontrar en quienes nos gobiernan. Pero ésta no es la únicacausa de la incapacidad de innovación.Si la España actual está ayuna de proyectos se debe sobre todo al generalizado modo de pensar superficial y conformista. Es raro que los ciudadanos se pregunten cuál es la condición de posibilidad para que se produzcan discursos sobre un futuro viable y fecundo. Ese prerrequisitoconsiste, a mi juicio, en pensar con rigor y coraje cívico. Pero, además, hayque cuestionarse cuáles son los ámbitos en los que el ciudadano puedeprepararse para acometer esta urgente tarea.La universidad es una de esas instituciones que, a mediados del siglopasado, se presentaban como más prometedoras, pero han sufrido unaimplosión, es decir, una explosión hacia adentro, por falta de contenido,por vaciamiento de las propias convicciones y exigencias.La enseñanza superior se ha visto drásticamente pragmatizada; estásobrecargada porque se instrumentaliza para finalidades que no le competen; pero, sobre todo, carece del dinamismo interno que necesitaríapara recuperar una capacidad investigadora y formativa que no sea puramente utilitaria. El entusiasmo sin criterio con el que el plan Boloniase está implantado en España —a diferencia de la frialdad con que hasido acogido, e incluso ignorado, en el resto de Europa— habla claramente de la falta de personalidad institucional que caracteriza a buenaparte de nuestras universidades.15OCTUBRE 2009ALEJANDRO LLANOEN BUSCA DE LA FUERZA INNOVADORA«El empuje ha de provenir de la sociedad civil y, especialmente, de generaciones que no se hayan desgastado en los roces de la política deconsenso a toda costa vivida en las últimas décadas, y en las hipotecasque ha implicado la consolidación de la democracia».La energía renovadora que necesitamos ha de proceder actualmente de comunidades culturales que no se identifiquen sin más con la universidad, cuyacapacidad de burocratizar lo que toca parece ilimitada. Hay que pensar másbien en instancias extrauniversitarias o postuniversitarias. Si tuviéramos queaguardar a que los niveles institucionales de educación lograran recuperar lacapacidad de orientación y la fuerza innovadora perdida en las últimas décadas, lo fiaríamos demasiado largo. En cualquier caso, las soluciones no pueden provenir de las agencias estatales. Como recomendaba Ortega y Gasset,hemos de acostumbrarnos a no esperar del Estado nada bueno, viendo cómoestá más bien en el origen de una parte considerable de nuestros males.El empuje ha de provenir de la sociedad civil y, especialmente, de generaciones que no se hayan desgastado en los roces de la política de consenso a toda costa vivida en las últimas décadas, y en las hipotecas que haimplicado la consolidación de la democracia. Ha sido una fase lograda,brillante incluso, de la política española. Pero ahora se trata de salir conganancias de un atolladero económico, ético y cultural, para lo cual seprecisa coraje y capacidad innovadora. Antes de que una demografía tandecadente como la española nos acabe pasando una factura impagable amedio plazo, las generaciones que se han incorporado recientemente a lastareas directivas de la vida social han de irrumpir con propuestas inconformistas, sin esperar la aprobación que los ya instalados en posiciones deventaja política y económica no les van a conceder.La burocracia y la tecnocracia tienen muy poco que ofrecer. Parten delos supuestos que ya están dados y, si acaso, intentan mejorar lo existente. Pero ésta no es la lógica de la innovación. La inteligencia innovadoray libre es la capacidad de salirse fuera de los supuestos. Lo cual no quiere decir que los proyectos puedan improvisarse. La capacidad de proyecto es el fruto de una previa formación teórica y práctica muy exigente.16NUEVA REVISTA 125PROYECTOS PARA ESPAÑApuede detectar esta preparación en grupos minoritarios de españoles quese encuentran en los inicios de su andadura profesional o pública. Les estávedada su deseable incorporación a los partidos políticos, que velan paraque nadie perturbe su confortable mediocridad. Su impulso ha de ser elpropio de una fuerza emergente que no pida permiso para comparecer enel espacio social. No necesitan patronazgo, sino capacidad de acogida,comprensión y generosidad.UN DINAMISMO DE REGENERACIÓN«No se trata de promover una revolución —procedimiento que hoy puedeconsiderarse como romántico en el peor sentido de la palabra— sinode acometer una vitalización profundamente renovadora de la sociedad».Demos un paso más en la línea de aproximación a la acción concreta. El proceso de deterioro al que el Gobierno de Zapatero está conduciendo a España parece imparable y progresivo. La oposición continúa fuera de juego, losmedios de opinión pública no entran a los problemas y —por lo general—los ciudadanos intentan disfrutar del bienestar que todavía no han perdido.Se impone pensar en un dinamismo de regeneración cuyo nivel de radicalidad no sea inferior al de la debilidad social que tal decadencia revela.En sus imbricaciones mutuas, los tres elementos de la tecnoestructura—mercado, Estado y medios de comunicación— carecen de frescura depensamiento y de capacidad de acción innovadora. Es preciso recurrir almundo vital, es decir, a las fuentes de sentido que aún no están completamente colonizadas por un sistema en trance de anquilosamiento. El mundovital es el ámbito de las relaciones interpersonales, en las que puede darsela mutualidad y la reciprocidad; es el territorio de la solidaridad, de la gratuidad, y de la amistad que no busca nada a cambio. Su gran riqueza esaquello que Edmund Burke denominaba «la no comprada gracia de la vida».Es en este nivel donde cabe desarrollar la estrategia de los pequeñosgrupos, que algunos consideran equivocadamente un planteamiento romántico, pero de los que la historia demuestra que poseen una extraordi19OCTUBRE 2009ALEJANDRO LLANOnaria capacidad transformadora. Baste pensar en los promotores intelectuales y políticos de la revolución francesa (les philosophes); los consejosde base que impulsaron la revolución americana; y los soviets, que estánen la base del comunismo ruso. Más recientemente, Alasdair Mac Intyre hapuesto las comunidades locales como las única configuraciones en las quepuede florecer el pensamiento innovador y riguroso (sin necesidad dedeclararse, ni de ser, comunitarista).Es este último enfoque el que tengo ahora a la vista. Porque, en nuestro caso, no se trata de promover una revolución —procedimiento quehoy puede considerarse como romántico, en el peor sentido de la palabra— sino de acometer una vitalización profundamente renovadora de lasociedad. La actitud es la de una conspiración leal a la república. Por cierto, el republicanismo, que hoy se está volviendo a proponer, y del cual seencuentran cerca estas propuestas, no es necesariamente antimonárquico. Y, desde luego, poco tiene que ver con las ideas que utilizó en su momento Zapatero, cuando hasta el propio Pettit alababa sus tropelías, y delas cuales parece haberse olvidado el presidente. Aquí se trata de un auténtico republicanismo cívico, que apela a la responsabilidad social delos ciudadanos, a las energías de la sociedad civil.GRUPOS DE ACCIÓN Y PENSAMIENTO«El campo de acción de estos grupos no es directamente político ni económico. Es genuinamente cultural, entendiendo por cultura el conjunto delos modos de vida bien pensados y pacíficamente compartidos».Los grupos de acción y pensamiento se mueven en un plano prepolítico,pero no apelan en modo alguno a instituciones naturales o a unidadesque se propongan impulsar una determinada ideología. Proceden másbien de lo que Goethe llamaba «afinidades electivas» y son, por lo tanto,asociaciones libres, no predeterminadas. Se centran en el diagnóstico dela situación, en el análisis de las causas que nos han llevado a la desvertebración social, y en los procedimientos que es preciso poner en marcha20NUEVA REVISTA 125PROYECTOS PARA ESPAÑApara generar una nueva ciudadanía capaz tanto de resistencia como deinnovación.Por su propia naturaleza, no requieren ninguna formalización estereotipada. Son, por definición, pequeños grupos, pero su tamaño no está preestablecido: sólo se requiere que permitan el diálogo personal, y que noprecisen de estructuras jerárquicas, aparatos de control, ni ningún tipo deburocracia. Si acaso, se sirven de las nuevas tecnologías para la comunicación no presencial y el contacto con grupos afines: suponen un primerpaso para la adaptación de la dinámica política a la era de Internet.Han de surgir en las comunidades locales, en las urbanizaciones, en losbarrios, en los ambientes profesionales, en los medios intelectuales y universitarios. Siempre habrá alguno o algunos que den el primer paso y convoquen a mujeres y hombres en su entorno. (En estas líneas se contieneuna especie de llamamiento genérico). Pero se trata de movimientos emergentes que tengan la espontaneidad de lo inmediato y rechacen cualquiertipo de protección interesada, por no hablar de manipulación.El campo de acción de estos grupos no es directamente político ni económico. Es genuinamente cultural, entendiendo por cultura el conjunto delos modos de vida bien pensados y pacíficamente compartidos. Como sufoco de atención es lo común, no son incompatibles con el hecho de queen su seno haya divergencias ideológicas o religiosas. No es que se tratede trivializar tales desacuerdos, sino de reafirmar que pertenecen a otrosámbitos distintos de las preocupaciones cívicas. Constituyen así un fermento de tolerancia imprescindible en una España acechada actualmentepor modos sectarios de pensar. Porque todo enfoque unitario, monolítico, de la sociedad es tendencialmente totalitario.EL DIÁLOGO COMO MÉTODO«Las comunidades espontáneas precisan, si acaso, de un moderador,nunca de un jefe. De manera que la politización de los grupos emergentes no sólo es prematura: es contraproducente de punta a cabo».21OCTUBRE 2009ALEJANDRO LLANOPadecemos un déficit de pensamiento social, lo cual hace de nuestra ciudadanía una presa fácil para los virus del conformismo y la docilidad. Nohay desarrollo del pensamiento si no encuentra su vehículo en el lenguaje, que es inseparablemente instrumento de comunicación. De ahí quelos grupos ciudadanos tengan como método fundamental el diálogo. Partiendo de sus miembros activos, la prolongada conversación en torno afinalidades comunes —más allá de los intereses individuales— es el procedimiento para que vayan cuajando oportunidades de acción solidaria,en las que colectivos más amplios pueden sentirse libremente implicados.Estos grupos realizan, por tanto, un papel de catalizadores sociales.Resulta inquietante el actual recurso abusivo a algo tan ambiguo comoes el liderazgo. En todo caso, un auténtico líder es alguien capaz de galvanizar libertades en torno a proyectos. Pero la pretensión de dirigir aquienes de algún modo ha concitado, hace odiosa la figura del presuntolíder y arruina el propósito compartido. Las comunidades espontáneasprecisan, si acaso, de un moderador, nunca de un jefe. De manera que lapolitización de los grupos emergentes no sólo es prematura: es contraproducente de punta a cabo.Con estas ideas no pretendo conseguir ningún propósito determinado.Quedaría satisfecho con que tan sólo un puñado de personas se sintieraconvocado a trabajar por el bien común en un contexto que sea culturaly cívico, no propiamente político. Ofrezco un mensaje de evidencias, porsi a alguno pudieran interesarle.22NUEVA REVISTA 125