Nueva Revista 074 > El lenguaje deportivo, una fiesta social

El lenguaje deportivo, una fiesta social

Jesús Castañón Rodríguez

De cómo idioma y deporte son dos manifestaciones de la inteligencia y la libertad. Una fiesta capaz de concentrar el pensamiento colectivo de los pueblos y de convertirse en una ocación para producir arte.

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Referencia

Jesús Castañón Rodríguez, “El lenguaje deportivo, una fiesta social,” accessed November 22, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1622.

Dublin Core

Title

El lenguaje deportivo, una fiesta social

Subject

Comunicación

Description

De cómo idioma y deporte son dos manifestaciones de la inteligencia y la libertad. Una fiesta capaz de concentrar el pensamiento colectivo de los pueblos y de convertirse en una ocación para producir arte.

Creator

Jesús Castañón Rodríguez

Source

Nueva Revista 074 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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El lenguaje deportivo: una fiesta social por JESÚS CASTAÑÓN RODRÍGUEZ dioma y deporte son dos manifestaciones de la inteligencia y la liberItad. No frenan la exhuberancia. La orientan, dirigen y dominan. En ellos, el esfuerzo equivale a progreso. La libre combinación de formas, a creatividad. La originalidad, a emoción. Y la competición, a una fiesta capaz de concentrar el pensamiento colectivo de los pueblos y de convertirse en una ocasión para producir arte. UNA CANCHA SIN LÍMITES El lenguaje deportivo es una cancha que atiende a varias necesidades humanas: la lírica de los sentimientos, la épica del esfuerzo en la conquista de nuevas hazañas y la dramática de las situaciones en conflicto. Es un interminable terreno de juego donde se integran, sin exclusiones, la alegría de las tribunas, la pasión de los deportistas, el talento de los escritores, la reflexión de los pensadores... Es un crisol que fusiona los sentimientos populares, la creatividad artística, los relatos y las opiniones de la comunicación hasta generar fenómenos de interés técnico, literario y de difusión. El idioma español del deporte toma las calles, las escuelas, el arte, la literatura, las redes tecnológicas y hace cantar el alirón tanto al hincha humilde como al Premio Nobel. Es un ámbito lingüístico elástico que bate continuamente plusmarcas de fantasía, gracias a sus múltiples formas: un diario deportivo leído en el bar, una transmisión seguida desde la playa, una lectura en una biblioteca escondida, una tarde de deportes en la montaña, un recorrido virtual por Internet... UN JUEGO DE INGENIO Constituye un incansable juego de ingenio. En su nivel técnico, ha incorporado nuevos conceptos para designar las acciones y gestos técnicos de cada disciplina deportiva. Ha llevado a las carreteras, a las canchas y a las pistas «muertes súbitas», «mitines» o «jonrones» y ha puesto en boca de los deportistas hallazgos como el «jamacuco» o el miedo de los ciclistas a enfrentarse a las etapas con varios puertos de alta montaña. Ha ocupado la Naturaleza y los espacios urbanos con «rafting» por los ríos y «escalada artificial» en los modernos rascacielos. Es en su versión periodística y de comunicación donde ha conformado una estrategia de ilusión. Una fiesta social donde el idioma ha sido sometido a fuertes sesiones de gimnasia. Gracias a relatos y comentarios, capaces de sintetizar el ambiente de la práctica deportiva y la emoción que produce en sus espectadores, ha ensanchado sin complejos la expresividad del idioma con un estilo Fosbury —de espaldas al listón de las normas tradicionales de corrección— hasta pulverizar todas las plusmarcas de índices de lectura y de audiencia. Para crear imaginarios capaces de atraer el favor del público, el idioma se ha convertido en un deporte. En un juego de talento que practica salto de altura con la entonación para captar la atención. Realiza esprines en los momentos de mayor emoción. Corona la cima del puerto de los extranjerismos. Gambetea tecnicismos con expresiones muy gráficas. Busca espacios para desarrollar sinónimos que combatan la monotonía. Hace mareajes estrechos al vocabulario de moda. Genera expresiones según el modelo de los gustos sociales. Encuentra pases medidos hacia el área de la expresividad retórica. Y tira a canasta para conseguir el triple de informar, formar y entretener. Este inacabable juego de fantasía forma un lenguaje mixto, que combina lo deportivo, lo publicitario y lo literario con todas las gamas de recursos retóricos y formas de redacción visual que superponen colores, tipografías especiales, marcas especiales, juegos gráficos, animación e interactividad al uso normativo del idioma. Ha bajado montañas «a tumba abierta», ha centrado balones «a la olla», ha hecho «morder el polvo» a deportistas derrotados y ha logrado que algún «estadio se venga abajo» con la alegría desbordada por la gran fiesta. Y también ha dejado brillantes hallazgos como el «bokao técnico» para describir el mordisco del púgil Mike Tyson a Holyfield en un combate de boxeo o el reciente «comeremos ensalada» para hacer referencia a la victoria de la «Armada Invencible» en la Copa Davis en diciembre de 2000. A lo largo del siglo XX, el lenguaje deportivo ha desarrollado un conjunto de peculiares características que han sido motivo de atención para la Real Academia Española, de afición para varios de sus directores a la hora de observar las nuevas tendencias del español más actual y de reflexión para los periodistas en repertorios léxicos, libros de estilo y cursos de verano. La elasticidad conseguida por esa libre manifestación de la inteligencia, que es el deporte, también ha servido como fuente de inspiración a Jacinto Benavente, Vicente Aleixandre, Camilo José Cela o Gabriel García Márquez para llegar más lejos, más alto y más fuerte en la creación. Y ha llevado a altas cotas artísticas a varias generaciones de autores literarios de todos los países que emplean la lengua española, a los humoristas gráficos en su dibujo de sonrisas y a esos embotelladores de emociones y pasiones que combinan la música con el lenguaje en letras de tangos, canciones de rock o melodías pop. Miguel de Unamuno, Quino, Mingóte, Caloi, Carlos Gardel o Ricky Martin convirtieron en manifestación artística la expresión popular de la vivencia del deporte. ALIANZA ENTRE A finales del siglo XX, esta ingeniosa EDUCACIÓN Y CULTURA capacidad para ensanchar el idioma español ha sido reconocida en el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española y en la obra de referencia Lexique olympique multilingue, del Comité Olímpico Internacional, que destaca la importancia de las lenguas como un elemento de infraestructura para la mejora de la comercialización del deporte y su difusión social. En el nuevo siglo XXI, corren tiempos favorables al intercambio de las diferentes formas de vivir el deporte con el apoyo de la comunicación, el desarrollo de redes para la difusión global y la creación de módulos educativos. En la Sociedad de la Información el idioma del deporte se halla en la vanguardia de las nuevas tendencias lingüísticas. Su norma estándar de comunicación acoge rasgos de la lengua oral, una notación ligera y rápida, así como el intercambio de neologismos necesarios. En los últimos cinco años ha creado redes informativas destinadas a facilitar recursos léxicos, orientación sobre tecnicismos y equivalencias terminológicas entre varias lenguas, para solucionar problemas de traducción. Además, ha transmitido saberes con la recopilación de terminología específica para especialistas y con una visión del idioma que comprende entorno, cultura y relaciones sociales. Entre todas ellas destacan sus aplicaciones educativas en la adquisición de vocabulario y en el trabajo sobre esferas culturales cercanas. UNA NUEVA PISTA En la fiesta social de la vivencia culPARA CORRER tural, el deporte no existe sin el auxilio de la palabra. En el nuevo siglo, la producción de deportes en español seguirá acogiendo términos de la lengua coloquial para elevar lo popular a la categoría de excepcional, se desarrollará su reflexión en los planes de estudio —una labor en la que han sido pioneras la Universidad de Valladolid y la Universidad Complutense de Madrid— y la calle y el lenguaje político continuarán tomando prestadas expresiones del deporte para definir momentos de la vida cotidiana: «coger un rebote» para enfadarse, «meter un gol» para pillar desprevenido, «desmarcarse» para no entrar en un asunto, «sillónball» o «tumbing» para describir a los forofos de la práctica de ver el deporte por televisión... El paulatino ordenamiento de las expresiones populares y la divulgación de la corrección hará que se deje de mirar el ámbito deportivo como el museo de las torpezas lingüísticas. Con el apoyo de las nuevas tecnologías de la Sociedad de la Información, la dinámica, alegre y participativa fiesta integradora del deporte —con sus diferentes niveles— practicará el lanzamiento de talento, hará carreras de energía inteligente y ejecutará saltos de longitud creativa hasta su reconocimiento definitivo como instrumento de comunicación y cultura. 8« jesús CASTAÑÓN RODRÍGUEZ