Nueva Revista 054 > Pere Gimferrer

Pere Gimferrer

Luis Alberto de Cuenca

De la vida y obra de Pere Gimferrer, poesía en estado puro.

File: Pere Gimferrer.pdf

Referencia

Luis Alberto de Cuenca, “Pere Gimferrer,” accessed April 24, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1127.

Dublin Core

Title

Pere Gimferrer

Subject

Poesía

Description

De la vida y obra de Pere Gimferrer, poesía en estado puro.

Creator

Luis Alberto de Cuenca

Source

Nueva Revista 054 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

Document Item Type Metadata

Text

Pere Gimferrer [ Luís ALBERTO DE CUENCA ] odo en la vida tiene un comienzo y un fin, y esta sección de Poetas de Línea Clara saluda hoy por decimoséptima y última vez a sus hipotéticos lectores. A lo largo de tres años —1995, 1996 y T1997 se ha asomado a las páginas de la NUEVA REVISTA de Antonio Fontán un marbete tomado del mundo de los comics, línea clara, que me ha servido para decirle a la gente, sobre todo a la gente que no lee poesía, que el hecho de que un libro esté partido en versos y no en líneas a caja no significa que ese libro vaya a ser un tostón ni una secuencia de palabras cursis yo carentes de sentido. La poesía es, ante todo, comunicación con el lector, puente de transmisión entre seres humanos, vivencia compartida, trazo firme y color compacto, no esa nube difusa y presuntamente cognoscitiva que nos venden los tipos raros que llevan en la frente una pegatina con el rótulo de poeta. A lo largo de diecisiete entregas mi mensaje ha sido siempre el mismo: leer poesía ayuda a vivir, no siempre ha de ser fuente de perplejidad o de tedio. Me gusta clausurar esta sección con un poema de uno de mis más viejos —y él es joven— maestros, un poema que, como todo el libro al que pertenece, está en la base de la estética que ha informado la poesía española de las tres últimas décadas. El maestro se llama Pere Gimferrer y nació en Barcelona en 1945; el libro, La muerte en Beverly Hills (1968); el poema no lleva título y comienza con el verso En las cabinas telefónicas. Cuando Gimferrer publicó ese libro, aún escribía en castellano y había obtenido ya el Premio Nacional de Poesía con Arde el mar (1966). Luego se pasó al catalán, convirtiéndose en una de las cumbres de la literatura catalana, en verso y en prosa, del siglo XX. No sé si Pere suscribiría ad litteram mis desmañadas teorías poéticas, pero sí tengo la certeza absoluta de que detrás de todo lo que pienso y escribo está, de un modo u otro, su magisterio. Ya queda solo levantar la copa y formular un triple deseo: ¡Larga vida al maestro Gimferrer! ¡Larga vida a NUEVA REVISTA! ¡Larga vida a la línea clara! En las cabinas telefónicas hay misteriosas inscripciones dibujadas con lápiz de labios. Son las últimas palabras de las dulces muchachas rubias que con el escote ensangrentado se refugian allí para morir. Ultima noche bajo el pálido neón, último día bajo el sol alucinante, calles recién regadas con magnolias, faros amarillentos de los coches patrulla en el amanecer. Te esperaré a la una y media, cuando salgas del cine —y a esa hora está muerta en el Depósito aquella cuyo cuerpo era un ramo de orquídeas. Herida en los tiroteos nocturnos, acorralada en las esquinas por los reflectores, abofeteada en los nightclubs, mi verdadero y dulce amor llora en mis brazos. Una última claridad, la más delgada y nítida, parece deslizarse desde los locales cerrados, esta luz que detiene a los transeúntes y les habla suavemente de la infancia. Músicas de otro tiempo, canción al compás de cuyas viejas notas conocimos una noche a Ava Gardner, muchacha envuelta en un impermeable claro que besamos una vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, y tenía los ojos muy azules, y hablaba siempre en voz muy baja —se llamaba Nelly. Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la noche plateada de anuncios luminosos. La noche tiene cálidas avenidas azules. Sombras abrazan sombras en piscinas y bares. En el oscuro cielo combatían los astros cuando murió de amor, y era como si oliera muy despacio un perfume.