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Segunda Antología

Luis Alberto de Cuenca

Nos habla de una antología que figuran en ella seis poetas: Miguel dÓrs, Abelardo Linares, Lorenzo Martín del Burgo, Julio Martínez Mesanza, Amalia Bautista y Roger Wolfe.

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Luis Alberto de Cuenca, “Segunda Antología,” accessed April 26, 2024, http://repositorio.fundacionunir.net/items/show/1073.

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Title

Segunda Antología

Subject

Poetas de línea clara

Description

Nos habla de una antología que figuran en ella seis poetas: Miguel dÓrs, Abelardo Linares, Lorenzo Martín del Burgo, Julio Martínez Mesanza, Amalia Bautista y Roger Wolfe.

Creator

Luis Alberto de Cuenca

Source

Nueva Revista 052 de Política, Cultura y Arte, ISSN: 1130-0426

Publisher

Difusiones y Promociones Editoriales, S.L.

Rights

Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, All rights reserved

Format

document/pdf

Language

es

Type

text

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Segunda antología [Luis ALBERTO DE CUENCA] n el número extraordinario de verano de NUEVA REVISTA correspondiente a 1996 incluí por primera vez en mi sección una antología. Figuraban en ella seis poetas: Miguel dOrs, Abelardo LinaEres, Lorenzo Martín del Burgo, Julio Martínez Mesanza, Amalia Bautista y Roger Wolfe. En este verano de 1997 he decidido repetir la experiencia y ofrezco otro pequeño florilegio de la mejor poesía española de línea clara, con José Luis García Martín, Javier Salvago, Juan Antonio Olmedo, Karmelo C. Iribarren, José Fernández de la Sota y Carlos Martínez Aguirre como protagonistas. No todo el mundo sabe que José Luis García Martín (Aldeanueva del Camino, Cáceres, 1950) es, además de un excelente conocedor de la poesía española última, un poeta magnífico. De su precioso libro Treinta monedas (Gijón, Ateneo Obrero, 1989) procede este poema, titulado hl avaro : De pronto, en la lectura (versos de Altolaguirre o de Quevedo, un olvidado artículo de un estilista de Falange, unas líneas de Chesterton), o en triviales recuerdos, obsesiones de las noches de insomnio, miradas indiferentes al pasar, un cuerpo que quise y no fue mío, el cansancio de un viaje (turbia estación entre dos trenes), deslumbra el áureo canto de algunas monedas. Las desentierro incrédulo, las limpio bien, las cuento y las recuento, las sueno contra el mármol para saber su ley ¿serán, por desventura, falsas?—, doy gracias a no sé quién, las marco con mi nombre —¡que nadie me las robe!— y avaro las voy atesorando entre los libros de mi biblioteca. A veces, muy alta ya la noche, tembloroso despierto: ¿De qué traición son pago? De Javier Salvago (Paradas, Sevilla, 1950), finísimo neobecqueriano y manuelmachadiano militante, es la segunda flor de este ramillete, rotulada Un vividor retirado habla del deseo. Pertenece a Volverlo a intentar (Sevilla, Renacimiento, 1989): En otro tiempo fue mi huésped, mi inseparable compañero, mi camarada. Compartía conmigo mesa, cama y techo. Como al hermano que no tuve le confiaba mis secretos, y él me llevaba de la mano por mundos mágicos y nuevos. Me descubrió y abrió caminos en la frontera de los sueños. Me señaló ocultos tesoros sobre los mapas de los cuerpos. Con él, la noche estaba llena de tentaciones y de vértigos. Con él, tenía sentido todo: el paraíso y el infierno. Juan Antonio Olmedo, malagueño de 1951, es autor de estas deliciosas Soleares, insertas en su libro Secreto juego (Sevilla, Renacimiento, 1991): Tus lágrimas son cuchillos que atraviesan hoy mi pecho. Y mañana mis bolsillos. *** Me enamoró una novicia que resultó darle a Lesbos los diezmos y las primicias. *** Tú de mí no tienes queja ni yo me quejo de ti: será que el amor nos deja. *** Ni requiebros ni suspiros; hay guerras que el amor gana sin pegar un solo tiro. Dentro del realismo sucio que el genial Roger Wolfe puso de moda a raíz de la aparición de su libro Días perdidos en los transportes públicos (Barcelona, Anthropos, 1992), Karmelo C. Iribarren, donostiarra de 1959, ha brillado con luz personalísima. Su libro La condición urbana (Sevilla, Renacimiento, 1995) incluye Estas cosas siempre suceden de repente: No pasa nada. Ella está en un expreso con dirección a Barcelona, y yo aquí, en mi mesa de trabajo, escribiendo estos versos. Hace apenas dos horas que se ha ido. Mañana charlaremos por teléfono. Sobre la tele, su espléndida sonrisa. No pasa nada, como digo. Y de repente, no sé qué hacer con tanta soledad. José Fernández de la Sota nació en Bilbao en 1960. En su libro de versos La gracia del enano (Sevilla, Renacimiento, 1994) hay un soneto, Golden Gun, que me encanta. Dice así: Es bueno ser el malo algunas veces, sobre todo al principio del rodaje, cuando uno estrena chica, estrena traje y su maldad feroz crece con creces. Tienes por fin el arma que mereces —una pistola de oro— y el visaje entre protervo y cínico y salvaje de un villano implacable. No pareces entonces el guiñapo que serás cuando la peli avance y el fornido superagente venga y te recuerde que el héroe siempre gana por demás y que el pequeño, el feo, el resentido y pobre antagonista siempre pierde. Mi último poeta se llama Carlos Martínez Aguirre, es madrileño y nació en 1974. Estudia Filología Clásica en la Complutense. La camarera del cine Doré y otros poemas (Madrid, Hiperión, 1997) es su primera entrega poética. En la página 26 de ese libro se encuentra El amor es un género literario, un poema estupendo que bien merece clausurar esta breve antología: He pensado escribirte como si no existiera aún el feminismo. Como si nuestro tiempo no fuera el fin de siglo, ni nadie conociese la igualdad de los sexos, ni causara extrañeza oír que te dijera que el amor que yo siento por ti jamás podrías sentirlo tú por nadie. Tal vez el amor sea sólo literatura que cambia con el tiempo. Supongo que nosotros no amamos como Shakespeare, ni Shakespeare como Dante, ni Dante como Safo, ni Safo como nadie. O®* Quien no puede decirlo es que no lo sabe. Quien sabe de verdad puede expresarlo en breve espacio, por ejemplo en mil palabras. Más vale quintaesencias que fárragos dijo Baltasar Gracián y así concentró él mismo una gran verdad en cinco voces. Todo a Mil es una sección en la que NUEVA REVISTA se propone extraer de los mejores entendimientos españoles la almendra de su dilatado saber. Especialistas en los temas más diversos, notables por sus conocimientos, reciben la proposición de resumir en mil palabras la idea que, en el fondo, han perseguido durante tantos años. En ocasiones una vasta producción o una larga influencia en un campo de la ciencia de las humanidades esconde el secreto de su más dilecta intención. Miguel de Cervantes en mil palabras [ FRANCISCO RICO ] ervantes, creo, amó y desdeñó la literatura en igual medida. Desde mozo se sintió atraído por las letras romances y aspiró a labrarse una reputación cultivándolas con una resuelta vocaCción de originalidad. Jamás le faltó la confianza en sí mismo, la convicción de que era capaz de escribir obras largamente superiores a cuantas corrían en lengua vulgar: las comedias que apalabraba en 1592 iban a